viernes, 29 de enero de 2016

El principito


Título en castellano: El principito
Título original: Le petit Prince
Año: 2015
Duración: 106 min.
País: Francia
Director Mark Osborne
Guión: Irena Brignull
Novela: Antoine de Saint-Exupery
Música: Richard Harvey, Hans Zimmer
Fotografía: Animation
Reparto: Animation
Productora: Onyx Films / Orange Studio / M6 Films

  
Adaptación en animación de la novela homónima de Antoine de Saint-Exupery, que cuenta con las voces en su versión original de James Franco, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Jeff Bridges, Benicio Del Toro, Mackenzie Foy y Paul Giamatti.

 

El argumento de la película consta de dos historias que se entrecruzan. Una de ellas está protagonizada por una niña que dirigida por su estricta madre, pretende prepararse para ingresar en una prestigiosa academia de estudios y para ello se mudan a una nueva casa cuyo vecino, viejo y excéntrico aviador, la introducirá en un mundo mágico y desconocido protagonizado por un principito.

El mundo real de los personajes y el mundo imaginario del Principito vienen diferenciado visualmente por una técnica de animación diferente: Digital 3D para el mundo real y Stop Motion para el mundo imaginario. Dentro del mundo real, los colores son grises y todo es aburrido en la vida cotidiana de la niña mientras que la casa del aviador está llena de color y diversión.

 

El Principito está dirigido por Mark Osborne (Kung Fu Panda, 2008) y su banda sonora está compuesta por Hans Zimmer (Raiman, 1988; El Rey León. 1995; Inception, 2010).

Conocido de sobra es la maravillosa historia que el escritor y aviador Antoine de Saint-Exupery nos muestra en su novela corta El Principito publicada en 1943, un año antes de la muerte de su autor en accidente de aviación durante la II Guerra Mundial.

 

Poco más puedo añadir. Sólo decir que adaptar un libro con El principito, es una tarea difícil debido tanto a su popularidad como al gran cariño que esta historia provoca en los lectores y a mi me ha entusiasmado.




viernes, 22 de enero de 2016

1087 Sunset Boulevard


 "Pobre chico. Siempre quiso una piscina. Al final consiguió una."
(lifeisshortbutartislong.blogspot.com)





"Las casas abandonadas tienen mal aspecto. Como la señorita Havisham, de "Grandes Esperanzas", demostrando a todo el mundo que fue abandonada."
(fmaesteban.blogspot.com)





"A veces es interesante ver lo mala que puede llegar a ser la mala literatura y aquella prometía llegar al límite."
(glamamor.tumblr.com)





"¿Cómo podía vivir en aquella casa abarrotada de Normas Desmond?"
(vintagefilmpropandcostumes.blogspot.com)



"Se olvidaron de lo que es una estrella. Yo se lo enseñaré."
(cineocho.blogspot.com)




"¿Cuál es la mejor tienda de ropa de caballero? Llévenos allí."
(elcineenlasombra.com)




"Despacio. No suba corriendo. Los músicos no deben enterarse."
(nighthawknews.wordpress.com)





"Los espectadores no saben que hay quien se sienta a escribir películas. Creen que las hacen los actores mientras ruedan."
(BACHILLERATOCINEFILO.BLOGSPOT.COM)



"Si Madame me perdona, la sombra del ojo izquierdo no está proporcionada."
(elacomodador.es)


 

"Señor DeMille, estoy lista." 
(esenciacine.com)


"El crepúsculo de los dioses"

Título original: Sunset Blvd. (Sunset Boulevard)
Año: 1950
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Director:
Guión: Charles Brackett, Billy Wilder, D.M. Marshman Jr.
Música: Franz Waxman
Fotografía: John F. Seitz (B&W)
Reparto: William Holden, Gloria Swanson, Erich von Stroheim, Nancy Olson, Lloyd Gough, Jack Webb, Fred Clark, Cecil B. DeMille, Buster Keaton, Anna Q. Nilsson, Hedda Hopper, H.B. Warner, Franklyn Farnum, Julia Faye, Ruth Clifford
Productora: Paramount Pictures
Ficha: www.filmaffinity.com

Noemí Pastor 

viernes, 15 de enero de 2016

CAROL





"Carol" es una película inglesa dirigida por  Todd Haynes ( Mildred Pierce, I'm Not There, Lejos del cielo).en el recién finiquitado 2015 y está basada en una novela de Patricia Highsmith.

