viernes, 3 de octubre de 2025

73 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Este año el Festival de Cine de San Sebastián nos ha proporcionado muy buenas pelis o yo he estado muy acertada en las elecciones, que también puede ser. Os voy a hacer un resumen de la sección oficial. Por tradición, la primera peli del festival, siempre te gusta. No sé si las eligen con cuidado o es que está uno muy emocionado. Este año también se ha cumplido con 27 noches, de Daniel Hendler. Lo primero que he pensado ha sido: en mi próxima reencarnación quiero ser argentina. Vale, no es un destino fácil, tienen una historia política que te hace llorar, pero hablas con ese acento y adquieres una prestancia impresionante. Al leer la sinopsis pensé que iba a ser un drama: mujer anciana es ingresada en un psiquiátrico por sus hijas que pretenden que está demenciada. Pues no, está contada con mucho humor y unos intérpretes maravillosos (inmensa Marilú Marini). Te ríes y a la vez se tocan temas muy serios sobre los que hay mucho que reflexionar. Nouvelle Vague, de Richard Linklater. Me ha gustado esta película, con una estética tan sesentera y nouvelle vague, como su propio nombre indica. Creo que la hubiera disfrutado más si tuviera más conocimiento de los directores de la época, pero con todo me han entrado unas ganas terribles de ver Au bout de souffle, que es el rodaje en que está basada la película. Los actores se parecían muchísimo a los personajes reales de la historia: Rohmer, Chabrol, Truffaut y Zoey Deutch está maravillosa e igual a Jean Seberg. Creo que Godard inventó el dogma antes que los nórdicos. Si yo hubiera sido el productor, le hubiera arrojado algo contundente a la cabeza. Para admirar viejos tiempos. Deux pianos de Arnaud Desplechin . En los últimos tiempos he visto varias pelis y series ambientadas en Lyon y me han entrado muchas ganas de ir. Esta película también está ambientada en esa ciudad, pero ahí acaban sus méritos. Un famoso concertista de piano abandona Japón y vuelve a su ciudad natal, reclamado por su antigua profesora, una pianista muy prestigiosa. El hombre huyó por una historia de amor desgraciada. El reencuentro con su antiguo amor y otras circunstancias le obligarán a decidir cómo quiere que sea su vida a partir de ese momento. Charlotte Rampling está tan inquietante como siempre, pero la peli es un rollo repollo en mi opinión. Me resulta imposible que me gusten las películas donde todos los personajes me caen mal. Muy prescindible. Los tigres de Alberto Rodróguez. Hace muchos, muchos años yo solía ir a Madrid en autobús. Era tan aburrido que solía estar deseando que pusieran peli, la que fuera. Allí descubrí un género horrendo: las pelis de submarinistas. Vi por lo menos tres, a cuál peor. Por eso iba casi con miedo a ver Los Tigres, pero, claro, Alberto Rodríguez es un valor seguro y Antonio de la Torre y Bárbara Lennie, también. Los protagonistas son dos hermanos que trabajan como buzos en Huelva. Por problemas económicos, se verán metidos en problemas graves. No voy a contar más, pero te haces idea de lo dura que ha de ser esa vida, funciona muy bien como thriller y produce casi claustrofobia. Muy bueno ha de ser este director para conseguir que me reconcilie con los buzos. Sai: disaster. Segundo largometraje de los directores japoneses Yutaro Seki y Kentaro Hirase. Confieso que tuve dudas al elegir esta película y ahora me enfrento a escribir sobre ella sin saber muy bien qué contar. Hay anuncios que, si no se entienden, es porque no están pensados para uno. Creo que algo parecido me pasó con esta película: no erapara mí. La narración nos traslada a distintos escenarios grises y fríos, donde conocemos a personajes con vidas anodinas. En todos esos espacios aparece un cadáver, a veces en imágenes inquietantemente bellas: un cuerpo con un abrigo rojo flotando en el mar, unas piernas sobresaliendo por debajo de un coche blanco, un cuerpo inerte en una escalera mecánica cuyos pies golpean los escalones como si intentaran huir. La gran pregunta parece ser: ¿estamos ante muertes accidentales, suicidios o asesinatos? La policía tampoco ofrece respuestas claras. Yo he puesto mucha atención esperando encontrar la respuesta. Debo decir que soy muy mala fisonomista y todos los japoneses me parecían iguales. Sin embargo, al único que era el mismo y repetía escenarios, me ha costado descubrirlo. Con este dato, yo apuesto por el asesinato… En fin, mi crítica como la película hacen honor al título: DISASTER Los domingos, de Alauda Ruiz de Azúa. Peliculón. La directora ya nos merecía confianza, sobre todo después de Querer. El tema es innovador. ¿Cómo reaccionaríamos si nuestra hija adolescente quisiera meterse monja de clausura?? Yo, ya os lo digo, como el personaje de Patricia López Arnaiz. Está muy bien porque la película muestra todas las posiciones, guarda un cuidadoso equilibrio en todas las miradas. Las actrices están impresionantes. Blanca Soroa da perfectamente el personaje y cada día soy más fan de Nagore Aramburu. Muy conformes con la Concha de Oro. Belén, de Dolores Fonzi. Está basada enhechos reales. No recordaba estos hechos y he tenido que recurrir a la hemeroteca: En 2014, una joven tucumana conocida como Belén ingresó en el Hospital Avellanedacon fuertes dolores abdominales. Lo que parecía un aborto espontáneo derivó en una denuncia del propio personal médico, su detención inmediata y casi tres años de prisión preventiva. La película que recrea estos hechos muestra un retrato de esa Argentina pobre y gris: edificios deteriorados, coches policiales desvencijados y hospitales muy precarios custodiados por policías (parecía que entrabas a una comisaría más que a un hospital). En ese paisaje, la cárcel con un patio y huerto incluidos, casi resulta ser más un entorno más amable. Me han resultado muy sorprendentes las escenas que muestran a esos policías que permanecen inmóviles sin auxiliar a quien llega casi desvanecida, o irrumpiendo en un quirófano en plena intervención médica, saltándose toda la normativa y ética. El papel de la abogada Soledad Deza ( Dolores Fonzi) es clave en todo el proceso, un proceso plagado de “errores” judiciales que no tienen ni medio pase. Su compromiso y la valentía con la que afronta la defensa de Belen arriesgando incluso su vida,consiguen despertar una ola de solidaridad que inunda Argentina y permite abrir el debate sobre los derechos reproductivos de la mujer. La película devuelve a la memoria un caso escandaloso y sirve para recordarnos la importancia de la lucha feminista por los derechos de la mujer, por lo que resulta muy necesaria. Sin embargo, más allá de la indignación que generan los hechos, no ha conseguido conmoverme tanto como hubiera esperado. Maspalomas, de José María Goenaga y Aitor Arregi. Repito, lo mejor de este festival son las pelis españolas. Dudo entre esta y Los domingos como mis favoritas. Cada año comentamos con