viernes, 10 de mayo de 2019

Una jornada particular


Hoy os traigo a este rincón cinéfilo una película italiana que ya tiene cuarenta y dos añazos. Se trata de una cinta de Ettore Scola, guionista y director de cine asociado a la commedia italiana. La peli se titula "una jornada particular", en italiano original "una giornata particolare", y ciertamente, la peli se basa en un día concreto que fue realmente particular: el seis de mayo de 1938. Este día Hitler y sus secuaces más cercanos asistieron, como egregios invitados por Mussolini,al desfile en su honor de miles de italianos fascistizados hasta las pestañas. Todo eran camisas negras (color de los fascistas italianos), penachos en los cascos, uniformes imposibles y afilados gorritos de militares alpinos que si no estás lista y se giran para decirte algo, te sacan un ojo...y este acontecimiento es el punto de partida de la historia que Scola nos trae.

Cartel


Sinopsis con espóiler, que es lo de menos. Por mucho que se cuente la trama, echadle un ojo.

Es la mañana del gran día y Antonietta (Sofía Loren), una mujer en la cuarentena, sufrida esposa y madre, con una educación elemental, y fascista, como todo el mundo de alrededor, comienza el día despertando a sus seis hijos y a su marido, rudo, dictatorial y poco sensible fascista que trabaja en el ministerio del África Oriental. (Mussolini se las dio de genio militar al haber invadido la Abisinia, hoy, Etiopía, de Haile Selassie con armas de fuego, aviones y vehículos Fiat, mientras los pobres abisinios iban a la guerra desigual con algún animal semoviente, sus propios pies y lanzas y cuchillos) 

La familia desayuna para el desfile, mientras la sufrida madre curra.


Todos se arreglan, se lavan y desayunan aprisa porque van a ir al desfile militarizado para que lo vean los altos jerarcas de la Alemania nazi. Cada uno con su uniforme, chicos, chicas, adultos o niños, salen de sus domicilios en ese grupo de viviendas para clase media como si fueran una legión de hormigas (Predomina el color negro del fascismo) con destino al desfile. El enorme grupo de viviendas de tono gris queda prácticamente vacío, sólo Antonietta, como abnegada esposa y madre se queda en casa para hacer las tareas propias de la buena mujer italiana y fascista. Ella y la portera, una anciana bigotuda, malencarada  y fascista que, como no va al desfile, lo escucha a todo volumen por la radio que ha encendido para tal ocasión.

El grupo de viviendas manifiesta su fascismo y sus vecinos salen, de uniforme, a honrar a Hitler.


La radio juega un papel importante en esta cinta porque continuamente suena por todo el grupo de viviendas erigido por el fascismo, como puede notarse por el enorme fascio que hay de adorno en su fachada, nunca mejor dicho. Se difunde por las ondas la manifestación, los discursos de los jerifaltes engreídos en sus uniformes de chichinabo y las marciales y viriles marchas militares, rugidas, más que cantadas a coro por recias voces de barítonos.

Hasta se olvida de su mal momento recordando su infancia


Y Antonietta, sola y abúlica se prepara de mala gana para recoger los desayunos, limpiar un poco, preparar la comida y hacer las camas de seis hijos y la de matrimonio. Ella preferiría meterse en la cama porque está cansada y así se lo dice a Rosamunda, el pájaro que tienen de mascota. Antonietta está tan deprimida (No deja de ser una mujer anulada, quizá maltratada psicológicamente, y abandonada a pesar de estar rodeada de una familia que la tiene como una criada) que sin querer se deja la jaula abierta cosa que aprovecha Rosamunda para volar hasta el alféizar de la casa de enfrente. Afortunadamente en aquél piso donde se ha posado el ave hay un hombre, cosa inusitada porque debe ser el único junto a ella y a la portera que no ha acudido al gran jolgorio fascista. Antonietta corre y llama a la puerta del piso de enfrente para poder recuperar a Rosamunda, cosa que hace con ayuda del inquilino de esta vivienda.
Te presto un libro con tal de poder hablar


El vecino solitario del piso de enfrente se llama Gabriele (Marcelo Mastroianni), un hombre al que Scola nos acaba de presentar hace nada de una manera magistral (Ved la peli, no os arrepentiréis del gran trabajo de esta pareja de actores míticos) Gabriele intenta alargar al máximo la inesperada visita de Antonietta. Le ofrece café, le ofrece prestarle un libro (Los tres mosqueteros), intenta trabar conversación, pero Antonietta rehúsa alegando mil quehaceres y marcha. Al poco rato Gabriele se presenta en casa de Antonietta con "los tres mosqueteros" quizá porque se siente solo. Consigue que Antonietta le convide a café pero en esto que llega la portera bigotuda y fascista, haciendo de portera, como no, para prevenirle de que ese vecino no es trigo limpio, que a ella no le gusta hablar, pero, es un pervertido y, sobre todo, un renegado. Antonietta discute con Gabriele mientras suben a la azotea a recoger la colada. Antonietta tiene un momento de debilidad y besa a Gabriele, que no la corresponde, y es aquí donde Gabriele se descubre. Le han echado de la radio monopolizada por los mussolinianos, donde era locutor y le han echado del partido, porque estaba afiliado, como todos, por el simple y mero hecho de ser homosexual. Sin trabajo, sin amigos, sin casa, malvive en ese piso prestado y gana unas pocas liras escribiendo señas para correo, trabajo que le ha cedido un amigo antes de ser embarcado para alejarse de Italia por sus preferencias sexuales.

La portera facha viene a prevenirla
Arrepentida de su actitud, Antonietta acude al piso de Gabriele para pedirle perdón. Hacen las paces, comen juntos y después acaban acercándose tanto emocional como físicamente. Pero la parada fascista ha acabado y los primeros asistentes al desfile comienzan a regresar. Antonietta corre disparada a casa para que no la pillen con la cena por hacer. En casa todos comentan sus acontecidos fascio-fastuosos. El marido, todo ufano pretende acabar el día con una guinda coital añadiendo que de ella, si todo sale bien, le podrán llamar Adolfo a lo que venga. Antonietta prefiere sentarse a leer "los tres mosqueteros" mientras asiste atónita a la marcha de Gabriele de su piso, con equipaje en la mano escoltado por dos policías. A Gabriele también lo expulsan del país. Antonietta cierra el libro, lo guarda y se acuesta para dormir.

Tengo un invitado y yo sin arreglar
Loren y Mastroianni trabajaron juntos en once películas, como por ejemplo, matrimonio a la italiana o los girasoles, su trabajo conjunto siempre resultó excelente. Este film en concreto que resalta la belleza del momento en que dos seres que sufren, cada uno a su manera, se encuentran y buscan su compañía porque así se sienten reconfortados por un momento de sus tristes vidas.

Afecto entre dos desconocidos


La peli de Scola se llevó el golbo de oro de 1978 a la mejor película y fue candidata a los óscars como mejor película extranjera. Hasta Mastroianni fue candidato a mejor actor ese año. “Una jornada particular” es una película que, a pesar de estar ambientada en un día concreto de mayo de 1938, cuenta en esencia una historia que podría extrapolarse a cualquier época en el tiempo: Dos seres solitarios que se encuentran y se reconfortan en compañía.


Dos chismes antes de despedirme. Sofía Loren gozaba de tener un marido productor, Carlo Ponti, que le reservaba papeles estupendos y Alessandra Mussolini, nieta de aquel fanfarrón y prepotente duce, hace el papel de una de las hijas de la Loren.



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