viernes, 26 de mayo de 2023

"Live Action" o las "Dead Ideas" (*)

Ya he dicho más de una vez entre mis amistades, que los últimos diez años nos están regalando un periodo de aburrimiento terrible en lo que se refiere a la originalidad del cine más comercial, y todo lo que es la clásica industria del entretenimiento que se extiende a través de la televisión. Vemos una y otra vez remakes, adaptaciones de lo mismo, precuelas continuaciones (¡esos Fast & Furious que llevan 22 años en marcha y no se quedan sin gasolina!), y en un ejemplo de apogeo máximo, el género de "superhéroes" ya sea en la pequeña o gran pantalla, que está quemado especialmente desde los últimos tres años.

Nota "pureta": poned más gente en el cartel,
que va a parecer un video de No me pises que llevo chanclas

Pero hoy no quiero hablar de esto, y aunque me voy a centrar en Disney, una de las grandes industrias que vive de esto, especialmente gracias a sus universo de Marvel (que incluso se podría extender al de Star Wars), mi punto de mira se centra en los llamados "live action" que pueblan su catálogo de "streaming" y que nos venden en sus últimos estrenos cinematográficos (siendo el último La Sirenita, que se estrena hoy en España).

Disney, que hace unos años parecía Sauron y había conseguido acaparar bajo su poder a Lucasfilm o Marvel (Pixar siempre fue algo suya), parecía prosperar con estas nuevas divisiones de productos, pero hacía tiempo que no resaltaba tanto con sus clásicos animados. De hecho, la por entonces independiente Pixar (creativamente hablando), siempre iba por delante, excepto cuando apareció la omnipresente Frozen (aunque Enredados ya apuntaba alto). No sé sabía muy bien el motivo, pero la animación más "moderna", y también el ataque Dreamworks, entre otros, parecía impactar a esos clásicos de "ayer y hoy" y no recibían tan buena taquilla (aunque su calidad fuera más que correcta con casos como "Hermano Oso", por ejemplo).

Hermano Oso, una joyita incomprendida por algunos en su día

Supongo que fue entonces cuando alguien pensó que las películas familiares de "carne y hueso" de Disney seguían teniendo éxito, y había que volver a los clásicos de otra manera, y esa forma era el "live action", o volver a hacer una película animada pero con escenarios, personas y animales reales. Quizá se pensó en el éxito que fue 101 Dálmatas con Glen Close en los 90, y se le dieron las "llaves del reino" en 2010 a la Alicia en el País de las Maravillas y a Tim Burton, con una película que resultó decepcionante, tanto como adaptación, como versión del clásico de Disney e incluso como producto "burtoniano", aunque curiosamente tendría una continuación dirigida por James Bobin. Pese a esto, la taquilla funcionó y en 2014 Angelina Jolie recoge el testigo con Maléfica. Esta vez, no sólo era volver a contar el cuento o la película, también habiá que darle un nuevo aire. Y Maléfica lo consiguió, con la posmoderna costumbre de "justificar" al villano a través de una historia trágica e injusta (algo que ya resulta hasta "cansino" más que sorprendente).

La "Maléfica" Angelina en todo su esplendor.

Durante un periodo de nueve años, Disney nos ha traído más de 15 películas de una calidad ciertamente dudosa, pese a los grandes nombres en la dirección o en su elenco. Films que han tenido la suerte de llegar a la gran pantalla o, suponemos que por los resultados de los tests con público, han ido directamente al streaming de la compañía del ratón Mickey. Curiosamente, se han visto envueltas en la polémica, debido a la gran base de fans del film animado original, o del cuento en el que se basan, y de unas elecciones de cambio de historia verdaderamente controvertidas, especialmente los últimos años, debido a las políticas internas de Hollywood y de esta compañía en particular (por ejemplo, la aparición de "niñas perdidas" en Peter y Wendy (porque no podía ser Peter Pan solamente),para que hubiera diversidad, creando el problema de que las "niñas" resultan tan tontas como los "niños" y por tanto, también se caían de sus cunas).