los amigos que hay un tema que se repite en las pelis, el año pasado fue la muerte y los cuidados paliativos; este año, la autonomía e independencia de las personas. El protagonista de esta peli es un hombre gai que abandonó a su mujer y a su hija y lleva media vida en Maspalomas. Un ictus lo devuelve a Donostia donde entra en una residencia, lo que conlleva volver a meterse en el armario. Ser viejo no es divertido, pero, si encima, tienes que esconder quién eres, la cosa se complica. Maravillosa, muy bien interpretada y dirigida. No os la perdáis. Flores para Antonio, de IsakiLacuesta y Elena Molina. A pesar de que Isaki Lacuesta está en mi lista de directores a evitar, me apetecía ver este documental que Alba Flores quería dedicar a su padre. Me sitúa en la época que ha contado tan bien Carla Simón en sus películas: los huérfanos de la heroína. Claro, aquí se añade el componente de no pertenecer a una familia común, los Flores son los Flores, pero hay cosas que nos igualan mucho y el sufrimiento de las familias en esas circunstancias es uno de ellos. Me cae fenomenal Alba Flores y me gusta la mezcla de testimonios, música y dibujos que forman el documental. Karmele, de Asier Altuna. Me gusta Asier Altuna. Me gustaron Amama y Bertsolari, pero Karmele no me ha acabado de convencer. Está bien, pero no me interesa mucho la historia. Es uno de esos dramas de posguerra, exilio, emigración y resistencia, pero, no sé por qué, no me conmueve. El añadido de la música será un aliciente para muchos, aunque no es mi caso. Hay algún número que me gusta, pero se me ha hecho un poco pesado. Los intérpretes están muy bien y es posible que guste a mucha gente, pero a mí me ha decepcionado. Couture, de Alice Wincour. Esta ha sido una decepción. Tenía muchos ingredientes para gustarme: el mundo de la moda en París; Angelina Jolie, que siempre aporta glamur; Louis Garrell, que me encanta. Era una buena idea que no ha salido bien. Es un conjunto de historias de mujeres relacionadas por la Semana de la Moda en París, cada una con un problema sobre los hombros: una directora de cine de pelis de miedo que se enfrenta a un problema de salud, una joven modelo recién llegada de África que se siente insegura, una maquilladora que quiere escribir y una joven modista que se enfrenta a su primer vestido en solitario. Queda todo deslavazado, se ve que no todo es glamuroso en ese mundillo (ya lo imaginábamos) y la peli pasa sin pena ni gloria. Muy floja. Nuremberg, de James Vanderbilt. Película que recrea el juicio de Nuremberg y todos los pasos previos que hubo que dar para su celebración. Me ha gustado mucho. Es una película de una fuerza interpretativa impresionante y un guion muy cuidado que invita a la reflexión. La peli nos muestra la dificultad inicial para acometer un juicio de estas características al no haber legislación internacional que posibilitara enjuiciar a criminales fuera de su país. Frente a voces que se alzaban para que sencillamente se les ejecutara, se decide someterlos a un juicio que mostrara al mundo la autoría confesa de los terribles hechos. Pero ello suponía enfrentarse al riesgo de que los criminales ganaran en el terreno dialéctico a través de su astucia, arrogancia, egolatría y habilidad y pasaran a convertirse en mártires. Russell Crowe en el papel del mariscal Hermann Göring, el destinado a ser sucesor de Hitler, está brillante. No lo está menos Rami Malek, al que vimos encarnar de forma brillantemente a Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, en esta ocasión encarnando a Douglas Kelley psiquiatra americano encargado de adentrarse en la personalidad de los siniestros personajes que van a ser juzgados para enfrentarlos a sus debilidades. Toda la peli nos brinda momentos brillantes de pulso argumental entre ambos personajes. Me asalta la duda de si poner ahora el foco en el holocausto no resulte en estos momentos un balón de oxígeno para Israel . Sin embargo la reflexión final del psiquiatra que a partir del conocimiento profundo de la personalidad de los dirigentes nazis, plantea que no eran diferentes al resto, y que es muy posible que los hechos se repitan auspiciados por cualquiera con ansias de dominación ( posicionamiento que le restó mucha popularidad en EEUU),retrata y pone el foco sobre TRUMP, NETAYANHU y todos los señoros de la guerra . A diferencia de entonces en que los horrores del holocausto no fueron conocidos en el mundo hasta que los aliados llegaron a liberar dichos campos, hoy asistimos diariamente al horror televisado y sin embargo , el horror continúa. Ballad of a Small Player, de Edward Berger. No me acordaba de que el director de esta película es el mismo de Cónclave. Mejor, si no, hubiera ido con las expectativas demasiado altas. Es la historia de un jugador que vive al límite en Macaco. Muy bonito todo el mundo de los casinos y las imágenes de Macao, Colin Farrell está muy bien, pero la peli no me ha terminado de convencer. Además, las pelis de jugadores me ponen muy nerviosa, estoy todo el rato pensando, "no, no lo hagas" y sufro mucho. Jay Kelly, de Noah Baumbach. Esta es de esas pelis que una va a ver con ilusión al festival, pensando: de amor y lujo. Que salga George Clooney también es un puntazo, pero la historia no es para echar cohetes. Jay Kelly es un famoso actor de Hollywood que en su madurez se pregunta cosas sobre la relación con sus hijas, su padre, sus amigos y su pasado. ¿Hasta qué punto merece la pena dedicar todo tu esfuerzo a triunfar? No está mal contada, pero le sobra media hora bien buena. No me ha conmovido. Anatomía de un instante, de Alberto Rodríguez. Estupenda esta serie dirigida por Alberto Rodríguez. Está basada en el libro de Javier Cercas y nos cuenta la historia del golpe centrada en las figuras de Suárez, Carrillo, Gutiérrez Mellado y los golpistas. Son cuatro capítulos que vienen muy bien para repasar ese fragmento de la historia. Había cosas que no sabía y otras que había olvidado. Desde luego, no fueron unos años fáciles. Con todas sus cosas, me parece que esos políticos se lo curraron. Los actores están espléndidos. La conspiración del cuervo, de Kasia Adamik. Me faltaba hablaros de mi última película, la de clausura (fuera de concurso). Me ha parecido un thriller excelente que, además, repasa una parte de la historia de Polonia que tenía muy olvidada (bueno, de la historia de Polonia, en general, poco podría decir). Un psiquiatra profesora de Universidad viaja a Varsovia para dar una charla y se encuentra con que al día siguiente de su llegada se proclama la Ley marcial. Sin teléfono, con las fronteras cerradas y su pasaporte en manos de otra persona, la mujer vive un momento angustioso. Lesley Manville (la que hacía de princesa Margaret en The Crown) está maravillosa. Pasa miedo y frío viendo esas calles grises de Varsovia. Muy emocionante. Y después de esta turra máxima, aquí termina mi reportaje de la Sección Oficial.

