viernes, 11 de abril de 2025

Ciudad tóxica

Os cuento mis green flags sobre esta serie británica. La impresionante trayectoria de su directora, Minkie Spiro, —codirectora en «El problema de los tres cuerpos», «Better call Saul» y «Downton Abbey»—. Su buen hacer se refleja en mil detalles, como las escenas entrelazadas (maravillosa la que cruza la celebración de los políticos, con el nacimiento de los bebés y el robo de los documentos); o las tomas aéreas con drones, que, además de estéticas, tienen un efecto maqueta que evoca la planificación urbanística, el fantasma que se esconde tras la trama. Las contraposiciones entre el mundo de la élite y la población media, Club-Pub; o la manera sutil de mostrar el paso del tiempo por la edad de los niños. El guion de Jack Thorne, —«Enola Holmes» y coguionista de «Adolescencia»—. Se basa en una historia real y, además, está bien contada, que es lo importante. Quiero decir que, en principio, no valoro más las obras por basarse en hechos reales, y tampoco me importa mucho la fidelidad en la caracterización de los personajes o la literalidad en acontecimientos puntuales. Para mí lo que cuenta es la construcción de la narración y que, en caso de existir una realidad tras la ficción, se muestre de forma honesta. Si esa realidad que me revelan es un tema interesante del que no sé casi nada, como en este caso, ya, es lo máximo que puedo pedir. Sucede en Corby, un pueblo de Inglaterra que tuvo una industria boyante del acero desmantelada en los 90. A la hora de retirar los residuos de los terrenos donde se ubicaban las fábricas, bajo la pragmática excusa de «encontrar el equilibrio entre la burocracia y la realidad», no se siguieron las normas de seguridad, con graves daños para la salud de la población. Salta la alarma cuando empiezan a nacer bebés con extremidades diferentes en una proporción muy superior a la media. La tenacidad de las mujeres recuerda a la famosa «Erin Brokowitz», interpretada por Julia Roberts. También es un referente la serie «Sherwood», donde asimismo se trataba la desindustrialización británica de la era Thatcher y lo que arrastró consigo: huelgas, movilizaciones, desempleo y parece que también problemas de salud pública. El problema médico de los niños se trata con objetividad y sin morbo. Se centra en el calvario de operaciones a las que quedan abocados desde su nacimiento, y sirve, de paso, como reflexión sobre la maternidad y sobre los cuerpos diferentes. Las dos protagonistas. Susan McIntyre, —interpretada por Jodie Whittaker, a la que vimos en Broadchurch—, es un personaje que cae bien al instante gracias a la versatilidad y delicadeza del registro interpretativo de la actriz. Lleva el peso de la trama principal y de una excelente subtrama matrimonial con un marido al que no se puede considerar ni siquiera cero a la izquierda: es un número negativo. La actriz Aimee Lou Wood —«Sex education»— da vida a Tracey Taylor, la parte sensata del dúo protagonista. La admiro no solo por su papel de contable y madre, sino por la valiente defensa de su imagen en la vida real. El proceso judicial. Todo el desarrollo de la obtención de pruebas, la búsqueda de expertos y peritos, intervención de las autoridades, opinión pública y el propio juicio en sí justificarían por sí solos la serie. Los secundarios contribuyen a que sea redonda. El abogado, interpretado por Rory Kinnear —el inolvidable primer ministro del capítulo 1 de «Black Mirror»—. El teniente de alcalde, Brendan Coyle de «Downton Abbey». El concejal pelmazo, encarnado por Robert Carlyle de «The Full Monty». El resto de madres, los trabajadores de la fábrica, etc. La extensión en cuatro capítulos me parece muy acertada, sin capítulos de relleno, aunque en este punto expreso mi única red flag: no está suficientemente explotado el personaje de Ted Jenkins, interpretado por Stephen McMillan. El joven inspector es un personaje fascinante por su implicación, consecuencias, y toda la secuencia de acontecimientos que lo rodean. Tiene bastante peso en los primeros capítulos, pero merece más en los últimos. Como espectadora, me hubiera gustado saber más cosas sobre él. Almudena Fernández Ostolaza.

viernes, 4 de abril de 2025

ADOLESCENCIA

La miniserie "Adolescencia" (2025) se está convirtiendo en un auténtico fenómeno social. 

Lamentablemente de forma casi semanal, la actualidad nos sacude con noticias sobre asesinatos machistas y esto nos genera impotencia, rabia, dolor , frustración  y un cuestionamiento permanente acerca de la validez de las instituciones  y del sistema en general a la hora de prevenir y proteger a las víctimas de estas violencias, así como una reflexión en torno a una sociedad que perpetúa creencias y valores asentados en un patriarcado que fomenta en menor o mayor grado un nivel de hostilidad palpable hacia las mujeres.

Sin embargo, cuando esta violencia se ejecuta por parte de un adolescente de 13 años, la sociedad se revuelve en una mezcla de perplejidad y rechazo. Esto es lo que nos cuenta "Adolescencia" a través del caso de Jamie, un adolescente que acaba de asesinar a una compañera del instituto y que es detenido y arrestado por este motivo en el capítulo 1.


Esta miniserie británica dirigida por Philip Barantini y escrita por Stephen Graham y Jack Thorne está compuesta por cuatro episodios y arranca con un plano secuencia fulminante en el que somos testigos de la detención de Jamie en su domicilio y con su  familia de testigo que está en estado de shock y es incapaz de comprender y asumir qué está sucediendo.

No estamos ante una serie de intriga ni de suspense, desde el minuto uno sabemos quién es el asesino y quien es la víctima y tampoco estamos,si nos referimos a Jamie,  ante un chaval proveniente de un hogar roto o desestructurado. Sin embargo, sí estamos frente a un adolescente expuesto como tantos otros a la influencia de los círculos de iguales y por supuesto a la todopoderosa influencia de las redes sociales.Los comentarios despectivos acerca de los pechos de su compañera de clase, los comentarios negativos en redes acerca de las modelos que él mismo ha posteado advierten de una hostilidad  creciente hacia las mujeres que finalmente se reviste de resentimiento al amparo de sus propias inseguridades personales y su baja tolerancia a la frustración.


Las preguntas de ¿por qué ? ¿cómo es posible llegar hasta aquí ? nos persiguen de principio a fin, y sí vemos ese germen de un discurso en el cual el mundo (en este caso femenino) está en deuda contigo , te debe algo y si esa expectativa no se cumple, es lícito que te saldes esa deuda.

La escuela no cuenta con los recursos necesarios, se observa la incapacidad del profesorado para detectar y prevenir esta posible agresión pero tampoco la familia sospecha en ningún momento que Jamie pudiera ser capaz de cometer un asesinato de este índole.Sabemos que Jamie no ha sufrido maltrato por parte de sus progenitores pero en cambio su padre sí sufrió esa violencia por parte de su padre, y de alguna manera esa impronta está latente en la figura masculina más directa y referente de Jamie.


