viernes, 7 de septiembre de 2012

Woody Strode, un físico envidiable de una raza maldita


Tengo el honor de comenzar publicando en este blog después del período vacacional y he decidido dedicar este primer post a la figura de un actor de reparto legendario. Ex atleta, con un físico imponente aunque inexpresivo, quizá, también porque lo suyo eran papelitos secundarios, ya que su bronceado color no era del agrado de los que mandaban en su país, tanto en el gobierno como en la industria cinematográfica. Les presento a Woody Strode (1914-1994).

 La de veces que llevaba el rifle a mano

A pesar de que sí existió, aunque de manera mínima, alguna productora de cine para afroamericanos, para el gran cine de la industria poderosa, los negros no eran sino personajes de reparto. Jamás protagonistas y si había que poner a un afroamericano siempre era haciendo el mal, como en el nacimiento de una nación de D.W. Griffith, que es una pura justificación de la creación del Ku-Kux-Klan, por muy obra primigenia del cine moderno que sea, o bien en personajes tontos o de servidumbre.  Si había algún personaje negro importante era un blanco tiznado, como Al Jolson en el cantor de jazz.

Draba, el gladiador más fuerte, en Espartaco.

Gracias a un personaje de servicio, pero llevado con una elegancia y profesionalidad exquisita, la hija de esclavos libertos, Hattie McDaniel consiguió el primer Óscar para un artista afroamericano por bordar a la Mammie de lo que el viento se llevó. Hasta muchos años después no se volvió a conseguir el segundo, ni siquiera la malograda Dorothy Dandridge de Carmen Jones fue la elegida treinta años después.

Kenny Washington (arriba) y Woody Strode (abajo), los negros del equipo universitario.

En los años 30, la universidad de UCLA tenía un contable número de estudiantes afroamericanos, la mayoría de ellos excelentes atletas. Woodrow Wilson Woolwine, Woody Strode para nosotros, un joven californiano de metro noventa con un físico imponente se dedicaba al decathlon y al fútbol americano con encono. Tanto es así que fue, junto a Kenny Washington, uno de los dos primeros afroamericanos en jugar en la NFL, en un equipo angelino. Luego pasó a Canadá a jugar en la liga profesional de aquel país, y al colgar el casco, se dedicó a la lucha libre profesional. Era un atleta multidisciplinar.

Atleta de la UCLA, la universidad angelina.

Hizo algunos papelitos, sobre todo de figurante. Hasta salió sin acreditar en la diligencia (1939) de John Ford, el cual recurrió a él siempre que necesitó un personaje afroamericano. Fue el león de Androcles y el león, de 1952 gracias a su imponente figura.  Y era recurrente como africano en películas o series de televisión donde ocurrían aventuras en África, como en la serie Jungle Jim, 1955, protagonizada por Johnny Weissmuller, cuando el físico ya no le daba para hacer de Tarzán. Su primer papel de alguna relevancia tuvo lugar en los diez mandamientos de Cecil B. de Mille, la de 1956, donde, además de hacer de rey derrotado de los etíopes, sale como porteador de la camilla de la madrastra egipcia de Moisés. Su físico era adorado por las cámaras.

Africano en un Tarzán de serie B

En 1960, John Ford lo requiere para que haga el papel del sargento Rutledge en el sargento negro, donde encarna a un sargento de un destacamento de afroamericanos al que someten a juicio pues lo creen culpable de violación y asesinato. Claro está, él es un personaje secundario, con rostro impasible, que sabe que lo van a hallar culpable de un delito que no ha cometido, pero que gracias a la defensa de un teniente, interpretado por el malogrado Jeff Hunter, verdadero protagonista blanco de la historia, es hallado inocente del crimen. Como suele ser recurrente en el cine de Ford, hay guiños a la bebida y al juego, porque una de las cosas más importantes para el tribunal militar que juzga, es seguir la partida de póker que tienen montada.

Primer papel con enjundia, el sargento Rutledge.

El mismo año, Stanlyey Kubrik lo reclama para hacer del gladiador Draba en Espartaco. Necesitaba un atleta de físico espectacular que ganara y perdonara la vida al insurgente tracio encarnado por Kirk Douglas. Draba se niega a matar a su colega y por ello recibe el castigo de la muerte, lo cual es el motivo de la revuelta de los esclavos liderados por el propio Espartaco.

Draba y Espartaco luchando para vivir.

A partir de estas fechas, Strode se convierte en un actor de reparto codiciado, sobre todo en films ambientados en el western. Hasta llega a hacer de nativo americano en Dos cabalgan juntos, 1961, donde hace de guerrero indio para Ford.

Haciendo el indio para Ford

John Ford vuelve a contar con él en el hombre que mató a Liberty Valance, 1962. Una recomendable historia sobre el vandalismo del oeste, y como una mentira te puede aupar hasta el senado. En este film, Strode se llama Pompey y es el chico para todo del rudo John Wayne que ve como la chica analfabeta que le gusta, Vera Miles, prefiere al honrado abogado y maestro James Stewart. Es más, Pompey aparece intentando aprender a leer en la escuela que ha montado Ransom Stoddard (James Stewart), pero llega John Wayne y le dice que para qué va a aprender si no le servirá de nada.

