lunes, 22 de julio de 2024

El "falso" Conde de Montecristo


Los que somos aficionados a las adaptaciones de libros clásicos, recibimos con alegría cuando un autor es "recuperado" para la gran pantalla. En general, y como ya he comentado previamente en este blog, las adaptaciones, si son "de época", idealmente pueden diferir de su fuente escrita al tratarse de un medio diferente, pero generalmente, son admirables si se mantiene la "esencia" o el espíritu que se adapta. De los tiempos recientes, una adaptación correcta para mí es la "Jane Eyre" Cary Fukunagua, mientras que otras no han corrido la misma suerte.

A esto hay que añadir que, lamentablemente, parece que son los mismos escritores o las mismas obras, las que se acaban llevando a la gran pantalla. Mientras podemos "palidecer" esperando una versión de "Norte y Sur" de Elizabeth Gaskell para el cine, o cualquier tipo de adaptación para "Memorias de un Solterón" de Emilia Pardo Bazán (si no la habéis leído, hacéros un favor, e id a por ella), volvemos a escuchar como "Cumbres Borrascosas" tendrá una nueva revisión (*) de la mano de Emerald Fennell ("Promising Young Woman", "Saltburn").

Adaptación de Norte y Sur de 1975, mi favorita y la pongo porque "quiero"

Y en esa línea, nos vamos con Alexandre Dumas (Padre), cuyos "tres mosqueteros" aparecen de vez en cuando en nuestras pantallas, como el año pasado. Aunque mejor que aquella "bizarrada" con Logan Lerman que acababa con "combates aéreos", Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte firmaron una película en dos partes, con un elenco maravilloso formado por Eva Green, Vincent Cassel y François Civil, pero con un sabor de boca amargo, por una revisión que adaptaba formas de las películas de acción estadounidenses, una banda sonora deudora de Zimmer, y una versión del libro totalmente agridulce. Pensando en que sería el gran éxito francés del año y dominaría el espacio internacional, consiguieron convencer a diversos productores para embarcarse este año con otro Dumas: El Conde de Montecristo.

En los últimos mosqueteros, no hay mucha agua ni jabón

Esta película nos llega a España en agosto y ya adelanto que como en el caso de los Mosqueteros, el que espere fidelidad a la obra, o a las formas, puede ya irse decepcionado. Este Montecristo, encabezado por Pierre Ninney, y secundado por Laurent Lafitte, es otra adaptación moderna, que se esconde en un entramado de época, que no respeta el momento histórico (aunque por supuesto no es Bridgerton en lo que se refiere a vestuario), que sacrifica la riqueza del texto original mediante cambios que no se entienden, y que están hechos pensando en una audiencia contemporánea, a la que no se espera que reflexione mucho durante las casi 3 horas que dura la película.

En general, si no se conoce el texto de Dumas, se puede ver una película de época, más o menos correcta, pero a la que le "falla" algo, que cae en tópicazos sin sentido, y cuyo protagonista, en vez de ser una fuerza de la naturaleza y la venganza, casi sobrehumana, se dedica a autoflagelarse y sus momentos de brillantez, quedan ensombrecidos, por un punto de vista posmoderno, cansado y muy poco espectacular.

Momento marinero de Edmund con la "aristocrática" Mercedes y su primo

Porque si algo es la obra original, es eso, "espectacular". Es una exageración, un drama "victoriano a la francesa", un descenso a los infiernos y a la locura, mientras que brillan algunos momentos de esperanza y humanidad.

Como he dicho al principio, no podemos esperar que una adaptación ponga todas las escenas de una novela, especialmente si ésta tiene unas 1700 páginas, pero el espíritu debe perdurar y subsisitir. En esta obra audiovisual, ese aura literaria está desaparecida, y ya no por los cambios (burdos algunos), si no, porque los personajes y escenas que quedan, han sido ultrajadas, dándoles una esencia totalmente alejada de lo que Dumas quería transmitir. No quiero citaros ejemplos porque no quiero estropearos la visión si os atrevéis, pero aún me "hierve la sangre" con la situación de Haydée y el final de la película.

Los villanos. Uno con parche, por si creíais que eran de los buenos

El Conde de Montecristo es una obra "complicada" debido a su extensión, y hemos visto muchísimas veces como ha sido mal llevada al cine, adaptándola a los gustos del momento, como ya pasó en las versiones de Jim Caviezel o Richard Chamberlain, que son películas entretenidas, pero que poco tienen que ver con la novela. Ante esto, quiero decir que si una cosa está bien hecha, la extensión o los "recortes" a la obra original poco importan, como ya sabemos en el caso de "Lo que el Viento se Llevó" o "El Señor de los Anillos".

Otro Conde que tenía "tela" que cortar y fue un delito de ver

En cualquier caso, e insisitiendo en el párrafo anterior, debido a la complejidad del libro, más que una adaptación en una sola película, quizá una miniserie o una serie pueden ser la respuesta. Así, la adaptación de TVE de Pepe Martín en 1968, gozó de éxito, o la de Gerard Depardieu. Y también en 2024, nos llegará otro Conde de Montecristo.

Así, al igual que en otros momentos donde dos productoras han hecho adaptaciones de la misma obra, como con "Valmont" y "Las Amistades Peligrosas" o las dos Emma's de 1996 (la de Miramax y la de ITV), RAI acaba de terminar otro Conde de Montecristo. En este caso, es una serie de ocho episodios protagonizada por Sam Claflin, y esperamos que aunque sea para televisión, la duración permita una adaptación fiel a la obra, en la que al menos, no es que haya "recortes", es que no se cambien "clases sociales", motivaciones o personalidades de los personajes.