La escena del interrogatorio con la psicóloga es posiblemente una de las que más tensión genera en la película pues observamos la ira contenida de Jami y cómo su rostro y su lenguaje corporal se transforman a medida que la entrevista le va incomodando de manera gradual . Actuaciones sobresalientes en una entrevista repleta de mensajes tanto manifiestos como subliminares.

Es la construcción de una masculinidad tóxica lo que se cuece a fuego lento sustentada por múltiples factores que no somos capaces de atajar ni desde la familia ni desde la escuela ni desde la comunidad en general y cuyas consecuencias aquí atroces,aquí en "Adolescencia" se dejan ver.

Un mensaje claro y directo que puede servir para revisar nuestro lenguaje y tomar conciencia de qué algoritmos alimentan nuestras creencias, no ya sólo como adultos sino también desde la extremadamente vulnerable e influenciable adolescencia.

 Troyana.


viernes, 28 de marzo de 2025

Black Bag: Sexo, mentiras y espías

Anoche, después de muchísimos meses, quizá años, pude ver en el cine una película de entretenimiento hecha para gente hecha y derecha, un filme que exigía la atención del espectador, que no se sentía como el contenido vacío de cualquier plataforma, al que echar un ojo entre revisión de los mensajes móvil. Era, ¡por fin!, una película para disfrutar.

El cine que nos regala esta vez Steven Soderbergh en 'Black Bag' (también conocida como 'Confidencial', 'Código Negro' o 'The Insider' en algunos países), es una lección de arte en la que el ya veterano realizador, lejos de sus experimentaciones habituales, o del cine más comercial que lo ha hecho famoso, nos regala una película que se mueve entre ambos mundos, y que sabemos que sólo puede estar filmada por él: solvente, elegante, carismática y visualmente atractiva, 'Black Bag' es un ejercicio actoral que llega a recordar a 'Sexo, Mentiras y Cintas de Vídeo', envuelto en un recubrimiento 'cool' propio de 'Ocean's 11', mientras nos muestra un mundo desagradable como el que podría ser el de 'Traffic', y llega a regalarnos una historia de amor magnética y aséptica, muy lejos de los sentimentalismos y demostraciones banales que solemos ver en nuestras pantallas

La trama, sin destripar nada, se resume en lo siguiente: George está casado con Kathryn, y ambos son un matrimonio de 'analistas de inteligencia'. Ante una posible amenaza global, George debe averiguar quién está traicionando a la agencia, con la problemática de que además analizar a sus concidos o 'amigos', tendrá que investigar también a su propia esposa.

Es un filme de espías, casi sin acción, pero no por ello carente de desasosiego o momentos de tensión, que se basan principalmente en las interpretaciones actorales. Más importante que la resolución de la trama de espionaje, está el choque entre los distintos personajes, en los que veremos un verdadero tumulto melodramático apoyado en 6 caracteres diferentes (quizá siete, si incluímos al de Brosnan), que harán una disección de su vida personal, a través del tamiz de su labor como espías. Y a todo esto, hay que añadir, que también hay que solucionar, de una manera deudora de los misterios de Agatha Christie, la pregunta inicial : ¿quién está mintiendo y actuando como el 'topo'?.


Es por ello que aquellos que esperen una película llena de acción como las de 'Misión Imposible' o las de 'Bourne', se llevarán una decepción con este filme, que es más bien, un 'juego psicológico'. Pero si disfrutas del 'factor humano' en las tramas de espionaje, como las que a veces hemos podido ver en las novelas o adaptaciones de la obra de John Le Carré o de Graham Greene, estarás en tu elemento. Este filme, si recuerda a otros de ese género, es a aquellos de Michael Caine, como 'Ipcress' (me pregunto si las gafas del protagonista son un homenaje a ese 'Harry Palmer'), cruzándolo con un drama doméstico y burgués, empaquetado de forma de cinematografía, fotografía, vestuario y música estilosas. Y es que hay que resaltar que la música de David Holmes se mueve por esa banda sonora propia de los Ocean's que también firmó, pero con un toque de cine de espías de los 60 y 70. O que la cinematografía y edición también son de Soderbergh, bajo pseudónimo, que como siempre, hace un trabajo impecable y correcto.

Pero vuelvo a insistir en el guión, que es un elemento que aunque tiene sus "trampas", no juega con la inteligencia del espectador, y que además regala unos diálogos sumamente brillantes, y propios de un drama teatral de parejas. Lo firma David Koepp, que empezó a trabajar en el mismo hace 30 años, mientras desarrollaba la primera 'Misión Imposible'. Curioso, que ahora que se cierra la saga de Cruise, Koepp haya podido ver lista y realizada su idea.

Vayamos ahora a las interpretaciones, uno de los puntos fuertes de esta película. Los secundarios están encantados y disfrutando con sus roles, empezando por dos solventes ex-alumnos de Bond como son Pierce Brosnan y Naomi Harris. Están acompañados por un maravilloso Tom Burke, y una Marisa Abela que disfruta de cada momento, y que son los dos ideales en sus roles. La interpretación más floja es la del ex-bridgertoniano Regé-Jean Page, que la verdad sea dicha, se ajusta al papel, y es que sale mal parado en el reparto de personajes carismáticos frente a sus compañeros.

¡Y, oh, el duo protagonista! Cate Blanchett siempre brilla, y aquí no nos falla, con una Kathryn profesional, orientada a sus objetivos, pero seductora a la vez, haciéndonos apoyarla o dudar de ella. Pero quien se lleva la palma es Michael Fassbender, que vuelve de su retiro actoral con esta joyita; el actor deja brillar a su coestrella, y a la vez nos da una fantástica interpretación del frío, e incluso casi robótico George, cuyo exterior helado se va a resquebrajar sutilmente, por el conflicto entre la pasión y amor que siente por su esposa, y sus obligaciones y deberes, además de su desdén por los mentirosos. Fassbender, con una contención milimétrica, resalta como el gran actor que es, que con sólo una mirada, nos puede transmitir su torbellino interior. Por otro lado, no había visto una química tan apasionada entre dos actores en mucho tiempo, y realmente, llegas a sentir el drama de este ferviente matrimonio, que baila lentamente sobre un hielo frágil, similar al de sus exteriores helados. Curioso que una película que no muestra nada de sexo explíticito, de una sensación de sensualidad y conexión tan potente, pero ya Soderbergh supo sacar algo similar en su primera película ('Sexo, Mentiras y Cintas de Vídeo').

