Cultura basura, cerebros privilegiados
(Everything Bad Is Good for You: How Today's Popular Culture Is Actually Making Us Smarter)
Roca Editorial, 2011
Traducción de Joan Solé
Como me gusta, de entrada, que me destrocen los tópicos, este libro me tenía que gustar por narices, ya que viene a acabar con ese enorme prejuicio postmoderno según el cual los videojuegos, la tele, Internet, las recientes producciones de Hollywood y otras formas de entretenimiento nos subnormalizan, nos idiotizan, nos atontan y son letales para nuestras mentes y nuestras almas.
En contra de la creencia universalmente extendida, Steven Johnson defiende que la cultura popular hoy es más compleja y estimulante que nunca y nos obliga a tareas cognitivas a las que nunca nos empujó la cultura "clásica".
Va analizando, pues, cómo esto es así en lo que respecta a los videojuegos, la televisión e Internet y luego le toca el turno al cine. Y, como este es un blog de cine, aquí me voy a detener a resumiros la tesis de Johnson.
Es evidente que las películas populares se han vuelto más complejas en el aspecto visual y tecnológico; si ahondamos un poco más, veremos que también han ganado en complejidad narrativa. Comparemos, para ello, dos trilogías: la de El señor de los anillos y la de La guerra de las galaxias.
George Lucas se basó en la estructura de las novelas de Tolkien, pero simplificó enormemente su cosmología narrativa. Podemos fijarnos, por ejemplo, en el número de personajes con hilos activos asociados; esto es, personajes que afectan a la trama. En La guerra hay unos diez y en El señor, casi el triple. Como resultado tenemos que El señor obliga a pensar mucho más que La guerra.
Si vamos a las películas infantiles, vemos que los superéxitos de los últimos años (Toy Story, Shrek, Monstruos, S.A. y Buscando a Nemo) trazan vías narrativas mucho más intrincadas que El rey león, Mary Popins o Bambi. Sus creadores incorporan capas diferenciadas de información en las tramas, los diálogos y los efectos visuales y esto genera una forma híbrida que encandila a los niños sin aburrir a los adultos. Toy Story, por ejemplo, alberga un sinfín de referencias visuales a otras películas.
Sin embargo, el cambio más significativo que aportan estas películas es estructural. Si tomamos los argumentos de Bambi (1942), Mary Poppins (1964) y Buscando a Nemo (2002) y nos centramos en los personajes esenciales de la trama, los que aparecen con cierta información biográfica o se desarrollan y cambian a lo largo de la historia (personajes con arco argumental, como dicen los guionistas), en Bambi encontramos tres, en Mary Poppins unos cinco y en Nemo casi veinte. Como resultado, una persona adulta puede ver un montón de veces Buscando a Nemo y detectar siempre información nueva, porque la narración presenta muchos arcos argumentales al mismo tiempo. A una niña o niño cada visualización le enseña a mantener en la conciencia múltiples hilos narrativos: una especie de calistenia mental.
Si pasamos a los éxitos de nivel medio, nos encontraremos con un número mucho mayor de películas con tramas complejas, que exigen del público una atención y un análisis profundos. Es una especie de microgénero, el de los mind-benders o "agitadores mentales". Aquí englobaríamos, entre otros filmes, Cómo ser John Malkovitch, Pulp Fiction, L.A. Confidential. Sospechosos habituales, Memento, Corre, Lola, corre, El ladrón de orquídeas o Matrix.
Algunas de estas pelis crean una gruesa red de tramas que se entrecruzan; otras ocultan información clave a la audiencia; otras inventan nuevos esquemas temporales que invierten la relación entre causa y efecto; otras hacen borrosa adrede la frontera entre realidad y ficción. Todas son técnicas clásicas de la vieja vanguardia cinematográfica, con antecedentes en las pelis de conspiraciones de los años setenta o ciertos thrillers psicológicos de Hitchcock. Pero los agitadores mentales han florecido como género en los últimos años y además les ha ido bien en la taquilla: la mayoría de las pelis citadas obtuvieron unos ingresos de más de cincuenta millones de dólares solo en concepto de entradas y todas hicieron ganar dinero a sus creadores, a pesar de basarse en recursos narrativos que treinta años atrás las hubieran relegado a las salas de arte y ensayo.
