¿Disfrutabas con Urgencias, Sexo
en Nueva York o Friends, aunque
no lo habrías confesado en público ni bajo torturas? ¿La ficción televisiva ha
formado parte desde siempre de tu colección de placeres culpables?
Pues me juego el
cuello a que te va a gustar Borgen, porque es una
serie como las de antes, de corte clásico, con unos poquitos escenarios
(política, medios y hogar), que acaban haciéndose familiares, y situaciones
repetitivas (desayunos en la cocina, ruedas de prensa, reuniones de gabinete…),
historias claras, que no simplonas, sin vueltas de tuerca en el guión, sin
filigranas narrativas, sin personajes extremos, con conspiraciones creíbles
y tramas de asuntos cotidianos (falta de
tiempo, divorcio, conciliación familiar, las mujeres en los círculos del poder,
la lealtad, el amor maduro…) y políticos (cuotas femeninas en empresas,
intervenciones militares, reformas sanitarias, ecotasas…).
Cuando la realidad imita a la ficción
El castillo de Chirstianborg, en Copenhague (es.wikipedia.org)
Borgen (“el
castillo”) es el nombre abreviado y popular del castillo de Christiansborg de
Copenhague, sede de los tres poderes del estado danés, donde se encuentra la
oficina del primer ministro. En la pantalla, de una manera rocambolesca y
televisiva, contra toda expectativa, como corresponde a un buen guión, llega al
cargo de primera ministra Birgitte Nyborg en septiembre de 2010, cuando empezó
a emitirse Borgen en Dinamarca.
Poco más de un año
después, el 3 de octubre de 2011, llegó al cargo, pero de verdad, Helle
Throning-Schmidt, como Nyborg madre de dos hijos y de una línea política
asimilable; llega también al poder de una manera bastante parecida a la de la
ficción, con un gobierno de coalición fragilísimo, cogido con pinzas. Sabed que
en Dinamarca no ha ganado un partido por mayoría desde 1909.
Borgen, producida
por la televisión pública danesa, es muy danesa y a la vez muy universal. Por
eso ha sido un exitazo en cuarenta países y por eso una productora americana
(NBC) y otra española (New Atlantis, de Ernesto Sáenz de Buruaga) han comprado
los derechos para hacer sendas versiones locales. La americana parece que se
titulará The Goverment; ¿vamos pensando
en el título para España? ¿Qué os parece Moncloa?
“Me había prometido no mentir en mis cien primeros
días de gobierno”
Borgen comienza
con una cita de Maquiavelo y su protagonista, la primera ministra danesa
Birgitte Nyborg, suelta perlas como la del título. Podría interpretarse como
toda una señal del tono global de la serie, pero no es para tanto. No esperes
encontrar en esta serie danesa de 3 temporadas y 30 episodios el cinismo y la
abyección de House of Cards, a pesar de ciertos momentos verdaderamente
ácidos. Borgen es más El ala oeste de la Casa Blanca, más idealista, más
reconocible, más emocional, pero sin pizca de edulcorante.
También tiene Borgen, por supuesto, algo de The Good Wife, con ese jefe de prensa tan a
lo Eli Gold. Qué sería de las series políticas sin los asesores de prensa o
estrategas de campaña, esos seres diabólicos, sin escrúpulos, tan tan tan
profesionales, que dan tantísimo juego narrativo.
También es Borgen
algo francesa, pues me recuerda a la vida política francesa real, con altibajos
continuos en las relaciones entre política y periodismo. Una recomendación
frívola: si un día no tenéis otra cosa mejor que hacer, mirad cuántos políticos
franceses tienen parejas periodistas; y digo políticos y periodistas, no
políticas y “periodistos”.
Lo que siempre sospeché
Borgen cuenta de
las mujeres y los hombres políticos, sus cónyuges y sus familias cosas que yo
siempre había imaginado pero nadie me había corroborado, cosas que no se dicen
en público y que van en el lado oscuro de las vidas de gentes que no son héroes
ni semidioses ni sobrehumanos, sino frágiles y miserables como tú y como yo.
Así, tras la cita de
Maquiavelo que abre la serie, esta salta a continuación a la sala de maquillaje
de una cadena televisiva. La protagonista, Birgitte Nyborg, todavía candidata a
primera ministra y en la recta final de la campaña electoral, se prepara para
una entrevista. La acompaña su jefe de prensa, quien le dice a la maquilladora:
“Que no parezca que no ha dormido en quince días”.
En esos comienzos es
todavía primer ministro de Dinamarca Lars Hesselboe, del Partido Liberal, que
cae política y popularmente con todo el equipo por culpa de un episodio en el
que se ve envuelta su esposa, una mujer desequilibrada que trata desesperadamente
de llamar la atención de su marido.
Sin salir de la
primera temporada, cuando Birgitte Nyborg ya es primera ministra, su compañero
de partido y ministro de Economía Bent Sejrø pronuncia estas terribles
palabras: “Defendemos un modelo de vida en el que las parejas concilian su vida
profesional con la familiar, trabajan y cuidan a partes iguales, pero, en
realidad, los matrimonios de Borgen solo funcionan cuando uno de los dos se
dedica a la casa y a la familia”.
En fin, lo que os
decía, lo que siempre sospeché: candidatos exhaustos y empastillados, esposas locas de abandono y soledad y
cónyuges que sacrifican vidas enteras por el proyecto del otro. Tan duro como
verdadero.
Momento cumbre
Una de las cosas que
más me gustan de Borgen es cómo retrata el poder con imágenes, con hechos,
sin grandilocuencia, sin soflamas ni discursos. De manera que, puesta a elegir
un momento culminante, me quedo con una escena de la primera temporada en la que
dos machos alfa se ausentan de una fiesta, se apartan a un rincón para charlar
sin que los oiga nadie, en privado.
Con traje y corbata
ambos, salen a un jardín a fumar auténticos habanos de Cuba, a beber auténtico
champán francés y a mear en cualquier sitio, porque ellos pueden; y ahí mismo,
medio borrachos, conspiran y deciden en un momentito, como quien no quiere la
cosa, el futuro del gobierno de Dinamarca.
Prefiero no seguir
pensando en esto y no sacar consecuencias. Disfrutad de la serie. Si podéis.
2 comentarios:
Me cuesta mucho seguir una serie por aquello que parece que nunca acaban o porque hay que esperar a la siguiente temporada, pero confieso que vi Urgencias, Sexo en NY y Friends... Ahora quiero ver la última de Downton Abbey.
Saludos.
Tú eres de las mías. Anímate con esta.
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