En fin, no puedo añadir nada más que os animéis a verla. Son 90 minutos de disfrute inteligente y adulto, que os recordarán lo que es el cine y deleitarse con una película.

Carmen R.


viernes, 21 de marzo de 2025

A complete unknown

No soy una fan entregada de Bob Dylan, pero no hay duda de que ha sido un hito para nuestra generación. De hecho, viendo la peli, me di cuenta de que me sabía la mayor parte de las canciones en catalán y me recordaban mis remotísimas (y breves) épocas de montañera. Este cantante forma parte de la banda sonora de nuestra vida y tenía ganas de ver qué tal se le daba el personaje a Timothée Chalamet. A perfect unknown narra la época desde la llegada de Dylan a Nueva York con diecinueve años hasta su polémica actuación en el festival de folk de Newponrt. La película está dirigida por James Mangold, que también es el guionista junto con Jay Cocks, y está basada en el libro Dylan goes electric de Elijah Wald. No he visto muchas películas de este director, pero Indiana Jones y el dial del destino me encantó. La verdad es que esta producción ha estado gafada: han tardado cinco años en terminar un proyecto que empezó en 2020. Les ha pasado de todo: primero el COVID paralizó el proyecto; cuando se retomó en 2023, comenzó la huelga de actores y guionistas. Durante todo este tiempo, Chalamet aprovechó para aprender a tocar la guitarra y a cantar y el resultado, tanto suyo como de Monica Barbaro en el papel de Joan Baez, es impresionante. De Chalamet ya sabíamos sus capacidades por Wonka, pero te parece estar escuchando a Dylan. Y Monica Barbaro es impresionante, tiene una voz preciosa. La película no ha conseguido ningún Oscar, pese a tener varias nominaciones, pero este año había muy buena cosecha de películas. Yo, la verdad, le hubiera dado el de mejor actor. Supongo que porque The brutalist no me gustó y me parece que Adrien Brody siempre hace de Adrien Brody y Timothee Chamelet tiene muchos registros y en todos está bien. Creo que me enamoré de él en Call me by your name, una película maravillosa en la que él bordaba su personaje. La película solo narra unos pocos años de la vida de Dylan a principios de los sesenta, cuando pasó de ser un perfecto desconocido a triunfar en todo el mundo. Me parece que está muy bien ambientada, he sentido que hacía un viaje atrás en el tiempo y así me imagino el aspecto de Nueva York en esa época y los festivales de folk a los que tanto nos hubiera gustado asistir. La verdad es que el personaje de Dylan resulta insoportable. Un hombre absolutamente centrado en si mismo, un artista genial, pero un novio o amigo fatal. Su relación con las mujeres es desastrosa. Sylvie Russo (personaje basado en Suze Rotolo) está muy bien interpretada por Elle Fanning y se hace extraño que en ningún momento de la historia le de a Dylan con la guitarra en la cabeza. La parte del conflicto que resulta de utilizar elementos eléctricos en el festival folk, lo que es visto como una traición por la organización y gran parte del público, es lo único que resulta muy comprensible. El cantante está harto de que le encasillen y le obliguen a cantar Blowing in the wind por millonésima vez, cuando él quiere experimentar e innovar.

viernes, 14 de marzo de 2025

La tapadera (1976)

 Hoy no voy a hablaros de La tapadera de 1993, la que dirigió Sydney Pollack, sino de otra tapadera algo anterior, dirigida por Martin Ritt, antiguo represaliado por el comité de actividades antiamericanas que tanto daño hizo. Ambas pelis llevaron el mismo título en España, pero la protagonizada por Tom Cruise se llamó en inglés "The firm" (Algo así como la empresa queriendo definir al bufete de abogados), la protagonizada por Woody Allen se tituló "The Front", que quizá sí fuera una traducción algo más ajustada.


Aunque al protagonista lo encarna Woody Allen no es una peli dirigida por él. Esta es una de las pocas veces en que Allen no ha actuado en una peli que no fuera suya. Su personaje se llama Howard Prince y es un tipo algo buscavidas que sobrevive como cajero en un bar. Se dedica a apostar y a dar sablazos a su hermano. Howard tiene un  buen amigo que es un brillante guionista. El guionista es bastante famoso, se llama Alfred Miller y tiene éxito. Lo malo es que estamos en la mojigata Norteamérica de los años 50. Durante aquella época gazmoña hubo un senador de apellido McCarthy que se dedicó a enarbolar una caza de brujas sobre cualquier persona que oliera a progresismo sin ser necesariamente comunista. 

Alfred, el escritor y su amigo Howard, la tapadera.

Como suele ser habitual, en las profesiones artísticas suele darse con frecuencia una sensibilidad palpable del sentido crítico  y eso, en aquella época, y, por desgracia en la nuestra aunque aún no hayamos tocado fondo, significó que gente reaccionaria e hipócrita por lo muy cristiana, pero sin los valores propios, se dedicara la vida a amargar la misma a tantos artistas. El comité de actividades antiamericanas, nombre pomposo donde los haya, prohibió a miles de personas poder ganarse la vida. Hasta en pelis de la época franquista como en Bienvenido, mr. Marshall, queda retratado este comité, concretamente en el sueño agitado del señor cura. La censura era un mal que está de vuelta. Aprovecho para hacer un guiño a pelis que tratan el tema como "Buenas noches, y buena suerte".

Heckie Brown (Zero Mostel) actor que lo tuvo todo y que está en horas muy bajas.

Volviendo a la historia de Howard Prince, éste acuerda con su amigo, el escritor Miller, hacerse pasar por autor de los guiones del segundo, para poder comer los dos. Y Prince, que ve el negocio, empieza a sumar guionistas censurados para ir viviendo bien como un gran escritor aunque no sepa ni escribir la lista de la compra.

El impostor se despide de su chica hacia un sombrío destino.

El impostor va subiendo hasta que la situación se hace insostenible. El asco a la delación y el tener miedo a todo se plasman en el papel del actor célebre que un buen día deja de tener las puertas abiertas de todas partes. Quizá las escenas de Hecky Brown (Zero Mostel, otro actor que estuvo en la lista negra) sean de lo más logrado de esta peli.

Hacía mucho que no volvía a ver esta peli tan cargada de ironía y, tal y como está el patio, me da bastante angustia que este clima de puritanismo rancio, miedo y delaciones vuelva a ponerse de moda. A modo de curiosidad, los títulos de crédito del final empiezan desde el director, el guionista y algunos actores indicando el año en que fueron incluidos en la lista negra del comité de actividades antiamericanas. 


