viernes, 28 de octubre de 2016

Allen y el azar

Allen y el azar 

¿Por qué?

Este artículo me lo ha inspirado otro, aparecido en la revista Spectres du cinéma, que hablaba de cuatro filmes de Woody Allen que exploran el tema de la culpa y el castigo: Delitos y faltas (1989), Match Point (2005), Blue Jasmine (2013) e Irrational Man (2015).

El artículo de Spectres comenzaba preguntándose por qué Jasmine acaba sola, sin dinero y mentalmente desestabilizada, sentada en un banco de un parque; y por qué, en cambio, Chris, el protagonista de Match Point, o el prestigioso oftalmólogo de Delitos y faltas, no acaban sentados en el mismo banco; por qué también el personaje de Irrational Man no recibe idéntico tratamiento.


¿Moral? ¿Qué moral?

Contesta a esas preguntas Eyquem, quien firma el artículo de Spectres, algo que ya sabíamos: que Allen muestra una gran habilidad al revelar la mezquindad humana, la mentira, las artimañas, las manipulaciones de las que somos capaces; ahora bien, a la hora de moralizar, nos encontramos con el vacío. La moral es precisamente la ausencia de moral: los asesinos se van de rositas, quedan impunes, los crímenes cometidos apenas les crean mala conciencia o, si en algún momento esta los abruma, con el tiempo ese peso se va aligerando hasta desaparecer.

No hay ningún dios vengativo ni justiciero que atrape a los criminales, ni misericordioso que salve a la humanidad. No hay bien ni verdad; solo intereses, pasiones y apetitos que no regula ningún principio. Algunos triunfan, se hacen ricos y famosos, llevan una vida palaciega y desayunan con champán, pero no gracias a sus méritos, sino solo gracias a la suerte.

Al principio americano del tú puedes, del si te esfuerzas, lo consigues, Allen añade: sí, pero, además, la suerte tiene que estar de tu parte. Y ese añadido resulta destructivo, pues anula por completo la premisa.

Así, el protagonista de Match Point se salva de un buen lío gracias al crimen y a la mentira, la suerte le sonríe, la partida le es propicia. Jasmine, sin embargo, lo intenta igualmente; quiere una vida regalada, está convencida de haber nacido para ello. Cuando está a punto de conseguirlo del brazo de un embajador, la mala suerte pone en su camino a una persona que desvela sus mentiras y de nuevo queda sola, arruinada y en la calle. ¿Qué explica que uno triunfe y la otra no? Nada.


Ni determinismo genético ni social

El éxito o fracaso de estos personajes no depende de su origen social ni de una sociedad que premia a los fuertes y alimenta el egoísmo en general. Que provengan de un medio social desfavorecido no les impide triunfar; ni siquiera a Jasmine, que alcnza cumbres sociales habiendo partido de muy abajo. Y viceversa: su medio privilegiado no los protege del fracaso. El mismo ascensor que eleva a unos hace descender a otros: es la suerte y nada más.

Tanto Jasmine como su hermana son adoptadas y culpan a los genes de sus éxitos y sus fracasos: “Has heredado buenos genes”, le dice a Jasmine su hermana. Pero los genes, que se supone que deben explicarlo todo, en realidad no explican nada; es solo una manera de decir que nada condiciona el destino; es el nombre que le damos a la ausencia de explicación. A posteriori sí pueden analizarse las causas de un éxito o un fracaso, pero solo a posteriori.


¿Más filosófico que político?

La vida no es justa. Aceptémoslo. Enseñémoselo cuanto antes a nuestras hijas e hijos, para que vayan aprendiendo, para que lo vayan asimilando. Que tengan presente, sin embargo, que no es culpa suya, sino el resultado del libre juego de los egoísmos y las ambiciones personales, arbitrado por el destino, que se inclina en un sentido favorable o desfavorable, sin ninguna razón.

Esto opina Eyquem en Spectres:

No es que la sociedad sea injusta y nos trate desigualmente según nuestro estrato; es la vida misma. Por eso Allen no denuncia las desigualdades sociales, sino que simplemente habla de la mala suerte, de los golpes del destino que te alcanzan o te evitan, según el capricho del momento.

