viernes, 27 de noviembre de 2020

El thriller americano de los 70


Vengo hoy a Zinéfilaz, como hago de vez en cuando, a hablaros de un libro de cine sobre uno de los géneros cinematográficos que más me atraen y del que ya he tratado en entradas varias.
El libro, El thriller USA de los 70, es una recopilación de artículos de varios autores y una sola autora, Desirée de Fez, que he leído con verdadero gusto, de manera que me he molestado en haceros un resumen de lo más destacado, salpicado, por supuesto, de mis apreciaciones personales.

Los años 70 en los USA: muy fuerte todo
La década de 1970, históricamente apasionante en los Estados Unidos y  tremendamente peliculera, vino marcada por tres acontecimientos gruesísimos: el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy, el caso Watergate y la guerra de Vietnam. Y estas tres cosas gordísimas, a las que estoy tentada de añadir el asesinato de Martin Luther King, sucedían mientras en las calles de las grandes ciudades la violencia y la delincuencia arrasaban con la convivencia social.
El thriller se nutrió de todo eso y de más y, en consecuencia, las temáticas se desplegaron desde el eje del crimen hacia múltiples direcciones, todas ellas profusa e inteligentemente tratadas en este libro. Como tengo que elegir, he elegido dos: la paranoia y la testosterona.

La paranoia
Ángel Sala dedica un articulito a la paranoia y las conspiraciones en los thrillers americanos de los setenta.
Según su teoría, los acontecimientos que marcaron la década trajeron consigo un nuevo cine, “lleno de energía, poder visual y genio narrativo”, pero también más crítico, que advertía de los peligros que acechaban al país con un punto de vista paranoico. Para ello se servía del pensamiento conspirativo casi siempre presente en la sociedad norteamericana.
Sala agrupa las pelis paranoicas en tres ciclos. Primero hubo uno que alertaba contra el renacimiento de viejos fascismos como el nazismo; otro trató sobre el peligro del comunismo y finalmente un tercero presentaba al gobierno americano como el enemigo que acosaba a la ciudadanía, la privaba de sus libertades e incluso intentaba su eliminación física.
En este apartado paranoico cita Salas, entre otros, los filmes Marathon Man, Harry el fuerte, Odessa, Chacal y Los niños del Brasil.

La testosterona
Ramón Freixas y Joan Bassa firman un artículo dedicado a la presencia femenina en el thiriller americano de los 70. Lo titulan muy acertadamente “Estar sin ser” y lo subtitulan un poco estereotipadamente “Duelos y quebrantos de la mujer en el thriller norteamericano de los 70”.
Me lanzo a leer el capítulo con una idea en la cabeza: estando la década de los 70 en los USA  atrapada de pleno por la segunda ola del feminismo, qué poco sale el este movimiento en su cine, ni siquiera en sus thrillers políticos. Y resulta que más o menos eso mismo dicen Freixas y Bassa en su artículo.
Dicen que los 70 en USA fueron años de redefinición de conductas e implantación de nuevos valores (feminismo, black power, activismo gay, flower power, pacifismo…) que, sin embargo, no inciden plenamente en el thriller, como sí lo hicieron, en cambio, la crisis urbana, la creciente inquietud social, la inseguridad ciudadana, la desconfianza en la clase política, el caso Nixon y la figura del policía contra el mundo.
Tras las vampiresas del cine mudo, las señoras independientes de los 30 y los 40 y las muñequitas ambiciosas y crueles del cine negro, que lograron sobrevivir hasta los 50 y los 60, en los 70 se impuso, un tanto inesperadamente o quizás como reacción, la supremacía masculina.
En los 70 el cine y las mujeres se dieron mutuamente la espalda y, en consecuencia, tenemos personajes femeninos de escasa complejidad y un incremento exponencial de la violencia, tanto en lo verbal como en lo figurativo y fetichista.
En este apartado los filmes citados son, entre otros, Klute, La noche se mueve, Chinatown y Perros de paja.

Mi selección de películas
No hace falta decir que ponerse a elegir entre tantas pelis y seleccionar unas pocas es condenadamente difícil. Así y todo, os voy a recordar algunas de las que ya he escrito aquí, Todos los hombres del presidente y Marathon Man, y voy a añadir La noche se mueve, aunque tampoco puedo resistirme a citar, cómo no, Taxi Driver.