Ahondaré en el argumento, a fin de reflexionar con vosotr@s acerca del mundo interior de los personajes y del momento que les tocó vivir,en ningún caso,desvelaré el desenlace,pero si alguien prefiere no conocer ningún detalle antes de ver la película,tiene la opción de postergar la lectura de la reseña aquí.



Ambientada en el Nueva York de los años 50,la película gira en torno a la historia de dos mujeres,que se conocen de forma accidental,durante la época navideña.

Una de esas mujeres es  Therese Belivet (Rooney Mara),cuya pasión es la fotografía pero que trabaja puntualmente de dependienta en una juguetería y la otra Carol Aird (Cate Blanchett),que es una mujer elegante y sofisticada,de clase acomodada que va a parar a la juguetería en la que trabaja Therese buscando un regalo para su hija.

Carol le dejará la dirección para que le envíen el pedido por correo y Therese,movida por un extraño impulso,le enviará una postal navideña.


Es evidente que ambas mujeres no son felices, ésta principalmente sea quizá la única cosa que tienen en común, pues Therese tiene un novio del que realmente no está enamorada y Carol está atrapada en un tormentoso matrimonio que terminará por romperse, entrando ambos en una tensa batalla legal por la custodia de la hija que tienen en común.

Carol propondrá a Therese un almuerzo para agradecer la cortesía de la postal y en el encuentro de ambas mujeres,se confirmará eso que Bumbury llamaría "la chispa adecuada",y digo confirmará porque si existe eso que se conoce como flechazo estas dos mujeres ya tuvieron algo parecido el primer día que se vieron en la tienda de juguetes en Navidad.Como dirían Carl Jung:
 " El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman" y vaya si habrá transformación,especialmente para Therese...

La magistral música de la película nos acompaña en el proceso de crecimiento de esa llama,quedando en el aire esa vieja consigna de que "cuando nada es seguro,todo es posible" y la relación transcurre en medio de los vaivenes a los que sus vidas se ven expuestas.




Esa relación romántica que va surgiendo se expone a un ritmo lento,incierto,expuesto a las sacudidas de un camino plagado de obstáculos.No hay ni excesos ni ñoñería,se percibe en todo momento,la profundidad de una emoción que es mutua desde el principio(incluso para Therese de quien se deduce era la primera vez que siente algo parecido hacía otra mujer ) ,emoción que se va modelando con cada encuentro, cada mirada,cada gesto de proximidad física,con sutileza pausada y firme,in crecendo,predestinada ya a consumarse,....o no.


La sociedad de los 50,sus convencionalismos,la moral represora que favorece al varón en este caso en el letigio legal por la custodia de la niña,dejan al descubierto el eje patriarcal que regía la vida de las mujeres,mujeres que se debatían entre la obediciencia resignada o la rebeldía,asumiendo por supuesto, un precio a veces demasiado alto por intentar ser ellas mismas en una sociedad donde además,en el caso de Carol, tener una orientación sexual diferente a la heterosexual,supone todo un desafío al orden establecido.

¿serán capaces de vivir sus intensos sentimientos en una sociedad que ya de antemano tiene asignados sus lugares en el mundo?


No voy a desvelar el desenlace que para mí es de una sutileza y elegancia extrema, pero sí elogiaré y mucho,la gran interpretación de Cate Blanchett.




