viernes, 20 de marzo de 2020

María Antonieta

 

Me gusta el cine de Sofia Coppola. Mucho. Y todo, aunque, si me apuráis, quizás seleccione, de todas sus películas, Las vírgenes suicidas y María Antonieta, que, en mi humilde opinión, tienen mucho en común.

 A Las vírgenes suicidas puede que le dedique en el futuro un poético y lánguido artículo, pero tendría que revisitarla antes, que hace mucho que no la veo. Este de hoy va a ser sobre María Antonieta (en adelante, MA), el personalísimo y delicadísimo biopic de Sofía Coppola sobre la última reina consorte de Francia, así que me veo obligada a comenzar hablando de…

Ciertas cuestiones históricas 

Sofía Coppola se documentó exhaustivamente antes de filmar MA. Entre otras fuentes, consultó a la historiadora Évelyne Lever, especialista en María Antonieta (ahora MA, sin cursiva), la cual declaró posteriormente que los hechos relatados en el film distan mucho de la realidad histórica: “Sofía Coppola y yo no tenemos la misma profesión. Yo soy historiadora; ella es creadora y ha plasmado en su película su propia visión de María Antonieta”.

 Me extrañó mucho leer esto, porque sabía (los títulos de crédito del film lo dicen) que la peli de Coppola está basada en la obra que la también historiadora Antonia Fraser escribió sobre la soberana de Francia.

 En fin, que yo, vista la firma de Fraser, había creído que más o menos todo lo que sucede en el film era rigurosamente histórico, pero ahora resulta que puede que no sea del todo exacto. Sea como sea, quería yo destacar un par de cosas de la biografía de MA.

La primera es que fue víctima de las fake news de la época, que, como dice Fito Rodríguez en su libro Fake newsak ez dira atzo goizekoak, no se inventaron ayer. La reina fue en su época motivo recurrente de vilipendio en los falsos rumores que circulaban y se publicaban sobre ella.

Y la segunda cosa que quiero destacar, causa directa de la primera, es que también fue víctima de la misoginia. La criticaban por tener amantes, cuando su abuelo político, el rey Luis XV, se paseaba con la condesa Du Barry por todas partes y con todo descaro. Le criticaban sus excesivos gastos en la corte de Versalles, cuando el grueso de las pérdidas las provovaba la Guerra de Independencia americana.

Su matrimonio con Luis XVI tardó siete (¡siete!) años en consumarse: se casaron siendo unos críos; ella tenía catorce años y él, quince. En consecuencia, no acababan de traer al mundo al ansiado heredero al trono de Francia. Pero la culpa era de ella, nunca de él.

El sublime arte del anacronismo 

Cuando vi MA en una sala de cine, poco después de su estreno, recuerdo que comenzó a proyectarse la peli, sonó su banda sonora de pop-rock y un tipo sentado detrás de mi le dijo en voz bien alta a su acompañante: “¡Nos hemos equivocado de película!”

Y lo mismo habría pensado yo si no hubiera leído antes que la banda original de MA contenía tanto piezas clásicas (sobre todo de Vivaldi y Rameau) como otras de grupos como Bow Wow Wow, Siouxsie and the Banshees, New Order, Adam and the Ants o The Strokes.

Y no es este el único anacronismo del film: durante una escena en la que se suceden los innumerables pares de zapatos de MA (diseñados, por cierto, por Manolo Blahnik), en segundo plano pueden verse un par de Converses.

Pues sí, señoras, porque lo mejor que se puede hacer para evitar los gazapos históricos es cometerlos conscientemente.

Y la gloriosa adolescencia 

Sofia Coppola quiso cometer tales anacronismos deliberados porque quiso hacer una película sobre la adolescencia; mejor dicho, una segunda película sobre la adolescencia, porque ya habia hecho una antes: Las vírgenes suicidas. Opino humildemente que estos dos filmes tienen mucho en común (además de la protagonista, la sublime Kirsten Dunst) y que ese espíritu adolescente es la clave para entender MA.

Coppola en ambas películas capta bellamente la liviandad terrible de esos años tontos, su fervor trágico. El crítico francés David Honnorat lo expresa así: “Coppola posa su mirada sobre esa primera juventud que acaba tan temprano como acaban las fiestas en Versalles y deja el doloroso sentimiento de haber perdido lo más preciado. Tras su primera noche de amor (¿por qué dicen “amor” cuando quieren decir “sexo”? Esto lo digo yo, no David Honnorat) aparece un plano de Kirsten Dunst que se tiende sonriente sobre la fresca hierba y nos hace recordar la escena de Las vírgenes suicidas en la que amanece sola sobre el césped de un terreno deportivo, tras otra noche de amor”.

Reparto no menos glorioso 

Acabo destacando en el poblado reparto de este film a, por supuesto, Kirsten Dunst en el papel protagonista; a Jason Schwartzman, perteneciente a la familia Coppola (todo queda en casa); a la genial Judy Davis como la condesa de Noailles; a Rose Byrne en el papel de la duquesa de Polignac; Asia Argento, Madame du Barry; Marianne Faithfull, emperatriz Maria Teresa de Austria, madre de MA; y a Jamie Dornan, el de las 50 sombras de Grey, ya apuntando maneras, como el conde Fersen, amante de MA.

Os saluda con una reverencia versallesca vuestra amiga

Noemí Pastor

4 comentarios:

Alí Reyes dijo...

Hola Noemí. Vi la película....Muy buena...Pero también leí la biografía que sobre ella escribiera Stefan Zweig y que cuando leí...ME MARCÓ PARA TODA LA VIDA...Así de eficaz fue el impacto. Es más, me atrevo a afirmar que si la peli se basó en un libro fue en ese.
El problema es que la película solo llega hasta la salida de Versalles, pero de ahí en adelante es que comienza la verdadera historia de MA como la heroína que fue...Sofía nos debe esa segunda parte.

Y ahora que hablamos de Zweig...Permíteme enviarte un enlace de una novela corta que escribí dedicada a la memoria de Zeig, a quien considero mi maestro en la escritura

https://freeditorial.com/es/books/la-propiedad

ricard dijo...

Los deliberados anacronismos le confieren un especial encanto a esta película.

Noemí Pastor dijo...

Hola, Alí. La cantidad de biografías de MA que se han escrito y publicado nos dan una idea de lo interesante que es el personaje desde variados puntos de vista.
Fíjate qué curioso: a mí no me interesa esa segunda parte de la vida de MA y tampoco me parece heroica, sino terriblemente trágica. Coppola hizo bien en dejar de narrar en el punto en que dejó de narrar.
En cuanto pueda, entro a leerte. Gracias.

Noemí Pastor dijo...

Hola, Ricard. Para mí los anacronismos son lo mejor de la peli, junto con la puesta en escena deslumbrante y la interpretación de la protagonista. Saludos.