Vamos ahora con los éxitos de taquilla. Aquí Steven Johnson sí se resigna a la idea de que Hollywood todavía produce en masa una dieta constante de películas tan simples y previsibles como veinte años atrás. La primera razón de esto es la obligación comercial de encorsetar los relatos en dos o tres horas de duración, un marco temporal demasiado férreo en el que no podemos introducir demasiados hilos ni sutilezas. No es casualidad que el éxito más complejo de nuestra época, la trilogía de El Señor de los Anillos, dure más de diez horas en su versión íntegra en DVD.
Para terminar, analiza Johnson un caso histórico de erudición intelectual unida a éxito popular, el de Charles Dickens, que a mediados del siglo XIX fue el autor más popular en lengua inglesa y hoy en día sigue siendo uno de los más populares, gracias también a las adaptaciones cinematográficas y televisivas de sus relatos. Dickens logró crear obras de arte imperecederas, pero las autoridades culturales tardaron casi un siglo en convertirlo en "canónico", precisamente porque sus novelas estaban "empañadas" por el éxito comercial.
Lo curioso es que Dickens en vida vendía unos 50.000 ejemplares de cada una de sus novelas. Su público era de masas según los patrones victorianos, pero, según los criterios modernos, escribía para la élite.
Y, sin más, esperando haber dado argumentos suficientes para el debate, se despide vuestra amiga
Noemí Pastor
¡Cuánto sabes de cine, hermosa!
ResponderEliminarDe acuerdo contigo y con Steven Johnson en cuanto a los prejuicios de la élite posmoderna, y la reseña lo demuestra en pocas palabras...
Hola, HUMO. Es lo que yo creo, que tenemos mucha tontería. Y me incluyo con ese "tenemos".
ResponderEliminarPues no veas (leas) lo que dice Johnson e la tele y los realities. Ji, ji...
Muy buen artículo, Noe. Realmente estupendo. :)
ResponderEliminarNoemí,
ResponderEliminara mí también me gusta que me desmonten los tópicos.A menudo las cosas no son tan sencillas,ni la realidad tan dicotómica: bueno-malo,blanco-negro,podemos encontrar ideas interesantes casi en todas partes,también en la televisión y en las grandes super-producciones, se trata de hacer tu criba personal con lo que se te ofrece.
Hay que atreverse a confesar que nos dormimos ante joyas incuestionables del séptimo arte y que una obra indigesta y repudiada por la crítica ha sabido tocar algunos hilos en nuestro interior,los viscerales,sean mentales o emocionales.A menudo el prejuicio nos empaña la posibilidad de dejarnos seducir por una película o una serie "menor",eso que nos perdemos,no??
saludos y buena entrada que invita a la reflexión...
Que interesante! Siempre es un placer pasar por aquí, me marcho con nuevas ideas. UN ABRAZO!
ResponderEliminarA mi este ya me cae bien por lo que decís: que juega a la contra.
ResponderEliminarCreo sin embargo que quizá la complejidad de las historias populares del cine actual lo que indican es que tenemos mucha mas cultura visual y cinematográfica, que hemos visto ya mucho cine desde pequeñitos y estamos preparados para entender, elipsis y tramas mas complejas.
Digo yo.
Un abrazo
Pues ya veo, compa Noe, que el tal Johnson es eso que comúnmenente se llama un "tocapelotas", hablando mal y pronto... Lo cual significa también que, probablemente, tiene una buena dosis de razón; desde luego, esas argumentaciones de las que nos das cuenta en tu reseña son más que válidas, y se pueden suscribir sin excesiva pega. A ver si algún día puedo echarme el libro íntegro al coleto (seguro que debe ser la mar de interesante...).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen fin de semana.
Como Twitter no me sirve, me vengo aquí, aunque no sé si a rebatirte.
ResponderEliminarPara empezar, no creo que haya "cultura basura". La cultura ni es basura ni es respetable porque sí. Las que lo son, son las personas, y como yo soy muy bueno (ejem), para mí todos los gustos culturales de las personas son respetables.
