Tengo el honor de comenzar publicando en este blog después
del período vacacional y he decidido dedicar este primer post a la figura de un
actor de reparto legendario. Ex atleta, con un físico imponente aunque
inexpresivo, quizá, también porque lo suyo eran papelitos secundarios, ya que
su bronceado color no era del agrado de los que mandaban en su país, tanto en
el gobierno como en la industria cinematográfica. Les presento a Woody Strode
(1914-1994).
Draba, el gladiador más fuerte, en Espartaco.
Gracias
a un personaje de servicio, pero llevado con una elegancia y profesionalidad
exquisita, la hija de esclavos libertos, Hattie McDaniel consiguió el primer
Óscar para un artista afroamericano por bordar a la Mammie de lo que el viento se llevó. Hasta muchos
años después no se volvió a conseguir el segundo, ni siquiera la malograda
Dorothy Dandridge de Carmen Jones fue
la elegida treinta años después.
Kenny Washington (arriba) y Woody Strode (abajo), los negros del equipo universitario.
En los años 30, la universidad de UCLA tenía un contable
número de estudiantes afroamericanos, la mayoría de ellos excelentes atletas.
Woodrow Wilson Woolwine, Woody Strode para nosotros, un joven californiano de
metro noventa con un físico imponente se dedicaba al decathlon y al fútbol
americano con encono. Tanto es así que fue, junto a Kenny Washington, uno de
los dos primeros afroamericanos en jugar en la NFL, en un equipo angelino. Luego
pasó a Canadá a jugar en la liga profesional de aquel país, y al colgar el
casco, se dedicó a la lucha libre profesional. Era un atleta multidisciplinar.
Atleta de la UCLA, la universidad angelina.
Hizo algunos papelitos, sobre todo de figurante. Hasta salió
sin acreditar en la diligencia (1939)
de John Ford, el cual recurrió a él siempre que necesitó un personaje
afroamericano. Fue el león de Androcles y
el león, de 1952 gracias a su imponente figura. Y era recurrente como africano en películas o
series de televisión donde ocurrían aventuras en África, como en la serie Jungle Jim, 1955, protagonizada por
Johnny Weissmuller, cuando el físico ya no le daba para hacer de Tarzán. Su
primer papel de alguna relevancia tuvo lugar en los diez mandamientos de Cecil
B. de Mille, la de 1956, donde, además de hacer de rey derrotado de los
etíopes, sale como porteador de la camilla de la madrastra egipcia de Moisés.
Su físico era adorado por las cámaras.
Africano en un Tarzán de serie B
Primer papel con enjundia, el sargento Rutledge.
El mismo año, Stanlyey Kubrik lo reclama para hacer del
gladiador Draba en Espartaco.
Necesitaba un atleta de físico espectacular que ganara y perdonara la vida al
insurgente tracio encarnado por Kirk Douglas. Draba se niega a matar a su
colega y por ello recibe el castigo de la muerte, lo cual es el motivo de la
revuelta de los esclavos liderados por el propio Espartaco.
Draba y Espartaco luchando para vivir.
A partir de estas fechas, Strode se convierte en un actor de
reparto codiciado, sobre todo en films ambientados en el western. Hasta llega a
hacer de nativo americano en Dos cabalgan
juntos, 1961, donde hace de guerrero indio para Ford.
Haciendo el indio para Ford
John Ford vuelve a contar con él en el hombre que mató a Liberty Valance, 1962. Una recomendable
historia sobre el vandalismo del oeste, y como una mentira te puede aupar hasta
el senado. En este film, Strode se llama Pompey y es el chico para todo del
rudo John Wayne que ve como la chica analfabeta que le gusta, Vera Miles,
prefiere al honrado abogado y maestro James Stewart. Es más, Pompey aparece
intentando aprender a leer en la escuela que ha montado Ransom Stoddard (James
Stewart), pero llega John Wayne y le dice que para qué va a aprender si no le
servirá de nada.
El sumiso Pompey, criado de John Wayne.
Pompey, además de ser el servicial criado de Wayne que llega
incluso a salvar la vida del rudo ranchero irlandés, es el personaje al que
niegan la entrada al salón o cuelan siempre por la puerta de atrás de la casa
de comidas, aunque su presencia armada de un winchester 73 siempre sea como la
de un ángel custodio ante la maldad manifiesta de Liberety Valance (Lee
Marvin).
