viernes, 29 de mayo de 2020

Bienvenidos a Belgravia



No sé cuántas cosas habrán cambiado en vuestras semanas de confinamiento, y espero que hayan sido las menos posibles. Nos adentramos a caminos inciertos en el futuro pero la vida del ser humano siempre ha sido así. Y no, no quiero ponerme a hablar hoy de cine apocalíptico o de series distópicas...hoy no será ése el contenido de este artículo.

En este periodo de encierro he conseguido ver algunas películas, clásicas o no, recuperado series, y aún más esperaba, pero no ha dado tiempo para todo, porque tampoco es que esto haya sido una cura de desconexión, si no todo lo contrario. Es por ello, que hoy os hablo de una serie, que sin ser una de mis series "de comfort", ha hecho mi confinamiento menos severo: Belgravia.


Aunque al principio no me ví tentada en absoluto, ahora me alegro de haberlo hecho. Necesitaba una serie de época en mi vida, pero una que no hubiera visto, que se cerrara en una serie de episodios, y que no hiciera que mis ojos se giraran con los anacronismos. Y es que el gran problema de muchas series y películas históricas, es que justamente, no respetan el contexto histórico en que se sitúan. Y esto, depende de la intención del director o el guionista,que en general, lo que quiere es acercarse al público actual.

No voy a meter en este grupo a obras concebidas con la estética por encima de la historia, como en el caso de Maria Antonietta de Sophia Coppola, o la posmoderna Dickinson. Hablo de aquellas que claramente se hacen con una intencionalidad de "agarrar" de la mano al público con sus concesiones posmodernistas, omitiendo e ignorando el momento histórico: los pelos sueltos del Charlotte, la protagonista de Sanditon, me provocan dolor de cabeza, o las gratuidades que se hacen directamente sobre lo sucedido en series de época como "The Spanish Princess". Este tipo de hechos me distraen de lo que estoy viendo. A éso, únase una dirección obsesionada con la profusión de momentos "íntimos", en los que se enfoca a la naturaleza y se hace un acompañamiento musical sublime (las costas de Cornualles en ciertos momentos de la última adaptación de Poldark, por ejemplo). Parece que con eso esconden fallos de guión, o algunos que son muy perezosos.


En el caso de Belgravia, estamos ante un culebrón victoriano de tomo y lomo, que evita este tipo de herramientas audiovisuales, y se centra en lo principal: su trama. Una historia que aunque está escrita por el actual (y bien vivo) Julien Fellowes (sí, os sonará como el creador de Downton Abbey), se agarra a los tópicos del siglo XVI: herederos ilegítimos, amor verdadero y honor, pivotando alrededor de ellos como un folletín sacado del momento en el que se sitúa.

Y sinceramente, se agradece, muchísimo, porque esta historia, que puede parecer sencilla y de culebrón, está sustentada, especialmente, por actores maduros, que parece que deben ser eternos secundarios y son los protagonistas. Esto es otra bocanada de aire fresco, pues es rarísimo, salvo que estés en una serie de crímenes, ver a actores de más de sesenta años, protagonizando un drama de época. El plantel que los rodea, es perfecto para los roles, siendo el joven secundario que es el centro de la historia, el que resulta más deslucido con tanto profesional alrededor.


Otro de los miedos que me llenaban cuando ví la serie, era el sello Fellowes. Todos hemos visto algún episodio o temporada de Downton Abbey, pero la serie, que podía ser una recuperación del clásico "Arriba y Abajo" de los 70, acabó siendo lastrada por su interminable argumento, repetido a lo largo de temporadas y la película final, que sólo podía ser disfrutada por sus fans más acérrimos. En el caso de Belgravia, hay algún tema musical que nos recuerda a la otra serie, y una gran factura técnica, pero la temporada de seis capítulos es, en general, autoconclusiva, y se puede ver como una miniserie sin ningún problema. De hecho, funciona mejor así.

