viernes, 6 de marzo de 2020

El Sistema contra Richard Jewel


Ya hace años que se dice en mi casa que el día que se vaya Clint Eastwood nos habremos quedado sin un tesoro planetario, sin el último de los grandes directores del Hollywood clásico, sin la estela de un cine diferente. Sí, ya sé que aún tenemos a Scorcesse dando vueltas, y alguno más, pero el nivel de multitarea del director-actor-compositor-productor-guionista y no sé que más, es un hecho incomparable y muy pocas veces logrado por otros artistas.

De un actor de televisión secundario, a un viaje por la polvorienta Almería italianizada, una figura de autoridad con su propia ley, pasamos a un mayor control de su propia persona que nos dibujó una América Redneck, y algún bolo patriótico, a una figura que da igual donde se encuadra es la lucha del individuo frente a los elementos. Y es que el cine más personal de Clint, nos ofrece eso, la grandiosidad del individuo que se resiste a ser engullido por el sistema, el "outsider" que revoluciona el entorno establecido, el ser humano frente a los demás. Una suerte de mezcla entre el elemento de Joseph Conrad y el de Graham Greene, en lo personal.

Siempre influído por sus dos padrinos cinematográficos (Leone y Siegel), Clint tiene su estilo personal y recoge ese Hollywood clásico de John Ford y Frank Capra, como ocurre, una vez más con El Caso Richard Jewel.

De nuevo, Clint se pone a dirigir un nuevo caso del ciudadano contra el sistema. Un hecho real en esta ocasión, que no guioniza (lo hace Billy Ray, basándose en el libro de Marie Brenner), y con una producción en la que también destacan Johan Hill y Leonardo DiCaprio (alejado de sus políticas más verdes). El relato sirve una vez más para que el director cuente una historia que se repite a lo largo de sus películas: ¿tiene libertad el ciudadano cuando el sistema lo elige como víctima?

Los héroes anónimos, simples, sencillos, que no tienen poderes, que son negados por un público que espera las versiones oficiales (El Intercambio), los momentos de humanidad que se deciden en un momento (como en las inferiores Sully o 15:17: el tren a París) sin importar si va la vida en ello (la maravillosa Gran Torino), por el hecho de hacer lo correcto.

Richard Jewel es una pesadilla angustiosa, es la historia real de un guardia de seguridad algo sencillo, que vive en la treintena con su madre, y no es el prototipo de héroe, pero acaba siéndolo. ¿Y qué pasa en estos casos? Que la sospecha crece, que es más fácil dejarse llevar por los prejuicios a verificar lo más sencillo. Una cuenta atrás se lanza, y no importan los medios porque se ha elegido a un culpable. Y lo peor es cuando la misma víctima ni siquiera se plantea que los poderes pueden estar equivocados.

Aunque el sistema, representado por la prensa el y el FBI queda esbozado con algo de brocha gorda aquí (no por las interpretaciones de John Hamm y Olivia Wilde, que son más que correctas), quizá porque ésa es la intención para mostrar claridad, el peso de la película lo llevan principalmente Sam Rockwell en estado de gracia como abogado desecantado y cascarrabias, Kathy Bates como la madre de Jewel, y sobretodo Paul Walter Hauser, como el protagonista, que sencillamente lo borda.

La salida del film se vió salpicada por la polémica, dado que el personaje interpretado por Wilde, Kathy Scruggs, queda dibujado de manera negativa, y aunque Scruggs y Jewell habían fallecido cuando la película fue estrenada, el medio en el que trabajaba criticó el retrato de la periodista en la misma. Sobre esto, sólo puedo decir, como he señalado antes, que se retrata a la misma de una manera negativa, como a todos los poderes que se muestran. El carácter que se da al personaje no da favor a verla desde una perspectiva positiva, pero suponemos que es algo intencional debido a los hechos que se cuenta. Igual que la superficialidad dada por los agentes del FBI y especialmente el de Hamm, que quedan retratados de forma nada favorable.

El caso Richard Jewell es una película sencilla y grande a la vez. Un film para ver y que debería ser más que conocido, por su historia y por su realización. Una gran película.

Tito Clint, quédate más años.



Carmen

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