viernes, 26 de junio de 2015

Into the woods

El mundo de las versiones de los cuentos clásicos parece demostrar, año tras año, década tras década (¿siglo tras siglo?) ser inagotable.

No faltan motivos: es el hecho de poder jugar con elementos conocidos por todos, es el caldo de cultivo idóneo para la metaliteratura y sobre todo, el humor.

Precisamente, las revisiones humorísticas son las que se han dado más en los últimos años, y han resultado ser muy rentables, en ese sentido, el éxito de Shrek  demuestra la buena salud del género, y dio lugar a una serie de películas que seguían su estela, unas mejores (La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja) y otras peores (Érase una vez, un cuento al revés)  y mucho peores (Érase una vez... un cuento al revés II, y no pongo enlace por el bien de todos)


Lanzando una breve mirada a Shrek, su planteamiento y sobre todo resolución, no dejan de ser bastante clásicos: que quienes se casen y vivan felices sean un ogro o una princesa, en realidad poco importa, la estructura sigue siendo - en líneas generales - la habitual, aunque algo modernizada:

El héroe (o anti-héroe que se comporta como un héroe) y su escudero salvan a la princesa, por mucho que la princesa sepa artes marciales, o que se convierta en una ogra, bastante mona por cierto (en Hollywood la auténtica fealdad femenina es algo impensable)
Un caso aparte sería Caperucita Roja, que ha generado desde que puedo recordar, mucho antes de de Shrek en todo caso, versiones con un contenido más o menos sexual, que a estas alturas son todo menos subversivas. De hecho lo más original hoy en día sería hacer una versión en la que no hubiera asomo de sexualización del cuento.

Por otra parte, desde la propia Disney se están lanzando películas con un contenido que más o menos actualizado del cuento clásico.

En realidad la compañía mantiene una extraña dicotomía entre sus "Princesas Disney" que al parecer generan millones de dólares en concepto de márketing rosa para niñas (y solo niñas), y una heroínas cada vez menos desvalidas y más activas, que o bien luchan en pie de igualdad con el hombre (Enredados), o que no contemplan el romance entre sus cálculos (Brave) o digamos que viven sus propias historias sin que los asuntos amorosos les estorben demasiado (Frozen), por no olvidar a Mulán y su reivindicación de un salario igualitario para hombres y mujeres.

¿No, Mulán no pedía eso? Pues yo la recuerdo así (más o menos).

Así, por una parte siguen fomentando la idea de Cenicienta (“Espera que un príncipe te rescate”) pero compaginándola con la de Mulán y Mérida.
Pero, en todo caso, dejando a un lado la recomendable “Encantada, la historia de Giselle”,  sus revisiones del cuento clásico no son nada subversivos, y se limitan a ser revisiones “amables”, con mayor tono humorístico, guiños a los adultos e intentando eliminar (o suavizar, o quizá solo disimular) el claro componente machista de la mayoría de los cuentos, por lo menos de las versiones que han llegado hasta nosotros.


Por otra parte, es obvio que al cuento, en su versión más estándar además de por su machismo, se le puede criticar por su contenido sangriento y a veces,y abiertamente macabro.

Esto también ha ido desapareciendo, o suavizándose en el cine más reciente, es más, hace ya años que conviven (en su versión escrita) Caperucitas en las que la abuelita se esconde en un armario, con otros en los que es devorada viva y posteriormente encontrada en las entrañas del animal al que se ha abierto en canal con un hacha que  ... creo que me estoy mareando.

En realidad, hasta de "La Cenicienta" versión Disney (que ha llegado a ser una versión canónica del cuento) se eliminaron estos sangrientos componentes (que Into the Woods recupera), y las hermanastras ya no se amputan partes de sus pies para poder calzar el zapatito de cristal ni son al final atacadas por los dulces pajaritos amigos de la huérfana, que les arrancan los ojos… (¿He dicho ya que me estoy mareando?)


Con todos estos antecedentes llegamos hasta Into the woods, una película de primera línea en la que se invirtieron millones de dólares, con una producción de lujo, y un reparto de grandes estrellas como Merryl Streep (encantada de poder hacer un papel que no había hecho antes), Johnny Depp (casi un cameo, aunque muy promocionado), Emily Blunt (que aparte de su talento aporta esa extraña cualidad de las estrellas, que hace que solo puedas fijarte en ella cuando está en pantalla), y algunos nombres (algo más que) emergentes como Chris Pine y Anna Kendriks, secundarios de lujo como Tracey Ullman... y todos, absolutamente todos, demuestran unas cualidades vocales absolutamente sobresalientes (qué manera más retorcida de decir que cantan bien ¿ verdad?)

Sin embargo, con estos elementos y el atractivo que el género ha demostrado para el público, la producción fue un pequeño fracaso. Resulta extraño hablar de fracaso comercial cuando se trata de un título cuya recaudación cuadruplicó la inversión inicial, pero queda muy lejos de las recaudaciones de otros títulos de la productora como Frozen.