Y así espero que quede. Me ha gustado bastante Belgravia. No esperéis una crítica al sistema de clases victoriano (aunque algo hay), ni tampoco a la época más brillante de "Rule Britannia" y su imperialismo (para eso La Última Carga), o las consecuencias del honor (mejor el eduardiano Caso Winslow), sino, un culebrón, que quizá no llegue a las joyas novelescas que nos regalaron los especialistas británicos del folletín del momento, como Dickens, Gaskell o las Brontë, pero que entretiene bastante, y más en un momento como el actual.



Carmen R

viernes, 22 de mayo de 2020

Charada


No se puede estar más elegante
El otro día pusieron Charada en la 2. Hacía tiempo que no veía una película en la tele porque, o no me van bien los horarios, o no soporto los anuncios. Al ser la 2 no había anuncios, lo que me animó a quedarme. Por supuesto, la había visto más de una vez antes, pero es de esas pelis que se pueden repetir. Escribí una vez en este blog una entrada que se llamaba “yo quería ser Lauren Bacall”, pero, para decir la verdad, siempre tuve el corazón partido entre ser Lauren Bacall y ser Audrey Hepburn. Y, desde luego, necesito el guardarropa de Audrey en casi todas las películas.
Charada es una película amable que mezcla una trama romántica y una de intriga. Aunque hay varios muertos, estos parecen atrezo; te da lo mismo que haya dos que diez, total, todos son malos…
Esos sombreros pill box...

El argumento, por si queda alguien sin verla, es el siguiente: Audrey es Regina, una mujer rica que durante unas vacaciones en una estación de esquí decide divorciarse porque no está enamorada de su marido. En esas mismas vacaciones conoce a un hombre atractivo (Cary Grant) que parece interesarle. Al volver a París se encuentra su apartamento vacío. El marido ha huido llevándoselo todo. El desconocido atractivo aparece y se ofrece a acompañarla a un hotel.
Hay que ser guapa para
 soportar la pañoleta
Al día siguiente, Regina se entera de que su marido ha sido asesinado y un agente de la CIA (Walter Matthau) le cuenta que su marido formaba parte de una banda y estaba implicado en un robo durante la Segunda Guerra Mundial. El motivo de su asesinato es que se había quedado la parte del botín de sus compinches. Estos están empeñados en recuperarlo y la CIA pretende impedirlo. El agente le dice que el dinero debe estar en su poder, aunque ella no lo sepa, y que corre peligro. Ahí comienzan las aventuras: los de la banda, empeñados en conseguir el dinero; el misterioso desconocido miente más que habla y cada día se presenta con un nombre nuevo; Audrey, vestida de Givenchy, huye por París al ritmo de música de Henry Mancini. Por supuesto, todo acaba bien, como debe ser.
¿Por qué no tengo este abrigo?

La película está dirigida por Stanley Donen, director de películas tan famosas como Un día en Nueva York, Cantando bajo la Lluvia, Siete novias para siete hermanos (esa siempre la ponían las monjas de mi colegio) o Dos en la carretera (esta ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián en 1967).
Cary Grant es Cary Grant, no seré yo quien diga nada en su contra, pero ¿no había alguien con una edad más apropiada para el papel? Vale que estamos acostumbrados a que en el cine (y en la vida) los hombres puedan ser mucho mayores que sus parejas, pero a mí me chirría un poco la diferencia. Que conste que el propio Cary Grant no lo veía claro. Ya había renunciado al papel protagonista de Vacaciones en Roma porque le parecía que había mucha diferencia de edad y sugirió algunos cambios en el guion de Charada que reforzaran el personaje de Audrey Hepburn.
...Ni este apartamento.