Claflin, también te veremos y esperamos que no nos decepciones

Una mala adaptación no puede ser salvada por sus actores (como Ninney o Lafitte, aunque está aquí como un villano al que le falta retorcerse el bigote) o por decir "somos franceses, la obra es francesa y nosotros la sabemos adaptar", porque esta revisión de 2024 demuestra que esto no es verdad. Así pues, sólo acabo diciendo que si hay justicia en este mundo, espero que La Patellière y Delaporte no vuelvan a tocar a Dumas, o a algún otro autor.

Disfrutad de un buen verano. Nos vemos a la vuelta.

Carmen R.


(*): https://www.elle.com/culture/movies-tv/a61587838/wuthering-heights-emerald-fennell-date-cast-rumors-news/

viernes, 5 de julio de 2024

Cuatro estaciones en La Habana

Estoy atravesando una etapa intensamente Padura en mi vida. No debe de extrañaros, porque acabo de volver de un taller en Menorca con Leonardo Padura y, si antes era fan, ahora tengo auténtica devoción por el autor. Para preparar la asistencia y empezar a ambientarme para el taller (por cierto, los organiza Talleres islados, una gente excepcional), me leí un par de libros que me faltaban y vi Cuatro estaciones en La Habana. Esta serie está basada en las cuatro primeras novelas de Mario Conde, el detective creado por el autor. Está dirigida por Félix Viscarret y protagonizada por Jorge Perugorria. Nos presenta al personaje, un policía con deseos de ser escritor, que encaja con mucha dificultad en la estructura policial. Sin embargo, pese a que sus métodos son poco ortodoxos, es un excelente investigador y entre su capacidad de trabajo y sus intuiciones (que él nota como un pinchazo bajo la tetilla izquierda) siempre consigue resolver los casos. Su vida personal es un desastre, se emborracha casi cada noche, fuma y no se cuida. Se enamora con frecuencia, siempre de mujeres imposibles o inconvenientes y tiene un grupo de amigos que son lo más importante en su vida. Suelen pasar las veladas en casa de Carlos, un amigo que está parapléjico como consecuencia de una herida en la guerra de Angola. Allí se juntan con el Conejo, Andrés y a veces Candito el Rojo y comen los magníficos platos que les prepara la madre de Carlos, Josefina, sin que nadie sepa de dónde consigue los ingredientes. Los episodios son: Vientos de La Habana, Pasado perfecto, Máscaras y Paisaje de otoño. En Vientos de La Habana aparece asesinada una joven profesora de instituto. Conde se va a enamorar de Karina, una mujer aficionada al jazz que toca el saxo y de la que nadie parece saber nada. Bajo una apariencia de normalidad, existen drogas, mafias, arribistas y gente cruel. En Pasado perfecto, el comisario Antonio Rengel encarga a Conde resolver la desaparición de un personaje importante en la ciudad: Rafael Morín, jefe de la Empresa de Importaciones y Exportaciones del Ministerio de Industria. Conde intenta zafarse del caso porque conoce al desaparecido. Fue con él al instituto y Morín se casó con Tamara, la mujer de la que Conde estaba enamorado. Por supuesto, no le queda más remedio que hacerse cargo del asunto y descubrir que también las grandes figuras esconden mucha basura detrás. En Máscaras aparece asesinado un travesti en el Bosque de La Habana. Es hijo de un respetado diplomático y había roto relaciones con su familia que no aprobaba su modo de vida y su orientación sexual. Conde investigará comenzando en casa del Marqués, un autor teatral abiertamente homosexual. La historia sirve a Padura para criticar la actitud del gobierno y la sociedad cubana hacia los homosexuales. El personaje del Marqués recuerda a Virgilio Piñera, a quien se le hace un homenaje en la historia. Paisaje de otoño es la última de la tetralogía, en la que Conde acabará por abandonar la policía. La trama principal es la aparición del cuerpo asesinado con extrema crueldad de Miguel Forcade, que se ocupó durante años de requisar los bienes artísticos a la burguesía después de la revolución. Después de ocupar un puesto tan importante, de pronto huyó a Miami. Recientemente había regresado a la isla porque su padre estaba muy enfermo. Por otra parte, una trama de corrupción policial, que se ha desarrollado a lo largo de las novelas, termina aquí y es parte del motivo por el que Conde no quiere seguir. La serie tiene un tono melancólico, como las novelas, aunque también tiene toques de humor y dibuja una Habana bella, pobre, fascinante y destrozada. La banda sonora va muy bien a las historias, desde la sintonía Vivir al borde, de Yanis Meyc, a los temas de jazz o canciones de Silvio Rodríguez. Sin olvidar la música de Credeence Clearwater revival que escuchan Conde y sus amigos en las noches de borrachera. Me parece un acierto la elección de Jorge Perugorría como Mario Conde, y no suele ser fácil que aceptes a un actor cuando has leído muchas novelas de un personaje, cada cual tiene su Mario Conde, pero Perugorría ha sabido conquistarme. También me gustan los secundarios, especialmente la banda de perdularios amigos del protagonista. Otra cosa que me ha aportado la serie es la incorporación de la palabra “comemierda” a mi vocabulario. Se te llena la boca al decirla. Además, pienso pronunciarla a lo cubano, sin que se note la erre: eres un "comemiedda”. Te quedas muy a gusto.