Allen se da cuenta perfectamente de que hay pobres y ricos, y que es mucho mejor ser rico y guapo que pobre y feo. Pero en Blue Jasmine sugiere también que no existe ninguna palanca, ningún mecanismo que altere ese orden de cosas, pues la injusticia es ese mismo orden. Es más: este orden injusto es en el fondo esencialmente justo, porque iguala las condiciones de todos; es una perfecta igualdad de oportunidades, porque son las mismas para todos, ya que no tienen ninguna razón. Es un orden profundamente justo en su injusticia. No recompensa ni castiga: simplemente sucede. 

Quienes llegan a la cumbre carecen de escrúpulos, son verdaderos sinvergüenzas. Pero quienes fracasan no son mejores; son igualmente egoístas y mentirosos. La única diferencia es que la suerte no les ha sonreído. Les queda el consuelo de pensar que “en realidad” no querían triunfar, que se conforman con ser lo que son y que es vano y presuntuoso querer ir más allá. A la falta de suerte la llaman virtud. Ya lo decía Allen en Annie Hall: “Quizás lo que hay que hacer es no esperar demasiado de la vida”.

La diferencia entre verdugos y víctimas es en la mayoría de los casos el género: en tres de los filmes un hombre comete un crimen cuya víctima es una mujer. Sin embargo, de todos los personajes, la que sale peor parada es Jasmine, la única mujer, a pesar de no ser la culpable directa y ser al tiempo también ella víctima. Aquí Allen, aunque a su estilo, quizás sí se nos ponga un poco político.


Porque no solo hay contenido político cuando se denuncian las diferencias; basta con mostrarlas. Y Allen las muestra, pero a su sutil y peculiar manera. No es Ken Loach.

viernes, 21 de octubre de 2016

Café Society




Ayer por fin,pude ver "Café Society" en el cine.
Dudosa ante varias interesantes alternativas,conforme iba avanzando la película,confirmaba que la elección había sido la correcta.
Ahondaré en la trama sin desvelar el desenlace,quien no quiera adentrarse en el argumento sin haber visto la película,sencillamente,que postergue esta reseña,porque me gustaría invitaros a que compartamos el mensaje que la peli nos deja a cada un@. 

Vaya por delante que me ha parecido una película deliciosa.Bajo un halo de aparente frivolidad,Woody Allen,aprovecha para abordar  los temas que le inquietan,le seducen,le persiguen durante toda su vida y en paralelo,toda su filmografía: la muerte,el amor,la soledad,el sentido de la vida,el destino,el azar.....qué maravilla.


Pero empecemos por el argumento.Café Society está ambientada en el Nueva York de los años 30.
Bobby Dorfman ( (Jesse Eisenberg)vive con sus padres y tiene un hermano gansger.Asfixiado por las peleas de sus padres y las pocas expectativas de futuro para él en la ciudad,decide probar suerte en Hollywood,aprovechando que un tío suyo, Phil ((Steve Carrell),es un poderoso agente que finalmente accede a contratarlo como chico de los recados.


La vida de Bobby dará un giro inesperado desde que conoce a la secretaria de su tío Phil: Vonnie (Kristen Stewart),de la que se enamorará perdidamente a pesar de que ella tiene novio.
Le atrae de ella,además de que es guapísima,su espíritu libre e incorrupto.


Bobby Dorfman,el alter ego de Woody Allen,es un personaje que de primeras enternece:torpe,dulce,como dice Vonnie a modo de cumplido: "tiene la mirada de un ciervo que está a punto de ser atropellado";)


Sus padres,en la película,son Marty (Ken Stott)  que es un tipo brusco pero con una moral clara y Rose (Jeannie Berlin) siempre dispuesta a encontrarle algún defecto a su marido.
Por supuesto son judíos y aunque discuten sin parar,están entregados el uno al otro, y se quieren a su manera.

Bobby huye de todo eso y se va a la meca de los sueños,buscando la ayuda de su tio Phil.
El destino caprichoso pondrá a Vonnie en su camino,de la cual,aún se enamorará aún más al saber que ella en ese momento,no está disponible para él.