¿Qué decir de Audrey Hepburn? Pues, como siempre, está encantadora, guapísima y el vestuario es para morir de emoción. Es todo de Givenchy, y destacan sobre todo los abrigos, trajes de chaqueta y sombreros tipo Jackie Kennedy. Incluso con atuendos tan poco favorecedores como un pañuelo en la cabeza atado a la barbilla, está divina. Por lo visto, en determinado momento de su carrera, Audrey Hepburn exigía que el contrato de sus películas incluyera que el vestuario estaría a cargo de este modisto. No me extraña, a mí alguien me hace un vestido como el del principio de Desayuno con diamantes y no me separó de él en la vida. De momento seguiré con Amancio, pero no descarto tener algún día diseñador de cabecera.
París es otro punto de atracción: desde el maravilloso apartamento vacío del inicio, hasta la persecución por el metro, pasando por el recorrido en el bateau mouche. Es una ciudad muy fotogénica y te dan ganas de visitarla viendo la película. Sobre todo, con esa banda sonora de Henry Mancini. Estuvo nominada al Óscar, pero no lo gano. Es probable que el hecho de llevar tres años seguidos obteniendo el galardón tuviera algo que ver…
Cuando se fumaba en las pelis

He leído en Wikipedia que existe otra versión de esta película que se llama La verdad sobre Charlie y que se estrenó en 2002. No me sonaba de nada y me ha parecido atrevido hacer una versión de Charada. Las comparaciones, ya se sabe. De todas formas, la dirigió Jonhatan Demme que es el director de Philadelphia y de El silencio de los corderos, o sea, igual no hay que desecharla (aunque en filmaffinity le dan un 4,2).
En resumen, si queréis un rato agradable de evasión y disfrute de esta situación que nos ha tocado vivir, aquí tenéis un buen título. Me han entrado ganas de volver a ver Cómo robar un millón y Arabesco, a ver si las localizo.

viernes, 15 de mayo de 2020

Huella de luz en la filmografía de Rafael Gil


Os confesaré que mi intención inicial era hacer un monográfico sobre Rafael Gil, prolífico director de cine, pero las prisas y que ya hace semanas que me "desconfino" para ir a trabajar, me restan mucho tiempo para ahondar en su cinematografía, así que pasaré ligeramente su obra para centrarme en una de sus primeras películas “huella de luz”, de 1942, quedaos con el año.

Rafael Gil, repaso cinematográfico rápido

Rafael Gil rodó una setentena de películas, la mayoría de ellas durante el franquismo, cosa que se nota, y mucho. Comenzó en la crítica cinematográfica escribiendo en el diario ABC y en revistas del género en los años de la República. Durante la guerra civil el joven Gil rueda algunos documentales bélicos para la República: “Soldados campesinos”, “Sanidad”, “Salvad la cosecha” o “resistencia en Levante”, todos ellos de 1938. Curiosamente, al año siguiente, todos los documentales que rueda son descaradamente franquistas, con lo que nos indica que Gil se ha pasado de bando y no ha sufrido represalias, quizá ha podido probar que es un hombre del régimen. Durante 1939 rueda los documentales “Flechas”; “la copa del Geberalísimo en Barcelona”; “La corrida de laVictoria” o “Ametralladoras”, todas de 1939.



Rafael Gil se pasa al largometraje a comienzos de los años 40 rodando para la potente productora valenciana CIFESA. Sus películas están basadas en textos literarios como Jardiel Poncela, Lope de Vega, Cervantes, Wenceslao Fernández Flórez, Unamuno o Pérez Galdós. De su prolífica producción de los años 40 destaca “Eloísa está debajo de un almendro”, sobre una obra de teatro del mencionado Jardiel Poncela o “El hombre que se quiso matar” sobre un texto de Fernández Flórez.

Un obrerete que vive en una buhardilla

En los años cincuenta rueda “la señora de Fátima” una cinta hagiográfica que tuvo gran aceptación en aquella España cuartelera y rosario al atardecer que cuenta la historia de los tres pastorcillos portugueses que se topan con la virgen; “la guerra de Dios”, un drama sobre un sacerdote en un difícil valle minero, peli que le propició varios premios incluida la Concha de Oro en el zinemaldia donostiarra, que en aquella época no se podía llamar así, pero SSIFF, tampoco, o “el traje blanco”, un drama muy logrado sobre las desventuras de un niño pobre por tener un traje blanco para hacer la primera comunión. Las tres pelis son representativas porque durante los años 50 el cine nacionalcatólico pesa mucho y los temas religiosos son recurrentes.



