viernes, 8 de mayo de 2020

Del papel al celuloide: “Oh…” (Philippe Dijan, 2012) y “Elle” (Paul Verhoeven, 2016)


El eterno dilema de las novelas y las pelis
Decía Alfred Hitchcock en esa larga entrevista que le hizo y publicó François Truffaut que las buenas películas nacen de novelas mediocres.
Era ese el caso de muchas de las suyas, pero no es este. No. Porque “Oh…” es una estupenda novela. A pesar de que detesto la ortotipografía del título, tan complicada, con comillas y puntos suspensivos (definitivamente, no a esto), la novela muy potable, publicada por Philippe Dijan en el año 2012 en la editorial Gallimard  y luego en español en 2018, traducida por Regina López Muñoz, en la editorial Fulgencio Pimentel.
Antes de la traducción al español llegó, en 2016, la peli de Verhoeven, Elle, en absoluto inferior a la novela. Me atrevo a decir, incluso, que en ciertos aspectos la mejora. A mí, por ejemplo, la peli me ayudó a digerir la novela. Había empezado a leerla varias veces y se me había caído de las manos porque no me ubicaba, no encontraba el hilo. Y la peli me lo mostró. 

Es el destino
La novela estaba predestinada a ser convertida en cine, pues su autor, Philippe Dijan, es un tipo muy audiovisual. Tiene una serie de novelas concebida al estilo de las series televisivas, ha estrenado una obra de teatro y ha escrito bastantes guiones. Además, muchas de sus obras  anteriores han sido también llevadas al cine, sobre todo de la mano de realizadores franceses.
Verhoeven no es francés, sino danés. De hecho, ni siquiera hablaba francés antes de ponerse a dirigir Elle. Dice en una entrevista que, cuando se planteó esta peli, le atrajo la idea de hacer algo nuevo, de adentrarse en territorios inexplorados. Y, sí, es evidente que Elle no es, por ejemplo, Instinto básico, aunque la crítica se ha empeñado en compararlas, y no lo es principalmente por tres razones: primera, entre ambas películas median veinticinco años y esa es demasiada distancia para todo creador; segunda, Elle no es ni quiere ser un film erótico, mientras que de IB podríamos decir que sí lo es; y tercera, IB es una mierda de película (en su momento ya me pareció flojísima; hace poco la revisité en la tele y me pareció aun peor), quizás por culpa del guionista Joe Eszterhas, que es pésimo, y Elle, en cambio, merece bastante la pena.

Con todo, mantiene Verhoeven en Elle algo suyo, un hilo repetitivo a lo largo de su filmografía: una cierta fijación por la violencia sexual, que en esta peli recibe un tratamiento arriesgado pero decoroso, que salva los muebles. Y, aunque suene a marcianada, también aprecio en Elle un eco de Desafío total cuando trata de la confusión y la mezcolanza entre realidad y ficción.

La prota, esa monstrua
Tanto el libro como la película giran absolutamente alrededor de la protagonista, Michelle. En la novela, en primera persona, reflexiona algo, se explica, se explaya; en la peli no. En la peli solo se define por sus actos, por sus relaciones con los demás.
La intérprete, Isabelle Huppert, grandiosa como de costumbre o un poquito más todavía, era la actriz que Dijan tenía en la cabeza cuando escribió “Oh..”, y que fue finalmente confirmada para el papel a pesar de que en un principio Verhoeven pensó en Nicole Kidman, Marion Cotillard, Diane Lane y Sharon Stone.
Huppert aparece en todo momento hierática, inexpresiva, temible, ambigua. El personaje es más ambiguo e impenetrable en el film que en la novela, porque en la novela, como decía antes, se explica algo, se explaya, pero eso no quiere decir que intente hacerse entender; de hecho, no se hace entender, pero se entiende que no se la entienda. Creo que tampoco me entendéis a mí, pero en fin.
Si me tengo que quedar con un retrato de Michelle, me quedo con el de la peli. Es más reduccionista, pero más certero, más comedido, más perfilado. Diría que en este aspecto a la novela le sobra palabrería y la peli opta por el sobreentendido. Por ejemplo, la relación con la madre en la peli parece el típico rollo tóxico, pero en el libro pasan cosas más contradictorias y más confusas.
Michelle transita inmutable de objeto a sujeto, de víctima a manipuladora. No se comporta jamás como una víctima, aunque lo es. Lo es ahora y lo fue en el pasado. En el pasado fue víctima y la trataron como a una culpable. Ahora vuelve a ser víctima y quiere ser verduga.
No quiero dejar de señalar la absoluta excepcionalidad del protagonismo de una mujer madura, a un paso de la vejez, en esa simbólica mitad avanzada de la vida, y más consciente que nunca de su voluntad y su poder.

A modo de conclusión
Con una banda sonora que combina perfectamente, entre otros, a Mozart y Albinoni con Roxy Music e Iggy Pop, Verhoeven acierta con el tratamiento fílmico de una historia loca, extraña, arriesgada, negra y retorcida. El resultado es una peli que te abofetea, te empuja para que te des de bruces con una alta burguesía, una élite intelectual con turbios pasados, presentes y futuros. Y, sobre todo, perfila un retrato de una mujer madura de tal complejidad que desemboca sin remedio en lo amoral, en lo perverso, en el peligro y en la violencia.

Noemí Pastor

Otro artículo sobre Elle en Zinéfilaz:  Elle, de Troyana.
Otras entregas de Del papel al celuloide en Zinéfilaz:


2 comentarios:

Mona Jacinta dijo...

La vi en el Festival de Donostia hace unos años y me encantó. Súper fan de Isabelle Hupert.

TRoyaNa dijo...

LLego tarde a la entrada, pero quería también remarcar el gran trabajo de Hupert.La película también me interesó porque abrió un debate en torno a una posible arista feminista en la protagonista, que yo particularmente, no se la vi.
Y por supuesto gracias por la mención Noemí.