Vigencia y transición
Acabo parafraseando al coordinador del volumen, Antonio José Navarro, cuyas afirmaciones suscribo por completo. Dice Navarro que el thriller americano de los 70, con solo tres elementos (crimen, entramado psicológico y un estilo visual que potencia la claustrofobia, la paranoia y el nihilismo) y una ausencia total de edulcorante, consiguió una vigencia que se mantiene hoy en día, quizás también porque los problemas sociales y políticos que reflejaba no han desaparecido, sino simplemente han adoptado otras formas.
Con todo, su tiempo pasó y fue sustituido por una época de mayor infantilismo y espectáculo vacío. Pero, qué demonios, así y todo, seguimos disfrutando. Y lo que disfrutaremos.

Noemí Pastor

VV.AA.:
El thriller USA de los 70
Coordinado por Antonio José Navarro
Donostia Kultura 2009

viernes, 20 de noviembre de 2020

This is us

 


"This is us" (2016- 2020) es una serie norteamericana  creada por Dan Fogelman que se centra en el devenir de la familia Pearson.

Sería una serie más si no fuera porque juega a dar frecuentes saltos en el tiempo tanto hacia atrás como hacia delante pero a diferencia de otras series, aquí nunca perdemos el hilo narrativo de los protagonistas.

Los Pearson, Rebecca (Moore) y Jack (Ventimiglia), una pareja de Pittsburgh y sus tres hijos: Kevin, Kate y Randall (conocidos como los "Tres Grandes") son el eje central de la familia, pero de igual manera que a lo largo de las 5 temporadas vemos su evolución desde el nacimiento de los tres hijos hasta su edad adulta, la historia nos conduce con asombrosa habilidad hasta la infancia de Rebeca y Jack y con la misma armoniosa coherencia nos traslada al futuro de ellos y de cada uno de sus hijos.

Nada es estridente ni complicado de seguir. La vida de cada uno de los personajes está cargada de momentos cómicos y dramáticos que también confluyen de forma natural y fluida.


Son tantos los temas que aborda de forma transversal que la serie resulta todo un compendio de la condición humana: la adopción, la paternidad, la difícil relación entre hermanos no biológicos, la adolescencia, las adicciones en la vida adulta, las crisis en las relaciones de pareja y las dificultades en la crianza de los hijos pero también todas las satisfacciones que conlleva la vida de pareja y de familia.....etc....etc...el ying y el yang como dos caras de la misma moneda, como la vida misma, que está repleta de dolor pero también de gloria, como el título de la última película de Almodovar.

Todos aquell@s que lean la reseña y sean fervientes admiradores de las terapias psicológicas y familiares, se quedarán deslumbrados del amplio abanico de aristas emocionales que la serie ofrece.

Aviso que el párrafo siguiente puede contener algún spoiler, si nadie quiere anticipos que se lo salte.

Tal como indica la wikipedia:

"  La mayoría de los episodios presentan una historia que se desarrolla en el presente (2016–2019, contemporánea con la transmisión) y una historia que se desarrolla en un momento determinado en el pasado; pero algunos episodios se establecen en un período de tiempo o utilizan múltiples períodos de tiempo de flashback. 

Los flashbacks a menudo se centran en Jack y Rebecca cerca a 1980 antes y después del nacimiento de sus bebés, o en la familia cuando los Tres Grandes son niños o adolescentes (y son interpretados por dos grupos de actores más jóvenes); estas escenas generalmente tienen lugar en Pittsburgh, donde nacen y se crían los Tres Grandes y sus padres.

 Como adultos, Kate vive en Los Ángeles, Randall y su familia están en Nueva Jersey (y luego en Filadelfia), y Kevin se muda de Los Ángeles a la ciudad de Nueva York y regresa. Varios otros períodos de tiempo y ubicaciones también han servido como escenarios, y algunos episodios se han centrado en las experiencias anteriores de otros personajes, incluidos los miembros de la familia de Randall: William, Deja y Beth.

 A partir de la segunda temporada, el programa también utiliza flashforwards para mostrar un período de tiempo posterior, cuando la hija de Randall, Tess, es una adulta y una anciana Rebecca está en su lecho de muerte."