viernes, 26 de septiembre de 2025

La guerra según el cine italiano

Los seres humanos son capaces de perpetrar lo peor, como podéis ver últimamente por la tele. Los seres humanos inventaron las guerras. Catástrofes no naturales que causan muerte, dolor, pobreza, hambre, desplazamientos masivos y años y años de recuperación en medio de la miseria. Me está quedando un comienzo muy tenebroso, pero es necesario para adentrarnos en las pelis de las que quiero tratar en esta ocasión.


Hay pelis bélicas en las que se ensalza el heroísmo y se motivan los valores patrióticos, sobre todo si las filman los vencedores. Ahora me aparece en mente el armario ropero de John Wayne vestido de marine. Esa es precisamente la imagen que quiero desechar ya que hay también quien crea películas en las que la guerra no es más que una tragedia que les sucede a los protagonistas que preferirían estar en cualquier otro lugar en vez de en una trinchera. Es de este segundo tipo de pelis de las que pretendo hablar hoy.


Enlazo dos películas italianas producidas a mediados del siglo XX; una de ellas relata la historia de un par de soldaditos del ejército transalpino durante la guerra del 14, y la segunda narra las vicisitudes de un grupo de soldados al final de la guerra del 39. Ambas tienen en común que uno de sus protagonistas principales es el insigne Alberto Sordi.


A Italia no le fue bien en ninguno de ambos conflictos armados, y eso que se supone que durante la primera guerra mundial estaba del lado de los aliados, vencedores a la postre. Los italianos que fueron llamados a filas en sendas contiendas no se debían sentir demasiado guerreros y eso se ve en estas dos pelis.


Entre los años 1959 y 1960 el productor italiano Dino de Laurentiis, uno de los que consiguió que el cine italiano de posguerra tuviera un nombre, puso la pasta para que se rodaran dos films que contaban las desventuras de unos soldaditos italianos en cada guerra mundial. La casualidad es que en ambas, uno de los personajes protagonistas recale en el mismo actor: Alberto Sordi.



La gran guerra, 1959.


En esta peli bélica también sale Silvana Mangano, una sola mujer haciendo un papel demasiado habitual.

La peli de 1959, La gran guerra (La grande guerra) es una cinta en blanco y negro de 135 minutos dirigida por Mario Monicelli, conocido por ser el artífice de una de las primeras pelis de la comedia a la italiana, I soliti ignoti, más conocida por estos lares como Rufufú, que es justo del año anterior a la gran guerra.


Sordi y Gassman comiendo trinchera.


En las oficinas de reclutamiento los italianos van haciendo cola. Hasta allá ha llegado el milanés Giovanni (Vittorio Gassman) que intenta librarse, aunque sea pagando, cosa que aprovecha el romano Oreste (Alberto Sordi) que le tima. Ambos se reencuentran en el tren y están condenados a limar asperezas porque van a pasarse mucho tiempo en las trincheras. Ellos intentan escaquearse todo lo que puedan. El ardor guerrero no les representa. Eso de reptar por el barro y aguantar la metralla austrohúngara no va con ellos.


Dos caraduras en el reclutamiento.

Consiguen hacer de mensajeros con tal de escapar de las trincheras. En una de esas, volviendo a su unidad, descubren que esta ha sido arrasada y prácticamente son los únicos supervivientes de la misma. Fieles al escaqueo, en una de estas, se quedan a dormir en una granja y los austríacos los hacen prisioneros. Los austríacos se ríen de la cobardía que demuestran los dos italianos. Giovanni reacciona y se enfrenta a los oficiales que les interrogan, con lo cual, es fusilado. Oreste, que tiene miedo a morir, acaba igual. El final de la peli resulta de lo más irónico, ya que los italianos toman la granja y pasan al lado de los cadáveres mientras comentan que esos dos seguro que se han dado a la fuga.


Todos a casa, 1960.



La peli de 1960, Todos a casa (Tutti a casa) narra las vicisitudes de un grupo de soldados que no saben muy bien qué hacer dado que se ha decretado el armisticio entre el ejército italiano y los aliados, con gran cabreo de los alemanes que pasan a ser el nuevo ejército enemigo, del que tienen que huir este grupo de italianos desmilitarizados. La cinta, en color, y de casi dos horas, fue dirigida por Luigi Comencini, autor de pan, amor y fantasía.


Llama al cuartel desde el bar porque han decretado el armisticio.


Esta historia que comienza el día que Italia declara el armisticio en 1943. En Todos a casa el subteniente Innocenzi (Alberto Sordi) se encuentra con que su cuartel es un caos y que todos los soldados se quieren largar. Para añadir dramatismo al desconcierto, los alemanes, que eran "amigos", acaban disparándoles. Innocenzi consigue que algunos de sus soldados vayan con él hasta que encuentren un oficial, pero el caos hace que cada vez le queden menos soldados alrededor. Todos se largan en cuanto pueden. Sólo queda con él Ceccarelli, que es un pobre soldado al que le han dado un permiso que pierde por el camino y que no se separa de una maleta en la que lleva embutidos que ha prometido llevar a destino. Es mítica la escena en la que el numeroso grupo de uniformados se adentra en el túnel del tren y sólo salen dos: Innocenzi y Ceccarelli.


Innocenzi, Ceccareli y Fornaciari a la busca de un superior que les de órdenes.


Después de llegar a una granja donde pueden cambiar el uniforme por ropa civil, se reencuentran con otros compañeros de armas fugados, como el sargento Fornaciari (Martin Balsam, el presidente del jurado de doce hombres sin piedad). Intentan llegar a sus respectivos hogares siempre escapándose del ejército alemán que controla trenes y carreteras. Hay episodios dramáticos donde mueren integrantes de esta estrafalaria cuadrilla, cuando intentan evitar que atrapen a una chica judía o cuando detienen a un militar norteamericano en casa del sargento Fornaciari, al que los camisas negras fascistas se llevan, a pesar de que él acaba de llegar del frente y no sabía nada del nuevo inquilino residente en casa de su familia.


El grupo se ha esfumado en el túnel. Sólo quedan dos.

Innocenzi y Ceccarelli llegan a Nápoles, su ciudad, pero son detenidos y obligados a limpiar los escombros de la calle. En la última escena, Innocenzi, abrumado por la muerte a tiros de Ceccarelli, toma parte en la revuelta de septiembre del 43, conocida como los cuatro días de Nápoles, donde la resistencia lucha contra el ejército alemán.


Comiendo polenta en casa de Fornaciari con el oficial americano. 

Ambas pelis manifiestan el horror a la guerra, el afán por la supervivencia y el arte del escaqueo. Estas dos cintas muestran, aunque sea en clave tragicómica, que la guerra es algo muy lejano a ser un acto heroico. Una gran lección para los tiempos que corren.


Juli Gan.


viernes, 19 de septiembre de 2025

La guerra de los mundos – I (Steven Spielberg, 2005)


Todo el mundo sabe que esta peli tiene su origen en la novela del mismo título que publicó en 1898 el escritor londinense HG Wells. [Las iniciales son de Herbert George, por si tenéis curiosidad, como yo, por ese tipo de tontadas]. En realidad, en 1898 se publicó la novela completa, pero antes había salido por entregas en una revista británica.