Por favor,que nadie dude: esta película hay que verla en versión original,la voz de Cate,grave,profunda es una característica esencial y definitoria del personaje de Carol y si me apuras,hasta de la película.
Pero Cate está espléndida en todo: en sus miradas,su seductora elegancia,la forma de encender los cigarros,de llorar,de sonreir,de sorprenderse sutilmente....
Todos los premios que lleguen en mi opinión,a la altura del Oscar que recibió en Blue Jasmine ,estarán justificados,porque Cate es Carol y Carol después de la interpretación de Cate, ya no podría haber sido ninguna otra actriz.


Carol es una maravillosa película porque Cate Blanchett lo hace posible,creible.Me parece una de las mejores actrices en el panorama actual,capaz de tansmitir más con menos,un gesto,una mirada,una palabra bastan para expresar un manantial de emociones contenidas y concentradas.

Es preciso ver Carol, al igual que es preciso ver Sufragistas,no estamos en los años 20 ni en los 50,pero  siempre hubieron mujeres inspiradoras que libraron  batallas internas y sobre todo,externas inimaginables por ser fieles a  sí mismas,por disfrutar de sus derechos o por sencillamente elegir la vida que querían  llevar.Por eso hoy, no pueden dejar de ser un  referente  absoluto de valor y coherencia,y Carol se convierte  en un icono cinéfilo-literario de libertad individual por encima de todo imperativo social.


Féliz fin de semana,zinéfil@s,

Troyana






viernes, 8 de enero de 2016

PERDICIÓN O LO SENCILLO QUE ES HACER GRAN CINE


¿Cómo no supe que a veces el asesinato huele a madreselva?
Hay frases con tal fuerza que identifican para siempre a un libro o a una película. Todos tenemos en la cabeza algunos ejemplos. Es lo que sucede con esa frase y Perdición (Double indemnity, Billy Wilder, 1944). La pronuncia, al poco de iniciarse la película, la voz en off de Walter Neff, el personaje interpretado por Fred MacMurray, y está tan llena de sugerencias que por sí sola incita al espectador a seguir viendo la película.
Perdición es uno de los raros casos en los que una película basada en un buen libro consigue superarlo. El libro original, Doble indemnización, de James M. Cain (titulado en España "Pacto de sangre"), es bueno, pero la adaptación cinematográfica que de él hicieron Billy Wilder y Raymond Chandler es excepcional. 


