
El eterno dilema de las novelas y las pelis
Decía
Alfred Hitchcock en esa larga entrevista que le hizo y publicó François Truffaut que las buenas películas nacen de novelas mediocres.
Era
ese el caso de muchas de las suyas, pero no es este. No. Porque “Oh…” es una
estupenda novela. A pesar de que detesto la ortotipografía del título, tan
complicada, con comillas y puntos suspensivos (definitivamente, no a esto), la
novela muy potable, publicada por Philippe Dijan en el año 2012 en la editorial
Gallimard y luego en español en 2018, traducida por Regina López Muñoz,
en la editorial Fulgencio Pimentel.
Antes
de la traducción al español llegó, en 2016, la peli de Verhoeven, Elle, en absoluto inferior a la novela. Me
atrevo a decir, incluso, que en ciertos aspectos la mejora. A mí, por ejemplo,
la peli me ayudó a digerir la novela. Había empezado a leerla varias veces y se
me había caído de las manos porque no me ubicaba, no encontraba el hilo. Y la
peli me lo mostró.
Es el destino
La
novela estaba predestinada a ser convertida en cine, pues su autor, Philippe
Dijan, es un tipo muy audiovisual. Tiene una serie de novelas concebida al
estilo de las series televisivas, ha estrenado una obra de teatro y ha escrito
bastantes guiones. Además, muchas de sus obras
anteriores han sido también llevadas al cine, sobre todo de la mano de
realizadores franceses.
Verhoeven
no es francés, sino danés. De hecho, ni siquiera hablaba francés antes de
ponerse a dirigir Elle. Dice en una
entrevista que, cuando se planteó esta peli, le atrajo la idea de hacer algo
nuevo, de adentrarse en territorios inexplorados. Y, sí, es evidente que Elle no es, por ejemplo, Instinto básico, aunque la crítica se ha
empeñado en compararlas, y no lo es principalmente por tres razones: primera,
entre ambas películas median veinticinco años y esa es demasiada distancia para
todo creador; segunda, Elle no es ni
quiere ser un film erótico, mientras que de IB
podríamos decir que sí lo es; y tercera, IB es una mierda de película (en su momento ya me pareció flojísima; hace poco la revisité en la tele y me pareció aun peor), quizás por culpa del guionista Joe Eszterhas, que es pésimo, y Elle, en
cambio, merece bastante la pena.

Con
todo, mantiene Verhoeven en Elle algo
suyo, un hilo repetitivo a lo largo de su filmografía: una cierta fijación por
la violencia sexual, que en esta peli recibe un tratamiento arriesgado pero
decoroso, que salva los muebles. Y, aunque suene a marcianada, también aprecio
en Elle un eco de Desafío total cuando trata de la confusión y
la mezcolanza entre realidad y ficción.
La prota, esa monstrua
Tanto
el libro como la película giran absolutamente alrededor de la protagonista,
Michelle. En la novela, en primera persona, reflexiona algo, se explica, se
explaya; en la peli no. En la peli solo se define por sus actos, por sus
relaciones con los demás.
La
intérprete, Isabelle Huppert, grandiosa como de costumbre o un poquito más
todavía, era la actriz que Dijan tenía en la cabeza cuando escribió “Oh..”, y
que fue finalmente confirmada para el papel a pesar de que en un principio
Verhoeven pensó en Nicole Kidman, Marion Cotillard, Diane Lane y Sharon Stone.
Huppert
aparece en todo momento hierática, inexpresiva, temible, ambigua. El personaje
es más ambiguo e impenetrable en el film que en la novela, porque en la novela,
como decía antes, se explica algo, se explaya, pero eso no quiere decir que
intente hacerse entender; de hecho, no se hace entender, pero se entiende que
no se la entienda. Creo que tampoco me entendéis a mí, pero en fin.
Si
me tengo que quedar con un retrato de Michelle, me quedo con el de la peli. Es
más reduccionista, pero más certero, más comedido, más perfilado. Diría que en
este aspecto a la novela le sobra palabrería y la peli opta por el
sobreentendido. Por ejemplo, la relación con la madre en la peli parece el
típico rollo tóxico, pero en el libro pasan cosas más contradictorias y más
confusas.
Michelle
transita inmutable de objeto a sujeto, de víctima a manipuladora. No se
comporta jamás como una víctima, aunque lo es. Lo es ahora y lo fue en el
pasado. En el pasado fue víctima y la trataron como a una culpable. Ahora
vuelve a ser víctima y quiere ser verduga.
No
quiero dejar de señalar la absoluta excepcionalidad del protagonismo de una
mujer madura, a un paso de la vejez, en esa simbólica mitad avanzada de la
vida, y más consciente que nunca de su voluntad y su poder.
A modo de conclusión
Con
una banda sonora que combina perfectamente, entre otros, a Mozart y Albinoni
con Roxy Music e Iggy Pop, Verhoeven acierta con el tratamiento fílmico de una
historia loca, extraña, arriesgada, negra y retorcida. El
resultado es una peli que te abofetea, te empuja para que te des de bruces con
una alta burguesía, una élite intelectual con turbios pasados, presentes y
futuros. Y, sobre todo, perfila un retrato de una mujer madura de tal
complejidad que desemboca sin remedio en lo amoral, en lo perverso, en el
peligro y en la violencia.
Noemí
Pastor
Otro
artículo sobre Elle en Zinéfilaz: Elle, de Troyana.
Otras
entregas de Del papel al celuloide en Zinéfilaz:
2 comentarios:
La vi en el Festival de Donostia hace unos años y me encantó. Súper fan de Isabelle Hupert.
LLego tarde a la entrada, pero quería también remarcar el gran trabajo de Hupert.La película también me interesó porque abrió un debate en torno a una posible arista feminista en la protagonista, que yo particularmente, no se la vi.
Y por supuesto gracias por la mención Noemí.
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