No sé si "smart" se puede traducir por "inteligente", "listo", o "hábil", pero interpreto tu argumentación por la 3ª posibilidad.Por un lado cada vez parece más difícil una medición concreta de la inteligencia, y por otra, no tengo claro que la especie se esté haciendo realmente más inteligente o lista, con o sin películas, novelas y series televisivas más complejas.
En mi opinión, quedarse sólo con la complejidad de las tramas es olvidar que hoy en día las historias son transmediáticas. Bueno, hoy en día y, si nos atenemos a los ejemplos que pones -no sé si tuyos o si del libro-, desde hace más de medio siglo.
Sin saber si estoy muy de acuerdo o muy en desacuerdo, creo que hay alguna trampa. ¿Por qué comparar una historia -ESDLA- basada en libros todo menos simples con otra que nace de y alimenta a otro universo literario -SW- y no hacer lo propio con historias complejas de inicio como "Dune"? Está el argumento de las ventas y de la taquilla, pero lo cierto es que hace 30-40 años ya se rodaban tramas complejas. Y con ellas nació el fansub y los transmedia.Creo que falta destacar esa capacidad de distribuir las historias por formatos muy diferentes -cine,TV,cómic,libro,videojuego- y la cada vez mayor de desarrollar a tu propio modo esos universos narrativos. Las películas de Matrix por sí solas -sin los comics,sin Animatrix,sin los videojuegos- no se habrían entendido ni habrían conformado una parte de a realidad cultural de Occidente.
Porque en realidad,como bien descubrió y aprovechó Dickens, hacer cultura popular es en realidad situarse en medio de quien se cree grande y de quien se sabe pequeño: adularás a los primeros con historias de/con gente grande y entretendrás a los segundos.Y como ahora todos estamos en esa ambivalente posición de creernos lo que no somos y anularnos con ese otro conocimiento falso, el entretenimiento se hace de oro.
Ups,ahora alguien pensará que creo que entretenimiento y cultura son lo mismo... Bueno, para otra ocasión :D
(En resumen: tramas más complejas no nos hacen más listos, pues si fuéramos más tontos no las entenderíamos. ¿Evolución natural acelerada, o educación + tecnología, entonces? Yo voto por la segunda).
Bueno, yo creo que no se puede generaliza pero en cine y televisión hay detodo, como en botica.
ResponderEliminarTodas aquellas películas que nombras son, en verdad, importantes pero hay que reconocer que hay otro tipo de cine que para nada es instructivo se mire por dónde se mire. Puede ser que sea divertido o que nos entretenga sin más. Y ese cine existe. Hoy mismo han mostrado los datos de la taquilla española y la películas más vista es 'Torrente 4'.¡Ya me dirás qué cultura que puede sacar de esta película!!!
Para película popular y compleja técnicamente tenemos 'Avatar' pero ¿qué mensaje transmite realmente?
Vamos, que hay de todo.
Saludos.
Interesante y complejo tema el que traeis hoy aquí. A mí, yo confieso, el planteamiento inicial del autor me gusta: la cultura popular hoy es más compleja y estimulante.
ResponderEliminarSin embargo podríamos perdernos en definir con precisión qué es popular y, por qué no, qué es cultura. ¿Quién decide lo que es cultura? ¿La crítica? ¿El público?
Y después tenemos el concepto de "lo culturalmente correcto", lo que es snob, chic, interesante, culto....Por ejemplo, para algunos sectores, es más "in" seguir a la Nouvelle Vague que a sus coetáneos americanos. A mí, sinceramente, me da igual: yo veo lo que me apetece y no tengo por qué justificarlo. Sí, puedo leerte una novela de Joyce pero que nadie se extrañe si me pilla con el Hola en las manos, y no pasa nada, no creo que por ello tenga más o menos cultura.
El problema creo que radica en que el espectador, sea cual sea el soporte, no es crítico, no reflexiona sobre lo que ve o escucha- ¿De qué sirve decir "me encanta la Nouvelle Vague" si no saben explicarnos en qué consiste?
