Cuando en septiembre de 2010 abrimos Zinéfilaz, lo
hicimos movidas, entre otras razones, por el hecho de que escasean las mujeres
que escriben de cine: no tienes más que ojear cualquier publicación o web para
darte cuenta de que hay pocos nombres femeninos en la firma de las reseñas.
Como sucede en otros ámbitos de la vida, eso no
quiere decir que no haya habido nunca mujeres dedicadas a la crítica
cinematográfica, no. Las ha habido y algunas muy ilustres y muy influyentes,
como esta de la que quiero hablaros hoy: la gran Pauline Kael.
Pauline K trabajó para The New Yorker durante casi
treinta años, escribió trece libros de cine, se hizo notar por su
inconformismo, sus opiniones a menudo contrarias a las de sus coetáneos y sus
críticas ingeniosas, incisivas y certeras, reinventó el género y creó toda una
estética con su nueva forma de escribir.
¿Queréis saber algo más de ella? Adelante.
Un poco de
vida y milagros
Pauline K nació en 1919 en Petaluma, California, en una familia judía procedente de Polonia. Cuando tenía ocho años, los Kael se mudaron a San Francisco. Allí Pauline estudió filosofía, literatura, arte y leyes en Berkeley.
Se casó cuatro veces, una de ellas con el poeta
Robert Horan, se divorció otras tantas y tuvo una hija que nació con una
enfermedad grave. Kael la crio ella sola y para mantenerla tuvo que trabajar de
cocinera y de costurera.
En 1953 estaba en un café hablando de cine con un
amigo. Por casualidad, la charla llegó a oídos del editor de City Lights, que
estaba en la mesa de al lado, y este encargó a Kael una reseña de Candilejas,
de Chaplin.
Kael no se cortó ni medio pelo, rebautizó Candilejas
(Limelight) como Slimelight (slime ‘barro, fango’) y se ganó un contratito como
crítica cinematográfica.
En 1965 publicó su libro I lost It at the Movies, que fue un inesperado best-seller, y comenzó a trabajar en McCall's, una revista femenina de enorme tirada que convirtió a Kael en un personaje relativamente popular.
Pero su afición a los jueguecitos de palabras y a retitular las películas con nombres malévolos esta vez le jugó una mala pasada. No se le ocurrió otra cosa que llamar a The sound of Music (Sonrisas y lágrimas) The sound of Money y ¿qué pasó? Pues que la echaron de McCall's.
En 1966 y 1967 trabajó para The New Republic y tuvo problemas porque los editores le alteraban los textos sin su permiso. En octubre de 1967 escribió un largo ensayo sobre Bonnie and Clyde que la revista se negó a publicar. William Shaw, del The New Yorker, se hizo con el texto y lo publicó el día 21 del mismo mes. Semanas más tarde, Kael dejó The New Republic y fichó por The New Yorker.
En 1968 ya era, según la revista Time, una de las mejores críticas de cine del país. Publicó recopilatorios de sus reseñas y su cuarta colección, Deeper into Movies, hizo historia al convertirse en el primer volumen sobre cine que ganó el Premio Nacional del Libro.
En el 78 le concedieron otro premio, el Women in Film, por la excelencia de su trabajo y por haber contribuido a destacar el papel de las mujeres en la industria del entretenimiento.
Kael murió en 2001, con 82 años, en su casa de Massachussetts. Aunque retirada, nunca dejó de conceder jugosas entrevistas. Tres años antes de morir, le preguntaron si creía haber influido en la industria del cine y contestó: "Si digo que sí, soy una ególatra; si digo que no, es que he desperciado mi vida".
En el 78 le concedieron otro premio, el Women in Film, por la excelencia de su trabajo y por haber contribuido a destacar el papel de las mujeres en la industria del entretenimiento.
Kael murió en 2001, con 82 años, en su casa de Massachussetts. Aunque retirada, nunca dejó de conceder jugosas entrevistas. Tres años antes de morir, le preguntaron si creía haber influido en la industria del cine y contestó: "Si digo que sí, soy una ególatra; si digo que no, es que he desperciado mi vida".
