¿Cómo conseguir que
un montón de varones de los años 50 del siglo XX se traguen un
culebrón sin rechistar? ¡Convirtiéndolo en una historia del oeste!
Si a una historia romántica le pones botas y gorro de cow-boy,
revólver al cinto y lo montas a caballo por las llanuras de Texas,
ya has convertido un drama cualquiera en una peli que seguirán los
fans del far-west.
Cartel de Peck protector y Connors empequeñecido (Y eso que jugó con los Boston Celtics)
Algo parecido pasó
con la historia que dirigió William Wyler en 1958 que en España,
con esa especial sensibilidad por poner títulos idiotizados llamaron
“horizontes de grandeza”, pero que en versión original se llama
“The Big Country”, es decir, “el gran país”, y es que eso se
empeñan en decirle al forastero Gregory Peck desde que pone los pies
en Texas, que “aquello es un gran país” con unas llanuras sin
fin y con tierra para aburrir.
Que quede claro que es GRANDE
Sinopsis:
Una diligencia corre
por las vastas llanuras de Texas al ritmo de la inconfundible música
de Jerome Moross. De la diligencia, al llegar al polvoriento pueblo
de San Rafael, baja Jim McKay (Gregory Peck) un capitán de navío
retirado que viene del este, donde su familia posee, en Baltimore,
una flota naval. Llega a Texas con la intención de casarse con su
novia Pat Merrill (Carrol Baker), a la que conoció en el este, donde
la gente es civilizada.
Títulos de crédito
Pat Merrill es la
única hija del Mayor, así lo llaman todos, Henry Merrill (Charles
Bedford), un rico ganadero que posee un extensísimo rancho con
decenas de miles de cabezas de ganado. A pesar de ser un ricachón
que se sabe el amo de todo y de todos, tiene un enconado enemigo en
la figura de otro rudo ganadero, Rufus Hannassey (Burl Ives), con el
que mantiene interminables disputas por los pastos y el ganado. La gota que colma el vaso es que los brutos hijos de
Rufus, especialmente, el primogénito, Buck Hannassey (Chuck Connors),
han estado divirtiéndose un rato a costa del recién llegado Mc Kay.
Mc Kay se horroriza,
como caballero que es, de la rudeza y las maneras toscas de hacer las
cosas en el salvaje Texas, a pesar de que está acostumbrado a ver
cosas porque ha navegado durante años y ha recalado en puertos muy
remotos. McKay no desea que el Mayor y sus mozos vayan a dar un
escarmiento a los Hannassey. Se muestra en contra de la medida, cosa
que sienta muy mal a su novia que lo cree un cobarde. Por lo visto,
no zurrarse la badana con quien se le planta delante, es ser una
vergüenza.
Para mayor osadía,
a Mc Kay no se le ocurre otra cosa que salir solo a caballo por las
procelosas llanuras texanas, nadie entiende que un marino está
acostumbrado a guiarse en medio de la nada. Mc Kay acaba en Valverde,
cuya propietaria es Julia Maragón (Jean Simmons) íntima amiga de
Pat, joven y casadera a la que le salen pretendientes sobre todo
porque tiene agua en sus tierras.
Para acabar de
aderezar la historia, el capataz del mayor, un arrogante y rudo
vaquero, Steve Leech (Charlton Heston), intenta medir su fuerza con
Mc Kay, al que cree despreciable y poco hombre para Pat, a la que
pretende desde lejos, pues es la hija de su jefe al que admira como
un Dios.
Total que la pareja
casadera riñe, entre otras cosas porque Pat no entiende que a Mc Kay
le resbalen las bravuconadas y los desafíos. Lo desprecia y, con un
complejo de Electra manifiesto, que es como el de Edipo, pero a la
inversa, abnegación desmesurada de la hija hacia el padre, acaba
espetándole que “no es ni la mitad de hombre que el mayor”. Ruptura irreconciliable.
El apoteosis final
tiene lugar en el cañón blanco, donde los Hanassey tienen su hogar.
El guión de esta
película es una adaptación de una novela por entregas, que salía
en un diario, la cual firmó Donald Hamilton. Consiguieron hacer una
historia en la que mezclaban amor, despecho, desafíos, orgullo, el
chico, la chica, los patriarcas malos, el malvado cobarde, el rudo
rival, e incluso, el empleado humilde.
¡Pelea, pelea!
¡Pelea, pelea!
Hay momentos
memorables en el que el lobo de mar Mc Kay intenta confraternizar con
los rudos texanos orgullosos de su tierra, que, por cierto, había
llegado a ser un país propio. En la fiesta de la pedida de mano,
poco antes del altivo discurso de Rufus Hanassey, que le valió el
óscar a mejor secundario a Burl Ives, un texano pregunta con orgullo
a Mc Kay refiriéndose a la vasta extensión territorial: “¿Había
visto algo tan grande alguna vez?”, a lo que Mc Kay responde
displicente “Sí, un par de océanos”.
