viernes, 14 de junio de 2024

Las largas sombras

Hoy voy a hablar de una serie española recien estrenada (mayo de 2024), basada en la novela homónima de Elia Barceló y dirigida por Clara Roquet y Júlia de Paz Solvas.
El escenario es un pueblo mediterráneo, Elda; las protagonistas, un grupo de mujeres que mantienen y cultivan su amistad desde el instituto. La serie comienza en el momento del reencuentro con la única de la pandilla que no ha permanecido en el pueblo. Rita (Elena Anaya) regresa después de una ausencia de veinte años convertida en una famosa directora de cine. Su vuelta coincide con el hallazgo de los restos mortales de otra compañera desaparecida en el viaje de fin de curso cuando eran todas adolescentes. A partir de ahí se alternan las dos líneas temporales con nitidez y de manera muy fluida. El encaje de los personajes adolescentes y adultos es uno de los logros, tanto en su parecido físico como en el emocional. Algunas escenas que se columpian entre los dos tiempos me han llevado a preguntarme por dónde empezaría a escribir la autora de la novela: ¿Creó los personajes de las jóvenes y luego imaginó cómo evolucionaban, o empezaría por las adultas y quiso reconstruir su adolescencia? La intriga sigue el esquema clásico del “whodunit”. ¿Qué tienen que ver estas amigas con la desaparición? ¿Es alguna de ellas responsable directa de su muerte? Es una serie coral que pone el acento en la relación de amistad entre las mujeres, que como personajes están muy bien perfilados. Poco a poco nos muestra sus ilusiones, deseos y frustraciones. Al remover el pasado inevitablemente salen a la luz secretos. Parece que incluso una amistad así de estrecha y poderosa no logra superar las barreras de la vergüenza y la culpa inducidas. Junto a Elena Anaya, las actrices Belén Cuesta, Irene Escolar, Marta Etura, Itziar Atienza, Ana Rayo, Lorena López y Nansi Nsue encarnan a sus personajes con credibilidad y solidez, con sus luces y sus sombras. Todas ellas nos muestran un trabajo elaborado hasta los más mínimos detalles, hasta los matices más sutiles. También narra una historia de amor de corte nostálgico. El reencuentro de adultas lleva a las dos mujeres a revivir una antigua relación muy intensa. Logra captar y transmitir esas sensaciones tan íntimas y personales en las que se mezclan pasado y presente, con toda la carga irracional que supone sumergirse en emociones adolescentes, entre la melancolía, la euforia y la duda de si aún sería posible. Respecto a la investigación, la policía encargada del caso es hermana de la víctima y eso le resta un poco de verosimilitud, pero el personaje, interpretado por Irene Escolar, una policía atormentada y llena de rabia, es brillante. La trama está bien construida y mantiene el suspense. Poco a poco va desvelando el enredado nudo de relaciones conocidas y desconocidas, como en la antigua peli “No hay salida” de Kevin Costner en la que se iba revelando lentamente una fotografía polaroid que aparecía cada vez más nítida. Espero que la disfrutéis. Almudena Fernández Ostolaza.

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