viernes, 26 de abril de 2013

La hermana George sube por la escalera


Hoy tengo el gusto de presentar en Zinéfilas dos películas de los años sesenta, que tienen como característica principal el que tratan de forma directa y protagonista el tema de la homosexualidad. Hasta entonces, tal y como pueden ustedes leer en el excelente post de mi colega la Bruja Truca en este mismo blog, o bien gracias a documentales como “el celuloide oculto”, o buenos libros de referencia como el celuloide rosa o miradas insumisas, la homosexualidad era ese tema tabú y solapado que aparecía “por exigencias del guión” bien en un vigésimo-octavo plano o bien con personajes que morían o vivían agónicamente, tipo “La calumnia” de 1961, donde se dice algo más que en la vieja versión “esos tres” del 36, pero sin hablar de lesbianismo, pero refiriéndose a él, el personaje lésbico, interpretado por Shirley Mc Lane acaba suicidándose, o bien “De repente, el último verano”, de 1959, donde Elizabeth Taylor va contándonos poco a poco el verano donde su primo Sebastian acaba muriendo, dejando caer sus inclinaciones homosexuales. Claro que se partía de una obra de Tennessee Williams, autor magistral, y, casualmente, gay.

Bueno, al lío. Dos films pioneros en eso de tratar de primera mano la homosexualidad femenina y masculina: “El asesinato de la hermana George”, de 1968 y “La escalera” de 1969. Ambas son adaptaciones fílmicas de obras de teatro.

El asesinato de la hermana George (1968), dirigida por Robert Aldrich .


Es la historia de una veterana actriz llamada June Buckridge que interpreta en un serial de la tele a una adorable enfermera religiosa llamada “la hermana George”. Su papel es el de una mujer agradable, pero June, en la vida real es una mujer a las puertas de la vejez detestable, insoportable, dada a la bebida que comparte su vida con su novia, a la que trata muchas veces con gran crueldad.  Su novia, Alice, a la que llama “Childie” (niñita), es mucho más joven, que cuando no trabaja en una fábrica textil, se pasa el día jugando con muñequitas, lo que da a entender que es muy inmadura y con poco carácter. June se pasa la vida controlando a Alice. En cuanto acaba de rodar la llama a casa desde el teléfono de un bar mientras bebe copas sin parar.


La productora del serial está pensando en “matar” el personaje de la hermana George, porque ya no es tan popular.  June, enfadada, decide evadir sus problemas dándose a la ginebra con fruición. Lo malo es que en una de sus borracheras postlaborales  entra en un taxi ocupado por dos jóvenes monjas con las que se propasa y por lo que el taxista sufre un leve accidente por mirar donde no debía. Esto acelera su “muerte”.



La señora Mercy Croft es una productora ejecutiva que se presenta en casa de June y Alice para hablar del escándalo del taxi, que acelera su muerte televisiva. Allá es donde la señora Croft conoce a Alice.



Hay una escena muy larga con la pareja disfrazada de Stan y Oli (El gordo y el flaco) en el afamado pub lésbico londinense conocido como “Gateways”, donde acaba apareciendo la señora Croft para comunicar a June que su personaje será atropellado por un camión. Sin embargo, le ofrece un papel de actriz de doblaje dándole voz a una vaca de guiñol de un nuevo programa infantil.



En la cena de despido del rodaje, June arremete contra todo, hasta contra su novia, que decide abandonarla. Para hacer las maletas, la señora Croft acompaña a Alice, a la que ha conseguido una audición con el fin de seducirla.  Mientras recoge sus cosas, la señora Croft consigue su objetivo sexual. Así las pilla June. Alice abandona a June en medio de una desagradable bronca llena de reproches y dolor. Al final, June, termina en el estudio mugiendo como el personaje de la vaca marioneta a la que dará voz.



FICHA TÉCNICA:

The killing of sister George.(1968)

Director: Robert Aldrich

Reparto:  
  • Beryl Reid: June Buckrigde/ hermana George
  • Susannah York: Alice Mc Naught/Childie
  • Coral Browne: Mercy Croft


Duración: 134'



Género: Drama

Nacionalidad: EEUU


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La escalera (1969) Stanley Donen



La presentación de la película lleva el sello danzarín de Donen. Dos drag queens, en un escenario de cabaret, nos cantan una canción explicándonos que la vida es una escalera que se sube.