Acabando la década rueda una inquietante “murió hace quince años” en la que un joven Sancho Gracia es un niño de la guerra que fue enviado a la URSS por la República y vuelve, crecidito, como agente soviético con una misión muy concreta. El drama viene cuando tiene que regresar con su padre, alto militar franquista. Otro día os sirvo humeante esta historia.



Durante los 60 y los 70 se dedica a pelis desiguales, desde films para Sara Montiel “La reina del Chantecler”, hasta pelis deportivas como “el marino de los Puños de Oro”, donde Pedro Carrasco filma sus fintas boxísticas, o nostalgias guerracivilisticas, franquistas, claro, rodando “a la legión le gustan las mujeres...( y a las mujeres les gusta la legión)”, sin comentarios. Ya en los 80, en el declive de su carrera, rueda varias películas basadas en exitosas, por increíble que parezca, novelas de Fernando Vizcaíno Casas como “...Y al tercer año resucitó”, la boda del señor cura”, “las autonosuyas” o “de camisa vieja a chaqueta nueva”. Pelis que ya era raro que fueran exitosas en la época y que los años no las han mejorado.

"Huella de luz”, de 1942.

Es una historia simple y sencilla basada en un texto de Wenceslao Fernández Flórez en la que el prota, el joven Octavio Saldaña, (Antonio Casal, que era un galán de la época y formado actor de teatro) es un resignado pobre mecanógrafo que vive con su amorosa mamá (Camino Garrigó). Trabaja para el potentado Sánchez Bey (Juan Espantaleón) un hombre rico hecho a sí mismo, respetadísimo, paternalista, duro por fuera y un pelín sentimental por dentro. El jefe regala a Octavio las vacaciones en un balneario con todos los gastos pagados, pero Octavio es pobre y tiene muy aprendido cuál es el lugar de clase al que pertenece. En el balneario conoce a una joven de muy buena posición social que atiende por Lelly (Isabel de Pomés). Octavio comienza a mentir desaforadamente sobre su clase social, cosa que empieza como un juego que él sabe que tiene fecha de caducidad en cuanto abandone el balneario. Mientras la trama romántica se va liando, Octavio es testigo de una mala jugada que le quieren hacer a su jefe y lo llama con inmediatez. El jefe, agradecido, acaba haciendo de hada madrina para el pobretón de su empleado con tal de que triunfe el amor, a pesar de la diferencia económica de los novios. No hay como tener un padrino.

Oficinista con suerte


Algunos aspectos de referencia

De la peli, que es del año 42, una época en la que España aún apoya descaradamente a la Alemania de Hitler, habría que resaltar la crítica feroz que hace de la democracia. Presenta a dos delegados de la República de Turulandia que parecen siameses (Juan Calvo y Fernando Freyre de Andrade) que pretenden llevar a cabo un negocio, siempre por el bien de la nación, pero cobrando su comisioncita, alabando a la democracia, pero dejando claro que esa es esclava de los intereses. Al final, los dos delegados de la República de Turulandia reciben un telegrama en el que les dicen que hay convulsión política en su país y la policía les busca. En plena Victoria franquista había que mandar recado de lo nociva e inestable que puede ser la democracia.

Los agregados de la República de Turulandia


Para finalizar, la película se llama “huella de luz” haciendo referencia a los fuegos artificiales, que son una ilusión alegre cuya huella de luz se desvanece casi de inmediato. Así se siente el protagonista que se sabe de clase social inferior a la joven que le gusta y que se siente incómodo con las “gracias” de niño rico que tiene Jacobito, como ridiculizar a la chica coja, una joven Mary Delgado. Octavio no se atreve a enfrentarse a la pandilla de jóvenes ricos y ociosos que se burlan de su pobre madre y por eso abandona el hotel dejando a Lelly sin explicación alguna.


El hado padrino


La película está contada con mucho mimo por un joven Rafael Gil. Es uno de sus primeros largometrajes que está basado en una novela corta de Fernández Flórez. Gil explicaba que deseaba rodar esta novela desde que leyó y releyó sus páginas y se nota el cariño y el cuidado que le profesa.


