viernes, 30 de septiembre de 2022

Ellas dan el golpe, la peli del 92

 En una de esas plataformas que producen series como si fueran churros, algunas, buenas y otras, no tanto, están pasando una serie basada en una peli que fue un gran éxito allá por los rutilantes años 90. La peli es redonda como una bola de béisbol, la serie no lo es tanto  porque pierde el objetivo principal que es el béisbol por otros asuntos más mundanos.  Así que, por mucho que la serie para televisión esté de moda, yo voy a traer al blog la película. Para todas ustedes “Ellas dan el golpe”.

Penny Marshall

La peli de hoy es una de las pocas pelis exitosas de Hollywood dirigida por una mujer, Penny Marshall. Dirigió poco y quizá un pelín comercial pero, si no hubiera sido así quizá no hubiera seguido rodando en una industria donde las mujeres son minoría siempre. En la interpretación, porque las actrices tienen menos papeles que los actores, quizá porque los guionistas, mayoritariamente masculinos, escriben por y para varones, la realización, porque la pasta también está mayoritariamente en el lado masculino, y  la dirección, no iba a ser menos.


Penny Marshall charlando con Madonna

Penny Marshall  desde el final de los 80 rodaba una peli cada 2 años.  Se estrenó con una divertida peli de espías, “Jumpin’ Jack Flash”, para mayor gloria de la prota, que era Whoopi Goldberg, 1986. Luego rodó uno de los primeros éxitos  del actor Tom Hanks, “Big”, 1988. Más tarde, una peli con un contenido Robin Williams y Robert de Niro, “despertares”, 1990 para que la siguiente fuera una campanada, “ellas dan el golpe”, en 1992.


We can do it!!

Cartel de los 40 animando a las mujeres a trabajar igual que los hombres, pero de "sustis".

La peli está basada en un hecho real. En aquella época en que EEUU, siempre tarde, pero seguro de ganar, se metió en la segunda guerra mundial, las mujeres, de manera excepcional, sustituyeron a los hombres en las fábricas, porque había que producir, y hasta en el espectáculo deportivo. Así, las mujeres pudieron jugar al béisbol. Porque el “we can do it” era para todo…mientras los varones jugaran a la guerra.

Las Rockford Peaches

Ellas dan el golpe fue el título con el que se estrenó en España, lugar muy dado a cambiar los nombres de las pelis por mensajes de lo más variopinto. “A league of their own” se podría haber llamado “su propia liga”, que sería lo más correcto, pero ¿Por qué hacerlo fácil si “after hours” se llamó “jo, qué noche”.

De izquierda a derecha: Stilwell, Evelyn, Betty, Doris, Mae y Jimmy.

Un reparto estelar.

Dottie Hinson (Geena Davis) preparada para batear.

Geena Davis hacía bien poco que se había hecho mundialmente famosa por haber interpretado a la Thelma de Thelma y Louise junto a Susan Sarandon.  Tom Hanks estaba en los inicios de su fulgurante carrera. Si bien, dos años antes, había estado nominado a los óscars con otra peli de Penny Marshall (Big), Hanks, en “ellas dan el golpe” hace un papel que evoluciona desde el ex jugador estrella y borracho que no cree en las mujeres del béisbol hasta el entregado entrenador. Madonna era, ya por entonces, todo un icono del pop, pero no lo dudó a la hora de defender su papel de Mae Mordabito. Hay que decir que las actrices realmente estuvieron entrenando para quedar bien en las escenas de juego y Madonna, perfeccionista, se esforzaba al máximo.

 


El valor del equipo:

Dottie Himson (Geena Davis) es una atlética mujer campesina a la que le gusta jugar al béibol en su pueblo. Su hermana menor, Kit Keller (Lori Petty), también es aficionada aunque se siente un poco a la sombra porque su hermana es tan buena que se frustra con facilidad. Un avispado ojeador (Jon Lovitz) llega con el fin de reclutarlas. Por el camino recogen a una bateadora excepcional, Marla Hooch (Megan Cavanagh) y llegan al lugar donde serán seleccionadas para jugar en los equipos que se están creando para entretener al público mientras los hombres luchan en la guerra. 

Al final, Jimmy Dugan acaba siendo un entrenador comprometido, hasta echando la bronca a Evelyn Gardner.