De la colaboración de ambos, aunque personalmente no congeniaran, nació una de esas películas que siempre figura, con total justicia, en las listas de “las 10 mejores de su género”. Es, además, de las que tienen escenas que se recuerdan toda la vida, como la del rostro de Barbara Stanwyck mientras su amante asesina a su marido.
Perdición resulta el compendio perfecto de las cualidades de su género, el cine negro clásico; es decir, el  que se filmó en Estados Unidos entre 1940 y 1950 y que se conoció en Europa cuando, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, se pudieron estrenar en Francia, en 1946, El halcón maltés, de John Huston, Laura de Otto Preminger, Historia de un detective, de Edward Dmtryk,  La mujer del cuadro, de Fritz Lang, y Perdición, todas de 1944 excepto la primera que es de 1941. No es de extrañar que semejante quinteto rindiera de admiración a la Europa post-bélica.
Una de las características de este género es la ambigüedad moral que identifica a menudo a sus protagonistas. En el caso de Perdición, los personajes, adúlteros y asesinos, están tan alejados de la moral convencional de su época, se adentran tanto en el abismo de lo inaceptable socialmente, que el escritor Charles Brackett que colaboraba habitualmente con Wilder como guionista se negó a adaptar el relato de Cain porque lo encontraba excesivamente sórdido.
Perdición, como la mayoría de los mejores películas de cine negro, se basa en un relato de uno de los grandes autores norteamericanos de la literatura de crímenes, James M. Cain, cuya historias, oscuras, terribles, darían lugar a otras famosas adaptaciones cinematográficas: El cartero siempre llama dos veces, Alma en suplicio… Además, como ya se ha señalado, uno de los guionistas (el otro fue el mismo Billy Wilder) fue Raymond Chandler, quien junto a Hammett y Cain formó la gran tríada de la literatura “negra” norteamericana. Los lectores de Chandler, que se estrenó como guionista con esta película, podrán reconocer su tono ágil, cáustico e irónico en los diálogos de perdición. Valga el siguiente ejemplo:
Phyllis: Sr. Neff... ¿Por qué no viene mañana noche a eso de las 8,30? Estará aquí...
Walter: ¿Quién?
P: Mi marido. Tiene Vd. interés en hablar con él ¿no?
W: Así era, pero... se me están pasando las ganas, créame.
P: En este Estado hay un límite de velocidad. 70 kilómetros por hora.
W: ¿Y a cuál iba, agente?
P: Yo diría que a 90.
W: Pues baje de su moto y póngame una multa.
P: Mejor dejarlo en advertencia por esta vez.
W: Y ¿si no da resultado?
P: Le daré con la regla en los nudillos.
W: Y si me echó a llorar y pongo la cabeza en su hombro.
P: ¿Por qué no intenta ponerla en la de mi marido?
W: Se acabó.
P: Me pregunto si entiendo lo que dice...
W: Me pregunto si se lo pregunta.
Casi toda la película consiste en un larguísimo flashback. La voz en off del protagonista, un antihéroe al que ya sabemos condenado desde el principio de la historia, nos la narra casi en su totalidad. Son recursos frecuentes en el cine negro (y al que más tarde Wilde dará una vuelta de tuerca en Sunset Boulevard, utilizando la voz en off del protagonista asesinado) que permiten que el espectador asuma diferentes planos de la realidad: la de los más íntimos pensamientos del protagonista y la del resto de los personajes cuyas acciones nos son presentadas a través de la mirada de aquel.

Otra constante en el cine negro que tiene mucho peso en esta película es la fuerte carga erótica, generalmente a través de “la femme fatale” o “vampiresa”; la mujer dotada de gran magnetismo sexual que arrastra al hombre a tomar decisiones que pueden significar su ruina, su perdición...  En este caso ese papel lo asumió Bárbara Staynwick. Esta actriz, aunque inicialmente tuvo reparos en aceptar interpretar el personaje de Phyllis Dietrichson, logró convertirse con este papel en el paradigma cinematográfico de la mujer fatal, a pesar de no contar ni con una belleza deslumbrante (como Ava Gardner en Forajidos) ni con una sensualidad evidente (como la de Lana Turner en El cartero siempre llama dos veces). 

Se pueden comprender los miedos de Barbara, que tras  haber recibido  su primera nominación a los Óscar por el melodrama Stella Dallas, de King Vidor (1937) se estaba especializando en papeles de mujeres fuertes y con encanto, como los de Bola de fuego, de Howard Hawks, Juan Nadie,  de Frank Capra y Las tres noches de Eva, de  Preston Sturges, todas de  1941. No es raro, que tras interpretar a estos personajes femeninos pusiera reparos para afrontar el personaje, tan “en el otro lado de la línea” de Phyllis; afortunadamente, finalmente lo aceptó y consiguió convertirlo en el paradigma de la mujer fatal del cine negro, a pesar de la peluca imposible con la que le hicieron cargar durante toda la película. La Staynwick se muestra aquí como una gran actriz que consigue a fuerza de  simple  expresión hacer totalmente creíble su personaje; como, por ejemplo, cuando durante su primer encuentro con MacMurray se puede leer en sus ojos que su mente está gestando el plan asesino...