Juli Gan

viernes, 8 de mayo de 2020

Del papel al celuloide: “Oh…” (Philippe Dijan, 2012) y “Elle” (Paul Verhoeven, 2016)


El eterno dilema de las novelas y las pelis
Decía Alfred Hitchcock en esa larga entrevista que le hizo y publicó François Truffaut que las buenas películas nacen de novelas mediocres.
Era ese el caso de muchas de las suyas, pero no es este. No. Porque “Oh…” es una estupenda novela. A pesar de que detesto la ortotipografía del título, tan complicada, con comillas y puntos suspensivos (definitivamente, no a esto), la novela muy potable, publicada por Philippe Dijan en el año 2012 en la editorial Gallimard  y luego en español en 2018, traducida por Regina López Muñoz, en la editorial Fulgencio Pimentel.
Antes de la traducción al español llegó, en 2016, la peli de Verhoeven, Elle, en absoluto inferior a la novela. Me atrevo a decir, incluso, que en ciertos aspectos la mejora. A mí, por ejemplo, la peli me ayudó a digerir la novela. Había empezado a leerla varias veces y se me había caído de las manos porque no me ubicaba, no encontraba el hilo. Y la peli me lo mostró. 

Es el destino
La novela estaba predestinada a ser convertida en cine, pues su autor, Philippe Dijan, es un tipo muy audiovisual. Tiene una serie de novelas concebida al estilo de las series televisivas, ha estrenado una obra de teatro y ha escrito bastantes guiones. Además, muchas de sus obras  anteriores han sido también llevadas al cine, sobre todo de la mano de realizadores franceses.
Verhoeven no es francés, sino danés. De hecho, ni siquiera hablaba francés antes de ponerse a dirigir Elle. Dice en una entrevista que, cuando se planteó esta peli, le atrajo la idea de hacer algo nuevo, de adentrarse en territorios inexplorados. Y, sí, es evidente que Elle no es, por ejemplo, Instinto básico, aunque la crítica se ha empeñado en compararlas, y no lo es principalmente por tres razones: primera, entre ambas películas median veinticinco años y esa es demasiada distancia para todo creador; segunda, Elle no es ni quiere ser un film erótico, mientras que de IB podríamos decir que sí lo es; y tercera, IB es una mierda de película (en su momento ya me pareció flojísima; hace poco la revisité en la tele y me pareció aun peor), quizás por culpa del guionista Joe Eszterhas, que es pésimo, y Elle, en cambio, merece bastante la pena.

Con todo, mantiene Verhoeven en Elle algo suyo, un hilo repetitivo a lo largo de su filmografía: una cierta fijación por la violencia sexual, que en esta peli recibe un tratamiento arriesgado pero decoroso, que salva los muebles. Y, aunque suene a marcianada, también aprecio en Elle un eco de Desafío total cuando trata de la confusión y la mezcolanza entre realidad y ficción.

La prota, esa monstrua
Tanto el libro como la película giran absolutamente alrededor de la protagonista, Michelle. En la novela, en primera persona, reflexiona algo, se explica, se explaya; en la peli no. En la peli solo se define por sus actos, por sus relaciones con los demás.
La intérprete, Isabelle Huppert, grandiosa como de costumbre o un poquito más todavía, era la actriz que Dijan tenía en la cabeza cuando escribió “Oh..”, y que fue finalmente confirmada para el papel a pesar de que en un principio Verhoeven pensó en Nicole Kidman, Marion Cotillard, Diane Lane y Sharon Stone.
Huppert aparece en todo momento hierática, inexpresiva, temible, ambigua. El personaje es más ambiguo e impenetrable en el film que en la novela, porque en la novela, como decía antes, se explica algo, se explaya, pero eso no quiere decir que intente hacerse entender; de hecho, no se hace entender, pero se entiende que no se la entienda. Creo que tampoco me entendéis a mí, pero en fin.
Si me tengo que quedar con un retrato de Michelle, me quedo con el de la peli. Es más reduccionista, pero más certero, más comedido, más perfilado. Diría que en este aspecto a la novela le sobra palabrería y la peli opta por el sobreentendido. Por ejemplo, la relación con la madre en la peli parece el típico rollo tóxico, pero en el libro pasan cosas más contradictorias y más confusas.
Michelle transita inmutable de objeto a sujeto, de víctima a manipuladora. No se comporta jamás como una víctima, aunque lo es. Lo es ahora y lo fue en el pasado. En el pasado fue víctima y la trataron como a una culpable. Ahora vuelve a ser víctima y quiere ser verduga.
No quiero dejar de señalar la absoluta excepcionalidad del protagonismo de una mujer madura, a un paso de la vejez, en esa simbólica mitad avanzada de la vida, y más consciente que nunca de su voluntad y su poder.