El sumiso Pompey, criado de John Wayne.

Pompey, además de ser el servicial criado de Wayne que llega incluso a salvar la vida del rudo ranchero irlandés, es el personaje al que niegan la entrada al salón o cuelan siempre por la puerta de atrás de la casa de comidas, aunque su presencia armada de un winchester 73 siempre sea como la de un ángel custodio ante la maldad manifiesta de Liberety Valance (Lee Marvin).

Siempre servido en la cocina, vigila con el winchester 73

 Durante los años 60, es asíduo de filmes como los profesionales o los vengadores. Incluso, ante la arribada de los consabidos spaghetti western, llega a ser un habitual del género. Leone lo fija como uno de los asesinos impasibles de la estación en Hasta que llegó su hora, 1968.

El asesino de la estación que espera a Armónica.

A partir de los 70 continuará siendo una figura recurrente tanto en pequeñas producciones norteamericanas o italianas. En la ambiciosa Cotton Club de Coppola, ya llegados los 80, obtiene un papel. Los actores afroamericanos ya van adquiriendo su parcela de poder. La última aparición fílmica de Strode tiene lugar en rápida y mortal, de Sam Raimi (1995), donde Sharon Stone encarna a una pistolera rodeada de otros tantos, todos ellos viejas glorias del western o actores que apuntaban al protagonismo de futuras obras de acción.

Woody no sale en los títulos de crédito

Woody Strode jamás tuvo un papel protagonista, y es que durante los años en los que él actuara, los afroamericanos, al menos en el cine de las grandes productoras, no tenían cabida. Siempre era uno de los habituales actores de compañía de los protagonistas, siempre blancos y atractivos. Strode era el amigo fiel callado y de semblante adusto.

Juli Gan

11 comentarios:

Roy Bean dijo...

Estupenda entrada sobre un secundario de lujo, al cual aprecio mucho, sobre todo en sus trabajos Fordianos.

Saludos
Roy

Manuel Márquez dijo...

Creo que el titular marca con rotundidad la característica principal de este actor, un físico de una rotundidad indiscutible. Siempre recuerdo la impresión que me causó la primera vez que lo ví, en El sargento negro, de Ford; y siempre he tenido también la impresión de que, más allá de esa complexión corporal, ese rostro, adusto y misterioso, podría haber dado un juego extraordinario haciendo protagónicos en el cine de terror. Pero eso será ya para siempre una mera especulación incontrastable…

Un abrazo y buen fin de semana.

Mara Miniver dijo...

Pues a pesar de haberme cruzado con él más de una vez en la gran pantalla no le ponía yo nombre a este actor. Ahora sí. Me recuerda un poco a esa sargento de "Oficial y caballero", éste tenía muy buena planta también :)

Un saludo

TRoyaNa dijo...

Agradezco Una entrada dedicada a uno de esos "maravillosos actores secundarios" que injustamente nos pasan a veces tan desapercibidos.
Celebro la vuelta a las andadas zinéfilas....espero hayas tenido unas buenas vacaciones,Julen.
saludossss

Manderly dijo...

Siempre recordado por su papel en 'Espartaco', a pesar de que intervino en muchas películas míticas. Como todo secundario se que precie, es alguien importante que siempre está ahí pero que casi nunca vemos. Está bien destacar el buen hacer de los actores de reparto.
Saludos.

Roy dijo...

El de oficial y caballero, recuerdo perfectamente su nombre Lou Gosset Junior. Es que esa película me marcó, la escena final es de una felicidad extrema, después de llevarnos con correa durante toda la peli. Ay, que tiempos Manderly!

Abrazos
Roy.

naná dijo...

me ha encantado esta entrada!!

LU dijo...

Como para no fijarse en él con ese físico imponente!!! Queda la sensación de que no sólo lo tenían MUY complicado, sino que se valoraban aspectos que seguramente no tenían mucho que ver con la buena o mala interpretación. Las rubias tontas, los negros musculosos, analfabetos y esclavos. Un mundo lleno de clichés, racismo y estereotipos. Afortunadamente se van superando, pero vaya, a pasos TAN LENTOS.

Y lo peor es que el gran poder del cine “vende” los ideales, los modelos a imitar, los prototipos a temer u odiar.

Muy interesante el recorrido que has hecho.

Bargalloneta dijo...

Juli,
genial el retorno de Zinefilas con tu entrada!!
Yo como Mara... lo veo pero nunca sabia que nombre ponerle.. aora si, y es gracias a ti!!
Bien el verano???
besos

Juli Gan dijo...

Hola a todos. El verano bien, gracias. Espero que el vuestro, también. Empieza el curso en Zinéfilas :D

Noemí Pastor dijo...

Hola, Juli. Yo a este hombretón lo conocía de "Dos cabalgan juntos". La verdad es que es casi imposible no fijarse en él. Muy fuerte eso de no apareciera en los carteles. ¡Lo que habrá aguantado!