El equipo se acaba completando con Mae Mordabito (Madonna)  una empoderadísima italoamericana, Doris Murphy (Rosie O’Donnell) que habla por los codos, Evelyn Gardner, una mujer que tiene que hacerse cargo de su hijo, Stilwell,  porque el padre no tiene ninguna pretensión testicular en hacerlo, Ellen Sue, miss Alabama, Alice, la supersticiosa, Betty, Beverly y Shirley Baker, la chica analfabeta que aprende a leer gracias a las lecturas que le proporciona Mae Mordabito a base de novelas picantes. Todas ellas conforman el equipo de las Rockford Peaches, entrenadas por una vieja gloria pasada de alcohol llamada Jimmy Dugan. Juegan en la liga montada por el magnate de las chocolatinas, señor Harvey, interpretado por el director de cine y hermano de la directora de esta peli, Gerry Marshall y planificada por el señor Lowenstein, (David Strathairn).


David Strathairn y Gerry Marshall, hermano de Penny Marshall.

La peli no ahorra en sentimentalismo porque empieza y acaba en 1992 y, mediante un flashback que es casi toda la peli, nos envía a los años 40, al béisbol femenino jugado con ropa que, lejos de ser cómoda para practicar deporte, es un modelito para que los varones miren cacha, a las clases para refinar a las señoritas, no vayan a ser todas unas marimachos que escupen tabaco y a los noticieros de los cines con comentaristas graciosetes de voz engolada.

Dottie y Kit, las hermanas que rivalizan.

They could do it (Ellas pudieron hacerlo)

Juli Gan.

viernes, 23 de septiembre de 2022

The Good Fight


Esta serie televisiva norteamericana creada por Michelle y Robert King comenzó a emitirse en 2017 como spin-off de la exitosísima The Good Wife, tomando como personaje central a uno de los principales de la serie “madre”: la inefable e inigualable Diane Lockhart, una exitosa abogada de Chicago, demócrata, activista y feminista. Dicen que, en la génesis del personaje de Lockhart, la inspiración vino de una persona real, Christine Lagarde, pero no sé si creérmelo. Puede que una semilla del personaje sí viniera de ahí, pero luego Diane hizo su propio camino y se distanció tanto de su modelo que ambos se volvieron mutuamente irreconocibles.

Con Diana Lockhart viajan de la precuela a la secuela otras dos cracks más: la abogada Lucca Quinn y la todoterreno Marissa Gold.

Vuelvo un momentito a la precuela, a The Good Wife, para contaros que a su actriz protagonista, Julianna Margulies, que encarnaba a la gran Alicia Florrick, la invitaron a aparecer en The Good Fight (en adelante, TGF), pero las negociaciones no llegaron a buen puerto, porque las demandas económicas de Margulies debían de ser desorbitadas.

Con todo, quizás Margulies, más que una faena, hizo un favor a TGF, pues los guionistas supieron valerse de tal ausencia y hacer que planeara magistralmente sobre los acontecimientos, especialmente sobre la primera temporada, hasta el punto de convertir al personaje en una especie de mito, más etéreo e importante por invisible y esquivo.

En el episodio 1 de la temporada 1 de TGF, encontramos a Diane Lockhart en la peor etapa de su vida: por si fuera poco horrible que Donald Trump haya ganado las elecciones y se haya convertido en el maldito presidente de los Estados Unidos,  Diane se descubre víctima de una estafa financiera del estilo de la de Bernard Madoff, que le hace perder los abultadísimos ahorros de toda su vida.

Con semejante arranque, aunque The Good Wife había dejado el listón verdaderamente alto, TGF consigue al menos igualarlo y en ciertos momentos incluso diría que superarlo. No defrauda en absoluto y, al explorar nuevos estilos de narración, incluso  refresca a su antecesora. Sin una gran historia de amor ni tensión sexual ninguna, se arriesga en la originalidad y triunfa al lanzarse de lleno a intrigas políticas convertidas en estupenda ficción televisiva. De hecho, uno de sus grandes aciertos es el de seguir muy de cerca los sucesos de la historia social y política norteamericana (la emergencia de la extrema derecha y el supremacismo, el movimiento #MeToo y las violentas reacciones contra él, el acoso en redes sociales, las fake news e incluso la covid-19), que, sobre todo desde Trump, tienen un toque de irrealidad o surrealidad muy sugestivo y se prestan bien a ser ficcionados.

Además, se adentra de lleno en un ámbito ya apuntado en The Good Wife: la hipocresía liberal, lo que no es oro, aunque reluce, en el compromiso moral de la progresía demócrata norteamericana.

Estoy segura, queridas lectoras y lectores, de que, si conocéis esta serie, coincidiréis conmigo en que el episodio estrella, insuperable, es el primero de la cuarta temporada. Y si no la conocéis, mejor no digo nada y os dejo con la intriga, para que os animéis a verla.

