Ellas son buenas chicas.
Buenas chicas nos introduce en la vida de tres madres de familia de clase trabajadora, de esas que tienen que hacer malabarismos para llegar a fin de mes. Viven en Detroit, otrora rumbosa ciudad del motor, hoy día ruinosa población en crisis eterna. Beth (Christina Hendricks, vista en Mad men) es una hacendosa esposa y madre de cuatro criaturas que un mal día descubre que el capullo de su marido, Dean (Matthew Lillard, al que conocimos en Scream), después de tomar muy malas decisiones financieras, los ha arruinado. Su hermana pequeña, Annie (Mae Whitman), divorciada, ve peligrar la custodia de su hija disputada por su exmarido y no puede hacer frente a la demanda por no poder pagarse un abogado ya que su sueldo de cajera de supermercado puteada no le da para gran cosa. La tercera amiga, y no menos importante, es una luchadora madre y esposa llamada Ruby (Retta) que junto a su marido e hijos forman una familia estupendamente avenida. El problema se presenta porque la niña mayor tiene una seria enfermedad renal, y, ya se sabe que la sanidad en EEUU es privada y salvar la vida a tu hija puede llevarte a la indigencia.
Una vez presentadas las protagonistas y sus circunstancias se van sumando personajes que las acompañan durante sus vicisitudes, como por ejemplo Stan, el amoroso marido de Ruby, guardia de seguridad que está a punto de entrar en la policía; Sadie, la hija de Annie, una preadolescente que sufre acoso escolar porque sus compañeros no aceptan que prefiera vestirse de una manera masculina; Sara, la hija de Ruby, muy enferma, que necesita un riñón para vivir; Boomer, el encargado del supermercado donde trabaja Annie, un capullo obsesionado con ella; Mary Pat, una desvalida joven viuda y madre que es un lobo con piel de cordero, y, por supuesto Río, un tío muy inquietante e inteligente que prefiere vivir al margen de la ley.
Dar un palo al súper con guantes de fregar.
Tres madres con diversos problemas que, a la desesperada, perpetran dar un palo al supermercado para poder hacer frente a sus problemas más inmediatos. Pero este es el principio de una serie de complicaciones cada vez más peligrosas ya que se ven involucradas en las actividades de criminales profesionales. El resto, mejor lo veis.
Carrera delictiva en marcha
Medidas desesperadas que toman tres mujeres desesperadas. Gente normal, así se definen ellas, que acaba mezclándose con gente no muy recomendable. Esto empieza a ser un tema recurrente en series y películas, quizá impelido por la crisis económica que nos azota. La necesidad urgente de pasta hace que se pase por la cabeza cometer delitos.
Este es Boomer, el encargado del súper, obsesionado con Annie.
En el año 2000 la película británica "el jardín de la alegría" ya nos contaba como la ruina financiera de la reciente viuda encarnada por Brenda Blethyn, una adorable mujer bien considerada en su pueblito la llevaba a cosechar marihuana. Un año después, comenzando el siglo, Eva Lesmes dirigió en España una película titulada "el palo" donde cuatro dispares mujeres impelidas por la necesidad económica resuelven atracar una sucursal bancaria donde una de ellas (Adriana Ozores) trabaja como señora de la limpieza. Más recientemente, Netflix nos trajo la historia del resignado Walter White en "Breaking bad", un hombre maduro que necesita hacer frente a sus ingentes problemas aplicando sus doctos conocimientos químicos para delinquir, cosa que nos hace ponernos incondicionalmente del lado del delincuente en todos los casos, y en el de nuestras buenas chicas, también.
Los malos actos conllevan a las malas compañías. Este es el inquietante Río.
Al poco del estreno de la primera temporada, la NBC renovó el contrato con su creadora Jenna Bans para una segunda que esperemos que siga resolviendo esas situaciones límite con esa gracia y giros insospechados.
Juli Gan.
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