A modo de conclusión
Con una banda sonora que combina perfectamente, entre otros, a Mozart y Albinoni con Roxy Music e Iggy Pop, Verhoeven acierta con el tratamiento fílmico de una historia loca, extraña, arriesgada, negra y retorcida. El resultado es una peli que te abofetea, te empuja para que te des de bruces con una alta burguesía, una élite intelectual con turbios pasados, presentes y futuros. Y, sobre todo, perfila un retrato de una mujer madura de tal complejidad que desemboca sin remedio en lo amoral, en lo perverso, en el peligro y en la violencia.

Noemí Pastor

Otro artículo sobre Elle en Zinéfilaz:  Elle, de Troyana.
Otras entregas de Del papel al celuloide en Zinéfilaz:


viernes, 1 de mayo de 2020

Madres de Cine III



MADRES DE CINE III

A dos días de distancia, mi turno casi coincide con el día de la Madre. Por ello, tal como hice en otras ocasiones desde el blog de Historias Troyanas,con la entrada de Madres de cine Madres de cineMadres de cine II me apetecía mucho seguir revisando con vosotr@s otras madres de cine, que no mencioné antes y que desde luego vienen a dejar constancia ,que ser madre no es en modo alguno, una tarea fácil.





1) La Habitación ( Lenny Abrahamson,2016)

Brie Larson conquistó a público y crítica con su interpretación de Ma en la película "La habitación".
Una madre llevada al extremo que lucha por sobrevivir (y que su pequeño Jack sobreviva también) en su secuestro. Su objetivo era que Jack (Jacob Tremblay) viviera feliz los primeros años de su vida mientras estaba encerrado. No se me ocurre mejor ejemplo de resiliencia en estos días de confinamiento que estamos viviendo.




20 curiosidades sobre la incomparable Forrest Gump - VIX

2) Forrest Gump (Robert Zemeckis,1994)

Sally Field fue la poco ortodoxa madre de Forrest, que hizo lo que consideró necesario para conseguirle un futuro digno a su hijo. Algunos de nosotros la recordaremos por la famosa frase de que la vida es como una caja de bombones. Y desde luego, no lo hizo mal, Forrest fue todo un ejemplo de "un hombre hecho a sí mismo", supo sacar partido de sus capacidades y ver cumplidos uno a uno, tarde o temprano, todos sus sueños.


3) Erin  Brockovich ( Steven Soderbergh,2000)

Inspirada en hechos reales, esta dramática película protagonizada por Julia Roberts narra la historia de una madre (Erin Brockovich) de tres hijos que tiene que luchar por su supervivencia y lucha, en paralelo, por esclarecer un extraño caso de envenenamiento por parte de una empresa de energía.

Erin nos deja el ejemplo de una madre coraje que no tira la toalla ante las dificultades y se sobrepone a todas las dificultades en pos de sus propios objetivos tanto personales como profesionales.