Por qué era
Kael diferente
Ya sus primeras reseñas en City Lights destacaban
por su informalidad y su falta absoluta de pretensiones. “Huyo de la pomposidad
─decía─. Quiero que mis frases respiren, que suenen como la voz humana.” Pauline era aguda, divertida, brillante y provocadora, muy clarita y pasional.
Así, por ejemplo, no hablaba nunca de films, porque creía que era una palabra elitista: ella veía pelis, o sea, movies, como se dice en el inglés americano de la calle.
Además, nunca las veía dos veces, aunque le gustaran muchísimo; nunca concedía una segunda oportunidad.
Detestaba el paternalismo de los críticos cultos y el academicismo de la flor y nata universitaria.
Así, por ejemplo, no hablaba nunca de films, porque creía que era una palabra elitista: ella veía pelis, o sea, movies, como se dice en el inglés americano de la calle.
Además, nunca las veía dos veces, aunque le gustaran muchísimo; nunca concedía una segunda oportunidad.
Detestaba el paternalismo de los críticos cultos y el academicismo de la flor y nata universitaria.
No creía en el ideal de la objetividad crítica ("escribo para transmitir, no para juzgar") y a
menudo introducía en sus reseñas chascarrillos sobre su vida personal. Siempre redactaba en primera persona, con inmediatez y cercanía: ella era el "yo" y el lector, el "tú".
Con todo, nadie osó nunca decir que era una inculta, porque no lo era. Se le notaba que había estudiado filosofía, tenía una memoria excepcional y atesoraba conocimientos enciclopédicos, no solo sobre cine, sino también sobre teatro y ópera.
Kael era una auténtica líder. Su sombra era tan alargada, que en los 70 los distribuidores programaban pases individuales para los críticos, porque los comentarios que Kael hacía durante los visionados condicionaban totalmente a sus colegas.
Tenía y sigue teniendo un grupo de seguidores, casi todos hombres, autodenominados los Paulettes, que emulaban su estilo y llegaron a dominar el panorama de la crítica cinematográfica durante los 90.
Todavía hoy en todos los USA hay cinéfilas y cinéfilos que citan de memoria sus frases más incisivas. Tarantino se ha declarado siempre su rendido admirador.
Con todo, nadie osó nunca decir que era una inculta, porque no lo era. Se le notaba que había estudiado filosofía, tenía una memoria excepcional y atesoraba conocimientos enciclopédicos, no solo sobre cine, sino también sobre teatro y ópera.
Kael era una auténtica líder. Su sombra era tan alargada, que en los 70 los distribuidores programaban pases individuales para los críticos, porque los comentarios que Kael hacía durante los visionados condicionaban totalmente a sus colegas.
Tenía y sigue teniendo un grupo de seguidores, casi todos hombres, autodenominados los Paulettes, que emulaban su estilo y llegaron a dominar el panorama de la crítica cinematográfica durante los 90.
Todavía hoy en todos los USA hay cinéfilas y cinéfilos que citan de memoria sus frases más incisivas. Tarantino se ha declarado siempre su rendido admirador.
Qué le
gustaba y qué no
Ya os he contado que Kael detestaba Sonrisas y lágrimas. Escribió que era "una mentira hiperazucarada" y yo me alegro de coincidir con ella, pues nunca he soportado tanto almíbar.
Os contaré de paso que el director de la revista McCall's sostenía que no había despedido a Kael por lo que escribió de Sonrisas y lágrimas, sino meses después, porque no paraba de arremeter contra todo film comercial que llegaba en la época a las pantallas, como Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago o Qué noche la de aquel día.
También tuvo los santos ovarios de sacar faltas a Shoah (que el contenido sea tabú e intocable no nos prohíbe criticar la forma, ¿no?) y su inquina contra George Lucas hizo que este, para vengarse, llamara general Kael al malo de Willow.
Parece evidente que a Kael le gustaba arremeter contra vacas sagradas, pues despellejó La Naranja Mecánica y de Harry el Sucio dijo que era "medievalismo fascista; una fantasía de derechas". ¡Toma ya!
Sin embargo, alabó las primeras obras de Brian de Palma y se mostró entusiasta con Perros de paja, de San Peckinpah. También era admiradora de Paul Schraeder y le gustaban Travolta, Bruce Willis, Sigourney Weaver, Scorsese, Truffaut, Bertolucci y Altman.