Cuenta la historia cotidiana de una pareja de maduros peluqueros formada por Harry (Richard Burton) y Charlie ( Rex Harrison).  Harry es el dueño de la peluquería y cuando conoció al actor fracasado Charlie, además de formar pareja  le enseñó el oficio de barbero. Viven con la madre de Harry, una anciana artrítica que no se mueve de su cama a la que su hijo cuida con verdadero esmero.



Charlie no duda en ser cruel casi todo el tiempo con un vulnerable Harry que, encima, cubre su cabeza con una venda para ocultar su alopecia, cosa que parece ser, arruinaría su negocio. La relación entre los dos hombres, después de tantas décadas, está llena de reproches, puyas y comentarios ácidos, aunque, muy en el fondo se entrevé el cariño que se tienen. Pero muy en el fondo. Los comentarios tienen su guasa, entre ellos el que le dedica Harry a Charlie: “Si los doce apóstoles volvieran, tú los convertirías en un grupo pop”. Y una de las muletillas de Charlie más características: “Que Dios nos ayude a todos y a Óscar Wilde”
Charlie vive temeroso porque espera una citación del juzgado por escándalo público (Se vistió de mujer, y fue denunciado) y encima viene a visitarlo su hija, a la que no ve desde hace 20 años. Está divorciado de una mujer con la que apenas convivió.



La película está llena de cambios de impresiones entre la pareja, como paseos por el campo, recordando Harry su época de monitor de boy scouts, o la pelea por el peluquín de Harry, o cuando Charlie se trae un joven a casa sólo para molestar a Harry.



Llega el día del juicio, y, a pesar de que durante toda la película se tratan como el perro y el gato, Charlie, asustado, llama desde la esquina de la calle a Harry para que lo acompañe al tribunal, ya que el miedo no le deja continuar.



FICHA TÉCNICA

Staircase (1969)

Director: Stanley Donen

Reparto:
  • Richard Burton: Harry
  • Rex Harrison: Charlie
  • Cathleen Nesbitt: Madre de Harry

Duración: 96'




Género: Drama

Nacionalidad: EEUU


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Estas dos películas, pioneras de las historias homosexuales contadas en primer término, tienen en común, además de ser de finales de los 60, y ser norteamericanas, el que se rodaran en Londres con actores británicos todas ellas. Como si en el fondo, este fuera un “problema” inglés, alejado del país que las produjera.

En común, también, los problemas con la censura. Mientras Robert Aldrich, que pudo hacer “el asesinato de la hermana George” gracias al éxito de taquilla que le reportó “doce del patíbulo”, tuvo que lidiar con la censura y con la clasificación X, no ya por unos castos besos entre las actrices, cosa que hasta entonces no se había filmado jamás, sino por una escena explícitamente sexual, y eso que lo único que nos muestra la imagen es la cara de éxtasis de Susannah York llegando al orgasmo de la mano (literal) de Coral Browne.

En el caso de la escalera, el problema fue el secuestro de la cinta por parte de la viuda de Burton, que para preservar la imagen de su marido, nos privó de ésta fantástica caracterización de dos grandes actores hasta 2011.

Al menos, La escalera se pudo ver en España en 1976, después de morir Franco, ya que antes, los censores de la guardia pensaban que mostrar esta película podía pervertir a alguien, por lo visto. No tuvo la misma suerte “el asesinato de la hermana George”, ya que esta jamás se ha estrenado en España.



viernes, 19 de abril de 2013

Volver a empezar

La tierra donde se nace siempre tiene algo especial que no tienen otros lugares. Para muchos no es la tierra en la que se nace sino en la que se viven los primeros años de su vida y su juventud. Para mí, esa tierra es Asturias. La tierra donde se recargan las energías. La tierra en la que siempre se puede volver a empezar.