Woody Allen aprovecha este punto de partida de un amor no correspondido para hacer un estudio sobre las relaciones sentimentales.Intercambiado los roles de amado-amante  entre Bobby y Vonnie ,Café Society nos muestra además de que manera se puede amar a dos personas a la vez y siempre de manera muy diferenciada.


No somos siempre los mismos,la vida nos cambia,a veces incluso con la misma persona a lo largo de los años, pasamos de desempeñar el papel de amados,dejándonos querer en una relación que nos colma de atenciones y cuidados a desempeñar el rol de amantes que se desviven por agasajar y seducir al otro.



 Y al mismo tiempo,en paralelo,desempeñando uno de estos dos roles,podemos ejercer el rol contrario con otra persona distinta. Es como si esos papeles,el de amante y amado,formaran las dos mitades complementarias y a la vez contrapuestas de uno o dos círculos perfectos.

¿qué satírico guionista ideó este plan en nuestras vidas?

No os perdais "Café Society" tiene una fotografía espectacular,unos actores/actrices que cumplen más que dignamente su papel y como es habitual,una estupenda banda sonora a base de jazz.

Las referencias pictóricas,literarias,cinématográficas,filosóficas,son ya habituales en Allen, y aunque nos quede cierta sensación de melancolía al cierre,lo cierto es que el maestro neoyorkino nos deja una reflexión agridulce en el aire ¿estaremos predispuestos a ansiar siempre lo que no tenemos?¿por qué algun@s de nosotros no se nos da la oportunidad de  vivir dos vidas simultaneamente ?

Café Society lejos de dar respuestas,abre preguntas,como el cine de verdad,ése que nos deja sensipensativos durante días y justo en el momento de salir los títulos de créditos nos deja con ganas de más.

¡Buen fin de semana,cinéfil@s!

Troyana






viernes, 14 de octubre de 2016

Retorno al pasado



Una hermosa y sombría novela, con el poco afortunado título de “Build my gallows high” ("Eleven mi horca" en la versión castellana), dio lugar a una de las más grandes películas del género negro, “Out of the past” ("Retorno al pasado") de Jacques Tourneur (1947).

Para cuando la rodó, Tourneur ya era un director experimentado en diversos géneros y un maestro en lograr mucho con pocos medios, que eso fue lo que hizo con "La mujer pantera" (1942) y “Yo anduve con un zombie” (1943), dos obras maestras del cine fantástico.

Tourneur era hijo de uno de los más importantes directores del cine mudo en Hollywood, el francés Maurice Tourneur. De su padre, Jacques aprendió a conjugar la herencia europea, llena de poesía y romanticismo, con el realismo cinematográfico norteamericano.

Esas son algunas de las características que dominan "Retorno al pasado" y la convierten en una obra maestra marcada por el sello personal de Tourneur: la atmósfera densa y poética, la perfecta fotografía y un final trágico, pero con un detalle amable en su final que diferencia, para mejor, la película de la novela.

Cine negro y literatura suelen ir de la mano. Por una parte, muchas de estas películas parten de grandes novelas ("El halcón maltés", "El sueño eterno", "El cartero siempre llama dos veces"...); por otra, a menudo contaron con la fortuna de tener como guionistas a grandes escritores del género (Hammett, Chandler, M. Cain, Burnett…).

"Retorno al pasado" es uno de los mejores ejemplo de cómo la adaptación de una buena novela puede dar lugar a una película genial. En este caso, el éxito se debió en gran medida al talento de sus guionistas: el propio autor (Geoffrey Homes), el también escritor Frank Fenton y, sin figurar en los créditos, el gran James M. Cain, del que ya hablamos al comentar "Perdición", otro hito del cine negro, basada en una obra suya.

No sabemos cuánto del guion se debe a cada uno de los guionistas, pero la manera en que se retratan las pasiones humanas y como se entrecruzan fatídicamente los destinos, la precisión, rapidez y brillantez de los diálogos ("Guarde Vd. esa pistola" "Si la guardo no me sirve para nada") evidencian el trabajo de grandes de maestros del género.


Todo lo que está en la novela está en la película: el ansia de venganza, la pasión sexual que obnubila primero y lleva al odio y al desprecio después y el triunfo del destino sobre el deseo de redención... pero la película es más eficaz que el libro en cuanto a que consigue tejer todo eso en un manto denso y premonitorio que envuelve al espectador de principio a fin de la historia.

