viernes, 24 de marzo de 2017

Auge y caída de un ídolo: Max Linder

Hubo una vez, en la Francia que había inventado hacía nada el cine, un actor, un cómico, un artista admirado por miles de personas. Una de las pirmeras estrellas del cine: Max Linder.


Max Linder, arquetipo del dandy de principios de siglo XX

Maximilien Gabriel Leuvielle nació en diciembre de 1883 en la Gironda francesa, cerquita de Burdeos, zona vitivinícola. Tanto que su familia se dedicaba a producir vinos, aunque según algunas referencias, como el wikipedia, digan que su familia era de orígen hebreo, otras, en cambio, hablan de un orígen cristiano-católico, lo cual no importa para el personaje porque se dedicó al teatro, music-hall y cine, y no a la religión.

Primer plano con chistera

Linder era un tipo que gustaba mucho a las féminas de la época. De figura esbelta, atlético, con el bigotillo que lucían los mozos hace cien años. Sus aventuras en el celuloide hacían que fuera adorado como un dios del Olimpo. En 1905 mientras se pasaban imágenes a ritmo de pianola, Linder era el héroe que todos veían. Pierre Étaix, colaborador de Jacques Tatí, cuenta en una entrevista sobre la época que nos ocupa que Max Linder buscaba innovación y efecto. Relata que en famoso Olympia de París, al empezar una función, un presentador se excusaba porque Linder no había llegado al lugar, acto seguido, sonaba un teléfono, la pantalla del Olympia se iluminaba y salía la imagen de Linder con el teléfono pegado a boca y oreja  con ambas manos(Era un modelo antíguo), cuelga y sale de la casa corriendo, haciendo mil acrobacias y jugándose el tipo para llegar a su cita con el público del teatro. Monta en un globo que aterriza sobre el tejado del teatro, se cuela por la chimenea y aparece en vivo sobe el escenario. Un golpe de efecto espectacular para la época. La gente que asistía al Olmpia irradiaba sorpresa y admiración. Efectos magistrales -de entonces- como estos lo convertían en un ídolo, aunque cada vez tiraba más hacia el celuloide.


¿Es Errlo Flynn, es Clark Gable? No, es el adorado Max ¿Quienes son los otros?

Llegó a rodar en Barcelona hacia 1912 y para ello congregó a 10.000 personas en la plaza de toros. El film se iba a titular "Max, toreador", que ya se sabe que los franceses, Bizet lo sabe, a los toreros los llaman toreadores. Para rodar, Linder contrató una corrida de toros de verdad, y salió vestido de luces al albero (La imagen de Linder vestido de torero es la que recuerdo de toda mi vida). En aquella época no se tenía cuidado del protagonista ni había especialistas. Linder toreaba, como Cantinflas, aunque fueran vaquillas. Linder no dejaba de rodar sus aventuras de dandy alocado. 



Linder vestido de luces en Barcelona

Su éxito fue inmediato en los cinematógrafos de medio mundo. Charles Chaplin llegó a decir que era su discípulo.Pero no todo fue tan fácil en una carrera de artista adorado, pronto Linder se ve envuelto en un efecto mariposa. Si una mariposa en Sarajevo bate sus alas cercana a un atentado con bomba, se monta la primera guerra mundial. 

En plena escena

Linder es llamado a filas a defender la línea Maginot y fue intoxicado de lo lindo con gas mostaza. Ya se sabe la maldita manía de los que inventan las guerras de probar agentes químicos que destrozan las vidas de los enemigos y de los miembros de las tropas propias, además, claro de sufrir los horrores varios de la miserable trinchera, Linder nunca se recuperó del todo, siempre le quedaron secuelas de tanta exposición, que unidas al horror de aquella guerra tan sanguinaria (No hubo familia francesa que se librara de rezar un funeral por algún familiar muerto en combate) marcaron el resto de su vida con  problemas psíquicos. Corría el rumor de que había muerto en las trincheras y sus seguidores se mostraban desconsolados. Ya se sabe que en aquella época los monstruos del cinematógrafo tenían unos "fanes" que ya los quisiera Lady Gagá.

Una de sus escenas, que a todos agradaba

Licenciado del servicio y después de recuperarse de las heridas menos graves -las físicas- como combatiente, fue enviado a los EEUU para seguir con su carrera hacia 1916, donde conoció por fin a su devoto linderista Charles Chaplin. No le fue demasiado bien la aventura transoceánica, y volvió a su país recién pacificado en 1918.

Aquí, con el amigo y admirador Chaplin

A partir de esos años protagonizó algunos largometrajes, siempre con su impecable frac, su peinado cuidado, su bigotillo bien recortado y su aire de dandy, pero las depresiones postbélicas de Linder le llevaron al consumo de drogas para poder soportar su vida, decidió cercenarse las venas junto a su esposa un día gris de otoño de 1925. Este ídolo del cine mudo murió a los 41 años aún joven. Como muchos otros famosos artistas de la época del mudo, su memoria fue olvidada, aunque su hija Maud Linder hizo verdaderos esfuerzos para reivindicar su nombre.


El libro de su hija Maud

Linder cayó en un olvido injusto, como otros muchos actores que hicieron soñar a un par de generaciones, quizá porque era francés y no yankee, quizá porque se quitó la vida joven, harto de los problemas que la guerra le causó y que no supo resolver, pero el actor al que Chaplin admiraba y que otros copiaban fue un día el actor más querido y admirado del joven cine.



Documental de 2014

Hace unos tres años, el cineasta Elio Quiroga, produjo un documental sobre Linder titulado "el misterio del rey del cinema" basado en las películas y las memorias de Maud Linder sobre su padre. Cien años después, algunos pocos intentan redescubrir su nombre. 


He aquí este modesto homenaje al "roi du cinema".


Por Juli Gan.

2 comentarios:

ricard dijo...

Un post muy interesante, me sonaba mucho el nombre de Max Linder pero ciertamente había caído en un olvido probablemente injusto.

Saludos.

Yolanda Noir dijo...

Un homenaje precioso. Gracias por descubrirme a este personaje, totalmente ignorado por mí y cuya historia demuestra lo efímero que pueden ser los éxitos y la fama.