También tuvo los santos ovarios de sacar faltas a Shoah (que el contenido sea tabú e intocable no nos prohíbe criticar la forma, ¿no?) y su inquina contra George Lucas hizo que este, para vengarse, llamara general Kael al malo de Willow.
Parece evidente que a Kael le gustaba arremeter contra vacas sagradas, pues despellejó La Naranja Mecánica y de Harry el Sucio dijo que era "medievalismo fascista; una fantasía de derechas". ¡Toma ya!
Sin embargo, alabó las primeras obras de Brian de Palma y se mostró entusiasta con Perros de paja, de San Peckinpah. También era admiradora de Paul Schraeder y le gustaban Travolta, Bruce Willis, Sigourney Weaver, Scorsese, Truffaut, Bertolucci y Altman.
Una anecdotilla política y reflexiva para
acabar
Se atribuye a Kael haber pronunciado en 1972 aquella mítica y conocidísima frase que decía: "¿Cómo es posible que haya ganado Nixon? ¡No conozco a nadie que le haya votado!"
La frase se ha atribuido también a Katharine Graham y a Susan Sontag y en ocasiones se ha trasladado en el tiempo hasta 1984, cuando reeligieron a Reagan.
Al parecer, lo que sucedió en realidad fue que en 1972 en una conferencia Kael dijo esto: "Vivo en un mundo peculiar. Solo conozco a una persona que haya votado a Nixon. Los demás votantes no sé dónde se meterán, pero, a veces, cuando estoy en el cine, presiento que los tengo cerca."
O sea, que la frase original es todavía más maligna que su síntesis, la cual esgrimen a veces los conservadores norteamericanos como muestra de la endogamia de las élites intelectuales de izquierdas.
Sea como sea, puesto que servidora de ustedes a menudo también se pasma a la vista de ciertos resultados electorales, la frasecita de marras me ha servido para dar otra vez vueltas en la cabeza hasta qué punto vivimos sumergidas en nuestro pequeño, minúsculo mundo; hasta qué punto vemos lo que queremos ver, leemos lo que queremos leer y necesitamos que nos reafirmen en nuestras opiniones; hasta qué punto estamos tan a gustito en nuestro rincón y nos da miedo, un miedo terrible, asomar la cabeza a ver qué pasa afuera.
En fin, queridas y queridos. Con esta reflexión de todo a cien se despide con sus mejores deseos vuestra amiga
Noemí Pastor
La frase se ha atribuido también a Katharine Graham y a Susan Sontag y en ocasiones se ha trasladado en el tiempo hasta 1984, cuando reeligieron a Reagan.
Al parecer, lo que sucedió en realidad fue que en 1972 en una conferencia Kael dijo esto: "Vivo en un mundo peculiar. Solo conozco a una persona que haya votado a Nixon. Los demás votantes no sé dónde se meterán, pero, a veces, cuando estoy en el cine, presiento que los tengo cerca."
O sea, que la frase original es todavía más maligna que su síntesis, la cual esgrimen a veces los conservadores norteamericanos como muestra de la endogamia de las élites intelectuales de izquierdas.
Sea como sea, puesto que servidora de ustedes a menudo también se pasma a la vista de ciertos resultados electorales, la frasecita de marras me ha servido para dar otra vez vueltas en la cabeza hasta qué punto vivimos sumergidas en nuestro pequeño, minúsculo mundo; hasta qué punto vemos lo que queremos ver, leemos lo que queremos leer y necesitamos que nos reafirmen en nuestras opiniones; hasta qué punto estamos tan a gustito en nuestro rincón y nos da miedo, un miedo terrible, asomar la cabeza a ver qué pasa afuera.
En fin, queridas y queridos. Con esta reflexión de todo a cien se despide con sus mejores deseos vuestra amiga
Noemí Pastor
27 comentarios:
No la conocía, pero desde ahora me declaro absoluta FAN.
Pues me alegro, MONIRUKI, porque ya podemos fundar un club de admiradoras. Seremos pocas, pero selectas. Besos.
No la conocía, pero como crítica de cine veo que tenía gustos y, por lo tanto, opiniones muy concretas.