Saludos y parabienes,

Juli Gan.

viernes, 7 de marzo de 2025

The Game

 


Os cuento en este articulito mi tormentosa relación con este film de David Fincher de 1997. Mi primera sorpresa al revisitarlo es que ya tiene casi veinte añitos, así que podemos decir que es una peli de otra era, de cuando la tecnología no estaba tan presente en nuestras vidas, aunque, si la habéis visto, coincidiréis conmigo en que es un film bastante tecnológico; no estaría mal una nueva versión actualizada a estos tiempos, pues daría pie a mayores marcianadas.

Otra vez estoy ante una de esas contradicciones mías. The Game es una peli que no me gusta, pero, como me sucede con otras muchas y como ya os he contado en anteriores episodios, me deja pegada a la pantalla cada vez que tropiezo con ella en la tele. Quizás por eso me ha apetecido dedicarle un artículo, porque quiero descubrir qué es exactamente lo que no me gusta y qué lo que me fascina o qué me desagrada y me fascina a la vez, que también puede ser.

El director, David Fincher, tampoco me gusta nada. Presuntuoso y sobrevalorado, cuenta con el prestigio del aburrimiento y el embrollo narrativo. Seven y El club de la lucha me parecen un horror. Salvo de la quema Zodiac, Perdida y La red social y me rindo ante House of Cards.

Maldita sea. Lo he vuelto a hacer. Empiezo diciendo que algo no me gusta y acabo reconociendo que bueno, tira, vale… Igual no lo detesto tanto.

En fin. Volvamos a The Game y comencemos por el personaje principal, Nicholas van Orton, el encarnado por Michael Douglas. Ese “van” ante el primer apellido nos da una pista: estamos en un entorno que en USA llaman “old money world”; esto es, quienes llevan ese “van” ante el apellido pertenecen a familias con dinero acumulado durante generaciones, en una línea sucesoria directa que se remonta a los primeros holandeses que llegaron a América y engañaron a los indígenas para quedarse con sus tierras.

 Por eso decidieron filmar The Game en San Francisco, porque es la ciudad más apropiada para representar a ese “dinero viejo”. No estuve yo allí muchos días, pero sí recuerdo que las calles del centro olían a dinero; a dinero discreto, no al exhibicionismo rayano con el mal gusto de Los Ángeles. Simplificando mucho, podríamos decir que en Los Ángeles están los nuevos ricos y en San Francisco, los ricos de toda la vida que no necesitan demostrar nada, porque con solo decir que se apellidan Van Algo, ya lo dicen todo.

Van Orton es, pues, un ricachón de San Francisco que encaja en el estereotipo narrativo del Scrooge de Charles Dickens. Como sucede en Family Man, comienzan a sucederle cosas extrañas que acaban componiendo una experiencia iniciática que suponemos también redentoria, que le transforma la vida, aunque el film apenas nos diga nada sobre su vida posterior a tal experiencia.

 Dice David Fincher que el tema central de The Game es la pérdida de control sobre la propia vida y el terror enorme que eso provoca. Estoy de acuerdo, aunque también hay críticos que afirman que es un film sobre la paranoia y también estoy un poco de acuerdo. Lo que cuenta The Game se mueve entre la ensoñación y la realidad, nunca sabemos si lo que vemos es real o es producto de la mente alterada de Van Orton, así que la pérdida de control y la paranoia me encajan como extremos del péndulo que marca el recorrido de este film.

 No me queda más remedio que reconocerle a Fincher la virtud de saber crear atmósferas envolventes (va a ser eso lo que me atrae): la luz, la música, los encuadres, la gama de colores, el sonido, la escenografía, el ritmo… Y ese ambiente tenso y opresivo, a la vez que elegante.

Hay quien dice ver fallos en la trama, zonas oscuras y detalles no resueltos. Seguro que es así. A mí ni se me ocurre ponerme a desenredar el hilo narrativo, porque sería un esfuerzo que no conduciría a nada. Es lo de menos. Es más: opino que esos fallos o esas pequeñas ausencias de lógica argumental ayudan a componer el ambiente de pesadilla en el que las cosas malas, las desgracias, suceden porque sí, de manera tonta y absurda, sin concatenación lógica alguna.

En lo pesadillesco me recuerda The Game a Jo, qué noche, de Scorsese, porque The Game también te introduce en un torbellino de desdichas que no puedes imaginar cómo acabará, con sus inevitables toques kafkianos, claro.

Así y todo,  también tiene su punto de redención (no olvidéis a Scrooge) y su minúsculo lado luminoso.

 Michael Douglas es un actor que se desenvuelve muy bien en ese terreno entre la elegancia y la sobriedad y el desgarro del terror. Por eso me sorprendo cuando leo que para su papel también pensaron en Kyle MacLachlan y Jeff Bridges; y que para el papel muchísimo más residual de Christine, que al final fue representado por Deborah Kara Unger, pensaron en Bridget Fonda y Jodie Foster.

 ¿Con otros actores y actrices habríamos tenido una película distinta? Um, no sé. Dejadme pensarlo. Entre tanto, os saluda amablemente vuestra amiga


Noemí Pastor

viernes, 28 de febrero de 2025

La pareja perfecta

Lo que más me ha gustado de esta serie es el flash mob de la intro. Anything that feels this good, well, it must be illegal, it must be illegal…
De hecho, creo que se podría catalogar un nuevo subgénero de ficción policiaca: el flash mob mistery. Se caracterizaría porque los personajes son guapos, visten fenomenal, son inmensamente ricos, tienen una maravillosa mansión junto a la playa en una isla en la que reinan como emperadores… y se comete un asesinato. La serie tiene sus aciertos. La trama está bien armada y no resulta tan simple como aparenta en un principio, con una estructura narrativa atractiva, consistente en focalizar la atención por turnos en cada uno de los personajes, uno a uno. Durante unos minutos todo gira en torno al elegido o elegida: acción, interrogatorios de la policía, comentarios del resto, etc. A lo largo de los episodios se suceden varias rondas de esas cápsulas individuales que van desvelando capa a capa los secretos de cada personaje. He tenido la sensación, y esto es una opinión completamente subjetiva y probablemente infundada, de que es una estructura pensada para los espectadores postpandemia, adictos a las pantallas e incapaces de fijar la concentración durante mucho tiempo. Lo cierto es que facilita mucho seguir el hilo sin perder la tensión narrativa y el suspense. La interpretación, con Nicole Kidman a la cabeza, resulta verosímil, si bien, los personajes están algo estereotipados. Algunos capítulos parecen un drama de teatro clásico: el rey, la reina, príncipes, princesas, vasallos y bufones. Y es que, en realidad, el argumento tiene mucho de cuento de hadas: la plebeya que se va a casar con un noble y rico heredero y las dificultades que eso genera en la corte. Siempre queda la cuestión de si el amor triunfará por encima de todos los obstáculos. Nicole Kidman interpreta a Greer, la matriarca del clan. Una escritora de éxito, famosa y aclamada por sus fans, que además maneja con mano férrea todos los asuntos familiares y económicos. Su marido es Tag (Liev Schreiber), irresponsable, infiel y adicto al cannabis. Pero como la fortuna es de él, todo se le perdona por el bien de la familia con un resultado muy rancio y patriarcal. La pareja tiene tres hijos, Thomas, Benji y Will, (Broderick G, Billy Howle y Samuel John Nivola). También como en los cuentos, —para el mayor, el molino, para el segundo, el burro y para el tercero, el gato…—. El conflicto paterno filial es el mismo de siempre, añadiendo a los intereses económicos la competición por el reconocimiento de papá y mamá. La parte del salseo la aportan las novias y amigas de los hijos, Amelia, Abby y Merrit (Eve Hewson, Dakota Fanning y Meghann Fahy). Y el resto de la acción recae en la plebe, un conjunto de secundarios entre criados, policías, amigos de la familia y demás entre los que destacan la agente literaria y sus dos asesores que logran añadir un punto todavía más frívolo a todo el postureo familiar. … So, call us criminals, criminals… Almudena Fernández Ostolaza.

