viernes, 18 de mayo de 2018

El orden divino


Como ya es tradición, he vuelto a ir a la inauguración del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia que este año celebraba su XVI edición. Este año querían poner en acento en los derechos de la mujer y la película que abrió el festival fue El orden divino de Petra Biondina Volpe. Antes de la película proyectaron uno de los cortos más bonitos que he visto últimamente:  La pureza, de Pedro Vikingo.Es un ejemplo de que a veces las cosas más sencillas son las mejores. Simplemente nos muestra a un grupo de niños y niñas que hablan de sus deseos, sus sueños, lo que les gusta y lo que no. No quiero decir más por no destripar la historia pero, si tenéis ocasión, no os lo perdáis.

Cartel del corto de
Pedro Vikingoç

Una de las protagonistas de
La pureza

Es precioso. Y ahora vamos con la película. El orden divino es una película suiza que fue premiada en el festival de Tribeca en 2017. Nos cuenta una historia que quizás no es muy conocida para la mayoría, el referéndum que aprobó el voto femenino en Suiza en 1971. Sí, habéis leído bien, 1971. Increíble pero cierto. Fue el último país de Europa y de los últimos del mundo, de hecho, el último cantón en aceptarlo (Appenzell Inner-Rhoden) lo hizo en 1991.
La directora había realizado varios cortometrajes y algún largo antes de esta película, pero yo no la conocía. También he de decir que, si me pongo a pensar en qué directores de cine suizos conozco, solo se me ocurren dos: Alan Tanner y Rolf Lyssy (y eso que tengo un hermano que vive en Friburgo).

El orden divino cuenta la historia de un modo sencillo, con muchos toques de humor y creo que refleja muy bien una situación muy difícil. La protagonista, Nora, es una mujer joven casada y con dos hijos que nunca se ha planteado que las cosas no estén bien como están. Hasta que se le ocurre que le gustaría trabajar media jornada y se enfrenta a la oposición de su marido que, además, cuenta con el apoyo de la ley. Si él no quiere, ella no puede hacerlo. Esa injusticia le hace empezar a plantearse cosas. Con el apoyo de una mujer mayor y una italiana recién llegada al pueblo emprenderá una lucha para conseguir que las cosas cambien. Todo ello en un entorno rural, con un control social muy potente.
La decisión de Nora pondrá en peligro lo que siempre ha considerado el centro de su vida: su marido y sus hijos, pero también le descubrirá unas relaciones de amistad y solidaridad con otras mujeres que no conocía. La fotografía de Judith Kauffman es preciosa y para las que recordamos esa época hay cosas muy entrañables. Por ejemplo, el cambio de estilo en el vestir y el peinado de la protagonista (aquellos pantalones de campana…) o, en un viaje que hacen a la capital, la manifestación y posterior fiesta con un grupo de feministas. Di que en España en esos años no votaban ni hombres ni mujeres y nosotras aún llevábamos mantilla para ir a la iglesia. Por eso esta película me recuerda al final de mi adolescencia, cuando en muchas piscinas estaba prohibido llevar biquini y comprar anticonceptivos era una aventura. La película ha debido tener un gran éxito en Suiza y la han proyectado en los institutos. Creo que sería una buena idea hacer lo mismo, nuestros jóvenes tienen que ser conscientes del poco tiempo que hace que se han conseguido muchas cosas y lo importante que es seguir luchando por la igualdad.

Laura Balagué


2 comentarios:

Juli Gan dijo...

Hala, qué planteamiento más interesante. Pelis suízas, exceptuando la coproducción de "el Cebo" de Ladislao Vadja sobre una novela de Dürrenmatt, sólo había visto "las chicas de la lendecría", una historia con protagonismo absolutamente femenino, por cierto. Esta de "el orden divino" la he de ver. Gracias por mostrárnosla.

Mona Jacinta dijo...

Espero que se estrene en los circuitos comerciales. Merece la pena, Juli Gan.