Está claro que le gustaba llevar la contraria porque lo cierto es que no veo nada elitista en la palabra 'película' frente a la coloquial 'peli'. Creo que todos hemos utilizado ambas palabras en según qué contexto.
Y ver una película una segunda vez, o en diferentes momentos de la vida... no creo que esté nada mal.
Pues eso, que cada uno tenemos nuestros puntos de vista personales y con unas personas coincidiremos y con otras no.
¡Eso es lo que hay!
Saludos.
Hola, MANDERLY. Veo que me he explicado mal: Kael prefería la palabra coloquial "movies" a la más culta "films", en inglés, claro. He puesto lo de "pelis" por dar un equivalente coloquial adecuado, pero igual lo he liado más. En español, no es que "film" sea del todo elitista, pero sí más refinado que "pelis".
En cuanto a lo de ver una peli solo una vez en la vida, está claro que Kael era hija de su tiempo, cuando no había vídeo ni DVD y en la tele no llenaban canales enteros con reposiciones. Entonces sí tenía cierto sentido el cine como arte efímero; hoy, no.
Yo me he visto ciertas pelis cienes y cienes de veces y me las sé de memoria; pero, claro, yo no nací en 1919.
Besos.
Un personaje a tener en cuenta.
Eso mismo me parece a mí, PEKE. Y por eso le he dedicado el post. Bicos.
Noemí,
me gusta que nos acerques la vida de estas mujeres en el mundo del cine,sea desde el ángulo que sea:directoras,guionistas,críticas...lo cierto es que tristemente la historia no les ha hecho mucha justicia y sus nombres a menudo pasan inadvertidos.
Me da la impresión que la tal Pauline era una mujer de carácter,irónica,inteligente,provocadora,contra-corriente,de ésas que dejan huella;) me parece que ella misma podría haber protagonizado alguna peli y fijo habría captado nuestro interés.
Por otra parte,en cuanto a los gustos cinéfilos,pues eso,son gustos y por tanto personales,con ella coincido en algunos.Me ha hecho gracia la definición que ha dado a "Harry,el suicio" pero por ejemplo a mí sí me gustó "La naranja mecánica".
Y en relación a tu última reflexión,yo sí creo que la mayor parte del tiempo sufrimos de endogamia,vivimos en una burbuja,adoramos converger,coincidir,nos acomodamos en la afinidad...incluso inconscientemente rehuimos la divergencia porque la asociamos al conflicto....¿de verdad nos creemos eso que tanto cacareamos de que el conflicto y la pluralidad son tan positivos como necesarios?...tengo mis dudas...
Besos
Es lo que me propongo, TROYANA, empujar hacia la primera fila a mujeres que permanecen en las de atrás.
En cuanto a los gustos de Kael, me resulta evidente que se convirtió en una especie de diva caprichosa y veleidosa, que un día ensalzaba a alguien y al siguiente, lo defenestraba. No se lo censuro: lo hacía porque podía y porque se lo permitían y ole por ella.
Sobre la última reflexión, ¡guau!, menudo temazo has sacado a flote. La pluralidad y la diversidad no es que sean necesarias, es que existen y, si no lo reconocemos, no seremos justas ni democráticas ni nada. Otra cosa es que no nos sintamos cómodas con lo diferente, pero tendremos que aprender. Besos.
Cuando buscabas información sobre una película hace años solía relucir un artículo de Pauline Kael. Ahora el nuevo gurú es Robert Ebert que es más complaciente. Se echa de menos el estilo y visión personal de Kael.
No tengo mucha inquina a “Sonrisas y lagrimas” las películas para niños suelen ser simplistas, pero siempre me hace gracia eso que se dice de que es la única película en la que los buenos son los nazis porque nos libran de la familia cantarina. Yo tengo la teoría de que en el fondo la novicia era una trepa de mucho cuidado que se hizo sus cálculos nada más ver la mansión Von Trapp.
Saludos
Upps Roger Ebert, no Robert Ebert.
Bueno, no estoy muy de acuerdo con las apreciaciones aquí vertidas sobre la amiga Pauline. Bueno, sí que es verdad todo lo que se dice, pero creo que la perspectiva es deliberadamente benevolente, imagino que por ser...mujer. O por ser políticamente correctos, que lo mismo es.