sábado, 22 de febrero de 2025

Yo, adicto

 Siempre predispuesta a recibir sugerencias sobre pelis y series, mi hermana esta vez es quien me recomienda esta mini-serie española que ha tenido bastante buena acogida tanto en el público como en la crítica. Estamos hablando de "Yo, adicto" (2024) de Javier Giner, Aitor Gabilondo y Elena Trapé.

Nos cuenta la historia de cómo Javier Giner (creador de la película) profesional de la industria audiovisual, decide ingresar en un centro terapéutico de desintoxicación .A partir de aquí, el espectador será testigo de un proceso de transformación personal no exento de altibajos en el que el protagonista interpretado de forma excepcional por Oriol Pla, recorrerá un camino repleto de luces y sombras y a través del cual tendrá que enfrentarse a sus demonios en una lucha sin tregua contra la adicción.


En este contexto de comunidad terapéutica nos encontramos otros personajes tan bien construidos y perfilados que hace que la historia de Javi aún nos interese más si cabe de principio a fin. Es el caso del personaje interpretado por la siempre solvente Nora Navas, como la educadora social del centro , Anais, que desde el momento de su ingreso, establece un vínculo muy significativo con Javi, pieza clave en el camino de su metamorfosis integral. Pero no es la única, porque el reparto es deslumbrante y nos encontramos además con Victoria Luengo en el papel de una persona drogodependiente, al borde del abismo, ingresada en el centro y con una hija fuera, una superviviente cuya vida se percibe pendiente de un hilo demasiado fino. Tenemos además en el reparto a Alex Brendemühl en el papel de psicólogo terapeuta y Omar Ayuso , como el alter ego del propio protagonista, interpretando a un actor adicto,narcisista y con un ego desorbitado que se convertirá en el espejo del propio Javier en el momento inicial de su desintoxicación , solo que Javier ya lleva unos pasos más andados ahora le toca ejercer el rol de acompañante.

No puedo dejar de mencionar dos personajes claves, representantes del apego más grande que pueda existir,los padres de Javi ,interpretados por Itziar Lazkano y Ramón Barea.

"Yo, adicto" se convierte en este aspecto en una mini-serie valiente y arriesgada, un alegato absoluto hacia la vulnerabilidad que nos define como seres humanos, con todas las aristas e imperfecciones que sus personajes dejan al descubierto.

Tal cual se reseña en Fotogramas, en esta serie se consigue que los personajes te importen, que los quieras, y que desees con todas tus fuerzas que les vaya bien.

Es una historia honesta y conmovedora en el cual se abordan temas tan trascendentes como la construcción de una nueva identidad, la autoaceptación, la validación de los propios sentimientos, la resiliencia,los límites, las decisiones que sin imaginarlo nos cambian la vida para bien o para mal, la responsabilidad, la capacidad de empezar de cero y la importancia de la honestidad con uno mismo en cualquier reinicio que implique una limpieza total con tu vida anterior.

No es sólo una serie de personas adictas, es una exploración de la condición humana y por tanto, cualquier persona se verá identificada en según qué aspectos, porque lejos de la etiqueta y el prejuicio, el aprendizaje es reconocerse en según qué luces y qué sombras, porque todos estamos hechos de talentos y debilidades y al final,todos somos diferentes e iguales a la vez.

Este "Yo, adicto" con una pensada y bien escogida banda sonora, bien podría ser un cuento para adultos cuyo epicentro es la  transformación del gusano a mariposa,el tortuoso y a menudo desesperado recorrido de la oscuridad hacia la luz que todo ser humano transita si decide levantarse y recomenzar alguna vez. Hay una escena concreta en la que Javi se desnuda emocionalmente con su terapeuta que es un monólogo descarnado de Oriol Pla en torno a la relación con sus padres que sólo por eso, merece la pena ver el episodio y la serie entera, un ejercicio de interpretación sincero y en mi opinión descomunal.

No la dejéis escapar. Son 6 episodios que huyen del maniqueísmo y la moraleja, es sólo una historia real que opta por la exposición absoluta sin pudor y con extrema vulnerabilidad lo cual  casi siempre es sinónimo de valor y verdad.

Buen fin de semana,

Troyana


viernes, 14 de febrero de 2025

Jane Austen & San Valentín: Jane Austen a gâché ma vie

Hoy es San Valentín, y en esta nueva entrega de Zinéfilaz, obviamente, vamos a hablar de una historia romántica. Además, siendo 2025, el año que marca el 250 aniversario de la autora Jane Austen, he decidido haceros la crítica de una película que une ambas cosas y que se acaba de estrenar en Francia, y que tuve la suerte de hace dos meses: "Jane Austen a gâché ma vie", que podemos traducir como "Jane Austen ha destrozado mi vida".

Esta película independiente, debut de la directora, y también guionista del mismo, Laura Piani, es un filme francés que se aleja de las clásicas comedias románticas del Hollywood actual, cuyo ritmo es pausado, algo que a veces podemos temer en las películas europeas, pero que aquí funciona. Y es que la manera en que está dirigida, hace que se aleje del humor de brocha gorda que hay en otros productos más comerciales, y que afectaría bastante al alma de lo que se nos quiere transmitir aquí.

La película cuenta la historia de Agathe, una librera de la parisina Shakespeare & Co., que vive una realidad solitaria, refugiada en su trabajo, sus colegas, especialmente su amigo Félix, y su hermana y su sobrino. Como muchas veces ocurre a mucha gente, vive escondida en su rutina diaria, pero al contrario que mucho, también intenta desarrollar una pasión secreta: la escritura, que hará que acabe en un retiro de escritores en Inglaterra, donde tendrá que enfrentarse a ella misma.

