viernes, 10 de enero de 2020

Ed Wood


Ed Wood es el tierno biopic de Ed Wood, considerado, también con enorme ternura, el peor  director de cine de todos los tiempos. Ese título le otorgó, al menos, el libro The Golden Turkey Awards, publicado en 1980, solo dos años después de la muerte de Wood, por los críticos de cine Michael y Harry Medved.


Tim Burton estrenó Ed Wood en 1994, a partir de un guion escrito por Larry Karaszewski y Scott Alexander, especialistas en biopics de personajes «peculiares» (Man on the Moon, El escándalo de Larry Flint). Este guion estaba, a su vez, basado en la biografía Nightmare of Ecstasy, de Rudolph Grey.


Acreditada ya para entonces su querencia por el friquismo, Burton consigue en esta película el tono adecuado, emotivo pero no ñoño, para hacernos querer a rabiar a este personaje al que trata con humor pero sin crueldad y del que hace sátira pero no escarnio.


En realidad, Burton se apiada mucho de Wood; cuenta su vida durante los rodajes de sus primeras películas y nos ahorra sus peores años, cuando continuaba escribiendo algo y filmando poco, pero todo lo que ganaba se lo gastaba en bebida, cuando no pudo pagar el alquiler y tuvo que mudarse a la casa de un amigo y vender su máquina de escribir para conseguir alcohol. Wood murió a los 54 años, enfermo por la bebida y totalmente arruinado.


Tragedias aparte, si tengo que elegir lo mejor de esta película, elijo, sin duda, a Martin Landau en el papel del legendario Bela Lugosi. Landau está sencillamente sublime. Podría incluso decirse que Ed Wood es también el mejor trabajo como actor de Johnny Depp, cuando todavía se lavaba el pelo, nos caía bien y no se había echado a perder en mierdas como los piratas del Caribe o la abominable Enemigos públicos, por no citar asuntos bastante más preocupantes de su vida personal.


Voy más lejos y me atrevo a decir que Ed Wood, que no se comió nada en la taquilla en su estreno en los USA, es, para mí, la mejor película de Tim Burton y que una de sus mejores bazas, además de las interpretaciones, es la tremendamente patética y conmovedora relación entre Wood y Bela Lugosi. Wood idolatraba a Lugosi y Lugosi, en su sobrecogedor desamparo, se dejaba cuidar y proteger por Wood. Dicen que Tim Burton reflejó en este vínculo la relación que él mismo mantuvo con Vicent Price y que la elección del blanco y negro para esta película fue un homenaje personal de Burton a Lugosi, al que nadie nunca había visto en el cine en color.


De hecho, el empeño de Burton por filmar Ed Wood en blanco y negro le acarreó graves problemas a la hora de encontrar productor. En esto se debió de sentir Burton muy cercano al bueno de Wood. Aunque el presupuesto del biopic no era muy elevado (18 millones de dólares, cien veces más de lo que costaron todas las películas de Wood juntas), pocos estudios se animaron a asumir el riesgo del blanco y negro, hasta que finalmente Burton consiguió la confianza de Touchstone. 


La alegre cuadrilla galáctica de Ed Wood




Ed Wood es la historia de un perdedor que a ratos nos saca de quicio y a ratos nos llena de ternura; en ocasiones nos hará reír y en ocasiones nos conmoverá su patetismo. Además, quienes nos deslumbramos con los outsider y lo trash, no podemos permanecer impasibles ante su cuadrilla galáctica de amigos y compañeros tremendamente fieles: además del decadente Lugosi, el excéntrico y (para su época) peligrosamente antisocial Bunny Breckinridge, el poco atinado adivino Criswell, la presentadora de televisión Vampira y el luchador Thor Johnson.


Wood es un bicho raro al que no entedemos, pero que nos fascina. Es un personaje como el escribidor de Vargas Llosa, que desciende a lo más bajo (ya he contado que, tras su muerte, fue considerado el peor director de todos los tiempos, gracias a la dirección desastrosa de películas como Glen o Glenda y Plan 9 del espacio exterior) y se alza a lo más alto (actualmente es valorado como director de culto y se le considera el precursor del cine bizarro y del subgénero Z). 

Es un hombre que ama el cine por encima de todas las cosas y ese amor lo ciega hasta el punto de incapacitarlo para ver su flagrante falta de talento. Produce cosas mediocres, pero está hecho de la misma pasta de los genios. De hecho, en la escena en que se encuentra con un genio “oficial” como Orson Welles, este se nos aparece mucho más necio, más engreído, más pavo en su seriedad tontuna. Nos quedamos con Wood de largo.

2 comentarios:

ricard dijo...

Es, con Eduardo Manostijeras, lo mejor de Tim Burton.

Saludos.

Noemí Pastor dijo...

Yo prefiero esta.