 
Volver a empezar
Año 1982
Director José Luis Garci
Guión José Luis Garci & Ángel Llorente
Música Johann Pachebel
Fotografía Manuel Rojas
Productora Nickel Odeon
Duración 93 minutos
Reparto: Antonio Ferrandis,  Encarna Paso,  José Bódalo,  Agustín González,  Marta Fernández-Muro,  Pablo Hoyos
 
Sinopsis
En 1981 el famoso escritor Antonio Miguel Albajara llega a Gijón, su ciudad natal, procedente de Estocolmo, donde acaba de recibir el premio Nobel de literatura. Durante cuarenta años ha sido profesor de Literatura Medieval en la prestigiosa Universidad de Berkeley (California), donde ha alternado su labor docente con la producción literaria que le ha dado fama mundial.
 
 
 
En su estreno, Volver a empezar tuvo muy mala acogida entre los críticos de entonces sin embargo, fue elegida para representar a España en la carrera hacia el Oscar. Era la décima vez que España lograba una nominación para este premio y se convirtió en la primera película española en lograrlo hace ahora 30 años: el 9 de abril de 1983.
 
En 1980, el director y guionista José Luis Garci, fundaba una productora de cine llamada Nickel Odeón con la que produce y dirige El crack (1981), un claro homenaje al escritor Dashiell Hammett y al Cine Negro. Al año siguiente rodaría Volver a empezar y posteriormente otras grandes películas del cine español como Sesión continua (1984), Asignatura aprobada (1987), El Abuelo (1998) que también fueron nominadas al Premio Oscar.
 

Garci es gran admirador del Cine Clásico, principalmente del estadounidense y así lo ha demostrado en su programa semanal para Televisión Española ¡Qué grande es el cine! Su cuota de pantalla no era buena pero el programa estuvo en antera durante 10 años (1995-2005). Tanto el programa como su director, han sido muy criticados, pero para muchos otros, en aquellos años, era la única manera de poder disfrutar de este tipo de cine. Garci emitía las películas que a él le gustaban. ¿Qué hay de malo es eso? Yo se lo agradezco.
 

 
Las películas de Garci se inspiran claramente en aquellos grandes clásicos, de eso no hay duda. Muchos de sus personajes son grandes fumadores al igual que en todos los grandes clásicos. Suele hacer que los actores se doblen a sí mismos en postproducción, sus películas tienen un ritmo lento y tiene preferencia por el plano y la secuencia. Sus últimas películas no han tenido demasiado éxito.
 

Muchos identificamos a Antonio Ferrandis como Chanquete (Verano Azul, 1981). Varias veces emitida en televisión quizás haya varias generaciones que la hayan visto. Yo soy de las que la ha visto varias veces y ha llorado con ese final… pero Ferrandis fue un actor de cine y teatro. El verdugo (1963), Mi querida señorita (1972), La escopeta nacional (1978) ó Jarrapellejos (1988). En Volver a empezar es Antonio Miguel Albajara y está grandioso y contenido. En su mirada se puede ver la nostalgia mientras recorre la ciudad recreándose en ciertos lugares que para él son importantes. Vemos en él la añoranza, el recuerdo, la vida pasada…
 

Encarna Paso es una actriz quizás menos conocida entre el público más joven ya que ha trabajado mucho en los míticos Estudio 1 de Televisión Española que comenzaron su emisión en 1965. Con posterioridad a Volver a empezar ha hecho poco cine: La colmena (1982), Sesión continua (1984), El bosque animado (1987)… En Volver a empezar es Elena, amor de juventud de Antonio.
 
 

Ferrandis y Paso, es decir, Antonio y Elena se reencuentran después de 50 años. Juntos recuerdan su época de juventud en alegría, con risas, con tristeza y aclarando situaciones de entonces. La complicidad y el cariño entre ambos, a pesar del paso del tiempo es palpable. Son conscientes de que sólo estarán juntos unos días, ya que Antonio regresará a Estados Unidos y los aprovechan segundo a segundo.
 

 
De entre los secundarios destacan dos. José Bódalo, uno de los grandes de la escena española, interpreta al Roxiu, el mejor amigo de Antonio, compañero de entonces en el Real Sporting de Gijón y actualmente médico de profesión. Bódalo, expresa todo lo que su personaje siente, sin palabras sólo con un ligero gesto o una mirada. ¡Gran actor! La conversación entre éste y el protagonista es uno de los mejores momentos de la película, sin duda.
 
 
El gerente del Hotel Asturias (actualmente todavía existe) donde se aloja Antonio es Gervasio Losada, hombre recto, profesional y servicial hasta el punto de la exageración que perfectamente interpreta Agustín González, eterno secundario de lujo.
 

