viernes, 9 de junio de 2023

La diplomática

Me gustan las series políticas, de muy diferentes estilos. Disfrute mucho con House of cards, con esos malos tan malísimos que ya no sabías qué más podías maquinar o a quién más podían asesinar. De un estilo totalmente distinto, también me gustó mucho Borgen, que me resultaba mucho más realista, con personajes de carne y hueso. La diplomática la situaría entre las dos. Tiene tanta acción, pasan tantas cosas en tan pocos días que supongo que es increíble, pero consiguen que te resulte verosímil. El argumento es el siguiente: Kate Wyler es una diplomática de carrera que se ha movido principalmente en Oriente Medio. Tiene mucha experiencia en países como Afganistan o Irán, pero, para su sorpresa, la envían a Londres como embajadora de EE. UU. Su marido, Hal, también es diplomático, pero en esta ocasión solo actuará como cónyuge, tendrá el papel de “la esposa”, rol que con frecuencia ha ejercido su mujer, aunque a Hal le va a costar adaptarse. El momento político es muy delicado: un portaviones inglés ha sufrido una explosión que ningún grupo ha reivindicado. Las sospechas recaen en Irán y no está clara la respuesta que dará Reino Unido ni cómo se implicará Estados Unidos. Como veis, la trama inicial ya promete. Además, en cada capítulo crecen las complicaciones y las tensiones, tanto políticas como personales. Los personajes resultan muy interesantes. Keri Russell está espléndida en el papel de la embajadora que no quiere ser un florero y lucir bonitos vestidos en fiestas. Es una mujer inteligente, comprometida y honesta que trata de hacer su trabajo lo mejor posible. El marido (Rufus Sewell) es un manipulador nato. Nunca sabes cuáles son sus verdaderas intenciones, pero es muy atractivo, inteligente y eficaz, a su manera, claro. La relación de la pareja pasa por un momento muy difícil y parecen abocados al divorcio, pero las cosas no están tan claras. Otros personajes son el ayudante de la embajadora (Ato Essandoh) y su novia, un alto cargo de la CIA (Ali Ahn); el ministro de exteriores británico (David Gyasi) y el primer ministro (Rory Kinnear). Es de esas series que no puedes dejar de ver y termina tan en alto que estamos todos suspirando por la segunda temporada. Para mi tranquilidad, Netflix ha anunciado que habrá segunda temporada. Se me va a hacer largo esperarla. Lo malo es que igual, para cuando la estrenen, se me ha olvidado de que iba la primera. La creadora, que también forma parte del equipo que dirige la serie y de los guionistas, es Deborah Cahn. Ya podíamos sospechar que la serie iba a tener gancho si consideramos que series anteriores suyas son: Homeland, Anatomía de Grey o El ala oeste de la Casa Blanca, todas muy de mi gusto. De hecho, no he citado Homeland entre las series políticas que me han gustado porque la tengo más en la categoría de espías, que es otro género que también me fascina. Estoy deseando ver Caballos lentos (recientemente comentada en Zinefilaz) y os recomiendo mucho Oficina de infiltrados, una serie francesa de espías buenísima. Creo que me gusta todo lo que tiene que ver con el lado oscuro. Debería hacérmelo mirar.

2 comentarios:

Juli Gan dijo...

Una serie que se ve con agrado y no se hace pesada. Me llama la atención lo cabestros que parecen tanto el presidente norteamericano como el primer ministro británico mientras sufren sus subordinados por salvar los aprietos en los que les ponen.

Mona Jacinta dijo...

Yo creo que serán mucho más cabestros todos!