Como su título indica, mucho más sugerente que el de la novela, una parte del metraje consiste en un flashback (otra de las características del género negro) donde la voz en off del protagonista, Jeff Bailey, recrea un pasado que él esperaba enterrado pero que resucita inopinadamente para impedirle construir el futuro que soñaba junto a la encantadora e inocente Ann Miller, una joven del pueblo en el que se ha refugiado huyendo de ese pasado.

Bridgeport, el idílico pueblo truchero de la Eastern Sierra californiana, representa con su luz (en contraposición a las escenas nocturnas y urbanas en que se desenvuelven los delincuentes) la claridad de la vida honrada y sin sombras a la que Jeff aspiraba.

 
Robert Mitchum como Jeff Bailey, construye uno de los mejores antihéroes del cine clásico negro. En realidad Mitchum bordó a lo largo de su carrera esos papeles de personajes muy viriles pero capaces de arruinar su vida por una mujer a pesar de saberla mala.

Esa es otra de las características canónicas del cine negro que se cumplen en esta película: la presencia de la "femme fatale". "Retorno al pasado" cuenta con una de las perversas más magnificas que nos ha regalado el género: Jane Greer en el papel de Kathie Moffat (la Mumsie McGonigle de la novela).

"Devastadoramente hermosa" dijo de esta actriz Kirk Douglas en sus memorias, "El hijo del trapero". Y esa es la más precisa definición de la protagonista de esta película: hermosa y devastadora en la utilización de su belleza.

Otras veces hemos hablado de algunas de las grandes malvadas del cine negro: la Phyllis de “Perdición”, la Leslie de “La carta”… Pues otra de las grandes es la Kathie de "Retorno al pasado",  aunque, al contrario de quienes encarnaron a las anteriores (Barbara Stanwyck y Bette Davis), Jane Green no fue una gran actriz. Pero a esta película, además de una interpretación más que correcta, le pudo ofrecer una belleza que era la perfecta para recrear a su personaje. Tanto que parece que Homes pensaba en Greer al describir a la letal protagonista de su novela: "Era deliciosamente pequeña, esbelta, con ojos quizá demasiado grandes para su rostro, iluminado con una expresión serena como a menudo se ve en las religiosas".


Incluso parece que Tourneur quiso hacer un guiño al autor al vestir a Jane Greer, en las últimas escenas de la película, con una sobria vestimenta que le da una apariencia casi monacal, dotando a su personaje de una ambigüedad, de un contraste entre actos y apariencia, que nos hace esperar de ella una redención final que no llegará, porque como Jeff Bailey le dice a su candorosa novia pueblerina cuando ésta se niega a creer que pueda existir una mujer tan mala como él describe a Kathie: "Es un ejemplar único".

Además, en "Retorno al pasado" destaca otra "mujer fatal", aunque ésta nada ambigua ni en su belleza ni en sus actos: la esplendorosa Rhonda Fleming, en un papel pequeño pero intenso.

Pero el otro gran personaje de la película es Kirk Douglas como Whit Sterling. Douglas era prácticamente un recién llegado a Hollywood cuando protagonizó a este vengativo y enamorado malvado. Era sólo su segunda película, tras interpretar a otro secundario en "El extraño amor de Martha Ivers", junto a Barbara Stanwyck y Van Heflin, pero supo dar tanta fuerza a su personaje que realmente lo convirtió en el tercer gran protagonista de la historia.

El personaje del Whit Sterling cinematográfico fue un gran logro de los guionistas, que lo crearon sumando en él dos personajes de la novela: el corrupto jefe de policía Guy Parker y el mafioso Whit Sterling. Al convertir estos dos personajes en uno, los guionistas consiguieron dos objetivos: clarificar el guion y evitar chocar con el Código Hays, que hubiera puesto trabas a la presencia de un policía convertido en delincuente como era el Parker de la novela.