Ahora se me viene a la cabeza, otra adaptación de "Peter Pan", la de 2003 de P.J. Hogan. Éste es un ejemplo de "live action" hecho con cariño y destreza, que convive a la perfección con la obra literaria e incluso con la adaptación de Disney. Es un film que funciona, cosa que parece que no ocurre con estos "live action", que o bien resultan irrelevantes, o de una controversia machacona, forzada y extenuante.

Isaacs y Sumpter en la maravillosa versión de 2003 del clásico de Barrie

Si los cambios creados para generar originalidad en sus propuestas no son aceptados por el público (que obviamente, debe tener espíritu crítico), y no se nos aporta nada nuevo que sea realmente reseñable en la historia, ¿para que nos sirven estos "live action"? ¿para qué querer poner las historias en "carne y hueso cuando al final están llenos de CGI, pantallas de Chroma y ordenador? ¿No sería mejor gastar esos presupuestos en nuevas ideas que generen "nuevos clásicos"? ¿en adaptaciones de cuentos que nunca se han realizado?

Realmente, no me salen las cuentas, pero si una película animada tiene una gran base de seguidores que la adoran porque representa su infancia, más que originalidad de forma forzada, hay que aportar un homenaje cariñoso y respetuoso al original. Así será como ganarás a ese público que sabes que la va a ver siempre (no sólo porque sea el nuevo estreno de Disney, aunque hay gente para todo). Si haces otra cosa, será como volver a un restaurante al que te llevaban de pequeña y que te sirvan tu plato favorito de forma que no reconoces, y peor aún, que te resulta imposible de digerir. La decepción será mayúsucula y cambiar la sensación será realmente muy difícil, por mucho que nos quieran obligar a comer una y otra vez. Y ese hartazgo es el que me produce ver nuevas versiones de Disney, que lo único que demuestran es que "las ideas están muertas".

Carmen R

(*): "película en vivo" o las "ideas muertas".

viernes, 19 de mayo de 2023

Caballos lentos


CABALLOS LENTOS Esta serie británica dirigida por James Hawes y Jeremy Lovering es una fiel adaptación de las maravillosas novelas de Mick Herron, que representan una renovación del género de espías. Recogen la tradición de las magníficas historias de John Le Carré –por cierto, mencionan a Smiley en un capítulo de la serie– con nuevas tramas acordes a los conflictos y medios actuales. En la jerga británica del contraespionaje, los caballos lentos son agentes del MI5 que por algún motivo están medio apartados. A veces, por un fallo imperdonable en alguna operación, otras, por algún vicio incompatible con su labor de espías (alcoholismo, etc...). En lugar de despedirlos los destierran a la Ciénaga, que es la oficina más cutre que en el mundo ha existido, gobernada por Jackson Lamb (Gary Oldman) un agente veterano repulsivo en todas sus facetas, incluida la voz en la versión doblada al español. La contraposición a la Ciénaga es el mundo triunfador que encarna la agente Diana Taverner, “segunda mesa”, interpretada magistralmente por Kristin Scott Thomas, y su ultramoderno y bien equipado edificio en Regent´s Park. La rivalidad Taverner contra Lamb se repite en el siguiente escalón de la jerarquía entre James Web (Freddie Fox), un triunfador que recuerda un poco a Draco Malfoy, y el agente reprobado River Cartwright (Jack Lowden). Los dos son brillantes cachorros de la alta sociedad en el comienzo de sus prometedoras carreras, pero, a raíz de un incidente que los involucra a ambos, Carwright acaba castigado a la Ciénaga mientras Web sigue su camino ascendente hacia el éxito. River Cartwright es el protagonista de la serie. Debe su nombre a la etapa hippie de su madre, en constante rebeldía contra su propio padre: una leyenda del espionaje. El joven Cartwright adora a su abuelo y se ve a sí mismo siguiendo sus pasos y convirtiéndose en un gran agente, por lo que no se resigna cuando lo apartan y a lo largo de la saga hace todo lo posible para recuperar su estatus. En la primera temporada, basada en la novela CABALLOS LENTOS, la acción arranca con el secuestro de un estudiante musulmán a manos de un grupo británico de ultraderecha xenófobo e islamófobo. Aunque la misión de los caballos lentos es no hacer absolutamente nada, se ven involucrados de lleno en el caso y no tendrán otra opción que recuperar sus antiguas habilidades para el espionaje. La trama es compleja, ágil, inteligente y tiene giros sorprendentes. En la segunda temporada, basada en la novela LEONES MUERTOS, se resucitan fantasmas enterrados de la guerra fría, con más peso para los agentes veteranos y las viejas historias de la lucha contra la KGB en los tiempos del telón de acero. Se despiertan las “cigarras”, no revelo qué o quiénes son. Se descubren destellos el pasado brillante de Lamb y de la, en apariencia, anodina agente Catherine Standish (Saskia Reeves). Standish recuerda a aquellas humildes mujeres oficinistas a las que recurría Smiley cuando necesitaba recordar un nombre o una fecha, porque, en realidad, eran auténticas computadoras humanas con todos los datos en su cabeza. Esta segunda temporada es tan buena como la primera o mejor, ya que añade esa vuelta a los escenarios clásicos del espionaje con una trama completamente actual. Por último, elogiar también que cada temporada se base en una novela: se nota que son historias completas de principio a fin, y no esos añadidos para estirar el número de temporadas que suelen resultar tan decepcionantes. La tercera, basada en el libro TIGRES DE VERDAD ya está lista, pero no se ha emitido. Esperamos impacientes. Almudena Fernández Ostolaza