Siempre servido en la cocina, vigila con el winchester 73
El asesino de la estación que espera a Armónica.
A partir de los 70 continuará siendo una figura recurrente
tanto en pequeñas producciones norteamericanas o italianas. En la ambiciosa Cotton Club de Coppola, ya llegados los
80, obtiene un papel. Los actores afroamericanos ya van adquiriendo su parcela
de poder. La última aparición fílmica de Strode tiene lugar en rápida y mortal, de Sam Raimi (1995),
donde Sharon Stone encarna a una pistolera rodeada de otros tantos, todos ellos
viejas glorias del western o actores que apuntaban al protagonismo de futuras
obras de acción.
Woody no sale en los títulos de crédito
Woody Strode jamás tuvo un papel protagonista, y es que
durante los años en los que él actuara, los afroamericanos, al menos en el cine
de las grandes productoras, no tenían cabida. Siempre era uno de los habituales
actores de compañía de los protagonistas, siempre blancos y atractivos. Strode
era el amigo fiel callado y de semblante adusto.
Juli Gan
Estupenda entrada sobre un secundario de lujo, al cual aprecio mucho, sobre todo en sus trabajos Fordianos.
ResponderEliminarSaludos
Roy
Creo que el titular marca con rotundidad la característica principal de este actor, un físico de una rotundidad indiscutible. Siempre recuerdo la impresión que me causó la primera vez que lo ví, en El sargento negro, de Ford; y siempre he tenido también la impresión de que, más allá de esa complexión corporal, ese rostro, adusto y misterioso, podría haber dado un juego extraordinario haciendo protagónicos en el cine de terror. Pero eso será ya para siempre una mera especulación incontrastable…
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Pues a pesar de haberme cruzado con él más de una vez en la gran pantalla no le ponía yo nombre a este actor. Ahora sí. Me recuerda un poco a esa sargento de "Oficial y caballero", éste tenía muy buena planta también :)
ResponderEliminarUn saludo
Agradezco Una entrada dedicada a uno de esos "maravillosos actores secundarios" que injustamente nos pasan a veces tan desapercibidos.
ResponderEliminarCelebro la vuelta a las andadas zinéfilas....espero hayas tenido unas buenas vacaciones,Julen.
saludossss
Siempre recordado por su papel en 'Espartaco', a pesar de que intervino en muchas películas míticas. Como todo secundario se que precie, es alguien importante que siempre está ahí pero que casi nunca vemos. Está bien destacar el buen hacer de los actores de reparto.
ResponderEliminarSaludos.
El de oficial y caballero, recuerdo perfectamente su nombre Lou Gosset Junior. Es que esa película me marcó, la escena final es de una felicidad extrema, después de llevarnos con correa durante toda la peli. Ay, que tiempos Manderly!
ResponderEliminarAbrazos
Roy.
me ha encantado esta entrada!!
ResponderEliminarComo para no fijarse en él con ese físico imponente!!! Queda la sensación de que no sólo lo tenían MUY complicado, sino que se valoraban aspectos que seguramente no tenían mucho que ver con la buena o mala interpretación. Las rubias tontas, los negros musculosos, analfabetos y esclavos. Un mundo lleno de clichés, racismo y estereotipos. Afortunadamente se van superando, pero vaya, a pasos TAN LENTOS.
ResponderEliminarY lo peor es que el gran poder del cine “vende” los ideales, los modelos a imitar, los prototipos a temer u odiar.
Muy interesante el recorrido que has hecho.
Juli,
ResponderEliminargenial el retorno de Zinefilas con tu entrada!!
Yo como Mara... lo veo pero nunca sabia que nombre ponerle.. aora si, y es gracias a ti!!
Bien el verano???
besos
Hola a todos. El verano bien, gracias. Espero que el vuestro, también. Empieza el curso en Zinéfilas :D
ResponderEliminarHola, Juli. Yo a este hombretón lo conocía de "Dos cabalgan juntos". La verdad es que es casi imposible no fijarse en él. Muy fuerte eso de no apareciera en los carteles. ¡Lo que habrá aguantado!
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