viernes, 8 de julio de 2016

The Americans


Nunca me gustaron las pelis de espías
Así es. Nunca me gustaron porque nunca las entendía. Siempre me hacía un lío con el contraespionaje. Nunca me quedaba claro de qué lado estaban unos y otros, si estaban con dios o con el demonio, y eso era algo que mi cabeza cuadrada no podía concebir. 
También me sucede que las pelis de espías me provocan un desasosiego que es el que siempre me ha provocado y me provoca el cine. No puedo evitarlo. No puedo tragarme las pelis friamente. De sobra sé que son un constructo, una ficción, todo mentira, incluida la lluvia. Me digo: "Noemí, por dios, que es una peli." Pero no hay manera. Me muero de los nervios solo de pensar que van a atrapar a los espías protagonistas y los van a ejecutar, por más que sepa que eso no va a suceder, porque ¿cómo, si no, van a rellenar cuatro temporadas?
Así y todo, vaya usted a saber por qué, me animé con The Americans. Y no me arrepiento. Vi el episodio piloto (magnífico, deslumbrante; echaron el resto, sin duda) y supe que quería seguir viendo.

De qué va más o menos The Americans
En los USA de la década de 1980, bajo el mandato de Ronald Reagan, en plenas tensiones con la Unión Soviética, habita un suburbio residencial de Washington la familia formada por Elisabeth y Philip Jennings y sus hijos Paige y Henry. Elisabeth y Philip son espías soviéticos encubiertos, del KGB. Llevan quince años viviendo en los USA con identidades falsas. Mantienen, pues, una doble vida: tienen una agencia de viajes y, además, se dedican a todo lo que supone el activismo, incluidos secuestros, asesinatos, disfraces, terceras y cuartas falsas identidades…
Lo más curioso de todo esto es que lo que cuenta la serie es absolutamente real. Durante la Guerra Fría los espías soviéticos se infiltraban hasta niveles inimaginables en las agencias de inteligencia americanas y europeas. Llegaron incluso a casarse con empleadas de estos organismos para obtener información por directísima vía conyugal. De hecho, los episodios más rocambolescos y extraños de la ficción televisiva son los más fieles a la historia, basada fundamentalmente en un libro de Vasili Mitrojin, antiguo agente del KGB.
Y no estamos hablando de hechos demasaido remotos, pues todavía en  2010 (¡hace seis años!) detuvieron en USA a varios miembros del KGB que vivían como ciudadanos americanos normales y corrientes.

Qué tiene de bueno The Americans
La serie posee una estructura episódica clásica con tramas de continuidad, pero nos ofrece, a la vez, las fuertes vueltas de tuerca tan en boga en los guiones contemporáneos.
La narración se salpica con breves flashes al pasado soviético de los protagonistas, cuando no se llamaban Elisabeth y Philip, sino Nadezhda y Mischa, cuando la una vivía con su madre viuda y no tuvo nunca novio; cuando el otro tuvo que abandonar a una novia (que luego reaparece tambien en los Estados Unidos) y empezar a adiestrarse como superespía, junto a su recién conocida compañera, en una especie de centro de superrendimiento y entrenamiento para superespías.
La ambientación en los 80 es todo un puntazo: la ropa, los productos de consumo de entonces (beben Tab, aprovechando su regreso al mercado en 2015), la era Reagan, en la que se asentaron los pilares de la crisis global con la que nos codeamos hoy, el retrato de Ronald presente en todos los despachos y, sobre todo, la música ochentera, brillando esplendorosa desde el episodio piloto.

Un párrafo aparte merece el asunto tecnológico: la tecnología de entonces (qué antenones, qué aparatejos de radio, qué sistemas de transmisión, qué libretitas y bolis, qué computadoras, qué viejuno todo, qué risas el día que Philip Jennings se hace pasar por periodista y visita a un profesor de universidad que le explica en qué consiste un proyecto que dice que será el futuro de la información y la comunicación que se llama Arpanet. El bueno de Philip sale de la entrevista cabreado como una mona: “¿Qué demonios dice este hombre de nodos, nubes y redes? ¡No he entendido ni una palabra!”


Guiños

The Americans está plagada de guiños y referencias extratextuales a otras series y películas americanas en las que trabajaron los protagonistas.

Así, Noah Emmerich, que en The Americans es un agente de contraespionaje del FBI, empuña en una escena un pack de cervezas, exactamente como lo hacía con fines publicitarios en El show de Truman.

Noah Emmerich empuña el pack de cervezas en “El show de Truman”


Noah Emmerich empuña el pack de cervezas en "The Americans"


Además, en The Americans Emmerich se dedica a cazar espías, que es exactamente lo que hacía en otra peli, “Caza a la espía”.

Otro guiño: la niña hija de los Jennings (que no sabe nada de la personalidad oculta de sus padres, pero empieza a sospechar)  se llama Paige, como la sobrina de padre en la ficción, Matthew Rhys, en la teleserie "Cinco hermanos".

Y un último guiño: John Carroll Lynch, actor secundario en Fargo, posa largamente en cierta escena ante el primoroso cuabro enmarcado de un pajarito, como los que pintaba su personaje en Fargo. He buscado el fotograma, pero no lo he encontrado. Sorry.

Y, sin más, os dejo con la ficha técnica de la serie. Vedla y divertíos, que para eso está. 
Y recibid un saludo de vuestra amiga


Noemí Pastor

4 comentarios:

Juli Gan dijo...

Estaba tentada de verla, pero al final no sucumbí. Me da cierta pereza volver al escenario de la guerra fría en la tierra reaganiana (Me recuerda a los payasos de la tela y su "nananiana, naniana") Creo que le voy a dar una oportunidad.

Noemí Pastor dijo...

Dale, dale, Juli. Apuesto mis DVDs de "Bonanza" a que te gusta.

TRoyaNa dijo...

Noemí,
desde luego la trama es interesante y llama mucho la atención cómo de fusionadas están la vida personal y profesional de los espías,al igual que su vigencia.
Igual le doy una oportunidad,y aprovecho para recomendar Fargo,una aunténtica joya de los Coen y la fantástica serie de dos temporadas que inspiró:)

Noemí Pastor dijo...

Hola, Troyana. Si te interesa esa fusión entre vida personal y profesional, te gustará la serie, pues mezcla muy bien ambos aspectos, con la peculiaridad de que incluso la pareja es fingida: no están verdaderamente casados, apenas se conocían antes de viajar a EEUU... Todo muy raro.
Gracias por la recomendación. Me gustó y me gusta tanto la peli que tenía miedo de que la serie me defraudara, pero si tú la recomiendas, te haré caso.