sábado, 13 de mayo de 2023

CLOSE


Hoy os traigo una auténtica joya belga. Se trata de "Close" una película  del año 2022 .

Nos cuenta la historia de Léo y Remi, dos adolescentes de 13 años que son amigos íntimos hasta que sucede algo completamente inesperado que les separará de manera irremediable.

El director es Lukas Dhont y en el reparto encontramos a Eden Dambrine ,Gustav de Waele, Émilie Dequenne, Léa Drucker, Igor van Dessel, kevin Janssens y Marc Weiss. 

Os enumero algunas de las razones por las cuales no podéis dejar de ver esta auténtica maravilla:

-  Desde un punto de vista social, aborda temas tan actuales y candentes como el bullying y la homofobia, dos problemas que se agravan en las sociedades no sólo de los países en vías de desarrollo, también en los países supuestamente más "desarrollados " al menos económicamente, donde además se fomenta el odio hacia la diversidad sexual desde los partidos políticos de tinte ultraderechista.

- desde una óptica estética: la luz, la cámara, la belleza de las secuencias al aire libre, hay planos que parecen auténticas pinturas al óleo.

- desde el ángulo de la interpretación: las miradas, la complicidad de los dos actores  protagonistas es tan honesta y auténtica , tan natural, que da la sensación de que no están actuando, su credibilidad es asombrosa.



- Desde un punto de vista ético, en la película se ve reflejado en mi opinión, lo mejor y lo peor del ser humano, la capacidad que tenemos de amar, de compartir, de estrechar vínculos de amistad que van más allá de toda razón o condicionamiento con una entrega incondicional que si cabe es más pura en la adolescencia porque todavía no tiene un pesado lastre consciente de frustraciones o experiencias limitantes. Por otra parte, el ser humano es una especie necia capaz de dañar a sus semejantes con crueldad no siempre con motivos que le sirvan de pretexto, a veces solo por diversión o por miedo a lo que es o parece diferente.


- Por añadidura, desde el punto de vista psicosocial, todos los estereotipos de género están aquí reflejados y apuntan en este caso a la masculinidad, como estandarte de dureza, de impermeabilidad , de asociar la expresión de las emociones con la debilidad, toda idea que se aleje del control o la autoimpuesta fortaleza resulta desechable y es ahí donde la sociedad una vez más castra y condiciona al ser humano de su libertad de ser y sentir, más allá de las exigencias marcadas por un guion forzoso y forzado.