No he leído la novela, ni esta ni (creo) ninguna otra de HG Wells, a quien el cine debe mucho, pues, además de La guerra de los mundos, escribió unas cuantas más que luego se convirtieron en película: La máquina del tiempo, El hombre invisible y La isla del doctor Moreau.

En fin, que, como no he leído la novela, me ha sorprendido descubrir que Spielberg le fue bastante fiel y que muchas cosas de la peli que yo daba por salidas del cerebro creativo de don Steven en realidad salieron de la productiva imaginación de HG Wells.

Voy a saltar grácilmente sobre el episodio de Orson Welles (¡anda!, se apellida casi igual que HG) relacionado con la novela, porque es archimegaconocido y porque Welles siempre me ha caído mal. Así que voy a ir derechita a la película de Spielberg. Si queréis leer algo sobre la excesivamente cacareada y sobrevalorada versión radiofónica de La guerra de los mundos que hizo Welles, la Wikipedia lo cuenta genial . Adiós.

Y, por nombrar otro asunto que me resulta desagradable, buscando vínculos y diferencias entre la obra de Wells y la de Spielberg, he encontrado una relación entre Wells y Tom Cruise, ¿a través de qué? Adivinad. Sí, correcto: a través de L. Ron Hubbard y la cienciología, que escribo con minúscula aposta, para quitarle importancia. Resulta que L. Ron Hubbard (la L es de Lafayette), el fundador de la cienciología, además de dedicarse a crear sectas chungas, también escribía ciencia-ficción y fantasía y, puede que inspirado por Wells, durante un tiempo buscó entre los volcanes de Canarias señales extraterrestres. No sé, puede que máquinas enterradas o similares.

Si queréis saber algo más de las andanzas de Hubbard en las Islas Afortunadas, tenéis un artículo interesante en Vanity Fair: Cómo el creador de la cienciologíacambió su vida en las islas Canarias. Y si queréis saber algo más de las andanzas de Hubbard en general, porque el tipejo tuvo una vida verdaderamente animada, id a su entrada en la Wikipedia, que está muy completita.

Bueno, volvamos a lo nuestro. Como decía arriba, la novela y la peli tienen mucho en común y algunas cosas diferentes. Por ejemplo, en la novela no existe el personaje de Tim Robbins, pero sí parece ser el resultado de la amalgama de otros tres que sí están en el libro. Os confieso que la parte que menos me convence de la película es precisamente la de la larga y accidentada estancia de Cruise y su hija en la casa de Robbins. Resulta precisamente eso, larga, demasiado larga, y acaba por lastrar bastante el ritmo del film, que hasta ese momento es muy fluido.

Pero lo que más diferencia la novela de la peli es el ánimo, la intención de cada creador. Wells con su novela pretendía cuestionar la moralidad del imperialismo británico; Spielberg con su peli no. Spielberg traslada la acción en el espacio y en el tiempo y la sitúa a comienzos del siglo XXI en un territorio geográfico comprendido entre Newark y Boston, para volver por enésima vez al asunto transversal de muchos de sus filmes: las familias un pelín desectructuradas, con divorcios penosos, con abandonos, con relaciones paternofiliales (no maternofiliales) plagadas de desconocimiento, de ausencia, de vacío, de torpeza.

En La guerra de los mundos tenemos, pues, un asunto de los de siempre de Spielberg y, para compensar, otro completamente nuevo: por primera (¿y única?) vez en su filmografía, los extraterrestres no son adorables peluchitos, como E.T., como en Encuentros en la tercera fase, que vienen a mejorar el universo y a sembrar la paz, sino monstruos asesinos. Esto enlaza con las interpretaciones de la peli, que voy a dejar para un segundo artículo, pero antes de despedirme os nombraré, sin extenderme mucho más, una última recreación de La guerra de los mundos, muy recientita, ya que se estrenó en Amazon el 30 de julio de 2025. Dirigida por Rich Lee, la protagonizan Ice Cube y Eva Longoria y ha recibido unas críticas destructivas.

Ahí lo dejo, pues. Os espero en el próximo artículo sobre La guerra de los mundos, para hablaros de las interpretaciones del film, que son jugositas. Hasta entonces, se despide vuestra amiga

Noemí Pastor

viernes, 11 de julio de 2025

Asalto al banco central

El verano se presta a la siesta y a maratones de series que uno se perdió en su día y se devoran casi del tirón, como esta. Estrenada en noviembre del 24, escrita por Patxi Amezcua y dirigida por Daniel Calpasoro, relata con fidelidad un suceso histórico: tres meses después del 23F, un grupo de encapuchados asaltó la sede del Banco Central en Barcelona y, con un montón de rehenes apresados en el interior de la sucursal, reclamó, entre otras exigencias, la liberación de Tejero. A lo largo de cinco capítulos, cumple su objetivo de ofrecer una versión ajustada a los hechos conocidos en la causa judicial. La trama es apasionante con un resultado muy equilibrado entre el suspense y la claridad de la narración. La elegí porque me interesaba este oscuro capítulo de nuestra historia política, muy cinematográfico por su relevancia y su espectacularidad, y me ha llevado a pensar que, en realidad, es sorprendente lo poco que ha triunfado en las pantallas esa etapa tan plagada de conspiraciones, con el juego que dan para series y películas. Aunque sí existen algunas joyitas, como el magnífico falso documental de Jordi Évole, «Operación Palace». Además de la trama, he encontrado otros tres aciertos por los que este thriller merece la pena. La ambientación es espectacular. Todo está cuidado con mimo, desde el vestuario hasta el modelo de ordenadores de la redacción del periódico, pasando por los coches, el lenguaje y la actitud rancio-formal de los políticos. Rescata imágenes reales de noticias de televisión que se intercalan con las de ficción. Creo que me ha gustado tanto, también, porque me encanta disfrutar de vez en cuando la nostalgia de los ochenta: aquellos años en los que todo estaba por renovar, fumar no era pecado y se llevaba la melena de costado. El segundo punto fuerte es el elenco, en especial Miguel Herrán e Isak Férriz. Miguel Herrán encarna a José Juan Martinez, el Rubio, líder de los asaltantes. Es curiosa la elección de este actor que se hizo famoso por interpretar a otro atracador: Río en la serie «La casa de papel». Carismático. Isak Férriz borda el papel del comisario Paco López con una interpretación fresca y convincente. Todo ello sin desmerecer el trabajo de María Pedraza, Hovik Keuchkerian, Patricia Vico, Tito Valverde, Fernando Cayo, Juanjo Ballesta, etc,… Y, por último, la música, tanto la potente banda sonora compuesta por Carlos Jean, como la acertada selección de temas del panorama de la época: «Rumore», de Raffaella Carrà; «Yes sir, I can boogie», de Baccara, o «Fresa Salvaje», de Camilo Sexto. Un auténtico viaje emocional en el tiempo. Almudena Fernández Ostolaza.

viernes, 4 de julio de 2025

Black Mirror Temporada 7 Capítulos 1 y 3




Hoy vuelvo a hablaros de la serie "Black Mirror", esta vez de la última temporada, la séptima (2025) y en concreto de los dos episodios que más me han gustado el 1º : "Gente corriente" y el 3º :"Hotel Riviere"
A modo de flash-back , aquí en esta casa os hablé de dos capítulos de la cuarta temporada hace más de 7 añitos , os dejo el enlace aquí por si tenéis curiosidad.