Si queréis que os de  3 RAZONES por las cuales creo es del todo recomendable ver esta serie a mi modo de ver :


1) - Pocas veces las series han reflejado con tanta desnuda humanidad unos personajes tan honestos, tan reales, tan auténticos, con todos sus defectos y virtudes pero en el fondo en todos subyace un poso de bondad que nos reconcilia con la condición humana, nos llena de esperanza y de una dicha interior,
No es poco en los tiempos convulsos que nos toca vivir donde la incertidumbre y el miedo no siempre permiten florecer el lado más luminoso y esperanzador que todos llevamos dentro.



2) Esa combinación de saltos en el tiempo, de forma tan armoniosa, que nos hace ver que al final de cuentas, somos muy parecidos, incluso en contextos y épocas diferentes.



3)El elenco de actrices y actores, todos en estado de gracia, tod@s, sin excepción, tanto los principales como los secundarios.

Os invito a que le deis una oportunidad ,a quienes no la hayáis visto.
A l@s que lo habéis visto, invitaros a que dejéis algún comentario comentando por ejemplo con quien os identificáis más.



Si queréis saber mi personaje favorito, os diré que me gustan tod@s pero de tod@s tengo una especial debilidad por el padre, Jack, porque para mí es un hombre honesto, que consigue sacar lo mejor de sí mismo y convertirse en un padre arquetipo totalmente contrario al padre que tuvo. Un ejemplo vivo de RESILIENCIA en estado puro.¿ y el tuyo?¿cuál es tu favorito?

Ya me contaréis,
buen fin de semana cinéfil@s,
Troyana



martes, 17 de noviembre de 2020

Mandaloriano e Hijo

Aunque no seas fan de La Guerra de las Galaxias, o Star Wars como se conoce desde hace años, es muy probable que en algún momento te hayas topado con un Yoda bebé, ya sabes, una versión infantil de aquel sabio maestro que le hablaba a Luke Skywalker de "extraña" manera. Y es bastante posible que tu curiosidad se haya despertado, al ver que "el niño" y a su guardián, un señor con casco que jamás se lo quita.

Admito que nunca he sido una fan de este universo que creó George Lucas, pero desde que llegó The Mandalorian o El Mandaloriano, estoy totalmente enganchada a sus aventuras. Porque una de las grandes ventajas de esta serie, es que no necesitas saber nada de Star Wars, de los Sith, los clones, o el culebrón familiar de los Skywalker, para meterte en la misma, y si lo conoces, pues vas a disfrutar con un visionado con lectura extra.

El Mandaloriano es un western donde las praderas se sustituyen por galaxias lejanas. Su protagonista es el clásico "desarraigado", un cazarrecompensas que no se casa con nadie, que vive con su propio código ("el camino del Mando"), y que lleva una vida solitaria hasta que a sus manos llega "el niño", un pequeño que apenas anda, habla, pero eso sí, que come todo lo que puede, pues es prácticamente un bebé muy pequeñín e inocente.

Tras un dilema moral evidente, nuestro protagonista tiene corazón, como iremos viendo a lo largo de los capítulos, y el hueco que el pequeño cubre en su alma, será el tema principal de la serie y la fuerza de la misma. Es muy similar en ese aspecto al conocido manga El Lobo Solitario y su Cachorro, donde un solitario asesino debe proteger a un crio desvalido en un mundo cruel.

La historia sigue un ciclo de aventuras clásicas, y veremos que Mando, el protagonista, irá haciendo amistades y alianzas, y también enemigos, creciendo como personaje, a la par que nos deleita con escenas de acción muy espectaculares y efectivas, que son un regalo para los ojos en un medio como el televisivo.

Los capítulos rondan entre los 30 minutos y la hora, y en general, al ser temporadas de 8 capítulos, no suele haber apenas relleno, y si lo parece, al final siempre encuentra una justificación.