Estamos ante una película tremendamente bella, desgarradora y sensible, que nos remueve por dentro y no nos deja indiferentes. Ojalá sirva para generar reflexión sobre la necesidad de construir una sociedad más diversa y plural donde todos seamos capaces de convivir sin acosar al diferente sea por la razón que sea. La diversidad siempre conlleva enriquecimiento y el cine a veces, también puede convertirse en un medio agitador de conciencias.

Si no la habéis visto, buscadla. Me encantaría compartir impresiones con vosotr@s. 

Buen fin de semana,

Troyana


viernes, 5 de mayo de 2023

Perdida (Gone Girl)


Esta entrada de Zinéfilaz es para mí un tanto excepcional, porque trata de una película que no me gusta. Pues no. No me gusta Perdida, no. Para empezar, no me gusta su director, no me gusta David Fincher, no me gusta la sobrevaloradísima El club de la lucha, no aguanto Seven, no soporto ni unos pocos minutos de El curioso caso de Benjamin Button y me rechina muchísimo The Game. Por el contrario, salvo de la quema Zodiac y La red social y del resto de sus pelis apenas me acuerdo.

Os cuento primero, a modo de anécdota, que Perdida es la película de Fincher que más ha recaudado en taquilla y que la crítica tampoco la acogió mal y, antes de seguir, debo decir que lo que no me gusta de Perdida no es tanto lo fílmico, sino más bien lo narrativo; es decir, su guion, firmado por Gillian Flynn, autora también de la novela homónima, Perdida, que, para cuando se filmó la peli, ya era un éxito de ventas, al menos en los Estados Unidos.

 Otra novela de Flynn, Sharp Objects (Heridas abiertas) también pasó del papel al film, convertida en serie, pero en esta Flynn no trabajó de guionista.

¿Por qué no me gusta Perdida? Pues porque tiene un guion exagerado, con ciertos toquecitos gore, con una protagonista pérfida con motivaciones poco claras (¿tan grave es lo que le ha hecho su esposo como para montarle semejante numerito?), un marido que resulta más retorcido que ella y que la engaña como a una colegiala, unos padres medio psicópatas que crean una hija ideal e imaginaria y obligan a la real a estar a su inalcanzable altura… Ni la novela ni el guion soportan dignamente tanto retorcimiento.

Peeeeeero. La peli mejora notablemente todo eso. ¿Cómo lo hace? Pues con una ambientación fascinante, unos escenarios fotografiados de manera hipnótica, que te dejan los ojos pegados a la pantalla y una banda sonora del todo eficaz firmada por Trent Reznor  y Atticus Ross.

A fin de cuentas, lo que me gusta de Perdida es lo mismo que me gustó de la serie Sharp Objects que os he nombrado antes: la ambientación, la América profunda (en Perdida, Misuri, tanto en la realidad como en la ficción, ya que en parte se rodó allí), esos centros de las pequeñas ciudades tan desangelados, con periferias también desangeladas en una época de crisis brutal en la que cierran los antaño rutilantes megacentros comerciales; esas urbanizaciones con césped perfecto y casoplones ideales del estilo Love it or list it; esa brecha profundísima entre los norteamericanos de ciudad grande y los de poblaciones pequeñas, con sus tremendas consecuencias políticas.

Como veis, he dicho unas cuantas cosas que me atraen de Perdida y que, al igual que me sucede con The Game, hacen que me quede pegada a la pantalla cada vez que me las encuentro en la tele. De hecho, tengo pensado dedicarle a The Game una próxima entrada en Zinéfilaz.

Perdida tiene, además, un par de actores secundarios bastante notables: me refiero a la pareja de policías de pueblo interpretada por Kim Dickens y Patrick Fugit, jefa y subordinado respectivamente. Estos dos personajes cobran en la peli bastante más importancia de la que tienen en la novela y se me antojan deudores de la gran Marge Gunderson, de Fargo. Puede que sean una copia (o un homenaje), pero son una buena copia y para copiar bien también hace falta cierto talento.

