Era yo una jovencita
cuando vi “Todos los hombres del presidente” (en adelante, THP) por primera
vez; y confieso que me aburrí soberanamente y no entendí nada. Pero algo bueno debí de ver porque, desde entonces, cada vez que me he encontrado con esta
peli en la tele, que han sido muchas, me ha dejado enganchada a su estética
setentera y a sus diálogos hipnóticos, de manera que, a fuerza de verla y verla,
he acabado por apreciarla. Mucho.
Como quiera que
volví a ver y a disfrutar TPH hace bien poco, decidí dedicarle un articulito en
este blog mío, nuestro y vuestro y, buscando información en Internet, encontré
una larga y muy bonita entrevista, de hace ya quince añazos, de Rick Lyman a StevenSoderbergh, en la que el director declara su amor por THP y comenta aspectos muy
interesantes. Os los resumo e interpreto en las siguientes líneas.
Donde esté un buen thriller político…
Os
confieso que a mí el género me apasiona; una peli con tal etiqueta me arrastra
a las salas o al sofá frente a la tele. Soderbergh cuenta en la entrevista que vio THP a sus
tiernos trece años y se convirtió inmediatamente en uno de
sus filmes favoritos. Hoy lo sigue siendo. Afirma haberlo visto más de diez veces y
confiesa que lo tuvo muy en cuenta cuando filmó “Erin Brockovich” y “Traffic”,
pues en ambos casos quiso hacer una peli entretenida sobre un asunto muy serio
y en ese aspecto THP es un ejemplo a seguir, pues alcanza “un apreciable nivel
de contenido sociopolítico” sin aburrir.
Bueno. Eso
lo dice Soderbergh, no yo, porque ya os he confesado que fui incapaz de
seguirla cuando la vi por primera vez. Quizá la clave esté en lo que dice Soderbergh a continuación: que no se explica el gran éxito que tuvo este film
porque trata de un asunto que todo el mundo conocía. Claro. En los USA sería un
asunto recurrente en todos los noticiarios. Yo, en cambio, solo tenía un
conocimiento superficial del caso Watergate.
Uno de los mejores comienzos de todos los
tiempos
Así califica
Soderbergh el arranque de THP, que está unido en mi cabeza a otro arranque
también antológico, el de “Encuentros en la tercera fase”.
Soderbergh
lo narra así: “La imagen ocupa toda la pantalla. Es radiante y obstinadamente
monocromática. De repente, ¡pras! Una palanca estrella un tipo tintado contra
esa superficie, que ahora se nos revela como una hoja de papel”. Escribe “Junio de 1972”.
Cuenta
también Soderbergh que en “Erin Brockovich” y “Traffic” copió incluso los
títulos de crédito de THP, pero no lo presenta como una copia, sino como un
homenaje a Alan J. Pakula, su director. En este punto nos recuerda Lyman, el entrevistador, que
Soderbergh es el único director que en la historia de los Oscar ha conseguido
en la misma edición dos nominaciones como director, por esas dos pelis, y otras
dos nominaciones al mejor film. No está nada mal.
La teoría de las transiciones
“Con
THP", sigue diciéndonos Soderbergh, "comencé
a pensar en lo importantes que son en las películas las transiciones entre escenas,
que la clave para hacer un buen fin consiste en prestar atención a esas
transiciones y pensar no solo en cómo pasar de una escena a la siguiente, sino
también en dónde se abandona una escena y dónde comienza la nueva. Es una de
las decisiones más importantes que debe tomar un director, pues ahí puede estar
la diferencia entre un film que funciona y otro que no”.
“Las
transiciones en THP", prosigue, "son maravillosas. El film no se precipita hacia
delante; no tiene escenas de acción ni momentos cumbre de dramatsimo. La trama
a menudo se cierra en falso y nos conduce a callejones sin salida, a puntos sin
resolución. A diferencia de la mayoría de las pelis, THP se compone de
momentitos insignificantes en los que los acontecimientos transcurren lentos,
sin sobresaltos. El film se mueve al rimo de la vida real. Y el efecto general
es fascinante”.