Mando, al que apenas vemos su rostro, y oímos  bastante poco (es parco en palabras), está interpretado por Pedro Pascal, que muestra su buen hacer y profesionalidad en pantalla (aunque seguramente en alguna escena está sustituido por un doble). Junto a él, el equipo técnico que crea al "niño" tiene también su mérito, y el resto del elenco está lleno de nombres importantes como Werner Herzog o Giancarlo Esposito, rostros de Star Wars como el del veterano Carl Weathers, y buenos actores o maestros de la acción como Gina Carano o Taika Waititi, y cameos de calidad como el de Timothy Olyphant o Katee Sackhoff, entre otros muchos.

Detrás de las cámaras, también hay buenos nombres, pero lo principal, es su creador y guionista, el actor, director y polifacético Jon Favreau, que ha tomado mucho control de una historia de un universo en el que el público general creía que ya lo había visto todo. Y aunque El Mandaloriano no deja de ser una serie del oeste donde vemos los bandidos, los pueblos amenazados, los salvajes o los malvados, como tantas veces, está tan bien llevada como historia de aventuras clásicas, con humor y valores de antaño, que no podemos dejar de recomendarla.

Rodada en un estudio con una técnica de escenarios LED que da una mayor realidad y luminosidad que las famosas pantallas verdes, verdaderamente parece que estás metido en esos mundos. Y la guinda la pone una banda sonora maravillosa creada por Ludwig Göransson, que se aleja del clásico Williams, dando tal personalidad a la historia, que su tema principal será uno de esos que se quedarán para el futuro. Tampoco olvidar las imágenes de los storyboards, hechos con todo el cariño, que se muestran al final de cada capítulo.

Sin querer contar más, y esperando el próximo capítulo (pues Disney + ha sido muy inteligente volviendo a poner 1 sólo capítulo por semana en los estrenos, generando emoción entre el público), sólo podemos recomendarosla, si necesitais ver aventuras, con buenos y malos, humor, amistad, detalles y volver a los ocho años, aquí la tenéis. Es una rara avis, que nos ha hecho recuperar la ilusión en que todavía se pueden hacer productos de entretenimiento así.


Carmen R

viernes, 6 de noviembre de 2020

¿Qué os había hecho Rebeca?

Peliculón

Leí en redes que en Netflix se podía ver un remake de Rebeca, al cual, por cierto, todo el mundo ponía a caldo. En estos tiempos de cuasi confinamiento en los que tenemos menos vida social que un cangrejo ermitaño, caí en la tentación de verla. Ya, ya sé. Yo me lo busqué, si me pongo a ver cosas malas, ¿por qué me quejo si no me gustan? Tengo que reconocer que me dormí un rato, a lo mejor en el fragmento excelente de la película, pero en lo que estuve despierta me pareció un rollo. Desde que la vi he estado reflexionando sobre los remakes. ¿Qué hay detrás de la decisión de volver a hacer una película? He mirado en internet páginas que hablan de los mejores remakes de la historia y de películas que superaron a la original. Suelen coincidir bastante.
Peliculorria

En algunos casos se ve claro el motivo: la primera era mala, pero tenía algo que otro director creía que podía mejorar. Un ejemplo de esto sería Ocean’s eleven. La primera versión (que no he visto) estaba dirigida por Levis Milestone y protagonizada por Frank Sinatra, Sammy Davis y Dean Martin entre otros, pero según las críticas no pasaba de ser una comedia normalita. Lo de elegir a un grupo de actores famosos y rodar una peli de atracos en un ambiente de lujo parece una apuesta segura, o eso le pareció a Steven Soderbergh cuando decidió rodar su versión. Hizo una buena película con mucho éxito de taquilla, que trajo tropecientas secuelas ya no tan afortunadas. En mi investigación sobre el mundo remake, he visto que un género que cuenta con muchas dobles versiones es el terror: La cosa, La mosca, La invasión de los ladrones de cuerpos… La verdad es que no puedo opinar, el terror es un género que no me gusta nada (creo que viene del miedo que pasaba de pequeña cuando veía una película de esas, tardaba semanas en olvidarla). En cualquier caso, puedo imaginar que los años permitan mejorar efectos especiales que aporten elementos de interés en las nuevas versiones.
La mosca, mucho más asquerosa
que la anterior