Otro aspecto que resuelve mejor la película que la novela es la duplicidad de narradores. A ver cómo me explico sin destripar demasiado (aunque posiblemente todo el mundo conozca mejor que yo tanto la novela como el film) y sin entrar en detalles aburridos. En la novela se intercalan de una manera algo inusual en narrativa dos relatos contradictorios: uno, el que nos va desgranando Amy, la protagonista, en su diario; y otro, el desmentido de su esposo a casi todo lo que ella deja escrito. Al final, todos mienten, pero esa es otra historia.

Y esto en la peli se resuelve muy bien, al recurrir a un relato cinematográfico más convencional y a otro con la voz en off de Amy para darnos su versión.

 Bueno, he empezado diciendo que no me gustaba
Perdida
, pero al final va a resultar que sí me gustaba, ¿no?

Os saluda cariñosamente vuestra amiga

 

Noemí Pastor

viernes, 28 de abril de 2023

20.000 especies de abejas

Se está celebrando en Donostia la 20.ª edición del Festival de Cine y Derechos Humanos. Hace años que asistimos a la inauguración con unos amigos y hemos visto verdaderas joyas y algún que otro ladrillo. Antes de empezar se dio el premio que el festival otorga a personalidades del cine implicadas en los derechos humanos. Recayó en Carmen Castillo, una directora chilena con una historia personal terrible y una obra muy vinculada a la lucha contra la injusticia. No he visto nada de esta directora, pero me gustaría después de ver el video que proyectaron sobre ella. Acerca de la transexualidad en niños vimos un corto precioso hace unos años, La pureza y este año, con todo el revuelo mediático que este asunto genera, 20000 especies de abejas ha sido la elegida para abrir el festival. Es la ópera prima de Estíbaliz Urrusola, que decidió abordar este tema tras el suicidio de Ekai, un joven transexual de Ondarroa de solo dieciséis años. Ha tardado cinco años en desarrollar el proyecto, ha entrevistado a muchas familias de Naizen, la asociación de familias de menores transexuales y ha creado una película preciosa sobre una realidad muy compleja. La película está rodada en francés, euskera y castellano, lo que resulta natural porque muestra a una familia que vive en Bayona, pero proviene de un pueblo de Bizkaia. Son un matrimonio con tres hijos que están pasando una crisis de pareja. La madre decide irse de vacaciones con los niños al pueblo de su madre. El hijo pequeño, Aitor, no se siente a gusto con su sexo y durante esas vacaciones el asunto se va a hacer más evidente. Hay que decir que uno de los grandes aciertos de esta película son las actrices. Es una historia de mujeres, hombres aparecen pocos y de refilón. Ane, la madre de Aitor, es Patricia López Arnaiz y está tan estupenda como siempre; la abuela, Lita, es Itziar Lazkano que está muy bien en un papel que no resulta simpático; Ane Gabarain es Lourdes, la hermana de la abuela que es apicultora y tiene un papel maravilloso como la persona que mejor sabe acercarse a Aitor. Y qué decir de Sofía Otero, la niña que da vida a Aitor/Lucía, es un prodigio de expresividad en un papel que no es sencillo y que ofrece una gama muy amplia de emociones. Por lo visto hicieron un casting de más de 500 niñas, pero según la directora, enseguida destacó sobre las demás. No me sorprende que ganara el premio a mejor actriz en el festival de Berlín. Lo mejor de esta historia es que está contada sin alharacas, mostrando un conflicto desde el ámbito de lo personal y lo familiar, sin necesidad de hacer proclamas o discursos políticos. Yo me sentía muy identificada con la madre, cuando intenta hacer frente al deseo de su hijo por ser niña con el discurso “no hay cosas de niños y de niñas”, pero el deseo de Aitor por ser Lucía va más allá de llevar el pelo largo o pintarse las uñas. He de reconocer que a mí me parece un tema muy confuso, con muchas aristas y que me genera dudas si las diferencias de género no llevan a los menores a desear cambiar de sexo, si en un mundo con más igualdad seguirían existiendo niños no conformes con su sexo. Pero, en cualquier caso, estamos donde estamos y lo que es inaceptable es que los menores sufran y tengan que aceptar ser quienes no sienten que son. Hay algunos aspectos de la película que no me han gustado tanto. Trata de mostrar varios conflictos: el de Ana con su madre y el recuerdo de su padre escultor, vocación que ella también tiene; su crisis matrimonial y profesional y las consecuencias de enfrentarse a la opinión de los demás. Eso hace que haya momentos en los que la película pierde fuerza y ritmo, se hace un poco lenta, cosa que no sucede cuando la historia se centra en el tema de la transexualidad. Pero en conjunto es una película estupenda y muy necesaria. Creo que resulta muy educativa. Deberían proyectarla en los colegios e institutos y, por supuesto, deberíamos verla todos los adultos que somos los más difíciles de educar.