El fin de una era
En
opinión de Soderbergh, “el fértil periodo de producción cinematográfica que
algunos han llamado American
New Wave comenzó en 1967 con filmes
como “Bonnie & Clyde” y “El graduado” y acabó en 1976 con THP, aunque,
según otros pareceres, acabó un año antes, en 1975, con “Tiburón”, de
Spielberg, o un año después, en 1977, con “Star Wars”, de George Lucas”, antes
conocida (añado yo) como “La guerra de las galaxias”. “Con esos dos
exitazos los estudios descubrieron el tremendo potencial lucrativo de las
producciones gigantescas de aventuras, muy del gusto del público”.
Sin
embargo, como decimos, Soderbergh opina que la American New Wave acabó en 1976, concretamente el día de la ceremonia de entrega de los
Oscar. “Las pelis nominadas aquel año”, dice Soderbergh, “fueron THP,
“Esta es mi tierra”, “Network”, “Taxi driver” y “Rocky”. ¿Cuál es la que
desentona en esa lista? Evidentemente, “Rocky”, que fue la que ganó. (...) Las
demás eran representativas de la época fértil que acababa y “Rocky”, la
precursora del futuro, de la epidemia de films de buenos sentimientos que ha
infectado la producción americana durante casi un cuarto de siglo”.
No tiene pelos en la
lengua el señor Soderbergh. Y así, con esta frase lapidaria, acabamos esa
reseñita, que espero que haya sido de vuestro agrado. Se despide con la ficha
técnica de THP vuestra amiga
Noemí Pastor
Ficha técnica
(filmaffinity.com)
Título
original
All the President's Men
Año
1976
Duración
136 min.
País
Estados Unidos
Director
Guión
William Goldman (Libro: Carl Bernstein, Bob Woodward)
Música
David Shire
Fotografía
Gordon Willis
Reparto
Robert
Redford, Dustin
Hoffman, Jason
Robards, Martin
Balsam, Hal
Holbrook, Jack
Warden, Jane
Alexander, Ned
Beatty, Stephen
Collins, Penny
Fuller, Robert
Walden, Lindsay
Crouse, Meredith
Baxter
Productora
Columbia Pictures / Wildwood Enterprises
Género
6 comentarios:
A mí me pasó igual, no tenía edad para ver THP. Pero años después me pareció muy atractiva. No sé por qué me ha venido a la mente "la cortina de humo" y toda la parafernalia que se monta alrededor de las cagadas que comete el que se sienta en el despacho oval.
Hola, Juli. Permaneceremos atentas para ver qué opciones cinematográficas nos ofrece la era Trump.
El comienzo es bueno pero el final de "Todos los hombres del presidente" es antológico, cuando el sonido del teclear de las máquinas de escribir de los periodistas se impone a la voz de Nixon desde una pantalla de televisión mientras jura la Constitución de los Estados
Unidos; luego, suena el himno y sigue imponiéndose el sonido del teclado, finalmente sustituido por el sonido de los teletipos que anuncian los acontecimientos que llevan a la dimisión del presidente.
Una excelente y atrevida metáfora visual y sonora que nos remite a una época en que la prensa todavía tenía algo que decir.
Actualmente, en la era Trump, ni siquiera se les permite a los periodistas hablar en las ruedas de prensa y se impone un silencio cómplice.
Saludos.
Oportuna reflexión, Ricard.
Esta "reconstrucción" de unos hechos de todos conocidos, a la manera de un thriller detectivesco está desarrollado con la suficiente habilidad narrativa (y alguna truculencia) como para mantener el interés y la tensión, aun cuando lógicamente sepamos de antemano el desenlace.
Hoy, con la perspectiva que da el paso del tiempo, este tipo de cine ha quedado relegado a un mero documento setentero, una visión optimista del papel de aquella prensa, en ocasiones decisivo, sí, a la hora de hacer emerger la mierda que solía acumularse en el fondo de un Sistema que ha ido a peor. Como digo, hoy es la televisión con sus programas de "investigación", las redes sociales, Twitter, los encargados no de descubrir y denunciar, sino de confirmar la naturaleza putrefacta del mundo en que vivimos.
Hola, Teo. No le niego al film su intención política, pero creo que tiene ingredientes cinematográficos suficientes como para ser considerados. No es una mera reconstrucción periodística.
Gracias por tu aportación, anyway.
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