Un caso similar son las grandes historias bíblicas, tipo Los diez mandamientos o Ben-Hur. En el caso de Los diez mandamientos, las dos versiones las dirigió Cecil B. Demille y supongo que en la segunda contó con mucho más presupuesto y pudo contratar miles de extras y hacer una cosa muy lucida. En el caso de Ben-Hur, la primera era de cine mudo y, claro, la conversación siempre mejora las historias. Por cierto, lo que me gustaban las pelis bíblicas/de romanos de pequeña y lo aburridas que me parecen ahora. También hay películas que son buenas en sus dos versiones. A mí esto ya me extraña. Si la primera es muy buena ¿a qué te metes a enredar? ¿Os imagináis decir “voy a reescribir Hamlet, le voy a dar un aire más actual”? Esas cosas a veces se hacen en teatro u ópera, sin tocar el texto, vistiendo a los protagonistas de gallina o colgándolos de un andamio.
Ben-Hur con sonido cuádriga
gana una barbaridad

A mi modo de ver, esos experimentos no suelen mejorar gran cosa el producto, pero para gustos los colores. De todas formas, me parece muy meritorio meterse en ese jardín y salir bien parado. A lo mejor hay que ser Billy Wilder para hacer Primera plana y no quedar por debajo de Luna nueva de Howard Hawks. También me parece un digno remake El cartero siempre llama dos veces de Bob Rafelson, con lo alto que estaba el listón de la de Tay Garnett. En cualquier caso, me sorprende querer repetir algo que ha salido bien, hay muchas posibilidades de fracaso. Quizás son directores que están fascinados con una obra que les gustaría haber dirigido y deciden probar suerte. Y vamos con Rebeca, del maestro Hitchcock (él mismo hizo un remake de su propia obra El hombre que sabía demasiado, pero eso es distinto). Ay, Ben Weathley, el día que decidiste dirigir una nueva versión de Rebeca más te valía haberte roto una pierna. Lo digo por ti, no te creas, que las críticas te van a doler más que una fractura. Rebeca fue la primera película que Hitchock rodó en Estados Unidos.
Primera plana.
Buena la primera y buena la segunda

En principio había ido con la idea de rodar una película sobre el hundimiento del Titanic, pero el proyecto se abandonó y junto con el productor David O’Selznick emprendieron el proyecto de llevar al cine la novela de Daphne du Maurier. No debió de ser un proyecto fácil: el productor y el director tenían frecuentes discusiones y formas muy distintas de entender el proyecto; el guion sufrió muchos cambios; Lawrence Olivier quería trabajar con Vivian Leigh y no con Joan Fontaine… En la primera versión del guion, Hitchcock había añadido toques de humor, que consideraba que le faltaban a la novela, y no era del todo fiel a la historia. El productor no estuvo de acuerdo e hicieron una segunda versión con la ayuda de Robert E. Sherwood. Pese a todo esto, Rebeca obtuvo ese año el Óscar a la mejor película, y hay que considerar que estaban nominadas entre otras El gran dictador o Las uvas de la ira. En las conversaciones que el director mantuvo con Truffaut no muestra especial aprecio por esta película, la encuentra pasada de moda, sin sentido del humor “femenina” de una forma peyorativa y dice textualmente “no es una película de Hitchcock”.
No sacar guapo a este hombre...

Ni siquiera el Óscar pareció alegrarle, se queja de que él nunca obtuvo uno (como mejor director) y de que ese año se lo llevó John Ford. Pero el público y la crítica adoraron Rebeca y es una película que ha envejecido bien, quizás mejor que otras del director. Pese a ser larga y en blanco y negro creo que es capaz de enganchar al espectador de hoy. Y vamos con el remake. No conocía a Ben Weathley, aunque he oído algunos comentarios elogiosos a otras de sus películas, pero ha conseguido que, contando la misma historia, con buenos actores y a todo color, el resultado sea un pestiño. No entiendo cómo un hombre que resulta tan atractivo como Armie Hammer en Call me by your name parezca una ensaimada mallorquina en Rebeca; Kristin Scott Thomas me encanta, pero no encaja como Mrs. Danvers y Lily James está muy lejos de esa imagen de fragilidad y miedo que tan bien representaba Joan Fontaine. Lo dicho, la culpa es mía por ponerme a ver algo que ya sabía que era malo, pero también un poco de Ben Weathley por meterse a repetir una película irrepetible.