No sé si me he liado, espero que no, pero aquí dejo mi confesión.
Muy interesante...seguiré pensando!!
Saludos
PEKE, gracias. Me alegro de que lo hayas disfrutado, porque yo escribo para eso.
ResponderEliminarTROYANA, me gusta el concepto de "placeres culpables" que usan en EEUU. Todas disfrutamos con cosita que no están bien vistas y que no solemos confesar en público porque creemos que tenemos una reputación que mantener. Lo mejor sería perder la reputación de una vez por todas y así no tener que preocuparnos más por ella.
ResponderEliminarSARAIBA, encantada de haberte interesado. Un apretado abrazo para ti.
ResponderEliminarUNO, a mí es lo que me gusta del libro, que no va de "sois todos estúpidos, menos yo". Tu hipótesis tiene sentido, la susbribo, aunque todavía nos falta (al menos a mí) cierta culturilla audiovisual básica; una especie de alfabetización. Besos.
ResponderEliminarMANUEL, tengo debilidad por los tocapelotas con buen rollo, no los de insultar, que siempre digo que es demasiado fácil. Anímate con el libro; se lee con gusto. El tipo se luce cuando habla de los videojuegos.
ResponderEliminarJG del SOL, no hace falta que me rebatas, corasón; con que me comentes me vale.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo: no me gusta hablar de cultura basura, pues es insultante. El libro se titula así, supongo, para llamar la atención y lo consigue.
Das en el clavo en la contradicción: por un lado nos hablan de inteligencias múltiples y variadas que antaño no se apreciaban ni medían y, por otro, solo se prestigian productos culturales que inciden en los hábitos intelectuales "clásicos".
Los ejemplos son todos del libro. Yo me he limitado a resumir las argumentaciones de SJ y quizás he sintetizado tanto que lo he dejado simplón. Yo no estoy del todo de acuerdo con lo que dice, pero me ha parecido bien publicar sus tesis, porque me parecen polémicas y he pensado que darían que hablar, como así ha sido. Me convence más lo que dice en el libro sobre televisión y videojuegos.
Por cierto, Star Wars puede que fuera la primera peli (o una de las primeras, al menos) transmediática y merchandaisinera y es cierto que habría que incorporar ese punto de vista, pero no haría sino apoyar la tesis de SJ.
¿Diferenciar cultura y entretenimiento no es identificar cultura y aburrimiento? Pregunto.
Un placer charlar con usted, mesié.
MANDERLY, el cine no tiene por qué ser instructivo, para nada. Y, como decía, no pienso entrar a distinguir qué es y qué no es cultura, porque sería estéril y me saldrían todos los prejuicios contra los que lucho. Besos, friend.
ResponderEliminarDEWITT, hay gente que cree que ser intelectual consiste en no leer el Hola y no ver Tele 5. Yo creo que la intelectualidad se consigue por haver algo, no por NO hacer algo.
ResponderEliminarTambién hay quien cree que si ves Tele 5 ya no eres intelectual, porque los intelectuales no ven Tele 5. Yo creo que no dicen que ven Tele 5.
Y, en el fondo fondo (me alegraré si en tu caso no es así), siempre andamos justificándonos. Cuando decimos "no tengo por qué justificarlo", ya nos estamos justificando.
COmo en todo, teatros , pintura, escultura.... yo tampoco creo que sea tan sencillo, es verdad que hay mucho cine basura pero es lo que vende.
ResponderEliminarA mi me gusta el cine pequeño, el que me hace sentir, el que me hace pensar, ahora añadiria en la lista que has nombrado de agitadores mentales a EL árbol de la vida, O 2001, tipo de películas que nadie entiende pero que alaban.
Pero lo más importante és que salgas satisfecho del cine.
Me gusta el debate que has planteado
un beso
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
ZINEFILAZ
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA, TOQUE DE CANELA ,STAR WARS, CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.
José
Ramón...
BARGA, yo eso pretendía, que se debatiera, a poder ser sin prejuicios. Un beso.
ResponderEliminarJOSÉ RAMóN, gracias por compartir tu poesía con nosotras.
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