La otra protagonista indiscutible es Asturias, con su cielo cubierto de nubes. Son muchos los momentos en los que Garci nos muestra la belleza de esta tierra. La cámara se recrea en muchos lugares, que a día de hoy, 30 años después, ya no existen o están rehabilitados para otros fines como son, en Gijón, la antigua estación del tren o el Cine Robledo, pero aunque lógicamente cambiados por el paso del tiempo ahí están el Paseo del Muro en la Playa de San Lorenzo, el Musel, el Puerto Deportivo, la Plaza Mayor, Cimadevilla… Pero también otros lugares emblemáticos del Principado como son los Lagos y la Basílica de Covadonga y también la Cueva de la Santina, Cangas de Onís, Cudillero, etc… en donde no podía faltar un buen culín de sidra asturiana.
 

La dirección artística está a cargo del asturiano y doblemente oscarizado Gil Parrondo (Patton, 1970; Nicolás y Alejandra, 1971) No se puede dejar de lado la música. La canción 'Begin the beguine' de Coler Porter (escuchar aquí), además de sonar en múltiples versiones, musicales o cantadas, da subtitulo a la película, pero también el 'Canon' de Pachelbel que acompaña al protagonista en su recorrido nostálgico y solitario por la ciudad de Gijón  al comienzo de la película (ver aquí).
 

 
Volver a empezar es una película infravalorada en su momento pero que todavía no ha sido reconocida como se merece y no creo pensar así únicamente por estar filmada en mi tierrina.
 
Quiero destacar la especial dedicatoria final de Volver a empezar:
 
 
Esta película quiere rendir homenaje a los hombres y
a las mujeres que empezaron a vivir su juventud
en los años treinta; y en especial, a los que aún
están aquí, dándonos ejemplo de esperanza,
entusiasmo, coraje, y fe en la vida.
 
A esa generación interrumpida, gracias. 
 
 
 
 

viernes, 12 de abril de 2013

Historias paralelas...

















En poco espacio de tiempo he podido revisar Dos en la carretera y visionar Blue Valentine.

Y me ha parecido que tenían muchos puntos en común pero también algunas  diferencias.
Uno de sus puntos en común es que son dos grandes cintas con 40 años de diferencia que vale la pena visionar aunque hay que  decir que no son fáciles porque ambas tocan temas muy profundos sobre la pareja.
Vamos a profundizar un poco en las dos historias. Y os introduzco el comentario con dos magníficas frases de las películas.

 DOS EN LA CARRETERA

- ¿Que clase de gente se sienta en un restaurante y no se dice ni una palabra?
- ¿La gente casada?


En un viaje al sur de Francia , Joana y Mark revivirán los románticos comienzos de su relación , sus primeros años en común y sus respectivas infidelidades. Con el paso del tiempo, 12 años para ser exactos, los dos han cambiado y su matrimonio está en crisis.

Producción inglesa del año 1967 dirigida por el gran Stanley Donen y protagonizada por una maravillosa Audrey Hepburn y un entonces desconocido Albert Finney.


La historia transcurre a través de diferentes flashbacks, durante las diferentes etapas del matrimonio y de sus altos y bajos en cinco momentos de la pareja.
En estas etapas se va viendo las diferencias que va presentando el matrimonio sobretodo  en el ascenso profesional de  Mark y como eso va provocando el deterioro de su relación con Joana.

En Dos en la carretera, aunque amarga, el director Stanley Donen nos presenta los conflictos del matrimonio de manera fresca y divertida a través de esas espléndidas transiciones temporales y utiliza el pasaporte que siempre va perdiendo Mark como elemento de cohesión de la narración, magnífico!

El gran acierto de la cinta, a parte de este perfecto montaje radica en la química i equilibrio que presentan los dos personajes principales, protagonizados por dos jóvenes Hepburn y Finney en estado de gracia, donde demuestran su categoría en ese paso del tiempo, desde la sencillez de sus inicios , como es el hecho de hacer autostop o dormir en un cilindro de cemento hasta llegar a esa madurez matrimonial con su coche  caro o las joyas y vestuario de nuevos ricos. Todo ello con la acidez del paso de su relación de ese inicio pasional a  un final deteriorado del que se sabe el paso del tiempo de una pareja con sus altibajos , y ese proceso de desintegración con sus reproches mutuos, sus infidelidades, sus actitudes egoístas, las separaciones, las reconciliaciones, la insatisfacción sexual o la frialdad en el trato... pues lo dicho... la relación de pareja!.