Douglas apenas habla de esta película en sus memorias. Sólo menciona su admiración por la belleza de Jane Greer. De Mitchum se limita a comentar que apenas recordaba nada de él, excepto que sus relatos como vagabundo cambiaban cada vez que los contaba. En el momento en que se rodó la película, Mitchum era ya alguien importante en Hollywood y Douglas apenas comenzaba a abrirse camino; quizás en la escasa valoración que Kirk Douglas hace de Robert Mitchum haya una cierta envidia retrospectiva. Pronto Douglas también sería, muy merecidamente, una estrella de Hollywood.


En verdad una más de las muchas satisfacciones que proporciona esta película es ver trabajar juntos a Robert Mitchum y Kirk Douglas, tan diferentes y tan grandes actores cada uno a su manera. Mitchum enfrentándose a la vida y a la interpretación con su aire de escepticismo desencantado; Douglas haciéndolo a base de fuerza y ambición.

Película de culto dentro del género negro, "Retorno al pasado" sigue siendo una de las más hermosas películas que ese género cinematográfico nos ha regalado, al igual que “Eleven mi horca” sigue siendo una buena novela que merece ser recordada y leída.

Yolanda Noir

viernes, 7 de octubre de 2016

Cuando Harry encontró a Sally

-Es posible que tú seas la primera mujer atractiva con la que no quiera acostarme nunca.
-Eso es estupendo, Harry.

"Cuando Harry encontró a Sally" Rob Reiner
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Dos universitarios, Sally Albright y Harry Burns, se conocen durante un viaje a Nueva York, quedando patente la total incompatibilidad entre ambos, ella dulce y positiva y él ácido y pesimista. Años después volverán a coincidir en un vuelo, constatando todavía más sus diferencias, sin embargo tiempo después se encontrarán por tercera vez, logrando finalmente entablar amistad.
Los dos han sido abandonados por sus parejas y juntos se convertirán en el paño de lágrimas del otro, encendiéndose poco a poco entre ellos la llama del amor.

Ya me perdonaréis la cursilería con la que he acabado el párrafo anterior, pero "Cuando Harry encontró a Sally" es para mí la madre de todas las comedias románticas, el súmmum del género. Diálogos ingeniosos y ágiles, protagonistas adorables, estupendos secundarios, actores en estado de gracia (Meg Ryan y Billy Crystal jamás estuvieron mejor y en cierto modo han estado el resto de sus carreras repitiendo sus personajes aquí), escenarios fantásticos (Nueva York en otoño) y una banda sonora ideal, como escrita para la peli. Todo perfecto.

Y es normal que la cosa encajase. Nora Ephron, la guionista, se inspiró en sí misma para escribir a Sally Albright. Incluso la exigente manera de pedir la comida era propia de Ephron y la incluyeron en el guión cuando el director de la peli, Rob Reiner, comió junto a ella durante el rodaje. Él sería el contrapunto, pues Reiner es un tipo parecido a Harry y además estaba pasando por una separación mientras grababan la película.

Así, viéndose reflejados en la pareja protagonista, es fácil imaginar a Ephron y Reiner discutir sobre el guión, contagiando su complicidad a los personajes, dejando que los actores aportasen también su granito de arena. Sin ir más lejos, la frase que culmina la escena del orgasmo (y que dice la madre de Rob Reiner) fue idea de Billy Cristal, y la última secuencia con ellos hablando de su boda fue totalmente improvisada. 
Por cierto, todas las parejas que salen contando su historia no son actores, sino matrimonios reales que Reiner fue seleccionando para que hablasen de cómo se conocieron.

Quizá en lo que tuvieron más dudas fue el título. Nora Ephron dijo años después que era lo único con lo que no había quedado contenta. Antes de ponerle "Cuando Harry encontró a Sally" se barajaron "Tenías que ser tú", "Palabras de amor", "Cómo se conocieron" o "Harry, ésta es Sally".

Para mí es una de esas pocas películas redondas que hay, lo cual tiene más mérito aún dentro de este género. Romántica, pero divertida y muy inteligente, con una escena mítica en la historia del cine.
Personalmente, cada vez que me pongo una comedia de Woody Allen espero encontrar algo parecido a "Cuando Harry encontró a Sally", pero es difícil. Estas cosas no se pueden buscar. El buen rollo tiene que fluir solo.