Sí, ya sé que aquí hablamos muchas veces de cine de autor, de festival, de nouvelle vague, del neorrealismo, o del expresionismo, por ejemplo, pero a mí me gusta reivindicar los "pequeños gustos" que a veces se dan en la vida. Porque a veces sólo te apetece llegar a casa, sentarte en el sofá, tomarte una cuajada, y no te importa si es de supermercado, le echas el azuquita, le das vuelta y para adentro. Y hay géneros que a veces son muy denostados, pero que acabamos cayendo en ellos, e incluso, cuando Morfeo no nos arropa entre sus brazos, hasta se descubre que lo que hemos visto no ha sido ni tan horrible, ni tan repetitivo.
Sí, ya sé lo que me vais a decir, que la mayoría de las historias provienen casi de una inteligencia artificial, que siempre junta lo mismo, dependiendo del tipo de historia:
- Asesinos y psicópatas: novia, niñera, novio, suegra, letal y mal de la cabeza que te perseguirá más que Marc Anthony en sus canciones, mientras, sólo intentas salvar tu vida.
- Romance, y principalmente es la urbanita contra el del pueblo (o viceversa): joven de ciudad encuentra sus raíces y acaba poniendo una floristería junto con un antiguo amor o excompañero de institiuto.
- Catástrofes: donde cualquier buen daño une a una pareja.
- Las de temporada: de Navidad (las más populares), de San Valentín, de Halloween, de Acción de Gracias...
- Los cozy misteries: porque todo el mundo puede ser Poirot con colores pastel o Miss Marple pero sin quedarse soltera.
- Las europeas: un montón de gente rubia de Suecia o Alemania se hacen pasar por ingleses en Cornualles, o bien acaban en exóticos lugares para el verano como Salamanca (¡qué rodaron allí!)
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Ni el Star System te ata tanto como las pelis de Hallmark |
Podría seguir, pero ya sabéis muy bien de qué estoy hablando. Sí, llega el fin de semana, habéis terminad de comer, y toca la siesta, o la sobremesa, donde empiezas a servir café de forma industrial a toda la familia, y alguien, sabiendo que no hace suficiente ruido con la cháchara que lleváis decide poner la televisión, y entre los ronquidos de alguno de los presentes, y el sonido repiqueteador de los que hablan, siempre hay alguien que intenta seguir estas historias, y al ver de que se trata de una misión más imposible que las de Tom Cruise, apaga el televisor, para consternación del resto: los que estaban echando la siesta se despiertan sobresaltados y los que charlaban con pasión se callan y le dicen: "¡Niña! ¿para qué la apagas? ¿no ves que la estábamos viendo?". Así que vuelves a ponerla, esperando que no hayan saltado los siete minutos de anuncios reglamentarios tras 20 de película, y todos vuelven a hablar y dormir.
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El jamón verifica que estaban en Salamanca, ¡lugar maravilloso! |
Estoy segura de que la escena descrita o suena, ¿verdad?
En cualquier caso, estas producciones televisivas, que nos han enseñado que hay que cambiar de ruta para ir a la Facultad, porque siempre puede haber locos, que la diabetes es parte de la fantasía por mucho azúcar que lleven los cupcakes, o en toda pareja navideña, él debe vestir verde y ella rojo, son parte de nuestra vida como espectadores. Podrán ser mejores o peores (en su mayoría), con un argumento más visto que el tebeo, pero se sigue produciendo, y ya no sólo por los grandes clásicos que son Hallmark, Lifetime o ZDF (sí, los alemanes se hacen pasar por cualquier otra nacionalidad europea para conquistar nuestra siesta, y han sido hasta reconocidos por el servicio de turismo de Cornualles), pues se han añadido Netflix o Prime, y no sólo tomando películas de esas productores, si no con films propios. E incluso han aparecido canales de YouTube, plenamente legales, que emiten sus películas por la plataforma, al igula que otro lugares de streaming más desconocidos, totalmente dedicados al tema como Passionflix, cuyo catálogo no sabes si es la sección de romántica más erótica (en algunos casos) de la librería, en verdad (y no digo nada contra eso). Y mejor no hablo de las sorpresas que te encuentras, cuando a veces ves que la "película de tres y media" es ya un fenómeno plenamente global, y puedes ver algunas que llegan desde Rusia o Filipinas.
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¡Por partida doble! Así que la "protagonista" puede llevar el rojo y el verde ella solita |
Son películas, como ocurre también en la industria editorial, suelen ser ninguneadas por ser especialemente orientadas al público femenino y al romance, cuando si estuviéramos hablando de otra audiencia u otro tema (las películas de crímenes y misteriores, por ejemplo), parece que ganarían en calidad para la mayoría. Sin querer entrar en si hay un prejuicio generalizado, debo admitir que su producción industrial, sus elencos repetidos una y otra vez, las hacen alejarse de cualquier intento de "arte" en las mismas, aunque a veces hay sorpresas. Peor llevo aquellas producciones de presupuesto más cinematográfico que resultan ser más "peli de tres y media" que las que están hechas en exclusiva para ello (aún no te perdono "Conociendo a Jane Austen").
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Naomi Watts acababa de trabajar con Lynch, pero aún era "forastera" |
De todas maneras, además de compartir momentos familiares, o conseguir conciliar el sueño, estos films, por lo que he visto en algunas conocidas y parientes, especialmente aquellos que tienen una historia con final feliz, sencilla y "limpita" (es decir, quitad a los psicópatas y las catástrofes, e incluso la romántica de mayor "alto voltaje"), son lugares "felices" que les permiten aislarse de la vida real, que a veces es demasiado traumatizante, triste o carente de "delicadeza", y que les permite una evasión durante hora y media. Y esto es algo, que si ayuda, y la historia está minímamente bien interpretada, dirigida y no es una enésima repetición de la fórmula, es de aplaudir para ayudar a estas personas, o incluso al resto, cuando llegamos cansados a casa.
En cualquier caso, a veces puedes llevarte sorpresas, especialmetne cuando detectas buenos actores que comenzaron en la pequeña pantalla, u otros que aunque no han podido desarrollar una carrera como estrellas, tienen solidez, y las películas, están bien hechas. Ejemplos de esto tenemos con Danielle Pannabaker (una amish en El Desprecio), Naomi Watts (en el western El Forastero), o Katherine Heigl (en otra del oeste como es El Amor Llega Suavemente). En otras ocasiones, te llevas simplemente la sorpresa, como en mi caso, con una adaptación afroamericana de Orgullo y Prejuicio (Orgullo y Prejuicio: Atlanta), o un dulce homenaje a los fans de Jane Austen en Paging Mr Darcy. Son casos más excepcionales, pero ejemplos de que a veces, la peli de tarde no está hecha sólo para dormir.
Todos tenemos nuestras películas de evasión, de doblar la ropa, de tejer, de "desconectar", y sólo quiero concluir con la idea de que aunque una película sea de tarde, y haya unas altas posibilidades de que su calidad disminuirá en función de la pesadez de tus párpados, a veces te puedes llevar sorpresas. Hoy me ha tocado ser frívola y hablar de ellas, porque también existen. Así que finalizo preguntándote cuál es tu película de este tipo favorita o si ya tienes las de Navidad preparadas para cuando Mariah Carey comience a cantar. Pero de verdad, aún no, que sólo es la primera semana de noviembre.
Carmen R.
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