viernes, 21 de abril de 2023

Siete días de enero, una peli de la transición.

 Desde que hay redes sociales la gente hace ránkings: Las mejores ciudades que visitar, los platos más populares, las pelis más famosas sobre un tema....Pero no siempre se acierta. A veces, incluso, se omite, más por desconocimiento que por otra cosa, citar elementos de esos rankings que deberían ser fundamentales. Estaréis preguntándoos de qué os hablo. Allá voy: Hace unas semanas, un medio de comunicación on line hizo un ránking titulado "10 películas para conocer a transición". No sé si el ranking lo ha hecho el biznieto de Antonio Alcántara, el del "cuéntame", lo digo por lo desinformada que es su lista de pelis, porque la verdad es que yo habría metido unas cuantas( El puente, la fuga de Segovia, el caso Almería...), pero sobre todo porque eché a faltar una fundamental: "siete días de enero" de Juan Antonio Bardem.

El "España se rompe".


En este momento de nuestras vidas en el que hay tanto revisionismo y tanto interés por colarnos fakes news (AKA trolas en los medios) con el fin de hacer germinar ese mismo revisionismo para cultivar el voto verde que pretende crecer cara al sol, quizá fuera bueno que alguien se acordara de emitir esta peli sobre la transición y cómo jodía a quienes se creían (Y se creen) dueños del cortijo ver perder su poder amasado  a base de rellenar cunetas para que lo acabaran detentando aquellos a los que reprimían con saña y despreciaban con odio furibundo.

Asalto al despacho de abogados de Atocha

Esta recomendable cinta parte del lamentable hecho real que fue el asesinato de los abogados laboralistas de la calle Atocha a manos de unos pistoleros de extrema derecha. Bardem escenifica una narración ficticia alrededor de unos hechos reales. Hasta es real uno de los personajes: El abogado Joaquín Navarro, que sale interpretándose a sí mismo. Aquél enero de 1977, apenas catorce meses después de la muerte del dictador, bajo un gobierno preconstitucional de Suárez en una época convulsa llena de huelgas y algaradas callejeras, algunos ultraderechistas se resisten a ver perder el poder que tenían.

Las modas vuelven, por desgracia.

La peli se centra en la historia personal (Ficción, claro) de un niño pijo de familia fascista, de esos que se disfrazan de azul con gomina en el pelo y gafas Rayban para sus algaradas. Y de cómo se les insta a actuar por "patrioterismo". Lo malo que la tal actuación es el asesinato a tiros de unos abogados de ideas intolerables (para ellos) y de cómo, oh vaya, por dios, luego de esa "hazaña", ningún superior quiere tomar la responsabilidad que les toca.

El abogado Joaquín Navarro actor en la peli de su propio personaje real.

La peli que se rodó muy poco tiempo después, ya que se estrenó en 1979, sufrió, como no puede ser de otra manera, las amenazas de esos mismos grupos a los que retrata empuñando armas de fuego. Mezcla con naturalidad la historia dramática de sus personajes con imágenes tomadas de la realidad como las carreras delante de los grises o las escenas finales donde se muestra la ingente congregación de ciudadanía al paso de la comitiva fúnebre de los abogados de Atocha. 

Imágenes reales de los funerales de los abogados.

"Siete días de enero" no sólo no debería quedar olvidada de esos rankings de pelis que explican la transición, a no ser que se sea fan de los documentales escorados a la derecha de Victoria Prego, sino que deberían volver a exhibirse en cine o cualquier plataforma para que la gente deje de creerse las trolas de los hijos y nietos de esos pistoleros retratados en la cinta. 