Y dándole la réplica, un estupendo Fred Mac Murray. Un gran actor frecuentemente desaprovechado, que aquí borda el papel de Walter Neff, el vendedor de seguros que se deja llevar a la perdición por dos fuerzas: la atracción sexual que siente por Phyllis, que la complicidad en el crimen convertirá posteriormente en repulsión, y la pulsión, incluso más fuerte que la anterior, de su propia ambición y arrogancia. Porque Walter Neff camina desde el principio de la historia hacia su "perdición", no tanto por el influjo que inicialmente ejercen sobre él Phyllis y el deseo de hacerse con una importante suma de dinero, sino por su propia vanidad y arrogancia, de  las que el mismo es consciente cuando manifiesta: 

“En este negocio no duermes pensando en las trampas que pueden tenderte. Eres como el que cuida de la ruleta para que los clientes no engañen a la casa. Y una noche empiezas a creer que podrías engañarla tu mismo, ya que... justamente tienes la rueda en tus manos. Te lo sabes todo de memoria y piensas que lo harías bien en cuanto... tuvieras una oportunidad. De pronto alguien llama y te lo ofrece todo en bandeja... Luché contra ello... pero no con mucha fuerza."

Porque esa es la realidad, que por encima de la influencia que sobre él ejerza la maquiavélica Phyllis, Walter Neff necesita demostrarse a sí mismo que es más inteligente que los demás, especialmente que su jefe y mentor, el Barton Keyes magistralmente interpretado por un, como siempre, magnífico, Edgard G. Robinson, lejos aquí del papel de gánster siniestro (¡y qué bien lo hacía en Cayo Largo!) con el que generalmente se le asocia. El personaje de Barton Keyes, cuya inteligencia y capacidad para desentrañar el crimen sólo queda empañada por su sentido de la amistad, es el personaje más entrañable de toda la película, como demuestra este diálogo:
Walter: ¿Sabes por qué no lo adivinaste? Porque tenías demasiado cerca al tipo que buscabas, al otro lado de la mesa.
Barton: Mucho más cerca, Walter.
Walter: Yo también te quiero".
Con más de 70 años de antigüedad esta película demuestra que el buen cine es atemporal. Es cierto que un espectador contemporáneo, saturado de información forense gracias a CSI, Bones, etc., encontrará la ejecución del crimen que relata muy ingenua, pero eso, o detalles como la apertura imposible de la puerta del apartamento de Neff, siguen sin desmerecer el resultado final de esta grandísima película en la que lo que importa es reflejar las grandes pasiones humanas: la ambición, la vanidad, el miedo, la lujuria, el odio, la compasión, la desesperación... incluso hay sitio para el amor desinteresado...
Porque amor puro y sin esperanzas será el que redimirá  a Walter Neff, aunque no le librará del castigo final. El amor y el remordimiento, que como contrapunto a la oscura pasión que le había inspirado Barbara-Phyllis, siente por Lola Dietrichson, personaje muy bien interpretado por Jean Heather.
Todo en Perdición se conjuga para lograr un resultado magnífico: el uso de luces y sombras para remarcar expresiones y situaciones a través de unos claroscuros que serían la admiración hasta de Caravaggio, la impresionante música de Miklós Rósza, candidata al Óscar, que intensifica la tensión de las imágenes...

El único fallo importante de esta película es su título original, Double Indemnity, descriptivo pero ramplón, sin carácter. Curiosamente, ese error quedó excepcionalmente subsanado en la versión española. Perdición… una sola palabra para resumir la condenación inapelable para quienes se dejan arrastrar por el mal.
En definitiva, 107 minutos de grandísimo cine, en el que, especialmente en la segunda parte, el guión supera al libro, consiguiendo un final mucho más depurado, equilibrado e inteligente que el original. Porque si bien es verdad que la historia, basada en hechos reales, era sórdida y tenebrosa, Wilder consiguió contarla con una elegancia que trasciende su miseria. Una historia terrible que se resume perfectamente en otra de esas frases que han pasado a la historia del cine: "Lo maté por dinero y por una mujer. Ni conseguí el dinero, ni la mujer."
Tras ver Perdición es inevitable pensar lo fácil que es hacer gran cine. Sólo se necesitan uno de los mejores directores que han rodado jamás, un gran escritor que proporcione un excelente argumento, unos cuantos guionistas y actores con mucho talento, un compositor brillante y alguna que otra "cosilla" más. Sencillo… ¿o no?


