En esta ocasión, quiero comentar una de esas grandes
curiosidades, relacionada con la obra de Orson Welles, en concreto con sus
primeros pasos en el mundo del cine.
Su punto de partida fue un corto de estilo vanguardista, en
sus años de estudiante, un simple entretenimiento, The hearts of Age (1934).
Antes del gran éxito, tuvo un “pequeño traspiés”. En su afán de experimentar, se le ocurrió una brillante idea allá por 1938. Grabó unas cuantas escenas con los actores de una obra de teatro, Too much Johnson. Quería hacer un película muda en tres partes, que utilizaría a modo de prólogo entre actos en dicha representación. Teatro y cine, la combinación perfecta. Apenas 10 días para rodar y 20 de montaje. Tenía prisa. Sin embargo, nunca llegó al público. Se habla de motivos económicos, aunque la verdadera razón no está demasiado clara.
El material filmado de Too much Johnson viaja con su creador
a Europa. Asegura que la conservaba para regalárselo a su amigo Joseph Cotten
(uno de los protagonistas). Y entonces llegó un incendio en su vivienda de
Madrid, y cuenta la leyenda que se perdió entre las cenizas. Esa es la versión
relatada por el propio Orson. Corría la década de los 70.
Y llegamos a 2004. El propietario de un empresa de envíos
llama a Piero Colussi (uno de los fundadores de la Asociación Cinemazero ,
dedicada al cine independiente). Organizan cada año un festival de cine mudo en
Pordenone (pequeña localidad a medio camino entre Venecia y Trieste). De esa
conversación se deduce que el buen hombre tiene una caja en su almacén que
huele mal (a vinagre), y desea deshacerse de ella. Cree que le puede interesar
a este amante del séptimo arte porque contiene unos viejos rollos de películas.
No aporta más información, no recuerda ni cuándo, ni cómo lo recibió de Roma.
Colussi recoge la destartalada caja de madera. En su interior descansan 8
rollos. Y la guarda en el sótano, sin prestarle más atención.
Será de nuevo el intenso y desagradable olor el culpable de
que se revise. Ante las etiquetas con la palabra “Welles”, decide no tirarlos directamente
a la basura, e investigar. Los lleva al taller de restauración de la Universidad de Gorizia
(cuidad cercana), para analizar los fotogramas. Estamos ya en diciembre de
2008, y no con mucho entusiasmo, un buen día volvió para preguntar si habían averiguado
algo. La respuesta lo deja muy desconcertado: 40 minutos, Joseph Cotten muy
joven, e imposible identificar a qué película pertenece.
El enigma lo descifra el gran experto en Orson Welles, Ciro
Giorgini, tras preguntar si Cotten va ataviado con un sombrero de paja estilo
años 20. Al borde de un ataque de nervios proclama que están ante una de las 10
películas perdidas más buscadas por los historiadores: Too much Johnson.
Se logró recuperar un 96%. Se trata de una copia de trabajo, una obra inacabada. Restaurada en Holanda, se estrena en Italia en octubre de 2013. Y yo he tenido la oportunidad de verla el pasado sábado, cerrando el ciclo del mes dedicado a Welles que programó el canal de televisión TCM. Para esta ocasión contaron con la banda sonora creada por el músico Remate, con piezas instrumentales que envuelven, de forma a veces un tanto extraña, la acción y las imágenes. Hay un par de temas, con la participación de cantantes que, en mi opinión, chirrían mucho.
Director Orson Welles. Guión William Gillette, Orson Welles. Fotografía Paul Dunbar, Harry Dunham (B/N). Reparto Joseph Cotten, Virginia Nicholson (esposa de Welles en aquel momento), Edgar Barrier, Arlene Francis, Ruth Ford, Mary Wickes, Eustace Wyatt, Orson Welles, Guy Kingsley, George Duthie. EE UU 1938, 67 min.
Argumento: un marido descubre la infidelidad de su esposa, y
persigue al amante por toda la ciudad. La pista de su nombre los lleva a Cuba.
Comedia (slapstick), homenaje a Buster Keaton y Harold
Lloyd. Personajes histriónicos, locas carreras por los tejados, a ritmo
trepidante. Rodada en diferentes enclaves neoyorkinos (incluida la acción que
se desarrolla en la isla caribeña).
Me encanta la primera parte, con unas cuantas escenas muy divertidas: entre montones de cajas de un mercado, con la escalera en lo alto de un edificio, aspavientos molineros para no caer al vacío, y sombreros retirados de las cabezas de los transeúntes para proceder a la identificación del escurridizo seductor.
Visualmente espectacular, ya se aprecian numerosos rasgos
que definirán la filmografía de tan insigne director.
La cinta me pareció realmente curiosa, pero todo el
trasfondo de supuesta pérdida, años de olvido y milagrosa recuperación, son
dignos de un buen guión.
Buen fin de semana, y hasta la próxima.
6 comentarios:
Reconozco que vi que la anunciaban en TCM y no me lancé mucho, quizá porque Welles me parece que tiene mucho más de mito que de cineasta, pero la historia de cómo se encontró la película es francamente curiosa.
Me ha gustado especialmente la idea de preguntar si Joseph Cotten- de ese sí que son fan(s) - llevaba canotier.
Hala!! Qué apasionante. Ostras, Joseph Cotten de joven. Es verdad, colgado por los tejados y con canotier me ha recordado a Harold Lloyd. No la he visto. Tendré que ponerle remedio.
Loque, en ese mismo ciclo vi El cuarto mandamiento, que me dejó fascinada.
Sí, la pregunta clave para resolver el enigma. El experto lo tenía muy claro. Y es que el sombrero es una seña de identidad de ese protagonista. En sus saltos acrobáticos por los tejados de Nueva York, no se desprende de él, ni se le cae. En varias escenas es un elemento importante y se juega mucho con él.
Joseph Cotten está muy muy joven.
Biquiños
Juli, a mi me pareció muy curiosa, y más teniendo en cuenta toda la historia de la desaparición, olvido y rescate. Eso reconozco que le aporta cierto valor añadido. De por si toda esa parte ya es casi una película.
El material filmado hay que verlo como una obra inacabada, y como unas secuencias rodadas a modo de prólogos de los actos de la obra de teatro. Contiene muchos elementos maravillosos. La imagen y el ritmo frenético, los actores…. Una curiosidad, sin duda
Bicos
Lu, no la he visto,pero la buscaré.
Me parece como poco curiosa la trayectoria de esta película hasta ser descubierta.
Biquiños
Troyana, sí es realmente curiosa.
Biquiños
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