Se trataba de un hombre elegante, un gentleman, como se decía en su época. Un hombre atractivo, de mirada pícara y símbolo de la masculinidad en el cine. Es decir, el hombre perfecto: Cary Grant.
Perfecto en la pantalla, pero simplemente humano en la vida real. Tuvo problemas con el alcohol y con el LSD, se casó cinco veces e incluso se ha hablado mucho sobre su larga amistad con el actor Randolph Scott, con el que convivió durante doce años.
El próximo día 29, se cumplen 25 años de su desaparición, así que es un buen momento para recordar sus películas. Su larga carrera está llena de grandes clásicos, principalmente de la comedia [La fiera de mi niña (1938), Historias de Filadelfia (1940)] y del suspense [Encadenados (1946), Con la muerte en los talones (1959)] pero yo hoy me he quedado con la parte más romántica de Cary Grant.
Título original
An Affair to Remember
1957
Director
Leo McCarey
Guión
Leo McCarey, Delmer Daves
Música
Hugo Friedhofer
Fotografía
Milton R. Krasner
Productora
Twentieth Century Fox Film Corporation
Duración
119 minutos
Reparto
Cary Grant, Deborah Kerr, Richard Denning, Neva Patterson, Cathleen Nesbitt, Robert Q. Lewis, Charles Watts, Fortunio Bonanova
Cary Grant, Deborah Kerr, Richard Denning, Neva Patterson, Cathleen Nesbitt, Robert Q. Lewis, Charles Watts, Fortunio Bonanova
Sinopsis
Un elegante playboy y una bella cantante de un club nocturno se conocen a bordo de un lujoso transatlántico y surge entre ellos un apasionado romance. Aunque ambos están comprometidos (ella es la amante de un magnate y él se va a casar con una rica heredera), establecen un pacto antes de abandonar el barco: encontrarse en el Empire State Building en un plazo de seis meses si siguen sintiendo lo mismo el uno por el otro.
El director y guionista estadounidense Leo McCarey, había realizado la primera versión Love Affair en 1939, protagonizada por Charles Boyer e Irene Dunne, a la que la mayoría alaba como la mejor versión de las tres realizadas sobre el mismo guión. Recibió seis nominaciones a los Premios Oscar, sin poder lograr ninguno debido a una gran competidora: Lo que el viento se llevó (1939), que no tuvo rival. La tercera y última versión fue Un asunto de amor (1994) de Glenn Gordon Caron con la pareja de moda entonces Warren Beatty y Annette Benning pero que fue un absoluto fracaso. Por lo único por lo que esta película merece visionarse es porque se ha convertido en el último trabajo cinematográfico de la gran e inigualable Katharine Hepburn.
El director Leo McCarey destacó especialmente en los años 30 y 40 dentro de la comedia. Incluso impulsó el éxito de Stan Laurel y Oliver Hardy como pareja cómica y cuya primera película él escribió. Posteriormente dirigiría a otros grandes cómicos, Los Hermanos Marx en Sopa de ganso (1933), pero el reconocimiento le llegó con dos películas con estilo diferente: Las campanas de Santa María (1945) y, sobre todo, Siguiendo mi camino (1944) que se llevó 7 Premios Oscar incluyendo película, director y actor (Bing Crosby).
El papel principal de Tú y yo se adapta perfectamente a Cary Grant: un hombre que tiene a todas las mujeres a sus pies y que vive de ellas sin el menor escrúpulo. Es por ello, que es una persona popular a la que la gente reconoce fácilmente al verlo constantemente reflejado en las, entonces llamadas, notas de sociedad.
En un viaje transatlántico, Nickie (Cary Grant), se cruza de forma casual con Terry, una hermosa mujer a la que interpreta una Deborah Kerr [De aquí a la eternidad (1953), Quo Vadis (1951)] en su mejor momento. Es atractiva, inteligente, elegante y tiene chispa. Ambos comienzan una relación de amistad de la que en poco tiempo todos empiezan a murmurar. Terry, comprometida en matrimonio, decide que no quiere ser el centro de las murmuraciones y decide que cada uno vaya por su lado. Esto da lugar a una serie de encuentros casuales y conversaciones de complicidad en voz baja, que son la base de éxito de la película, que aunque se trate de una historia de amor -o desamor-, tiene unos diálogos ágiles que ya forman parte de la historia del cine.