Como ya he comentado, merece atención especial ese vestuario, sobretodo de Hepburn, perfecta modelo de excepción, aunque para  mi un poco flacuchilla, pero como de bien le quedan unos sencillos tejanos!, en los inicios de su relación a esos magníficos trajes de fiesta cuando ya es rica!, cualquier pieza de ropa le queda como un guante, aunque creo yo, que un simple saco de patatas le daría un toque de glamour que ya me gustaría a mi! También a destacar su precioso peinado en todas las etapas. Y comentar también como de claro queda el paso del tiempo a través de los diferentes  coches que van apareciendo con la pareja.


Visión clásica del matrimonio con una modernidad atípica de los años 60, visión perfecta de Stanley Donen con una magnífica banda sonora de Henry Mancini (el autor de La Pantera rosa) que se presenta como un personaje más dentro de la historia.





BLUE VALENTINE

¿Como vas a fiarte de tus sentimientos, si pueden desaparecer en cualquier momento?


Dean y Cindy , es un joven matrimonio que a lo largo de 6 años, moviéndose en diferentes periodos de su vida en común. Los conflictos que enfrenta a la pareja hará que la convivencia sea cada vez más difícil. Dean cuando presienta el declive de su relación intenta dar un último  paso invitando a Cindy a una noche romántica en un hotel donde existe una habitación del futuro.

Producción americana del 2010, dirigida por Derek Cianfrance y protagonizada por Ryan Gosling y Michelle Williams.

Así como decíamos en Dos en la carretera, vamos observando el ascenso del protagonista , en esta cinta, Dean se conforma con su vida sencilla, con su status, va haciendo trapicheos para salir adelante y sacar a flote a su familia, en cambio Cindy tiene más aspiraciones profesionales, ella es enfermera y al principio de la película le han ofrecido un ascenso en su carrera y no sabe si debe escoger o no...
El es inmaduro, bonachón sin estudios, ella es brillante, vitalista... y eso a lo largo de los años de relación, aunque el inicio sea pasional merma en su matrimonio.


A través de los flahsbacks vamos conociendo la vida de esta pareja, joven, bonita, sencilla pero con pasados tormentosos , sobretodo el de ella, con unos padres que no han sido felices y que ella quiere evitar en su matrimonio lo que les pasó a ellos.
Aquí, los objetos, el vestuario y  sobretodo el maquillaje de Gosling  te hace seguir de manera perfecta el paso de la relación.


Pero me gustaría destacar también los recursos técnicos que utiliza el director Derek Cianfrance para dar más realidad a su historia y es que utiliza la cámara de 16 mm para presentarnos el pasado  y la digital para centrarnos en el presente, así como utiliza los planos cortos para el presente y los planos más abiertos para los pasados aunque los más interesante también sigue siendo las elipsis temporales que ya utiliza Donen.

Película mucho más triste que Dos en la carretera, a mi entender, la relación de una pareja donde se presenta la decadencia, el caos, el dolor personificado en dos jóvenes que quieren olvidar su presente en una noche en una habitación de hotel fría (magnífico decorado esa habitación del futuro, gran acierto !).

El ayer feliz es ahora un final inesperado pero inevitable. La densidad sentimental y emocional que se respira es tan impresionante que eso destila una historia de amor muy dolorosa y amarga.

Aquí, también se parece en la cinta de Donen, la magnífica interpretación de sus dos protagonistas, Michelle Williams y Ryan Gosling, a mi parecer, demuestran lo monstruos interpretativos que son, donde hacen  unos de sus mejores papeles de sus carreras.