Pauline Kael fue muchas cosas, algunas muy buenas y otras muy malas. No solo metió la pata con montones de películas de manera bastante absurda (como con "Harry el sucio", por ejemplo; hace falta ser miope...), sino que además se convirtió en una presencia bastante antipática, odiosa y repugnante para un montón de gente, muchos de los cuales eran profesionales muy válidos, cuyas carreras hundió cuando jugó a ser martillo publicitario a sueldo de no pocos estudios y magnates de Hollywood, directa o indirectamente. Creo que bastaría con echar un vistazo a lo que sus detractores, o sus sufridores, pensaban de ella allá por los setenta. Y entonces se comprueba que razones, no faltaban.
Besos
¡Qué post tan majo! Hay que ver la fuerza que tienen l@s crític@s de cine. Desde luego, sus opiniones eran tan importantes que subía su cotización salarial. Al menos, Pauline Kael sólo hablaba de cine, no era como Louella Parsons o Hedda Hopper, que dictaban constumbres de comportamiento en el all Hollywood. ¡Qué nivel, Noemí!
me ha encantado el post!!!
no la conocía, así que gracias por descubrirmela... ya me veo buscando por internet algo suyo, a ver si tengo suerte y consigo leerla...
lo dicho, me ha encantado el post... y con tu última reflexión me has dejado pensando... que va a ser que sí... que tienes razón...
besos!!
Me quedo con la frase: escribo para transmitir, no para juzgar. Cuántas veces la gente se ofende o se cabrea por escuchar o leer opiniones contrarias…
Me gustan las personas que no alaban lo que ya tantos aplauden y que se atreven a mostrar discrepancias.
Qué gusto, una persona que cuando no le gustaba una cosa, lo decía abiertamente, y directamente, sin perderse en una retórica complicadísima, para que al final te preguntes ¿Y la peli, majo, te ha gustado?
Por cierto en Dirigido Por, creo que he visto a una sola mujer en los 20 años que llevo comprándolo, y lleva dos días y medio.
Hola, ALEXA. Está bien que existan "autoridades" críticas, como las hay en otros ámbitos y que cada cual elija a sus gurús. Con "Sonrisas y lágrimas" soy implacable como Kael: una sola vez la he visto y no tengo ganas de darle una segunda oportunidad. Besos.
Hola, ESCALONES. Es evidente, y así lo declaro en los primeros párrafos, que me he decantado por la hagiografía y he obviado decididamente los aspectos más turbios de esta señora y su presunta leyenda negra. Porque es mujer, claro que sí; es exactamente como lo dices. No voy a perder el tiempo tirando tomatazos con malos rollos cuando hay mucho bueno que contar y, además, Kael da tanto de sí.
En cuanto a su apreciación de "Harry el Sucio", no es miopía, sino esa otra enfermedad de la vista que te impide ver de cerca. Su punto de vista es el de la inmediatez y la proximidad. No puede tener nuestra perspectiva.
Lo que me gusta es que no tuviera respeto a ese toro sagrado e icono testosterónico que es Eastwood. Un abrazo, maestro.
Me alegro de que te haya gustado, JULI. De Kael se dice que arruinaba carreras y encumbraba a sus protegidos. En fin, siempre hay alguien que ejerce el poder. A mi me resulta sospechoso que, cuando lo hace una mujer, revoloteen siempre adjetivos como "incapaz, volátil, inconsistente"... y peores. Un abrazo.
Otra vez me alegro de que te haya gustado, NANA. Espero que la leas y la disfrutes. Mi última reflexión es de todo a cien, pero esa frase siempre me ha inquietado y, aunque quizás debería haber elaborado más y mejor mis aportaciones, no me he resistido a silenciarla. Besos.
A mí también me gusta esa frase, LU, porque yo no sé juzgar películas. Si tuviera que otorgar estrellitas, como hacen en periódicos y revistas, lo pasaría fatal. No sé evaluar. Sé comentar, adjetivar, describir... Muchas veces no sé ni contestar sí o no, cuando me preguntan si me ha gustado una película. Me da pereza decidirme. Te puedo decir mil cosas sobre ella, pero no tomar semejante decisión. Además, es empobrecedora, simplista y nada interesante. Más besos.