Para los que no conozcan "Black Mirror " resumir  que se trata de una serie británica antológica y totalmente distópica  creada por Charlie Brooker que aborda un futuro complejo en el que la tecnología y el ser humano mantienen una relación de interdependencia no exenta de tensión, emoción, a veces acierto, y otras veces, terror.

Vamos con los capítulos que de esta séptima temporada más me han gustado y que os recomiendo sin reservas:


EPISODIO 1:

GENTE CORRIENTE (sin spoilers)


En Gente Corriente seguimos los pasos de una pareja enamorada que quieren ser padres pero todo parece estar a punto de irse  al traste cuando a Amanda ( Rashida Jones) le diagnostican un tumor inoperable en la medicina convencional. Hasta ahí, estaríamos ante un típico drama de sobremesa  pero claro esto es Black Mirror, así que una empresa biotecnológica experimental les ofrece a la pareja la posibilidad de erradicar el tumor a cambio de introducir un programa innovador a modo de microchip en el cerebro de Amanda.Todas estas prestaciones a un precio promocional único de nuevo cliente consumidor.


¿por qué es tan bestial este episodio en mi opinión? evidentemente no entraré en desvelar las consecuencias de las decisiones de los protagonistas pero sí en observar la crítica demoledora que la serie hace en torno al capitalismo más feroz y deshumanizado.
Todo, incluida nuestra salud ,tiene un precio y en un futuro ¿no muy lejano?, las empresas harán negocio en torno a nuestro bienestar si a cambio de ello somos sencillamente capaces de pagar.

Sanidad privada versus sanidad pública y universal, ¿ os suena? pues aquí Black Mirror nos deja un episodio magistral con una distópica visión del triunfo de la sanidad privada, caiga quien caiga.
Y hasta aquí puedo leer. Los actores están maravillosos, especialmente Chris O´Dowd  que interpreta al marido enamorado y sacrificado dispuesto casi a cualquier cosa por mantener a su mujer viva y sana.



EPISODIO 3 :
"HOTEL REVERIE " (sin spoilers)

Este episodio gira en torno a la crisis de Hollywood y cómo un estudio que pasa por un momento de bancarrota decide contratar a un empresa capaz de utilizar la IA (Inteligencia artificial) para reversionar las películas clásicas a través de una técnica inmersiva en la cual actores y actrices contemporáneos son capaces de "insertarse" en la pelí sustituyendo a los papeles clásicos sin que nada en principio cambie o se vea alterado. 



En este caso Brandy Friday (Issa Rae), que está cansada de que aceptar papeles pasivos e insustanciales  donde a lo sumo ha de dejarse enamorar por el personaje masculino protagonista, esta vez se convierte en la nueva protagonista de "Hotel  Reverie" una especie de "Casablanca" en la que ella interpretaría el papel de galán e intentaría seducir a Dorothy (Emma Corrin) .



¿ por qué este episodio me ha parecido tan bestial? porque la serie no desaprovecha la oportunidad para criticar el mundo despiadado de Hollywood a lo largo de su historia, de qué manera históricamente ha sido  capaz de elevar a la categoría de estrella a una actriz como hundirla en la miseria sin escrúpulos cuando no se ajustaba a los códigos morales de la época.

"Hotel Reverie" es sin duda un episodio que arremete contra los estereotipos de género, se adentra en una historia romántica entre mujeres tan emotiva como inteligente y nos deja un episodio lúcido en el que afortunadamente la IA no es perfecta y a veces las cosas sencillamente no salen como se planean.

Espero como mínimo, haber despertado vuestra curiosidad.

Feliz fin de semana y feliz verano,

Troyana




viernes, 20 de junio de 2025

Sirat

Aunque no soy de las que se emocionó con O que arde, fui con expectativas altas a ver Sirat: Premio del Jurado en Cannes, excelentes críticas, ¡incluso le gustó a Boyero! Bueno, no es fácil resumir en pocas palabras esta película. ¿Me ha gustado? Gustar no es un verbo que acompañe muy bien a Sirat. Me ha impactado, me ha sobrecogido, me ha emocionado, pero ¿gustar? Ya habréis leído la sinopsis: un padre (Sergi López) y su hijo (Bruno Núñez) aparecen por una rave en Marruecos buscando a su hija y hermana, de la que no saben nada hace seis meses. La joven es aficionada a este tipo de fiestas y con una mochila llena de fotos, padre e hijo (Luis y Esteban) emprenden un viaje en su busca. La película es muy potente visualmente, los paisajes son impresionantes y vives totalmente la historia. No he estado en una rave en mi vida, pero Oliver Laxe consigue meterte en ese ambiente que, al menos para mí, resulta totalmente ajeno. La historia comienza como una road movie. Luis y Esteban deciden seguir a un grupo de ravers que van a otra fiesta al sur del país, cerca de Mauritania. Antes de emprender el viaje, se empiezan a ver algunos aspectos que indican que algo pasa en el mundo: el ejercito desaloja la fiesta, en la radio se oyen noticias que hablan de una guerra mundial. Pero los protagonistas permanecen ajenos al mundo exterior, viven por y para su propia historia. Vas siguiendo el viaje como si tú también te hubieras tomado algo. No se oía ni una tos en el cine. Y de pronto, todo toma una deriva apocalíptica y entiendes el sentido del título: en la cultura musulmana, Sirat es un puente entre el paraíso y el infierno, estrecho como un cabello y afilado como una espada. Y por ahí van a transitar los personajes de la película durante el resto de la historia. Quizás es mejor ir a verla sin saber nada, que te coja por sorpresa, pero es imposible comentarla sin hacer referencia a que es sobrecogedora. Los actores están maravillosos, tanto Sergi López y el niño Bruno Núñez, como todo el grupo de ravers, que no son actores, sino que pertenecen a ese mundo. Al salir del cine, estaba desconcertada. Pensaba ¿qué nos ha querido contar el director? He buscado entrevistas que le han hecho y, si queréis que os diga la verdad, creo que no vamos a ser amigos. Tiene un discurso sobre que el cine se ha banalizado, todo es entretenimiento de ver comiendo palomitas o en el sofá de tu casa y él pretende hacer historias conmovedoras, que te remuevan por dentro, que te sacudan. Hasta ahí bien, compro cine solemne, pero un director que dice cosas como “hay una dimensión de servicio en mi obra y me parece sano invitar al espectador a este ceremonial que es Sirat” me irrita, no lo puedo evitar. O perlas como esta: “Tengo intenciones y hay un propósito masculino de expresar cosas, de ejercer de autor y poner mi falo encima de la mesa, pero luego confío en las imágenes y en su dimensión sutil, polisémica, esotérica, lírica o femenina”. Me parece estupendo hacer cosas profundas, solemnes y cargadas de significado, pero prefiero que la persona que está detrás sea más humilde, más sencilla. Porque hay algo de esa grandilocuencia que se cuela en la película y pese a ser grandiosa y espectacular, para mí tiene algo que rasca, que no me acaba de gustar. Con todo, os animo a verla porque tiene méritos suficientes y a lo mejor no compartís mi punto de vista. Mira lo famoso que se ha hecho Lars Von Trier y, si yo fuera productor, no habría hecho ni una peli conmigo. Un último comentario, sesudo como todos los míos: si me pierdo, no me busquéis nunca en una rave.