Lo que más interesante me parece  de la relación que existe entre estas dos roadmovies a pesar de su diferencia de años es el montaje y su estructura narrativa.
Son dos historias contadas a través de flashbacks y el montaje en ambas es extraordinario, en ningún momento pierdes el hilo conductor de la historia basada en los saltos en el tiempo y donde hace un repaso de la vida marital de las dos parejas, sobretodo cuando hablamos de sus fantásticas puestas en escena. El maquillaje, el vestuario entran en juego de manera imprescindible en la historia y gracias a ello , sigues perfectamente el ritmo de la historia. A destacar sobretodo el vestuario de la maravillosa Audrey y el maquillaje de Ryan Gosling


SPOILER.
Y una de las grandes diferencias que presentan las cintas son sus finales. No desvelaré cual es el final de cada cuna de ellas, supongo que haciendo el comentario que voy a hacer ya digo pistas pero si que es cierto decir que la película de Donen responde a los cánones de la época de los happy ends, y la de  Cianfrance, denota la crudeza de la realidad actual, vaya  que nos demuestra la realidad cruda, pura y dura.

Si no las habéis visto... podría ser una sugerencia hacer un doblete... seria un buen doblete... aunque también os recomiendo que las veáis cuando seáis felices...

Hasta la próxima...
Bargalloneta 

viernes, 5 de abril de 2013

La vida es un largo río tranquilo



La vie est un long fleuve tranquille, 1998
Dirección: Étienne Chatiliez
Guion: Étienne Chatiliez y Florence Quentin

Familia rica, familia pobre

Os cuento cómo se lía parda. En una ciudad del norte de Francia coexisten dos familias que no tienen ninguna relación entre ellas. Por un lado está la familia pobre, los Groseille: madre, padre y seis hijos viven de las ayudas públicas y de delitos menores en un piso social.
Y, por otro, la familia rica, los Quesnoy: la madre frecuenta la parroquia, el padre dirige una empresa pública y los cinco niños estudian en un colegio privado.
Los Groseille y los Quesnoy nunca se habrían conocido si el doctor Mavial se hubiera portado de otra manera con su enfermera y amante Josette. Un día de Navidad el doctor le comunica a Josette que no va a pasar las fiestas con ella, sino con su esposa legítima, y la enfermera, a modo de venganza rabiosa, cambia a dos recién nacidos de sus cunas de la maternidad. Así Maurice Quesnoy pasa a ser Momo Groseille y Bernardette Groseille se convierte en Bernardette Quesnoy.

Doce años después fallece la santa esposa del doctor Mavial, pero el viudo se niega a casarse con su amante enfermera. Entonces Josette sufre otro ataque de rabia y escribe una carta a las dos familias para revelarles el intercambio de bebés.

Los pudientes Quesnoy deciden adoptar a Momo y mantener en su familia a Bernardette sin decirle nada sobre su verdadero origen para evitarle disgustos. Pero las cosas no salen como las planean.


Toda una lección de civilisation française: beauf y BCBG

Los personajes de La vida encarnan todos los estereotipos clasistas franceses de los años 80 para hacer más crudo el contraste entre dos mundos que se ven obligados a relacionarse, cuando siempre han vivido en guetos separados: uno en las afueras pobres y otro en las afueras bien de la ciudad.

A Étienne Chatiliez, el director y coguionista, no le da ninguna vergüenza caer en el estereotipo; lo hace conscientemente para que nos reconozcamos en él, lo convierte a la vez en paródico y verosímil, al situarlo en la Francia de verdad, no en la rutilante París, ni en el Sur, la Provenza o la Costa Azul, sino en el Norte, mucho más desconocido, lluvioso, gris, duro, minero, industrial y canalla. De hecho, Chatiliez rodó La vida en varias localidades norteñas; entre ellas, Roubaix, su ciudad natal.

Así, los Groseille son el retrato de lo que en Francia es un beauf, un cuñao, un francés medio, patriotero, reaccionario, racista y sexista. Su prole va a la escuela pública, cuando va, porque en realidad pasan la mayor parte del tiempo en la calle y aprenden a desenvolverse en la vida. Lucen despeinados, desharrapados y ven mucho la tele. Viven en un piso pequeño y feo de protección oficial, donde a menudo los visita Hamed, el típico tendero moro de la esquina francés, al que machacan continuamente con chistes racistas y sin gracia.