En concreto, en España, sospecho que no fue un título muy bien acogido, las notas y comentarios de Filmaffiny son, en general,  poco elogiosos y la película en vez de convertirse en un clásico (como merecería), pasó algo desapercibida y decepcionó un poco.

En primer lugar, se me ocurre que poco la ayuda que se trate de un musical, de hecho, una versión de un musical de Broadway de James Lapine y Stephen Sondheim poco conocido en nuestro país.
Esto no tendría por qué suponer un fracaso comercial, ni mucho menos, pero es que es un musical... MUY musical.
Para entendernos,  ¿os acordáis de que algunos acusaron a Frozen de tener demasiado contenido musical? Pues cuando se compara con Into The Woods, parece que tan solo incluyera un par de canciones.

En el título que nos ocupa, los diálogos son más la excepción que la regla, y la acción avanza a golpe de canción, incluso existen recitativos, es decir diálogos (o más bien monólogos) cantados.

De hecho, la profusión de partes cantadas, aburriría a más de un espectador que esperaba los tres temas de rigor de una producción Disney.  Es más, ahora que no nos oye nadie, reconozco que, siendo como soy amante del género musical, las peroratas de Cenicienta pusieron a prueba mi paciencia.

A este respecto es importante hacer notar que, aun dejando a un lado los recitativos, las canciones (con una música magnífica y extraordinariamente bien interpretadas) no son, como de costumbre, meras repeticiones de una sola idea del tipo "Cuánto te quiero", "Echo de menos a mi amor", "Estoy asustado", "Me he convertido en la Reina de las Nieves y estoy encantada"... sino que avanzan y plantean temas muy profundos que no se pueden resumir en un par de frases.

En segundo, este título sufre la maldición del producto que es vendido como algo que no es, o que de alguna manera, resulta ser algo que el público no espera. En este caso, víctima de la asociación cuentos-niños, que probablemente causó más de un trauma infantil en el estreno de "El Secreto de los Hermanos Grimm".


Pero lo que seguramente ha provocado más rechazos entre el público ha sido su final, que es lo que a mí, paradójicamente me ha entusiasmado y haya hecho que pase de una película entretenida y con chispa pase a "película que merece la pena recordar".

¿Por qué? Into The Woods es, hasta ahora, la película (el musical, en realidad) que pone en duda la validez del cuento clásico en sí, que se atreve a diseccionar con un punto de vista adulto, qué necesidad hay de seguir contándolos, maquillados o  no, y sobre todo, qué peligros encierra repetir a los niños estas historias, o cualquier otra, sin plantearnos qué efectos van a producir en ellos.

Todo esto se resume en la magnífica canción final: "Children are listen", con una letra compleja y llena de sugerencias.

Solo recuerdo el caso del musical Wicked (sin versión cinematográfica hasta ahora) en el que se traten temas tan serios y trascendentes aprovechando una fantasía a cuenta de El Mago de Oz.

Pero en el caso de "Into the Woods", su mayor mérito consiste, precisamente, en sus reflexiones metaliterarias, es decir en el hecho de que las reflexiones no son solo sobre temas de la vida (la responsabilidad, la culpabilidad, los deseos y el famoso "perseguir un sueño" que es poco menos que religión en el cine americano) sino la reflexión sobre el cuento en sí.

En definitiva, un producto - en principio comercial - con muchas sorpresas y mucha más enjundia de lo que su publicidad y su sinopsis puedan hacer creer, que no creo que guste a todo el mundo, pero que merece, y mucho, la pena.



4 comentarios:

TRoyaNa dijo...

Loque,
no la he visto,pero tu entrada como mínimo,me despierta la curiosidad,aunque los musicales a priori,no sean precisamente un género que me entusiasme:)

loquemeahorro dijo...

Es muy curiosa, especialmente su final, pero te advierto que cantan hasta decir basta, eso sí!

Natalia D. dijo...

Además de compartir con entusiasmo las inteligentes reflexiones de Loque sobre la crueldad implícita y explicita de muchos de los cuentos infantiles (odio con pasión “La cerillera” desde mi más tierna infancia), poco puedo decir ya que no he visto la película que comenta. Creo que me supuso un alivio pasar de los cuentos tradicionales de Andersen o los Grimm a “Los siete secretos” y me sentí feliz de ver que las nuevas generaciones se criaban con Teo en lugar de con Hansel y Gretel.
Eso sí, he buscado la traducción de “Children are listen” y me parece que sólo por esa canción (además de por lo que comenta de ella Loque) merece que la vea.

loquemeahorro dijo...

Natalia D: Gracias, gracias, eres muy amable, y sí yo también me alegro cuando veo que una nueva literatura infantil, mucho más adecuada a una edad tan "sensible" ocupa ahora las librerías. Es más, creo que los cuentos de los hermanos Grimm y similar son lectura para adultos.

La canción tiene mucha sustancia, pero quiero pedir públicamente disculpas porque se titula realmente "Children will listen"