viernes, 13 de junio de 2025

Nick Cravat, el secundario acróbata y mudo

 El otro día me acordé de este actor secundario tan expresivo. Solía aparecer en las pelis donde su gran amigo, Burt Lancaster, hacía de galán atlético con sonrisa muestra de dentífrico de los buenos. Nick Cravat era al amigo del prota (De Lancaster), siempre fiel y solícito, y resulta que es que no dejaba de ser cierto a grandes rasgos.

Nick Cravat era el nombre artístico de Nicholas Cuccia. Cuccia, pronunciado (Cuchia) denotaba el origen italiano de su familia. El bueno de Nick había nacido en el Brooklyn neoyorquino y de muy joven coincidió con Burt Lancaster en un campamento de verano, dicen. Lo cierto es que Burt y Nick se hicieron amigos y ambos, aficionados a la gimnasia y las acrobacias, acabaron montando un espectáculo que los llevaría al circo.

Con ese cuerpazo que gastaba Lancaster, esa sonrisa blanca e impertinente, esa agilidad y ese llamativo color del pelo, acabó siendo descubierto por un cazatalentos yéndose a Hollywood y teniendo éxito. Pero Burt no olvidaba a su colega Nick y se lo llevó para que también hiciera cine. Ambos salían haciendo saltos y piruetas exhibiendo una plenitud y fortaleza físicas envidiables.

Un elfo del bosque

El bueno de Nick siempre hacía de fiel escudero mudo. Siempre mudo. Hablaba con gestos y silbidos en las películas. Lo podéis ver en "el temible burlón" o "el halcón y la flecha". Pero, no, Nick no era mudo, a pesar de la gesticulación. Lo que le pasaba a Nick es que tenía un acento exageradamente marcado.


 Acento de barrio, de su barrio, Brooklyn, y eso, en películas de época, ya sea en la Europa medieval, o en esos piratas del Caribe del siglo XVII, no quedaba demasiado correcto.

El prota y el secundario

Y Nick hizo pelis sin su colega Burt, siempre de secundario, Con Victor Mature, otro cuerpazo pero con un rictus facial un poco malogrado, con Dean Martin, con Jerry Lewis... 

Buena forma física

En los años 60, los años del western, su colega Burt, lo enroló en historias del oeste. Fueron unas cuantas: Camino de Oregón; que viene Valdez; camino de la venganza; la venganza de Ulzana, eran unos títulos muy vengativos para dos camaradas, curiosamente. Una de sus últimas cintas juntos fue "la isla del doctor Moreau", una peli inquietante .

Inicios circenses


Y hoy he querido traer a la memoria a la memoria a este secundario mudo en la fición en ese dorado cine de los años 50 de aquél Hollywood tan dado a sacar historias de época donde un marcado acento neoyorkino no podía oírse.

Juli Gan

viernes, 6 de junio de 2025

La viajera


Firma esta película el director surcoreano Hong Sang-soo, autor también del guion. Me vais a quitar el título de cinéfila (pero no el de zinéfila), porque os voy a confesar que yo a este señor no lo conocía de nada, a pesar de que tiene unas treinta películas en su currículum, tal como he comprobado en la Wikipedia.

En fin, nunca es tarde para hacer descubrimientos y juro que me ha entrado mucha curiosidad por echarle un vistazo a algún otro de sus filmes. Quizás comience por En otro país, de 2012, en el que también cuenta con Isabelle Huppert como protagonista. Por si os interesa, está en Netflix.

Y tengo que empezar hablando de ella, de la protagonista, de la viajera del título, porque es omnipresente, porque aparece en casi todas las escenas y, cuando no aparece, la conversación gira a su alrededor. Podemos decir que el peso de la película recae absolutamente sobre ella, sobre el personaje protagonista y sobre la actriz, la enorme Isabelle Huppert.

Huppert a mí me inquieta siempre. Será porque no puedo olvidar sus interpretaciones en La cérémonie, Elle o La pianista, pero cuando está en pantalla pienso que en cualquier momento, de una u otra manera, me va a atacar, me va a asustar, me va a asaltar y no me relajo en toda la proyección. Su personaje en La viajera no es tan agresivo como en estas otras tres formidables películas que os he nombrado, pero no deja de ser un tanto desasosegante.

La viajera es una señora de una edad casi provecta (Huppert tiene 72 años; está estupenda, pero son 72) que reside sola en Seúl, vive en casa de un jovencito (sin que lo sepa la madre de este) y se gana malamente la vida en un oficio del que no sabe nada: da clases particulares de francés mediante un método delirante que ha inventado ella misma.

Siempre viste igual, echa la siesta sobre la hierba de los parques, entabla conversaciones extrañas con desconocidos y bebe continuamente makgeolli, un vino de arroz coreano que tiene menos alcohol del que yo pensaba y que se puede comprar en supermercados que tenemos cerca de casa, pero que no voy a nombrar porque no les haría propaganda ni aunque me la pagaran. Lo hay de sabores: fresa, plátano, etc. El que bebe la viajera, que, por cierto, como personaje no tiene nombre, es blanco y parece leche aguada. Nada apetitoso, vamos.

Repito que la película entera gira en torno a ella y a lo que se va encontrando en su deambular por las afueras de Seúl, con preferencia, como digo, por los parques; todo eso que pivota a su alrededor os lo resumo a continuación en varias apreciaciones sueltas.

La viajera mantiene con sus alumnas de francés diálogos que se repiten palabra por palabra, en un perfecto déjà vu, que quizá nos quiera decir algo sobre lo aburridos y previsibles que son los surcoreanos en particular o sobre lo aburridos y previsibles que somos los humanos en general.

Bien de paseo por los parques bien porque se detiene a hablar con desconocidas, el tema de conversación son a veces los poemas esculpidos en grandes piedras, como la que aparece tras Huppert en el cartel. Son poemas en coreano que la viajera pide que le traduzcan al inglés o que, a petición de una desconocida, traduce ella al francés. Los poemas son siempre autoría del mismo escritor surcoreano y he aquí de nuevo el déjà vu.

