viernes, 17 de noviembre de 2017

Mae West (2)

Famosa por su apariencia explosiva y sus réplicas ingeniosas, Mae West fue, sin embargo, mucho más que una muñequita neumática y deslenguada. Actriz, cantante, guionista, autora, directora y productora teatral, escenógrafa, diva y maestra de la ironía, permaneció activa durante ¡setenta años! y disfrutó enormemente escandalizando sin parar a los puritanos tiempos que le tocó vivir.

Lee la primera parte de este artículo: Mae West (1)


El escándalo como profesión

Mae West fue una provocadora profesional. En su trabajo disfrutó y se lucró con el escándalo, el lenguaje procaz y los sobreentendidos. Y no lo ocultaba, sino todo lo contrario: alardeó cínicamente de ello en una de sus famosas frases mordaces: “Soy partidaria de la censura; al fin y al cabo, he hecho una fortuna con ella.”

Viene a confirmar esta apreciación una biografía, Becoming Mae West, publicada en 1997, cuya autora, Emily Wortis Leider, califica a nuestra musa de auténtica “empresaria del escándalo” y afirma que practicó durante toda su carrera una explotación muy bien calculada y nada improvisada de la provocación y la polémica.

Su vida privada, en cambio, discurrió por terrenos bastante más convencionales. No fue, por ejemplo, una mujer de muchas parejas sentimentales. De hecho, solo se le conocieron cinco y alguna de las cinco resulta dudosa, así que no es para nada una media elevada en 87 años de vida.

Su primera pareja fue Frank Wallace, un compañero de escena en su época vodevilesca, con el que se casó en Milwaukee en 1911. West tenía diecisiete primaveras y Wallace, cuatro más. West no hizo público este matrimonio, hasta que en 1935 un empleado del registro lo descubrió y lo filtró a la prensa.

Permaneció casada con Wallace durante más de treinta años, que es todo un récord para una vampiresa, aunque, según declaró en el juicio de divorcio, solo habían vivido juntos unas cuantas semanas.

Sería cierto, porque, dos años después del matrimonio, en 1913, conoció a otra de sus parejas, Guido Deiro, un pianista italiano que también era una estrella del vodevil. Algunas biografías de West dicen que se casaron; otras dicen que no, lo cual es verosímil si es cierto lo del otro matrimonio.

Sus otros tres boyfriends fueron William Jones, campeón de boxeo más conocido como Gorila Jones; James Timony, un abogado quince años más joven, que también fue su manager hasta que murió en 1954; y finalmente, cuando ya contaba con 61 años, Chester Rybinski, de 31, que posteriormente adoptó el nombre de Paul Novak. Chester-Paul había sido Míster California y había trabajado con West como hombre-objeto en uno de sus shows en Las Vegas. Estuvieron juntos hasta que West murió en 1980.

Mae West fue, además, una mujer muy familiar. No se decidió a trasladarse a Hollywood hasta la muerte de su madre en 1930, acontecimiento que la dejó emocionalmente muy herida, y en el traslado se llevó consigo a su hermana, su hermano y su padre. West los alojó muy cerca de su apartamento (vivió en el mismo sitio hasta que murió) y les proporcionó trabajo e incluso ayuda económica.

Puesto que cuidó siempre su salud, con estrictas dietas y ni gota de alcohol, ni siquiera murió como las estrellas del cine o del rock, ni joven ni víctima de excesos, sino como la gente respetable, a la venerable edad de 87 años, en un hospital de Los Ángeles, de un derrame cerebral.


El legado de West


Mae West ha dejado una tremenda huella en la cultura popular. Por empezar por, quizás, lo más tonto, empezaré hablando de un chaleco salvavidas que usó el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial y que recibió su nombre por inspirarse en sus pechos; y por seguir por lo más tremendo, recordaré que a ella se debe en buena parte la entrada en vigor del infame código Hays.

Ya en vida de West, los Beatles solicitaron su permiso para incluirla en la portada del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. West en un principio se negó, alegando que ella nunca pertenecería a un club de corazones solitarios; pero, al recibir una carta manuscrita de los propios John, Paul, George y Ringo en la que se declaraban sus rendidos admiradores, acabó cambiando de opinión. Claro, a ver quién no.

Salvador Dalí construyó un surrealista sofá llamado Los labios de Mae West, que se exhibe en su museo de Figueras. Al parecer, sus curvas corporales también inspiraron las del dibujo animado Betty Boop.

De West hablan multitud de canciones, entre ellas algunas de musicales de Broadway de
Cole Porter, y decenas de libros, como, por ejemplo, por citar alguno, Mae West y yo, de Eduardo Mendicutti, pero quizás su mayor legado fueron sus tremebundas frasecitas sarcásticas. Las tuvo por docenas, unas más conocidas que otras; todas están consultables en Wikiquote. Si tengo que elegir alguna, me quedo con esta: “Las chicas buenas van al cielo; las malas, a todas partes”; “a donde les da la gana”, suelo añadir yo, que la utilizo bastante.

A partir de los años 70, la buena de Mae se convirtió en un icono y una referencia para el feminismo, el movimiento gay y la estética drag. En 1995 Ramona Curry publicó Too much of a good thing, obra en la que analiza la influencia de West en el desarrollo de la sexualidad en su relación con la política y la sociedad en el siglo XX.

La directora de cine Catherine Hardwicke diseñó un monumento que fue colocado en la llamada Glorieta de las Cuatro Damas de Hollywood, en el extremo oeste del Paseo de la Fama, a modo de homenaje multirracial a Mae West, Dolores del Río, Dorothy Dandridge y Anna May Wong. Estoy convencida de que nuestra Mae está allí muy a gusto.


Noemí Pastor

4 comentarios:

Key Hunters dijo...

¡Así que el sofá ése se creó por esta mujer! Qué de cosas. Y yo que ni la conocía, ya me puedo poner un día de éstos con el cine clásico, porque me sacas de lo que se ha hecho en los últimos quince años y no sé nada. Y así me pierdo a esta gente y no puede ser. Muy interesante el artículo :)
¡Saluditos!

Juli Gan dijo...

Espléndido. Mae West fue una mujer excepcional. Todo un ejemplo de la mujer fuerte y autorrealizada.

Noemí Pastor dijo...

Enhorabuena, Key, tienes muchísimo con lo que disfrutar. Cuéntanoslo.

Noemí Pastor dijo...

Sí, Juli, a mí siempre me ha caído fenomenal. Y eso que no conocía de ella más que lo meramente superficial. Besos.