El rodaje de la quinta temporada tuvo que interrumpirse por la pandemia, lo cual no dejó sin reflejos a los guionistas, que, como os decía antes, en su línea de seguir muy de cerca los acontecimientos reales del país, incorporaron a sus tramas la covid-19, las reuniones por Zoom con sus consabidas meteduras de pata más o menos graves, las protestas por la muerte de George Floyd, el asalto al Capitolio y la muerte de la jueza Ruth Bader.

 TGF une el horror y la farsa y se empeña también en mostrarnos hasta qué punto puede ser la justicia absurda y arbitraria. En este apartado destaca, ya desde The Good Wife, un elenco de jueces a cual más extravagante que llega a su clímax en la temporada quinta con el personaje que encarna Mandy Patinkin.

La sexta y, según dicen, última temporada de TGF se estrenó el pasado 8 de septiembre. Aunque estoy deseando hacerlo, todavía no la he visto, sospecho que porque, cuando la vea, se habrá terminado TGF definitivamente y, por supuesto, no deseo que tal cosa suceda.

Noemí Pastor

viernes, 16 de septiembre de 2022

INTIMIDAD

INTIMIDAD Solo se me ocurren razones para ver esta serie, escrita por Verónica Fernández y Laura sarmiento, y dirigida por Jorge Torregrossa García, Ben Gutteridge, Marta Font y Koldo Almandoz. La primera es la combinación de suspense y emoción. Engancha desde el primer capítulo en el que plantea las historias paralelas de dos mujeres muy diferentes entre sí. Por una parte, Itziar Ituño da vida a Malen, una concejala con opciones para convertirse en la futura alcaldesa de Bilbao, con lo que conlleva de fama, estatus social y nivel económico; y, por otra, Verónica Echegui encarna a Anne, una mujer anónima, operaria en una fábrica, que tras varios fracasos sentimentales está al fin ilusionada en su relación con un hombre al que quiere y valora. Las vidas de las dos se van a pique cuando sufren un brutal ataque contra su intimidad al hacerse públicas fotos e imágenes de contenido sexual. En la trama política sobre la carrera por la alcaldía destaca la extraordinaria verosimilitud de los personajes con sus zancadillas, alianzas estratégicas y traiciones. Viene adornada con un vestuario de ensueño de la protagonista y una ambientación preciosa en escenarios muy bien escogidos que muestran Bilbao como es: una ciudad atractiva y singular. La historia de la joven anónima, Anne, –también con una ambientación excelente– revela tal sin sentido que resulta sobrecogedora. Le puede suceder a cualquiera: no es necesario tener grandes enemigos para que tu vida se convierta en un infierno; y lo que es peor, tampoco es necesario que todo tu entorno quiera lastimarte, basta con que no piensen para que tu vida se convierta en un infierno. Y es que, en mi opinión, el tratamiento de los delitos contra la intimidad es fabuloso. Muestra como estos crímenes tienen la fuerza de golpear a la víctima cientos de veces, una por cada persona que reacciona, ya sea de su entorno o desconocida. Por eso es tan importante que se explique que la reacción más habitual cuando al alguien le llegan estas imágenes –verlas– causa dolor. Y que se explique que la víctima no tiene la culpa: es la víctima, con independencia de cómo, dónde, cuándo y con quién se lo monte, porque todo eso no le interesa más que a ella; por eso lo llamamos intimidad. Solo quien roba la intimidad de otra persona publicando, difundiendo, viendo, reenviando, comentando... comete la agresión. Otro acierto es la voz interior de varios personajes. Esa voz que explicita emociones y pensamientos no tan fáciles de plasmar exclusivamente en imágenes, que, por supuesto, ayuda a comprender sus sentimientos y que viene al caso totalmente en una serie que trata sobre la intimidad. Los personajes que más he disfrutado, además de las protagonistas, son los que muestran sus ambigüedades y contradicciones: el marido y la hija de Malen y la hermana de Anne. No tienen las cosas claras. Aman, pero sufren. Sienten una rabia tremenda. Intentan salvarse. Tardan en comprender. Reacciones reales que, más allá del nudo central de las agresiones, plantean un mundo de relaciones nuevas y cambiantes... ¿Qué vale en la pareja hoy?, ¿pactos que deben mantenerse en secreto? Adolescentes, ¿violencia, bulling, redes…? Maternidad, paternidad, ¿qué pasa cuando no se habla de las cosas? Relaciones de dependencia, parejas tóxicas, ¿tener pareja porque es lo normal? Da una pista la frase que le dice Malen a su marido en algún capítulo: “Es muy sexi que seas tan buen tío”. Almudena Fernández Ostolaza.