sábado, 25 de mayo de 2024

Cine y Derechos Humanos

Este año se ha celebrado la XXI edición del Festival de Cine y DDHH en San Sebastián. Como es tradición, fuimos con unos amigos a la sesión inaugural. A nosotros nos gusta sentirnos de esas personas que están en todas las alfombras rojas, pero como somos pobres solo nos podemos permitir las de este tipo de festivales. Cualquier día nos llaman de Cannes o de Venecia, pero de momento aquí estamos. Este año dieron un premio por su trayectoria a Fernando León de Aranoa, director del que soy muy fan. Dio un buen discurso. No así Benito Zambrano, cuya película El salto interpretada por Moussa Sylla, Edith Martínez-Val, Eric Nantchouang y Nansi Nsue abría el festival. El hombre estuvo poco acertado y con un discurso mucho más largo de lo deseable. La película tampoco me gustó, pese a tocar un tema interesante y doloroso como es la entrada de migrantes saltando la valla de Melilla. Para empezar, tiene un comienzo muy maniqueo, con pobres africanos buenísimos y el resto malísimos. Además, los protagonistas hablan en español, lo que hace los diálogos muy forzados y poco creíbles. Lo único que me gustó es la última parte de la película, desde que los protagonistas llegan al monte Gurugú y el salto de la valla. Ahí si te metes en situación y se te ponen los pelos de punta.
La segunda elegida fue Matronas, dirigida por Léa Fehner e interpretada por Khadija Kouyaté, Héloïse Janjaud, Myriem Akheddiou, Quentin Vernede y Tarik Kariouh. Es una película entretenida, pero no me resultó muy verosímil. Tengo que decir que yo imaginaba una película sobre matronas en algún país africano y está situada en un hospital en Francia. Dibuja un escenario de estrés permanente, una terrible sobrecarga de trabajo y unas condiciones penosas. No conozco los hospitales franceses, pero no imagino un hospital europeo que trabaje en unas condiciones tan terribles y extremas. En cualquier caso, bien está si es para defender la sanidad pública.
La tercera ha sido mi favorita de mi experiencia festivalera: Subject, dirigida por Jennifer Tiexiera y Camilla Hall. Es un documental sobre la ética en los documentales. Muchas veces se tratan temas sensibles, que afectan mucho a la vida de los participantes. Estos dan su consentimiento con la idea de hacer pública su verdad, pero en realidad es el director quien decide qué y cómo se cuenta. Los sujetos entrevistados provienen de cinco documentales: The Staircase, Hoop Dreams, The Wolfpack, Capturing the Friedmans y The Square.
Es probable que os suene la historia de The staircase porque recientemente HBO lo ha convertido en una serie de ficción. Un hombre fue acusado de asesinar a su mujer. Él sostenía que se había caído por la escalera. Como parte de su defensa, aceptó grabar un documental en el que aparecían todos sus hijos. En Subject aparece el hombre y una de las hijas, que era una adolescente en la época en que sucedió todo. Ese documental ha tenido un impacto terrible en su vida. ¿Hasta qué punto una adolescente puede tomar una decisión así? Hoop dreams es un documental de 1994 que muestra la vida de un grupo de chicos negros de un barrio marginal en EEUU que juegan a baloncesto con la esperanza de llegar a la NBA y salir de la miseria. Director y guionista eran blancos de clase media, lo que es cuestionado por algunos profesionales negros que consideran que es una forma colonialista de contar un problema. The Wolfpack, rodado en 2015, cuenta la historia de los hermanos Angulo, siete jóvenes que vivían encerrados en casa por su padre y que veían películas continuamente para no aburrirse y después se hacían disfraces y las recreaban. Una casualidad les hizo toparse con la directora que estuvo cuatro años con ellos. El documental obtuvo el premio del público en Sundance. Uno de los hermanos, que parece el líder del grupo, parecía bastante satisfecho por la experiencia vivida. Capturing the Friedmans es una historia terrible. Un hombre y su hijo son acusados de pederastia y acaban en la cárcel, donde el padre se suicidó. El joven estuvo trece años en prisión. Este hombre es el que aparece en Subject y da la impresión de ser una persona destrozada. No queda claro el efecto que grabar Capturing the Friedmans tuvo en su vida. El protagonista de The Square nos cuenta las consecuencias que tuvo para él el participar en el documental que nos muestra las revueltas de la Primavera Árabe en Egipto. Me quedó la sensación de que debería de haber un comité ético al que se presentaran los guiones de los documentales, como en los ensayos clínicos o en los estudios cualitativos. Resulta sobrecogedor ver algunas de las consecuencias. Por otra parte, también me entraron ganas de ver todos los documentales, que eran historias muy potentes. De esas películas que te dejan pensando días y días. Para terminar, vi Dieu est une femme de André Peyror.
Es una historia maravillosa, aunque, en mi opinión, no muy bien contada. En 1975 el director francés Oscar Pierre-Dominique Gaisseau viajó a Panama donde estuvo un año conviviendo con los indios Kuna que habitan unas islas en la parte caribeña del país. Después el director enfermó, se quedaron sin dinero y el banco se quedó los rollos. Los kuna nunca vieron la película. Cincuenta años después, aparece una copia en París y se organiza un pase al que asistirán los que aparecían como niños o jóvenes. Como veis, es una historia preciosa, pero el director se desparrama en diferentes aspectos: la falta de respeto que supone tratar a los kuna como meros sujetos de interés antropológico, la pérdida de la cultura y la lengua kuna, los recuerdos de los que participaron y el plan de proyección de la película. El conjunto pierde fuerza. Con todo, me resultó interesante y pasé un buen rato. La verdad es que este festival es una buena ocasión para ver películas que no suelen estar en los circuitos comerciales y, aunque a veces son muy duras, estar bien reflexionar un poco sobre tantas injusticias como nos rodean.

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