Yolanda Noir

viernes, 1 de enero de 2016

John Wayne

-¿Si te has decicido a elegir por qué no eliges a este que es grande y feo en lugar de ese "cara linda"?. Este tiene personalidad en el rostro... esa narizota que alguien aplastó de un puñetazo, esas cicatrices en la frente... Todo indica que en tiempos intentó imponer su voluntad sobre los demás. Sin duda este hombre sabe tomar determinaciones.

"Los Comancheros" Michael Curtiz
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En todas las historias siempre hay un héroe, da igual el género, drama,comedia, intriga o aventura y si tuviera que escoger al actor que mejor ha interpretado ese papel en la historia del cine sin duda me quedaría con John Wayne, aunque no sé hasta qué punto es una decisión mía.
En la mayoría de los casos uno no elige de qué equipo es, sino que aprende a amar de forma incondicional e irracional los colores que adora su padre. A mi padre no le gusta el fútbol sin embargo desde pequeña me inculcó su amor hacía John Wayne, y ya sabéis lo que pasa cuando tus padres adoran a un actor o a un cantante, que o le adoras tu también o le coges un asco que no puedes verle. La verdad es que nunca me había parado a pensar por qué a mi padre le gusta tanto John Wayne y por consecuencia por qué me gusta a mí, pero creo que hay muchos motivos.

Y es que si te gusta el cine del oeste John Wayne es el mejor pistolero de todos porque reúne lo mejor de cada uno. Es un tío duro, pero sin llegar a la rigidez de Robert Mitchum, bueno, pero sin llegar a la suavidad de James Stewart, formal, pero sin llegar a la rectitud de Gregory Peck y chulo, pero con una chulería que inspira confianza y me explico.

La chulería siempre denota cierta prepotencia, pero hay varios tipos. Esta la chulería burlona y canalla como la de Burt Lancaster, la chulería seria como la de Clint Eastwood y la chulería que inspira confianza, como la de John Wayne. Y no es que uno sea más chulo que otro, simplemente son distintos. Clint Eastwood es un tío callado, serio y frío que puede dejarte a cuadros con un comentario cortante y ofensivo, pero, aunque sabes que es de los buenos, su mirada es peor que la de cualquiera de los malos. La chulería de John Wayne en cambio se basa más en comentarios fanfarrones y machistas y cuando llega el momento de enfrentarse al villano su mirada nunca es de furia, sino de seguridad. En resumen, que los dos imponen y son peligrosos, pero John Wayne parece mejor persona y por eso creo que encaja mejor que Eastwood en el rol de héroe.

Además, a parte de su chulería hay que destacar su enorme atractivo. John Wayne no era un tío guapo, al menos no tenía una belleza convencional como la de Cary Grant, sin embargo a nadie le extrañaba que una hermosura como Mauren O'Hara se enamorase de él, seguramente por ese carácter tan seguro y fuerte que tenía, a lo que hay que añadir su gran estatura y una voz peculiar que nadie pudo oír en su día aquí en España, pero que iba acorde con todo el lote. De hecho, si lo piensas, John Wayne es el mejor ejemplo de hombre feo pero atractivo.

Ahora podría hablar un poco sobre su carrera, sus papeles más recordados o su vida privada, pero la entrada ya ha quedado larga con mis apreciaciones personales, de modo que sólo añadiré que mis pelis favoritas de Wayne son "Rio Bravo", "El Dorado", "Los Comancheros" y, lejos del western, "El hombre tranquilo", una obra de arte que no sé por qué no es tan valorada como otras pelis tipo "Casablanca". Termino diciendo, eso sí, que no me gustó "Centauros del desierto" (uno de sus papeles más aplaudidos) y que espero que os haya gustado esta manera de empezar el año.

Que el espíritu seguro, tranquilo y heroico de John Wayne nos guíe este 2016.

Feliz año a todos!

Doctora