Sí, LOQUE. Hay reseñas críticas que acabas de leerlas y dices: "La gallina; la solución al acertijo es la gallina".
En fin. Con el dato que das de Dirigido Por ya está todo dicho. O sea. Nada más que decir. Punto. Se acabó.
Besos.
Vale, si yo lo entiendo... Pero, en el fondo, me parece igual de absurdo que, por ejemplo, si yo hablara solamente de las cosas buenas de James Cameron porque es hombre. Aunque, claro está, mucho tendría que buscar para encontrarle algo bueno... O, por poner un ejemplo válido, si me callara los pecados y pecadillos de Hitchcock porque era un señor, y no una señora. Creo que para definir la labor de un personaje es necesario completar su perfil, y que son más válidos los claroscuros que mostrar únicamente las luces o las sombras.
No me expliqué bien, entre otras cosas porque tampoco es lugar para dar una conferencia: por entonces, Eastwood no era "nadie" todavía (precisamente empezó a crecer mediáticamente gracias al "boom" de Harry): acababa de hacer westerns en Italia y venía haciendo lo mismo en USA, con Siegel y con Ted Post. La crítica de Kael a la película era básicamente ideológica, y se equivocó. Cometió exactamente el mismo error con la peli de Siegel que cometía al juzgar las obras de John Ford (ahí sí que no puede achacársele la inmediatez), siempre desde una interpretación errónea y muy parcial de su cine, con vocación ideológica y, muy especialmente, intentando hacerse un nombre llevando la contraria llamativamente. Tan parcial que no se sostenía, ni antes ni ahora, excepto en América, donde, si estás en el momento y lugar adecuado, puedes sostener cualquier cosa.
Besos
Por no mencionar otro detalle: muchas mujeres también fueron sus "víctimas"... Lo que quiero decir es que la influencia y la importancia de Kael no se puede negar ni cuestionar. Pero que ésta viene determinada también por sus condicionantes, sus prejuicios, sus errores y sus manías. Creo que, lejos de suponer una mancha a su labor, ayuda a entenderla, y le da incluso una dimensión mayor. Lo mismo que el cine de Hitchcock crece cuando se tiene en cuenta al ser humano imperfecto que hay detrás, la labor de Pauline, cuando acertaba y cuando no, cuando era independiente y cuando se plegaba a intereses ajenos, la hace crecer y sirve más adecuadamente para explicar su tiempo cinematográfico. Y de paso, el nuestro.
Más besos.
Impresionante entrada y disculpa el retraso!!!
No tenia ni idea de la señora K... pero creeme que me ha encantado su vida , y todo lo que haws contado de ella, yo tenia más referencia de las dos grandes que habia en lso años cincuenta.... ahora no recuerdo, autenticas lenguas viperinas, que por otro lado todo el mundo hacian caso...
pero me ha gustado mucho eso de que le llamara pelis y no films, jajajjaja
petons
Glupssss
ahora he leido a Juli!!!
La Hopper y la Parsons, por dios que mujeres!!!!
Hola, ESCALONES. No engaño a nadie. Desde los primeros párrafos (es más: desde posts anteriores) dejo clara mi intención y mi postura, que adquieren el sentido de una línea de trabajo feminista de recuperar y hacer visible la historia de las mujeres.
Ese es el sentido de mi post y, por supuesto, no agotar exhaustivamente la figura de Kael. No me opongo a que nadie saque a la luz su leyenda negra, peor yo he decidido no hacerlo, porque prefiero destacar otros aspectos y enfocarlo de otra manera. Sin más.
Coincido en algo con la señora Kael: no creo en la objetividad crítica. Entonces, no creo que quepa hlaar de errores, sino de apreciaciones que se pueden compartir o no, en las cuales el componente ideológico es tan válido como el estético o cualquier otro.
Siempre es un placer charlar con usted.
Hola, BARGA, querida. Me duele que tres (¡tres! entre legiones de hombrones) señoras destacadas que ha tenido la historia de la crítica cinematográfica vayan siempre unidas a palabras como "víbora". Me duele y me hace pensar. Petons de vuelta, querida. Ahora te visito en la casa de Baby Jane. Se me acaba de ocurrir: ¿cómo olería en esa casa?
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