No puede afirmarse que la industria del chismorreo sobre
celebridades la inventara Hollywood en sus inicios, porque ya existían
antecedentes en Francia y en Broadway, pero sí puede decirse que Hollywood la
asentó y la consolidó, ya que fue una de las muchas actividades económicas
paralelas a la creación cinematográfica que luego levantó vuelo por sí sola y
se extendió a otros ámbitos de la cultura popular.
Sin pretender dejaros aquí un tratado exhaustivo de historia
del salseo, sí os recordaré mínimamente que en las primeras décadas del pasado
siglo XX ya existían publicaciones dedicadas a construir mitos alrededor de
actrices y actores de Hollywood, las cuales viraron hacia un carácter
“destructivo” (tanto servían para construir como para destruir reputaciones y
carreras) entrados los años veinte.
Os hago esta introducción para contaros que me he leído un
libro de esos que yo llamo, como he puesto en el título, de chismes ocuros de
Hollywood.
Se titula “Maldiciones y malditos en Hollywood”, se
subtitula “Glamour y tormento indivisibles” (me fascina; luego volveré a este
subtítulo), lo publicó Ediciones Luciérnaga en 2023 y lo firma Patricia Prida,
una profesional de la difusión cultural.
No os voy a engañar: a mí el cotilleo y el morbito me han
atraído siempre. Leí con avidez las dos entregas de “Hollywood Babilonia”,
aunque me desagradó del todo el tono literario que adoptó Kenneth Anger. Por
cierto, este elemento (falleció el mes de mayo pasado, por si no os habíais enterado)
y sus rollos ocultistas-satánicos aparecen en este libro de Patricia Prida que
me sirve de excusa para hablaros de todo esto.
Lo que os decía: no me pierdo un buen salseo; en la
peluquería me leo (bueno, más bien hojeo) el “Hola”, no la “Crítica de la razón
pura” de Immanuel Kant, me conozco casi todos los chismorreos coetáneos, aunque
se me empiezan a escapar los asuntos de jovenzuelos salidos del Disney Channel.
Quiero decir que soy la consumidora ideal, el target perfecto de este tipo de
publicaciones, PEEEEERO hay cosas que me llevan a una reflexión un poco amarga,
que os expondré en las últimas líneas.
En “Maldiciones y malditos en Hollywood”, Prida me cuenta
algunas historias de Hollywood que ya conocía, como la de Jayne Mansfield (aprovecho
la ocasión para volver a recomendaros “Jayne Mansfield 1967”, de Simon Liberati) o la Dalia Negra (porque la conoce todo el mundo); y otras que no conocía, no
conocía tanto o sencillamente había olvidado porque me interesaban cero.
Entre las que me interesan cero, de siempre, las de
mansiones encantadas, fantasmas, espectros y maldiciones de diverso tipo. Entre
las que conocía poco o nada y me han enternecido, os destaco la de Vampira, a
quien descubrí en esa tristísima y hermosísima película de Tim Burton que es
“Ed Wood”.
En fin, para ir terminando, rescato el subtítulo del libro,
como os decía antes, y os expongo mi reflexión amarga. El subtítulo dice
“Glamour y tormento indivisibles” y yo lo reescribiría así: “Violencia contra
las mujeres barnizada de glamur”. La
historia del chismorreo es la historia de la misoginia popular, un relato que
no ha llamado por su verdadero nombre a la violencia psicológica, física,
sexual y económica (por lo menos) ejercida contra las mujeres, sino que nos la
ha ofrecido envuelta en el mito del amor romántico y en estereotipos misóginos.
Así, por ejemplo, las tragedias de las “diosas platino” no eran
maldiciones del hado, sino las consecuencias lógicas de un sistema que las
explotaba sobre todo sexualmente antes incluso de alcanzar la mayoría de edad.
Una de las historias más crudas y más verdaderas del libro
es la de Natalie Wood y Robert Wagner. Lo que las revistas del colorinchi presentaban
en su momento como una pareja idílica, una auténtica power couple de
profesionales exitosos, jóvenes y bellos, era un pozo de toxicidad y violencia
que tuvo un final oscuro y horrible y unos comienzos que tampoco fueron
mejores, pues, entre otros atropellos a su integridad, con diecisiete años
Natalie Wood ya había sufrido una brutal agresión sexual durante una entrevista
de trabajo. Epstein y Weinstein tuvieron de quién aprender.
¿Estáis de acuerdo conmigo? Leed el libro de Prida y sacad
vuestras propias conclusiones. Entre tanto, os saluda cariñosamente vuestra
amiga
Noemí Pastor
2 comentarios:
Recuerdo haber leído con avidez los Hollywood Babilonia que había en la biblioteca del barrio cuando era adolescente. Me fascinó el chismorreo de Kenneth Anger, descanse en paz. (Yo no sabía de su fallecimiento). De vez en cuando un poco de cotilleo sienta bien.Me apunto el libro.
De acuerdo, Juli. Reivindico nuestro derecho a la frivolidad.
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