viernes, 12 de abril de 2024

Griselda

Después de ver Griselda, he decidido que no me voy a hacer narcotraficante. ¿Que ganas dinero? Sí, pero llevas una vida muy perdulable, como decía una paciente mía. Además, os advierto que es un mundo completamente dominado por el heteropatriarcado. Pero os lo voy a contar despacio. La serie está basada en la vida de Griselda Blanco, una mujer colombiana que controló el tráfico de drogas en Miami entre los años 70 y 80. Por supuesto, la serie se permite bastantes licencias respecto a la vida real de esta mujer, pero los datos fundamentales son ciertos. Una cosa queda clara en la serie: para ser narco tienes que estás dispuesto a matar y a morir. Puedo entender que gente que vive en una situación de pobreza y rodeados de violencia lo acepte como medio de vida. En realidad, tienen poco que perder. La vida, pensaréis, pero no parece tener mucho valor para esta gente, es como si estuviera asumido que vas a morir joven, por lo tanto, hay que exprimir la vida a tope el tiempo que tengas. Me resulta más difícil de entender que no cojan más apego a la vida cuando ya se han hecho capos del tema, tienen un montón de dinero y una familia. A la protagonista le aconsejan varias veces que se retire, pero no sé si es por ambición, avaricia, amor al riesgo o venganza, siempre decide seguir. Yo hubiera esperado un comportamiento más conservador de los que están arriba, de establecer unas normas del juego que les proporcionen algo más de seguridad, pero se ve que esto no funciona así. En la serie vemos llegar a la protagonista a Miami con sus tres hijos después de matar a su marido. En la maleta lleva un kilo de coca para vender. ¿Os imagináis llegar a una ciudad que no conoces y donde no sabes cómo funciona el negocio e intentar vender la coca? El personaje queda retratada como una psicópata, pero no hay duda de que tenía valor. O desesperación. O las dos cosas. Sofía Vergara borda el papel. Está irreconocible. Construye un personaje que es una fuerza de la naturaleza, capaz de levantarse tantas veces como la derriban, inteligente, ambiciosa y sin ningún escrúpulo. Además de ser un mundo cruel y despiadado, es también un mundo completamente machista y que una mujer pretenda tener algún control resulta inadmisible para los narcos. Ella construye su imperio con el apoyo de un grupo de prostitutas que trabajan como sus mulas y un ejercito que constituye con marielitos que le son muy fieles. Otra que sufre el machismo en sus carnes es la policía que quiere resolver el caso. En la comisaría consideran que una mujer está en comisaría para hacer café y fotocopias, y se tendrá que dejar la piel para poder seguir adelante con el caso. Otra cosa que me fascina de la serie es la ambientación y, sobre todo, el vestuario y maquillaje. Es una vuelta al pasado muy lograda, imaginad un mundo de lujo ligado al tráfico de drogas en el Miami del 75 al 85. Ríete tú de Corrupción en Miami. Un despliegue de rasos, oros, casas con piscina y melenas a lo Farrah Fawcett. El director de la serie es Andrés Baiz, del que no he visto ninguna película, aunque Satanás ganó en el Festival de Montecarlo en 2007. Los actores están todos muy bien y hay alguna cara conocida entre nosotros, como Ernesto Alterio y Victor Ammann. Son solo seis capítulos y, aunque no es un tema novedoso, el hecho de que la protagonista sea una mujer en esos años, le aporta más interés. En la verdadera historia de Griselda Blanco, tres de sus cuatro hijos murieron asesinados y ella también a los 69 años, lo que se considera ser longeva para una traficante en activo. Como os he dicho, no me haré narco que me quedarían dos telediarios.

No hay comentarios: