François Ozon |
Me gusta François
Ozon. No siempre, pero casi. Y el tema de la pederastia en la Iglesia Católica
me interesa. Dos buenas razones para ir a ver Gracias a Dios. Creo que soy incondicional de Ozon desde que vi En la casa, que me fascinó. También me
gustaron Joven y bonita, Frantz y Una nueva amiga. No así El
amante doble que me pareció un pestiño psicológico imposible de tragar,
pero soy una mujer fiel en mis quereres y este director tiene crédito para
rato. Me pasa igual con Almodovar o Woody Allen, aunque me hayan decepcionado
muchas veces, cuando me gustan, me gustan tanto que se lo perdono todo.
Aquí François Ozon
se mete en un jardín que le ha ocasionado bastantes problemas. Su película
cuenta una historia real, la del sacerdote Bernard Preynat que abusó de más de
setenta niños en los boy scouts de
Lyon en los años 80. En el escándalo también esta implicado el arzobispo Phippe
Barbarin que intentó ocultar el asunto.
Imagen que expresa el concepto de modernización de la iglesia |
La película cuenta
la historia desde el punto de vista de varias víctimas. El que inicia la
investigación es un hombre católico, muy implicado con la iglesia, padre de
cinco hijos que, al enterarse de que el sacerdote que abusó de él en la
infancia vuelve a Lyon, decide hablar con el arzobispo e intentar que aparten
al hombre de todo contacto con niños y lo expulsen de la iglesia. Es un hombre
paciente y razonable, que pretende arreglar las cosas desde dentro de la
iglesia, sin recurrir a los tribunales ni organizar ningún escándalo. El
segundo personaje ha podido también rehacer su vida. Sus padres informaron a la
iglesia, pero tampoco denunciaron a los tribunales por proteger a su hijo. La
tercera víctima sufre secuelas severas y lleva una vida más desestructurada.
Melvil Poupaud, uno de los protagonistas |
Las víctimas crean
una asociación, buscan víctimas cuyos casos no hayan prescrito y se ayudan y
apoyan porque, incluso en los que parecen mejor adaptados, hay huellas de ese
pasado atroz.
La historia presenta
imágenes del pasado, esos niños de aspecto frágil que acuden a un campamento de
verano donde el padre Preynat es la estrella y ser uno de sus favoritos, un
privilegio. Sin necesidad de escenas escabrosas, el director consigue que se te
pongan los pelos de punta.
Otro aspecto que me
gusta es como se mezclan con la historia los tiempos de la liturgia: la
Navidad, Semana Santa o Pascua. Imágenes entrañables y bellas de la misa del
gallo y el árbol de Navidad que ocultan una realidad sórdida y oscura.
Ozon tuvo problemas
en todos los aspectos: conseguir financiación, encontrar lugares en los que
grabar (en Lyon fue imposible) y después del estreno, aguantar muchos
chaparrones.
La polémica ha
perseguido al director y su película, pese a que no me parece que esté hecha
con pretensión de escándalo, sino de denuncia y de reflexión. Me recordaba a Spotlight (aunque esa me pareció mejor).
Es suficiente con contar lo que ha pasado de verdad, no necesitas echarle ni un
gramo de dramatismo extra. Otro estilo era El
Club de Pablo Larrain, mucho más dura y agresiva, pero también excelente.
No dejéis que los niños se acerquen a mí |
Cuando se estrena
una película sobre este tema, se leen titulares "crisis en la iglesia
católica por los casos de pederastia" o "los escándalos sacuden a la
iglesia", pero yo no veo que se sacuda gran cosa. Se hacen unos discursos,
unas declaraciones de buenas intenciones y se sigue intentando echar tierra
sobre el asunto. Me sorprende que a algunos católicos les escandalice más que
se cuente que el hecho de que haya sucedido.
Ozon entrevistó a
varios miembros de la asociación "Palabra liberada" que es la que
llevó adelante la denuncia a Preynat. Exploró sus recuerdos de infancia, sus recuerdos,
el despertar de su sexualidad…
Con todo, como
película, me parece un poco plana. Creo que a una historia tan potente se le
podía sacar más partido. Hay una parte que me parece intencionada, de guardar
un tono un poco frío, como documental, para contar los hechos, pero hay algo
que no acaba de funcionar. La historia del primer personaje ocupa mucho más que
las otras y, cuando crees que la película está centrada en ese personaje,
aparecen los otros. No sé explicar muy bien qué es lo que falla, pero, aunque
es una buena película, no es redonda. Con todo, os aconsejo que la veáis y me
comentéis qué os ha parecido. Todavía faltan películas sobre este tema, a ver
si ayudan a conseguir que se mueva ese mamut que es la Iglesia Católica.
Laura Balagué
2 comentarios:
Terrible tema. Una vez estuve tentada a hablar de pelis irlandesas, internados para niños y pederastia, pero al final desistí. Me ha recordado a "los niños de San Judas" y "las hermanas de la Magdalena", y esta segunda, basada en hechos reales. Y ya que has mencionado a Almodóvar "la mala educación", también. Saludos cinéfilos.
Es verdad, Juli Gan, se me había olvidado La mala educación. Todo lo que ayude en la denuncia de este tema debe ser bienvenido.
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