El espíritu bohemio burgués parisino (lo «bobó» en Francia, o «progre», en España), domina el comienzo del filme, donde Agathe es presentada así como su familia y amigos. Es un París de postal, filmado con cariño, pero sin caer en una visión fantasiosa típicamente "ameliana", y está enfochada en  las relaciones humanas, que son realistas con el ambiente y que están vistas de forma muy «parisina». El cambio se produce al llegar a Inglaterra, donde ocurren los choques culturales entre la francesa Agathe y el inglés Olivier, así como otros miembros del hogar, donde la protagonista deberá enfrentarse no sólo a lo que le rodea, sino a ella misma y a la vida que ha escogido hasta ese momento. El campo inglés, y la idiosincrasia británica están ahí también, bien hechos, aunque en verdad el rodaje fuera realizado en la campiña francesa.

Si eres fan de Jane Austen y estás esperando guiños evidentes a las obras de Jane Austen, puedes sentirte algo decepcionado. La obra los tiene (incluso a las adaptaciones no sólo a los libros), pero son más sutiles que que en otras películas similares (por ejemplo, Austenland o The Jane Austen Book Club), y lo que parece que se quiere transmitir es el crecimiento de la protagonista, su diálogo interno (a lo Anne de Persuasión), más que una trama de «emparejamiento» (que también la hay). Si no has conocido a Jane Austen, estos leves guiños serán invisibles, y tampoco los necesitarás para seguir la trama.

El filme se mueve más por el dramatismo que por la comedia clara, que es bastante sutil comparada con las producciones pensadas a ser parte del contenido de alguna plataforma, o clásicas obras francesas que te venden como "Número 1 en Francia". De hecho, pone ante el espectador diferentes «dramas», a la vez, que aboga por el «cariño» y la «comprensión» para la resolución de los conflictos, con pequeñas dosis de humor. La comprensión, la «comunión de almas», es especialmente algo que resulta satisfactorio, en especial, para la trama más romántica.

Sobre los actores, Camille Rutherford, es una buena Agathe, que muestra las angustias de la protagonista, su confusión y su situación de buena manera. Pablo Pauly (Felix) resulta encantador como el «amigo» simpático, y Charlie Anson (Olivier), sobresale como el «enemigo» inglés, no exactamente estirado, pero que también tiene que protegerse de su propia realidad.

Con una música clásica preciosa, pues Agathe toca el piano, hay una banda sonora también muy bonita, y es una obra independiente para ver con cariño, y poder abrazar las ideas de que los austenitas, o las personas de corazón y sensibilidad, comparten sentimientos independientemente de su origen, así como que una «protagonista» sólo puede crecer al saber lo que realmente quiere.

Una deliciosa opera prima que llegará a España en primavera, aterrizando primero en el Festival de Barcelona, al finales de abril.

Carmen R.

Trailer: https://youtu.be/otISD927ZxI?si=_-7zkCnL33f5ZnFL

Más sobre la película en El Sitio de Jane: https://janeausten.org.es/blog/2025/01/18/critica-jane-austen-a-gache-ma-vie-jane-austen-ha-destrozado-mi-vida/

sábado, 8 de febrero de 2025

Soy Nevenka

 


Anoche vi "Soy Nevenka"(2024) de Icíar Bollaín ( "Te doy mis ojos" 2003, "La boda de Rosa" 2020,  ·El olivo" 2016, " Flores de otro mundo" 1999...etc)


Me pareció absolutamente necesaria y recomendable. La película sigue los pasos de Nevenka Fernández en el año 2000. Por aquel entonces , ella tenía 24 años y era concejala de Hacienda en el ayuntamiento de Ponferrada. La directora nos cuenta con rigor el acoso sexual que la concejala sufrió por parte del alcalde de la ciudad, un hombre que como describe filmaffinity , un hombre acostumbrado a hacer su voluntad tanto en lo político como en lo personal.




Nevenka , interpretada por Mireia Orriol es una precursora por denunciar por primera vez en España a un político por acoso sexual. El papel de alcalde,Ismael Álvarez, es interpretado por un magnífico Urko Olazabal, que da vida a un hombre tirano, caprichoso, autoritario, incapaz de recibir un no por respuesta.

La película de esta manera se convierte en el testimonio de una joven resiliente de apariencia vulnerable que ha de enfrentarse a su partido, a su familia, al fiscal y a la opinión pública. No recibe apoyo de nadie salvo de su nueva pareja, una adversaria política y su abogado.



No pintaba bien su causa ya que la sociedad de Ponferrada del momento ya la había juzgado de forma paralela a la justicia, sin embargo Nevenka se convierte contra todo pronóstico , en una auténtica superviviente en una querella criminal que parecía David contra Goliat.


Es así que Nevenka se convierte en precursora del movimiento ·me too" incluso mucho antes de que ese término fuera inventado.

La escena en la que ella sale del juicio y los periodistas le preguntan  qué tiene que decirles a las mujeres que estén pasando por una situación parecida , me parece ya histórica.Nevenka contesta: "que no se callen, que denuncien". Su rostro pálido , su aspecto débil, su voz a veces entrecortada, contrastan con la firmeza con la que en ese momento responde. Es sobrecogedor.

Hay una serie "el caso Nevenka" que estoy viendo mientras escribo esta reseña y es mucho más extensa y detallada. En ella hay testimonios reales de la auténtica Nevenka  Fernández: fotos, cartas... nada desdeñable si os apetece profundizar.

En uno y otro formato, el relato de un depredador sexual está muy bien reflejado, de menos a más, la escalada del miedo y la angustia de Nevenka es transmitida con veracidad hacia el espectador así como todas las emociones que transita: la vergüenza, la culpa, la indefensión...que finalmente dan paso a la lucha por la dignidad y el valor.

Nevenka es más que una película basada en un hecho real, es además, el retrato de un país en un momento concreto de su historia.

No la dejéis escapar.

Feliz fin de semana,

Troyana


viernes, 31 de enero de 2025

El 47

Hace algunos años iba al cine semanalmente, incluso había semanas en que iba dos o tres veces. Es más, en la buena época de estudiante, esa que es cuando eres joven pero andas con poca pasta en el bolsillo, habíamos hecho malabares para ajustar dos pelis en sesiones seguidas para salir del multicine y volver a entrar para la siguiente proyección. Es una pena que eso esté cambiando y nos volvamos ermitaños en nuestra casa con la tele de pago, entre otras cosas porque cada vez hay menos cines y, si tienes suerte de tener uno cercano sólo dan mierdas y mierdas en 3D. En fin, dejemos los lamentos de la generación X para otro rato. Esta es la última peli que vi en un cine.