4)EL Resplandor (Stanley Kubrick ,1980 )

Encarnada por Shelley Duvall, Wendy, es la madre aterrada de Danny, el niño que grita «Redrum» en la obra maestra de Stanley Kubrick “EL Resplandor”. Su padre, Jack Torrace, esposo de Wendy e interpretado por un magnífico Jack Nicholson, ha perdido completamente la razón dentro de un hotel maldito que se dispuso a cuidar durante el invierno.
Este filme, adaptado de una novela de Stephen King, es uno de los más aclamados de Kubrick. Si bien para algunos Wendy es débil, abnegada y desesperantemente lenta, logra derrotar al psicópata Jack y salvar a su hijo. Moraleja: nunca subestimes a una mujer al borde de un ataque de nervios.



5)Las uvas de la ira (John Ford, 1940)

Jane Darwell (madre fordiana en varias ocasiones) es el faro, el puerto de ‘Las uvas de la ira’, y esa charla que mantiene con su hijo en la ficción (Henry Fonda) uno de los momentos más emotivos de la historia del séptimo arte.



6)La fuerza del cariño (James L. Brooks, 1983)


Una mujer valiente (Shirley MacLaine) mima a su hija (Debra Winger), que por uno de esos giros
inesperados de la vida, va a tener que empezar a atar cabos sueltos, tal cual hizo la protagonista de "Mi vida sin mí". Uno de esos éxitos ochenteros que estuvieron en los oscars y que nos recuerda que el vínculo madre e hija para bien o para mal, es prácticamente indestructible.



7) Carrie (Brian de Palma,1976)

Otra vez Stephen King. Margaret White es la madre de Carrie, una adolescente con poderes de telequinesis, que gracias a las presiones que sufre en la escuela, y a la violencia religiosa de su madre, termina comandando una masacre en la noche de su graduación.La imponente interpretación de Piper Laurie, en la adaptación de 1976 de Brian de Palma, nos obliga a preguntarnos quién causa más terror: Carrie o su madre.



8) " Tres anuncios a las afueras" (Martin McDonagh,2017)

Mildred es la madre de Angela, que murió violada, y a cuyo cuerpo le prendieron fuego, siete meses antes del inicio de la película.
Mildred, furiosa por el poco avance de las investigaciones policíacas, decide alquilar tres espacios de publicidad espectacular a la entrada del pueblo, y escribir en ellos una pregunta fulminante.
Los letreros desatarán una ola de reacciones en todo el pueblo, y con ellas la furia de Mildred, que está dispuesta a todo por encontrar al responsable. Interpretada por Frances McDormand, Mildred pasará a la historia como una madre ejemplar del siglo XXI.


9)Breaking Dead  ( 2008, 5 Temporadas)

Es difícil saber cuándo se le va de las manos la situación a la madre de la serie "Breaking Bad", pero sin duda ella, Skyler ( interpretada por Anna Gunn)contribuye (en menor medida que Walter, eso sí) a poner en peligro a sus mismísimos hijos consintiendo a su marido seguir siendo el mayor narcotraficante de Nuevo Mexico.
A veces el silencio cómplice es también una actitud a debate en el interesante análisis en torno a los dilemas morales. A mí este personaje me ha recordado a "Blue Jasmine" de Woody Allen en 2014.



10) Historia de un matrimonio (Noah Baumbach,2019)

Un director de teatro y su mujer, actriz, luchan por superar un divorcio que les lleva al extremo tanto en lo personal como en lo creativo. Además de aprender a convivir para lograr una estabilidad en la vida de su pequeño hijo.
Si hay algo que merece la pena destacar en mi opinión,además de las potentísimas actuaciones de los protagonistas,( Adam Driver y Scarlett Johansson )es una de las intervenciones de la abogada defensora de la madre (Scarlett Johansson) en la cual salen a la luz los juicios morales que pesan sobre las progenitoras cuando son evaluadas ante los ojos de los demás

Lo rescato aquí porque de verdad creo que merece la pena leerlo:

"Te voy a parar ahí. La gente no tolera a las madres que beben y le dicen a su hijo ‘cabroncete’. Lo entiendo, yo soy igual. Un padre imperfecto es aceptable. El concepto de buen padre solo se inventó hace unos 30 años. Antes era normal que los padres fuesen callados, ausentes, poco fiables y egoístas. Claro que queremos que no sean así, pero en el fondo los aceptamos. Nos gustan por sus imperfecciones, pero la gente no tolera eso mismo en las madres. Es inaceptable a nivel estructural y espiritual. Porque la base de nuestra patraña judeocristiana es María, la madre de Jesús, que es perfecta. Es una virgen que da a luz, apoya incondicionalmente a su hijo y sostiene su cadáver al morir. El padre no aparece. Ni para echar un polvo. Dios está en el cielo. Dios es el padre y Dios no se presentó. Tú tienes que ser perfecta, pero Charlie puede ser un puto desastre. A ti siempre te pondrán el listón más alto. Es una jodienda pero es lo que hay”.





11) Kramer contra Kramer ( Robert Benton,1980)

 Una estupenda Meryl Streep en el papel de  Joanna nos deja el retrato de una madre  superada que en plena crisis decide dejar a su marido (estupendo también Dustin Hoffman) que se queda al cargo del hijo de ambos de 6 años. Transcurrido un tiempo, Joanna reaparece para recuperar la custodia de su hijo ¿ soy yo la única que encuentra demasiados paralelismos en la reciente "Historias de un matrimonio"?




12)  La madre de Jocker (Todd Phillips,2019)

Penny Fleck –protagonizada por Frances Conroy– es una dócil y enfermiza mujer que se apoya en su hijo, Arthur (Joaquin Phoenix) para que cuide de ella.
Lo que sabemos de su pasado es que trabajaba para Thomas Wayne, también conocido como el padre del billonario Bruce Wayne, hace ya unos treinta años. Ella le ha escrito cartas preguntándole si puede ayudar a una exempleada que actualmente vive en la inmundicia con su hijo.A través de una serie de averiguaciones, Jocker ( ATENCIÓN SPOILER)
comprende que su madre no era solo una empleada enamoradiza que se volvió loca por un hombre—era peligrosa, hiper delirante y narcisista que se quedaba callada cuando su compañero de ese momento abusaba de Arthur durante su niñez, situación que juega un papel importante en sus problemas mentales.

Hubiera estado bien ahondar en este personaje en la película quizá ella y sólo ella tenía la clave para revertir el que al parecer era el  inexorable destino del Jocker.


13) Larna Morello ( Yael Stone) en la serie "Orange is the new black" (2013, 6 Temporadas)

Más allá de ser recluida por un tema de estafa monetaria, a lo largo de las sucesivas temporadas vamos vislumbrando que Larna sufre algún tipo  de alteraciones de la personalidad en la que experimenta una pérdida del contacto con la realidad.
(Spoiler)))
Es aproximadamente en la última temporada cuando pierde a su bebe y es incapaz de asumirlo.
Su estado mental paradójicamente le protege de otras tantas adversidades en prisión, pero no deja de ser el retrato triste de una maternidad mal-lograda.





14) Malas madres ( Jon Lucas, Scott Moore,2016)




Mila Kunis, Kristen Bell y Kathhryn Hanhn son las actrices que encarnan a las tres protagonistas ,todas madres, hartas de que las horas del día no les alcancen para atender sus múltiples responsabilidades, deciden rebelarse para retomar las viejas diversiones, iniciando una lucha por la libertad y la autocomplacencia. Accidentalmente, su camino se cruza con la líder de la asociación de padres del colegio (Christina Applegate), una devota del ideal de "madre perfecta", lo que provocará que haya un conflicto entre las 'madres perfectas' y las 'malas madres'.


Evidentemente , la película es una comedia gamberra, pero no deja de ser un reflejo de lo duro que es ser madre y de que todas en un momento dado, necesitan también retomar el contacto con la niña que en su día fueron.


Hasta aquí un ramillete de madres de cine. No son todas las que están , ni están todas las que son , así que os invito a que añadáis más madres de cine, sean ejemplos de bondad, maldad , delirio, coraje, cobardía, locura, claridad o confusión ……..


Feliz fin de semana



Troyana