Y ya que hablamos de traducciones, hablemos de lenguas. La viajera es francesa, como Huppert, qué casualidad; su lengua materna es el francés. Las gentes de Seúl con las que trata hablan en coreano, que es el idioma oficial del país, y con la viajera se comunican en inglés. En consecuencia, todos se expresan en una lengua que no es la suya, lo cual confiere a los diálogos una torpeza, una lentitud, un balbuceo como infantil que tamiza las relaciones y las envuelve en una nebulosa de consistencia casi sólida.

Además, estas conversaciones tienen lugar con uno, varios o todos los personajes de espaldas a la cámara. Se me antoja que Hong Sang-soo, no contento con despojarlos de sus lenguas de familia, les quiere quitar también los rostros, aquello que los individualiza, para mostrarnos un mundo en el que unos seres con la misma apariencia, que apenas se diferencian los unos de los otros, hablan como máquinas tardas y reproducen continuamente las mismas conversaciones. No sé si quiere decirnos que los coreanos son gentes uniformes y parejas, en contraste con ese bicho raro exótico, ese perrito verde, que es la viajera. No sé.

Cuando me haya visto la filmografía completa de Hong Sang-soo, quizás me haya hecho una idea más precisa sobre esto. Hasta entonces, recibid un abrazo de vuestra amiga

 

Noemí Pastor

viernes, 30 de mayo de 2025

Mr. Brooks

Es una película de 2007 con un argumento bastante disparatado, pero entretenida como thriller. Tiene reminiscencias de «Seven», algo de la carnicería pop de Tarantino y un toque de cómic muy chulo en la fotografía de los bajos fondos de Portland. Viendo a Kevin Costner hacer de malo, he asimilado el trasnochado aforismo «actuar con la diligencia propia de un buen padre de familia». Siempre había dudado cuánta diligencia supone eso y si sería algo exclusivo de los padres. Con esta película se entiende de una vez por todas: significa actuar como Kevin Costner en la mayoría de sus películas, vease «Los intocables», «El guardaespaldas», «No hay salida»… En esta cinta ofrece más de lo mismo y también lo contrario: aquí está la nota original. Se mete en la piel de Earl Brooks, un ciudadano ejemplar con una familia perfecta, una fábrica perfecta —en la que se dedica a hacer vidriados—, una casa perfecta y una vida perfecta, pero con una oculta y terrible adicción al crimen. Sobre el tema de esta adicción, los profesionales de salud mental consultados afirman que no existe y mucho menos las ramificaciones que sugiere el guionista. Lo de los vidriados es un detalle artesanal bonito. Earl tiene una voz interior que se llama Marshall, representado por el actor William Hurt, como una especie de Pepito Grillo que en lugar de guiarle por el buen camino le impulsa a matar. Este desdoblamiento del protagonista, supongo que para mostrar de una manera más clara la mente del asesino, … ni sí ni no. Te distraes un buen rato al principio pensando: ¿Los demás podrán verlo y oírlo o está en la cabeza de Earl? Otro personaje en el lado del mal es Mr. Smith, el más loco de todos y con la motivación más extraña, aunque está magníficamente interpretado por Dane Cook. Demi Moore siempre es un punto positivo. Encarna a la policía Tracy Atwood, empeñada en atrapar al asesino en serie. Sus peculiaridades biográficas son un poco extremas. Es muy rica y a la vez muy macarra y ejerce de policía solo por vocación. Valiente y expeditiva, solo se mueve por corazonadas; menos mal que nada en la piscina para librarse del estrés como toda detective que se precie, si no, resultaría inverosímil. Merece una mención la actriz que interpreta a la hija, Danielle Panabaker: convincente, guapísima e inquietante.

sábado, 24 de mayo de 2025

Compañeros de ruta ( Fellow Travelers )


He dudado antes de empezar a escribir esta reseña.Estaba entre dedicarle una entrada a "Cónclave" una película que me ha parecido excelente y que si no habéis visto no os podéis perder  y una serie de televisión que definitivamente me ha vuelto a demostrar que la televisión puede y debe ser arte.

Me estoy refiriendo a la serie "Compañeros de ruta "(EEUU, 2023) dirigida por Ron Nyswaner, Uta Briesewitz, Daniel Minahan, Destiny Ekaragha y James Kent e interpretada entre otros por Matt Bomer y Jonathan Bailey .

Dado que el mes que viene es el mes del orgullo LGTBIQ+ , no podía sino dedicarle una publicación a este mini serie de 8 capítulos que es sin duda una de las mejores que he visto en no poco tiempo.


"Compañeros de ruta" nos narra la historia de amor entre dos hombres muy diferentes durante varias décadas, de los años 50 a los 80  en Estados Unidos.Se trata Hawkins Fuller (Matt Bomer) y Tim Laughlin (Jonathan Bailey), el primero carismático, ambicioso, vinculado a la política , el segundo un hombre idealista ,con valores, comprometido  y valiente , más enfrentado que aliado a las esferas de poder.  



Desde la guerra de Vietnam, pasando por los años 70 hasta entrados los 80 con la irrupción del SIDA, esta miniserie nos llevará de la mano de sus idas y venidas, sus encuentros y sus desencuentros, su capacidad de sobrevivir a cada etapa en una sociedad hipócrita y moralista que les empuja a vivir ocultando su amor.

Son dos maneras de entender el mundo no exentas de traiciones que nos creará adicción a la pantalla y en su cierre nos quedemos con ganas de más.


La química que hay entre los actores  principales es uno de los puntos fuertes de la serie, ambos hacen que las escenas eróticas y los sentimientos surgidos resulten honestos de manera natural y auténtica.

 El guión, el relato de los episodios históricos que van sucediéndose como telón de fondo, el posicionamiento de ambos personajes ante los mismos hechos, son tan enriquecedores que el espectador sucumbe totalmente al deseo de saber más y más , sin poder dejar de devorar cada episodio con el deseo imperioso de saber si finalmente serán capaces de reconocer aunque sea ante sí mismos lo que sienten el uno por el otro.



Los perfiles psicológicos de los protagonistas son casi antagónicos y sin embargo hay entre ellos un vínculo tan poderoso que no deja de sorprendernos incluso en las peores circunstancias.


Hay otro personaje, en este caso femenino que también sería justo mencionar, el  de la esposa de Fuller interpretado por Allison Williams. Es un personaje secundario pero creo refleja muy bien esa postura ambigua de algunas mujeres en los años 50, resignadas acerca de la doble vida de su marido pero al mismo tiempo complacidas en relación a su acomodada vida familiar.No hay en ella ira o deseos de venganza, incluso en algún momento, hay cierto acercamiento hacia el personaje de Tim,conocedora de que de algún modo, Fuller siempre será un esposo compartido.



Por ponerle alguna pega a la serie, diría que me hubiera gustado mayor protagonismo de los personajes femeninos en general y otro desenlace en la única historia lésbica que aparece en la serie en particular. 

Basada en la novela de Thomas Mallon, esta adaptación se convierte en un viaje a través del tiempo, revisando personajes históricos y momentos cruciales en la historia reciente de los Estados Unidos.