Venía yo a hablarles de una peli con orgullo de barrio humilde. De ella me habló un día, subiendo a casa en el bus de mi barrio, precisamente, mi tutora de 8º de EGB (segundo de la ESO para la gente joven) que venía de verla y me contaba que seguía aún pensando en ella porque, explicaba, que aquella Barcelona chabolista la conoció cuando era muy cría. Eso aún me dio más ganas de ir al cine y a la semana, me planté allá.




Biopic.


Suele ser muy arriesgado contar una historia basada en la realidad, sobre todo cuando cuenta una historia, digamos, colectiva, aunque se centre mayoritariamente en un personaje, que es el caso del chófer del autobús 47, Manolo Vital, interpretado por Eduard Fernández, que ha tenido un año de éxitos con esta peli y con Marco, de la que nos habló hace unas semanas La mona Jacinta. El 47 es la victoria pírrica de un barrio, la Torre del Baró, que queda de espaldas a la ciudad de Barcelona, en un terreno de difícil urbanización.

Lo primero que nos cuentan es que este barrio se construyó de manera humilde, por las noches, intentando tener un techo antes de que salga el sol para que los guardias no lo derriben todo siguiendo las ordenanzas. Y es que machacar a los inmigrantes y a los que no tienen cómo pagarse una casa no es nada nuevo.

Una peli colectiva


Poco a poco el barrio se urbaniza, pero no por deber municipal, sino por el afán de sus vecinos. Viven en la punta de una montaña y de espaldas a la ciudad. Son término municipal de la ciudad condal pero están abandonados. No tienen infraestructura municipal ni servicios. Y hay que subir una montaña para ir a dormir a casa. Y pasan los años, y el señor Vital inicia los trámites para pedir una línea de bus. La escena de la burocracia es fantástica. El ninguneo y la displicencia del concejal de turno (Pequeño papelito de David Verdaguer) no le dejan a ese vecino otra opción que secuestrar un autobús para probar que hasta la Torre del Baró es posible hacer llegar el servicio público. Siendo chófer del TMB (Transport metropolità de Barcelona) es fácil robar "material de oficina".

Foto del rodaje. David Verdaguer haciendo un papel de burócrata displicente y Carlos Cuevas de...¿Se supone que es Maragall?


La gent del barri

La peli deja un sabor agridulce. Consiguen hacer subir el bus, pero sigue pesando ese miedo a la autoridad punitiva (La policía) que tienen los desheredados de la tierra. La peli deja ver lo que era la Barcelona de los 50, de los 60, de los 70...Esos miles de inmigrantes del sur que vienen a buscarse la vida porque, por miles de razones, no tienen con qué comer en su lugar de origen. Vital lo explica con el reloj de su padre, lo único que le queda de él. Clase obrera, despojada de todo, sin derecho a vivir por ser perdedor.


Trabajador y luchador en esos años de reconversión.


Vital es viudo y tiene una hija pequeña. La niña se cría entre el vecindario mientras construyen furtivamente sus chabolas nocturnas. Hay gente de corazón como Carme (Clara Segura) una monja catalana que se dedica a echar una mano esas noches, dando de comer a los atareados albañiles furtivos. Carme es esa figura femenina anónima que ha hecho tanto por el barrio. Es la que enseña, aparte del idioma de la tierra, a leer y a escribir, a sumar, restar, multiplicar y dividir a niños, niñas e incluso adultos; sobre todo, adultas. Carme es ese entusiasmo obrero y cristiano que luchó por la gente (Y perdió a partir de la muerte de Juan XXIII). Carme, como tantos otros, colgó los hábitos.

Manolo y Carme.


Y luego están otros vecinos, como Felipín, que se convierte en el panadero del barrio. (Ya está bien que Salva Reina haga un papel alejado de la comedia), o Antonio, ese vecino que siempre nos disputará algo, aunque acabe arrimando el hombro, que hace eternas las asambleas o reuniones de vecinos.

Y, cómo no, la policía (¿Por qué Vicente Romero se pasa la vida haciendo de madero?) esa policía prepotente, a favor de los ricos, aunque pertenezca a la clase trabajadora, que desprecia a sus iguales, aunque sea tan emigrado como ellos.


Y en este universo que recuerda a una favela, donde creció toda una generación de barceloneses trabajadores, se cuenta una pequeña historia llena de orgullo y dignidad, con ciertas dosis de ironía y de resiliencia.

viernes, 24 de enero de 2025

American Beauty


Pocas pelis destilan tanta mala baba contra el american way of life como esta cinta, bella y perversa a la vez, que el talentoso director Sam Mendes nos regaló al filo del fin de siglo, en 1999.

Luego volveré, cómo no, a hablar de Mendes; de momento, voy más atrás, a la génesis de American Beauty, que fue una obra teatral frustrada que el guionista Alan Ball quiso escribir sobre el circo mediático organizado en 1992 alrededor del llamado caso Fisher.

Os lo resumo. Amy Fisher, “la Lolita de Long Island”, cumplió siete años de prisión tras haber herido de un disparo a la mujer de su amante. Cuando sucedieron los hechos que la llevaron a prisión, Amy tenía diecisiete años y su amante, treinta y seis.

Lo que, basado en este crimen, en principio iba a ser una obra teatral no llegó a cuajar y se convirtió en un guion para cine, gracias al cual Alan Ball se llevó un Oscar en el año 2000. Y no fue el único que cosechó American Beauty, pues también se hizo con las estatuillas a la mejor película, mejor director, mejor actor (Kevin Spacey) y mejor fotografía (Conrad L. Hall) y estuvo nominada para recibir la de mejor actriz (Annette Bening), mejor banda sonora (Thomas Newman) y mejor montaje (Tariq Anwar y Christopher Greenbury).

En mi humilde opinión, la banda sonora también se merecía un Oscar y Annette Bening, quizás también otro.

Hay tantas cosas que decir de American Beauty que, para hacer un artículo equilibrado y no eterno, solo se me ocurre referirme brevemente a sus escenas memorables, porque tiene muchas: Lester y Ricky compartiendo un porrito en la parte trasera de un edificio en el que se celebra una fiesta; las ensoñaciones de Lester con la amiga de su hija; el baile de las cheerleaders durante el partido de baloncesto; la cámara que vuela sobre la urbanización suburbial y se detiene en una primorosa casita con una puerta roja; las escenas de toda su vida que pasan por la cabeza de Lester…

Podría citar unas cuantas más, pero, de entre todas, me apetece destacar la escena de la bolsa de plástico revoloteada por la brisa. Desde American Beauty veis de distinta forma lo que antes eran sucios plasticajos, ¿a que sí? Esto sucede con casi todas las escenas memorables de esta peli, que os volverán a la cabeza a menudo, a poco que algo dé pie a recordarlas, y, por desgracia, bolsas de plástico tiradas por el suelo y arrastradas por el viento hay muchas. 