Los personajes:
Los personajes
definen la historia con maestría, así tenemos al prota, Jim Mc Kay,
que es un capitán de barco retirado, todo un caballero, que odia
parecer un fanfarrón y al que los excesos de orgullo le parecen de
un salvajismo incongruente.
El chico
La chica con
complejo de Electra, pues no hay hombre como su padre, que acaba
despreciando a su prometido porque este no desea zurrarse con el
capataz del rancho.
La chica
La amiga de la
chica, que defiende al novio, quizá porque le guste demasiado, que
prometió a su abuelo no vender la tierra a ninguno de los viejos
rivales, y que es acosada por el rudo macarra Buck Hannassey.
La amiga de la chica
El capataz, Steve,
que es un rudo vaquero que se pasa provocando al forastero todo el
rato pues lo cree poca cosa para la hija de su jefe, a la cual desea.
El rudo capataz
El chulo
pendenciero, Buck, que es un canalla e inicia una guerra por no
pensar las cosas que hace.
El chico malote
El empleado
mexicano (Alfonso Bedoya), que es un humilde cacho de pan.
El humilde secundario
El Mayor, un viejo
granuja que se las da de intachable caballero, acostumbrado a que su voz es ley.
El padre de la chica
Rufus Hannassey, el
otro viejo guerrero que habla con locuacidad y voz de trueno,
invocando a la caballerosidad.
El gran enemigo del padre
La música es,
también, parte esencial del encanto del film. Suena briosa a caballo
y melosa en el baile de prometida.
Los actores
secundarios están soberbios. Burl Ives se llevó el óscar al
secundario por su papel de enconado enemigo del Mayor Terrill y Chuck
Connors, con su estatura y sus maneras de rufián, hace creíble a
Buck. Chuck Connors, además, era un atleta, como demuestra cuando
salta del edificio en la peli, no en vano fue uno de los pocos
deportistas que jugó en la NBA con los Celtics de Boston y en la
liga de Béisbol con los Dodgers de Nueva York y los Cubs de Chicago.
William Wyler y el elenco
Esta peli es un
clásico de Hollywood que reúne un drama tipo culebrón ambientada
en el rudo oeste y bañada con una melodía magnética.
Ficha técnica:
Título: "The Big Country" (Horizontes de Grandeza)
Año, país, duración: 1958, EEUU, 165'
Dirección: William Wyler
Guión: James R. Webb, Sy Bartlett; Robert Wyler; Jessamin West. Basada en la novela de Donald Hamilton.
Reparto:
Gregory Peck....Jim Mc Kay
Jean Simmons...Julia Maragón
Charlton Heston....Steve Leech
Carroll Baker....Pat Terrill
Charles Bedford...Mayor Henry Terrill
Burl Ives....Rufus Hannasey
Chuck Connors....Buck Hannassey
4 comentarios:
Dentro del western, en aquel fenecido Hollywood de entonces, hubo películas ambiciosas que pretendían trascender el género contándonos historias "bigger than life" impregnadas con elementos de tragedia. El ejemplo más excelso y pasional sería "DUELO AL SOL". Pero ciñéndonos al título que ahora nos ocupa, diré que estamos ante un trabajo henchido de pretensiones y con un tufillo mensajístico colándose por los intersticios de un guión empeñado en hablarnos de aspectos de la "historia americana" que ya habíamos pillado sobradamente tres años antes gracias a "GIGANTE", el film-río de George Stevens.
Así pues, "THE BIG COUNTRY", más allá de un esplendoroso score de Jerome Moross que ha pasado a la historia y de estar bellamente fotografiado, nunca ha llegado a gustarme por su ampulosidad narrativa desprovista de inspiración que, salvo algunos momentos de repentina fuerza, dan como resultado una película tan “sólida” como un ladrillo. Impresionante reparto, eso sí.
Un saludo.
Juli,
no soy muy de wensters,pero Gregory Perk y el argumento que nos han reseñado,es bastante atractivo a priori.
Es posible le acabe dando una oportunidad;)
¡Todo un clásico! Y es que con esa música inicial maravillosa e inconfundible ya nos podemos hacer una idea de lo que nos espera. Es de esas películas en la que se unen un gran director, buenos actores, un estupendo argumento, fotografía música... todo un conjuntos de cosas que logran hacer una buena película.
Saludos.
TEO CALDERÓN: Tiene gracia. Pensé en hablar de Duelo al Sol, pero no tuve ganas y preferí hablar de una peli algo más blandita. Me reafirmo en que no deja de ser un serial vestido de cow-boy encajado en un largometraje. Gracias por tu aportación, sube el nivel. :)
TROYANA: Se deja ver con comodidad esta vieja película. Si un día tienes ánimo para verla ya me contarás ;)
MANDERLY: La verdad es que sin buenos actores que defiendan sus personajes con oficio, esta película tampoco pasaría a los anales de la historia del cine, pero es una peli agradable. De esas que, de tanto en tanto, me apetece ver. Saludos.
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