La serie no demoniza ni beatifica a ninguno de los protagonistas , más bien nos cuenta con neutralidad cómo esos dos hombres decidieron  amarse, si es que amar puede decidirse, en unos tiempos convulsos en los que se sucedían los gobiernos más o menos reaccionarios donde la clandestinidad y la doble vida en algunos casos era la opción más viable para poder mantenerse a flote y resistir.

Tal vez hoy todo esto nos parezca superado pero la verdad es que no lo es, mientras la homosexualidad por ejemplo sea penalizada en numerosos países y aquí, en España sigan creciendo el número de delitos de odio hacia el colectivo LGTBIQ+. 

Por dejar un dato reciente:

"En 2024, 64 jurisdicciones nacionales prohíben aún las relaciones homosexuales, privadas y consentidas entre hombres. De ellas, 40 castigan también los actos lésbicos. La dureza de las condenas oscila entre un amplio abanico que va desde menos de un año de cárcel hasta la cadena perpetua.

En este contexto , ver "Compañeros de ruta" es también un acto de resistencia además de un auténtico disfrute al ver cine de calidad en el infravalorado formato de serie de televisión.

Buen fin de semana,


Troyana



miércoles, 21 de mayo de 2025

Misión Imposible 8: confía una vez más


Ya casi son 30 años los que se cumplen cuando Tom Cruise decidió convertir una serie clásica de televisión de los años 60, en un film acción y espionaje de los 90. Contando con guion de David Koepp y la muy acertada dirección de Brian de Palma, nos regalaron una de las películas de entretenimiento de esa época, volviendo a la fórmula clásica de dobles agentes y mentiras, en una época donde James Bond debía reconvertirse, y la ciencia ficción y fantasía dominaban la taquilla. El actor, convertido también en productor, junto a Paula Wagner, traía un reparto internacional, algunas escenas icónicas (como su caída al bajar a una sala de defensa con una cuerda, o su final en el Eurostar(*)), una historia que no aburría y que podía resultar problemática para los fans de la original, y una recuperación de la maravillosa BSO de Lalo Schiffrin (bien modernizada por dos miembros de U2).

La que se prometía como una nueva saga que daría a Cruise su puesto en el olimpo de la acción, porque el de la actuación ya lo tenía, y que ayudaría a dar su imagen de "última estrella de Hollywood", cayó en picado con una secuela, donde el cambio de dirección que daría John Woo, el estilo de acción algo ridículo muy propio del final de los 90 (debido al Bond de Brosnan) y la ridiculez de la trama (esas falleras quemando santos en la Semana Santa sevillana), harían que Cruise dejara esta saga durante seis años.


¿Y qué pasó entonces? El timón sería recuperado por J.J. Abrams, el genio que había conseguido el éxito con la serie Lost, y había probado que podía moverse en el espionaje con Alias. Era una nueva oportunidad a una saga que imitaba el estilo de James Bond, pero de una forma partícula. En esta nueva aventura, además de adaptarla a la acción del momento, se le dotó a Ethan Hunt de un corazón, que no sólo estaba relacionado con la amistad de los miembros de su equipo, si no también a través de la aparición de una esposa, que le daría profundidad, y con suerte no acabaría muerta, que para eso no estamos en una película de Nolan. Además, el villano, cuyos motivos no estarían tan claros, sería interpretado por el gran Philip Seymour Hoffmann, que daría "gravitas" al asunto.

La recaudación y el interés fueron suficientes como para que llegara la cuarta, esta vez dirigida por Brad Bird, y que para muchos de los seguidores, fue la que definió el concepto de esta saga: Hunt y su equipo  luchando espectacularmente contra el villano, mientras mantenía lazos de amor y buen humor, y salvaban a todos, tomando decisiones que afectaría su vida personal, pero que darían un nuevo día a la humanidad.


Y ese es el estilo que siguió en las demás películas, con un equipo más estaba que en las primeras películas, y una idea de unificar las películas, a través de la llegada del director Christopher McQuarrie, un gran profesional, metido en la definición de la trama, muy influido por Cruise, y al borde del ataque cardiaco debido a las acrobacias, cada vez más al borde del abismo, que el actor ha querido hacer en cada película. Y es que los últimos cuatro filmes, incluido esta último que se estrena, son una vuelta de tuerca a ese universo que había impuesto Bird, y evolucionado por McQuarrie. Todas las de este director son tremendamente entretenidas, poniéndote al borde del asiento, y en la que en mi opinión, resalta Fallout (la sexta), que tiene los suficientes elementos de misterio, acción, piruetas, humor y cariño.

Llegamos al punto final. A Misión Imposible: Sentencia Final. Considerada como la segunda parte del film anterior (Sentencia mortal), ambas fueron afectadas por el Covid, los cambios de fecha, el precio de rodajes espectaculares con acrobacias extremas, y en el caso de la primera, el impacto de otras películas en el momento de su estreno (el 'barbenheimer'), lo cual hace que a fecha de hoy, no sepamos si este broche final será rentable o no. Muchos ya dicen que el final de esta saga costará dinero, pero Cruise y su obsesión por el cine y por cerrar este ciclo de su vida, junto a su éxito como Top Gun 2, hacen que pueda permitirse esta inversión y apuesta.

Sobre la película, dejando destripes y spoilers fuera, resultará ya el último exceso, y por tanto, el último entretenimiento que Ethan Hunt nos puede dar, con apuestas altísimas, líneas que rozan la distopia, y un guion muy cogido por los "pelos", pero que en el universo de Misión Imposible, es totalmente válido y razonable. Además de Cruise, el resto de actores como Ving Rhames, Simon Pegg, Hayley Atwell y el resto, no sólo hacen una interpretación más que correcta de sus personajes, si no, que queda claro y se siente que han disfrutado con ellos tanto como quieren que el espectador se lo pase bien.

Es difícil que nuevos espectadores vayan a ver este broche final (a no ser que los metan en el cine, como hice yo con una amiga el sábado pasado, en una de las sesiones de preestreno), y que los que se bajaron "de este viaje" en alguna película anterior regresen, pero los que nunca abandonaron (pese a las falleras), o los que nos volvimos a subir (como Hunt en el rascacielos de Dubai, en esa cuarta parte), van a verse recompensando, una vez más, por esta película que merece ser vista en el cine, que te entretiene a la vez que te hace reflexionar sobre el impacto de nuestras decisiones en el destino y legado que queremos dar...algo que estaría muy relacionado con lo que Tom Cruise ha querido hacer con el cine y su profesión. Algo que es mucho más honesto que el 90% del cine actual, de las sagas sin sentido (no te miro, pero te miro Fast and Furious), o que las revisiones de los héroes clásicos que deben pagar su pasado en nuestra sociedad actual (¡ay, qué mal acabamos, Mr Bond! y más tras Skyfall).

Realmente Misión Imposible 8 merece la pena, pero es decisión aceptarla o no. Pero tranquilo, este mensaje no se autodestruirá en cinco segundos.

Carmen R.


(*): en realidad, no es un Eurostar, si no un tren TGV de la SNCF, que el actor consiguió al invitar a cenar a un alto cargo de la compañía de transportes francesa