Por si alguien ha vivido durante los últimos treinta años en una caverna y no la ha visto, dejaré aquí escrito que la escena de la bolsa de plástico es ficción dentro de la ficción, pues la filma un personaje, Ricky, el vecino “rarito” de la familia protagonista. Ricky es un artista visionario, un personaje al que la crítica califica de espiritual y hasta de místico. Busca y encuentra la belleza en todos los segundos de la vida cotidiana y la filma por miedo a perderla. Cuando proyecta esta escena a su vecina y amiga Jane, le confiesa que es la más bella que ha filmado jamás y que, al hacerlo, se dio cuenta de que hay una vida entera tras los objetos más triviales y de que en el mundo hay mucha más belleza de la que se puede captar.

Para acabar, volvamos a Mendes y leamos lo que él mismo dijo de esta película, que es más o menos lo que todas pensamos: “Es una historia de misterio, un viaje caleidoscópico por los suburbios americanos, una serie de historias de amor…; habla de la reclusión, de la falta de libertad, de la soledad… y de la belleza. Es un film divertido, irritante, triste…”

Y le falta añadir y yo añado: es un film sobre el sexo en la adolescencia, sobre las ficciones sexuales adolescentes, sobre el acoso, sobre la sexualidad de los varones blancos cisheteros, sobre su fijación por las jovencitas, sobre el fascismo en los USA (que se expandirá poco después y llegará hasta la Casa Blanca), sobre las vidas que llevamos y no nos gusta llevar, sobre las personas en las que nos convertimos y que antes no éramos, sobre los anhelos fatuos, sobre qué creemos que es el éxito… Bueno, diría más, pero lo dejo, que me pongo intensita.

Saludos de vuestra amiga Noemí Pastor.

viernes, 17 de enero de 2025

En Thérapie

Encontré por casualidad esta serie cuando buscaba su versión argentina y me enganchó de inmediato. Y es que se trata de un formato que partiendo de la original israelí “Be tipul” —creada por Haigai Levi, Ori Sivan y Nir Bergman— se ha ido versionando en distintos países. El primer remake fue de HBO, “In treatment”, con un Gabriel Byrne espectacular en el papel de psicoanalista. Luego llegaron la versión canadiense, protagonizada por Francois Pepineau; la argentina —con Norma Aleandro, Diego Peretti, Federico Luppi y Leonardo Sbaraglia—, de la que solo he oído maravillas; y esta, la francesa “En thérapie”, que es la más reciente. Las dos que yo he visto, americana y francesa, reproducen el mismo esquema. Capítulos muy cortos, directos al grano, sin preámbulos ni preliminares, y un elenco extraordinario de actrices y actores —Fréderic Pierrot, Carole Bouquet, Eye Haïdara o Mélanie Thierry, entre otros,— que te sumergen de golpe en el universo fascinante e íntimo de una sesión de psicoanálisis. Los episodios se ordenan según los días de la semana, cada paciente tiene asignado un día de consulta regular, y hay un quinto día para la sesión del psicoanalista con su supervisora. A diferencia de otras series que abordan temas psicológicos “singulares”, como “Masters of sex” que relata la peculiar y rompedora investigación sexológica de Masters y Johnson, o la divertida “Terapia sin filtro”, con Harrison Ford, sobre un psiquiatra que decide romper con las reglas, en esta se pretende contar la rutina de una consulta de psicoanálisis. A primera vista puede parecer que no hay acción, pero todo lo que sucede, lo que se habla en esa consulta, transforma la vida de los personajes. Respecto a los casos que se tratan, se repiten en ambas versiones exactamente los mismos síndromes o trastornos, con personajes análogos muy parecidos. En la francesa tiene el plus de vincular todo al terrible impacto del atentado de Bataclán en París en 2015. Hay otros rasgos distintivos del enfoque francés que no recuerdo haber apreciado en el americano, aunque la vi hace ya tiempo. Por una parte, evidencia algunos paralelismos en los relatos de los diferentes pacientes, muy interesantes ya que apelan a la universalidad de sentimientos y emociones; y por otra, muestra el cambio radical de actitud que experimenta el personaje del psicoanalista dependiendo de su rol de terapeuta o de paciente. Lo que más me ha gustado: París, por supuesto, y las actuaciones de Aliocha Delmotte y Céleste Brunnquell. Siempre me sorprenden mucho las interpretaciones brillantes de niños y adolescentes. Me pregunto cómo es posible ese talento natural para expresar sentimientos y emociones ajenos, o quizá sea el resultado del buen oficio de los directores. Reconozco que me intriga ¿Qué les dirán? Almudena Fernández Ostolaza.

viernes, 10 de enero de 2025

DISCLAIMER



 Hace tiempo que una mini-serie de televisión no me causaba tan buena impresión como lo ha hecho "Disclaimer"(2024).Dirigida por el aclamado Alfonso Cuarón, la serie consta de 7 episodios y está basada en la novela de Renée knight editada en España como "Observada".



Aparte de su director,otra de las razones de peso para ver "Disclaimer"es el reparto, encabezado por la siempre solvente Cate Blanchett y un fantástico kevin Klein entre otros.

Ambientada en Londres e Italia nos cuenta la historia de Catherine Ravenscroft, una periodista que ha sacado a la luz los delitos y transgresiones de otros y ahora recibe un libro en el cual se revelan episodios de su vida que hasta ahora habían permanecido ocultos y que trastocan su vida por completo.

No pienso desvelar mucho más de la serie porque está repleta de giros inesperados y un colofón impredecible que sorprende irremediablemente al espectador.

El director se mueve en tres líneas temporales: el presente de Catherine y ese desplome de su vida tras la publicación del libro, su pasado en Italia hace como veinte años y la vida de un profesor que acaba de jubilarse.


Si estáis buscando una serie adictiva con pocos episodios, aquí tenéis una opción perfecta que además nos plantea algunos dilemas morales como la legitimidad de la venganza o el peso de la vergüenza , así como el valor del orgullo, los celos o la validez de las simples apariencias.

De la filmografía anterior de Alfonso Cuarón destaco especialmente : "·Y tu mamá también", "El laberinto del fauno" y "Roma" pero de todas, me quedo con "Disclaimer" que desde luego poco o nada tienen que ver en linea argumental con sus trabajos anteriores.

Aquí una voz en off acompaña el relato de la historia haciéndonos partícipes de las emociones e intenciones de los personajes.

Tal cual la vida, "Disclaimer" con su selecta fotografía,es sobrecogedora , emocionante, desgarradora y totalmente imprevisible.

Troyana