Los Groseille, familia pobre

Y luego están los Quesnoy, lo que en Francia llaman BCBG (bon chic bon genre): meapilas, rancios, estirados, ñoños... Católicos practicantes, sus niñas y niños van a colegio privado, llevan uniforme, visten siempre de azul, blanco o gris y se repeinan. Padre, madre e hijos participan en las actividades de la parroquia y la escuela. La madre en especial es la perfecta esposa y madre devotísima, católica practicante e irreprochable señora bien. Viven en una casa con jardín, donde a menudo reciben la visita del padre Aubergé, quien les dirige la vida social con sanas actividades al aire libre.

Los Quesnoy, familia rica


Cuando el destino los obliga a entrar en contacto con los Groseille, su mundo se desintegra y eso va a dar lugar a un montón de situaciones tan crudas como cómicas.


El reparto

Para este su primer film Chatiliez procuró evitar a toda costa las estrellas y las caras conocidas y buscó a sus actrices y actores entre secundarios del teatro y la televisión.

La excepción fue Daniel Gélin, el intérprete del doctor Mavial, un prolífico actor, director y guionista con un pasado de guaperas que le iba muy bien al personaje. Gélin, fallecido en 2002, era el padre de la también actriz MaríaSchneider, la de El último tango en París, también fallecida hace poco más de dos años, aunque la relación entre ambos fue entre inexistente y conflictiva.

 Daniel Gélin

Para seleccionar a las niñas y niños actores, y especialmente para el papel de Momo, clave en la historia, hubo más de 1600 candidaturas. De todas las criaturas que finalmente actuaron en La vida, solo Benoî Magimel (Momo) y Tara Römer (Million Groseille) hicieron carrera como actores.

Momo y Million. Menudo par


De Magimel qué os voy a decir: que lo hemos visto triunfar con Chabrol y Haneke, entre muchos otros. Por su parte, Tara Römer, que interpreta a Million Groseille, mediohermano y compañero de fechorías de Momo, hizo carrera en el cine y en la televisión y murió a los 25 años en un accidente de moto en París.

La vida después de La vida

La vida fue el primer largometraje de Étienne Chatiliez y supuso un debú grandioso. Fue un tremendo éxito en Francia gracias a su humor corrosivo, a su sátira amable y a sus brillantes diálogos y réplicas, algunas de las cuales han pasado a formar parte de la lengua francesa coloquial. Para que os hagáis una idea, por buscar un equivalente en el cine español, yo diría que La vida es como La gran familia, un clásico intergeneracional con personajes tan conocidos como Chencho, el señorito Críspulo, el padrino búfalo y el abuelo, pero más actual y mucho más atrevida.

Siento decir que, tras La vida, Chatiliez ha rodado otros seis largometrajes y un corto, pero no ha logrado alcalnzar el nivel con el que comenzó. Es lo que tiene triunfar tan pronto, que luego es posible que no iguales tu propia marca.

Chatiliez siguió trabajando con su guionista Florence Quentin hasta 1995, cuando rodaron La felicidad está en el campo. Luego dejaron de colaborar y se reencontraron en 2012 con El tío Charles.

Pero, como digo, nada volvio a funcionar como en La vida; solo hay que ver que esta se llevó cuatro premios César y sus demás films, ninguno. Chatiliez se lanzó a lo paródico sin medida, a lo fácil, lo trillado, con preferencia por personajes femeninos tóxicos. Yo no conozco todas sus películas posteriores, pero en las pocas que he tenido ocasión de ver, puedo constatar que de verdad se le va la mano.


Las canciones


Son dos verdaderas perlitas y tuvieron mucho que ver en el éxito de La vida. La más famosa, la famosísima, el superéxito, la que todo el mundo sabe tararear en Francia, es Jésus reviens, compuesta expresamente para la peli por Gérard Kawczynski con letra de los guionistas e interpretada por Patrick Bouchitey, el mismo actor que encarna al padre Aubergé. Yo no me canso de verlo.






El otro temazo de la peli suena con los títulos de crédito finales. Es Paris en colère y se compuso unos veinte años antes para otro film, Paris brûle-t-il? (¿Arde París?), de René Clement. Lo interpreta la gran Mireille Mathieu y no os voy a explicar nada de lo que se ve, para darle un poco de intriga.



Para acabar, aquí tenéis la peli entera en versión original:




Si alguien encuentra una copia bien subtitulada o doblada, que lo diga, por fa.

Recibid un abrazo de vuestra amiga

Noemí Pastor