Ante el final de la travesía, y como consecuencia de esta atracción pero ante la imposibilidad de que un vividor deje de serlo y comience a ganarse la vida, deciden darse seis meses de tiempo para recapacitar sobre su situación. Si después de seis meses siguen pensando en un futuro juntos, se encontrarán en el piso 102 del Empire State Building de Nueva York.
Cary Grant y Deborah Kerr habían trabajado juntos en La mujer soñada (1953) y repetirían en Página en blanco (1960). La química entre ellos es perfecta. Está llena de gestos y miradas cómplices, que parecen fluir con una naturalidad asombrosa. Tanto es así, que el director llegó a aceptar las improvisaciones de ambos actores sin el menor problema. Pocas veces se había visto una sintonía igual en pantalla.
Una secuencia, que transcurre en unos pocos segundos, y es una de las que me gusta especialmente, tanto por la ternura como por la complicidad que transmite, es la que intentaré describir a continuación:
Al final del viaje, los dos personajes desembarcan en el puerto de Nueva York donde los esperan sus respectivas parejas. Terry recibe un abrazo de su prometido a uno de los lados de las escalerillas de desembarco. Mientras están abrazados, Nickie pasa junto a ellos. Se detiene un instante mirando a Terry, pero ella le hace señas para que no se pare y continúe su camino. Con un rápido movimiento, Nickie, se lleva los dedos de la mano hasta sus labios para a continuación depositar su beso sobre la mano de ella, que en ese momento rodea la espalda de su prometido. Al sentir este gesto, ella rompe el abrazo y se lleva la mano a los labios recibiendo así el último de sus besos.
Entre los secundarios encontramos a Richard Denning [Mentira latente (1950), El capitán Panamá (1952)], que interpreta al prometido de Terry, Neva Patterson, rica heredera y prometida de Nickie. Pero la que realmente destaca, a pesar de su breve intervención, es Cathleen Nesbitt [Tú a Boston y yo a California (1961)] en su papel de la anciana Janou, la tierna abuela de Nickie, que desde el final de su vida es la primera en ver en Terry a la mujer perfecta para su díscolo nieto.
Espléndidas fotografía, muy saturada de colores vivos, vestuario y una banda sonora compuesta por Hugo Friedhofer -galardonado con el Premio Oscar por Los mejores años de nuestra vida (1947)-. Pero es la canción que da el título original a la película ‘An affair to remember’, con música de Harry Warren y letra de Harold Adamson y del propio McCarey la que se convirtió rápidamente en el éxito de la época en su versión de Nat King Cole [escuchar canción]. En la película Deborah Kerr fue doblada por Marni Nixon (que también doblaría a Audrey Hepburn o a Natalie Wood).
En su estreno, el 2 de julio de 1957, Tú y yo, fue alabada por la crítica y el éxito de público no se hizo esperar. Recibió cuatro nominaciones a los Oscar (fotografía, música, canción, vestuario) pero no logró ninguno al tener grandes competidoras, entre ellas, El puente sobre el río Kwai (1957).
Según el American Film Institute, Tú y yo, ocupa la quinta posición en la lista de las 100 mejores historias de amor y Cary Grant el actor que ha protagonizado más películas, con un total de seis, incluidas en esta misma lista.
Como anécdota para aquellos que no sean aficionados al Cine Clásico, diré que en 1993, se realizó un homenaje a esta película en Algo para recordar de Nora Ephron, con Tom Hanks y Meg Ryan, los cuales tenían una cita en el rascacielos estadounidense. Durante la primera semana en cartel, se vendieron dos millones de copias del clásico Tú y yo en Estados Unidos.
Quizás Tú y yo sea un clásico antiguo, pasado de moda, ñoño y poco real, pero aquello que nos muestra sigue estando totalmente de actualidad. ¿O no?