Juli Gan

viernes, 31 de marzo de 2023

Animales nocturnos


Pocas veces me atrae la sinopsis promocional de una peli y, cuando lo hace, casi siempre es para decepcionarme después. Pero esta vez no sucedió así, sino todo lo contrario: Animales nocturnos (Nocturnal Animals, 2016)  superó con creces mis expectativas.

Bueno, debo confesar que no solo me atrajo la sinopsis, sino también la presencia de ese animal no sé si nocturno, pero sí cinematográfico que es Amy Adams, la de otro actor al que aprecio, que es Jake Gyllenhaal (indudable galardón al apellido de ortografía más enrevesada),  y la de Tom Ford como director, tras el buen sabor de boca que me dejó Un hombre soltero (A single man, 2009).

El planteamiento inicial de Animales nocturnos decía algo así como esto que copio y adapto de filmaffinity.com: Susan Morrow (Amy Adams) es una galerista afincada en Los Ángeles que comparte una vida llena de lujos con su segundo marido. Un día Susan recibe una novela escrita por su exmarido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), del que lleva años sin tener noticias.

Así pues, la peli se desarrolla en tres planos narrativos que se intercalan e interactúan. Primero tenemos el plano que llamaré actual-real. Aquí se nos cuenta cómo es la vida de Susan, la protagonista. Vive en una espectacular mansión en las exclusivísimas colinas de Los Ángeles, regenta una galería de arte sofisticadísima y está casada en segundas nupcias con un triunfador apuesto y adinerado. Esta imagen de éxito y lujo contrasta con el desde siempre atormentado espíritu de Susan, más atormentado aun ante la cada vez mayor evidencia de que su segundo matrimonio también se va al garete.

Estando así las cosas, Susan recibe por correo un manuscrito: es una novela, titulada Animales nocturnos, dedicada a ella, y escrita por su exmarido. El segundo plano narrativo de la película es esta ficción novelesca, que también contrasta con la supuestamente sosegada existencia de Susan y la lleva de sobresalto en sobresalto, pues la novela pinta un escenario inquietante, terrorífico incluso; es uno de esos relatos que te hace taparte los ojos o cerrar el libro bruscamente.

El libro le trae a Susan inevitablemente recuerdos de su primer matrimonio, sobre todo de la ruptura, que no fue bonita. Este plano narrativo es el tercero de la película, un plano pretérito-real que responde a las muchas preguntas que nos plantean tanto la vida presente de Susan como la ficción creada por su exmarido.

Es evidente que la intercalación de estos tres planos es uno de los puntos fuertes del film. Otro punto fortísimo es la sublime interpretación de Amy Adams. A mí por lo general me cansan mucho los primeros planos, pero los de Amy Adams en esta peli no. Hacen que queramos entrar en su mente y saber si de verdad está pensando lo que creemos que está pensando. Voy a espoilear un poco para deciros que sí, que en realidad está pensando lo que creemos que está pensando. Y es terrible.


Animales nocturnos
fue producida por George Clooney y Grant Heslov, socios de Smoke House Pictures, y está basada en la novela de Austin Wright Tony and Susan (1993), traducida al español con el título Tres noches. Austin Wright fue un novelista neoyorquino, fallecido en 2003, antes de ni siquiera soñar con ver una de sus obras en la gran pantalla. Aunque escribió unas cuantas novelas más, Tony and Susan es la única que podemos leer en castellano y en catalán (Tres nits).

Tom Ford, que, además del director de Animales nocturnos, es también su guionista, se encargó de adaptar el texto literario. No he leído Tres noches, pero le tengo ganas.

Como veis, ya nos han salido tres títulos para distintas versiones o adaptaciones de una misma obra: el de la novela original (Tony and Susan), el de la traducción al castellano (Tres noches) y el de la película (Animales nocturnos). Pues bien, a mí se me ocurre un cuarto: Animales heridos. ¿Y por qué? Porque creo que la historia que nos cuenta puede resumirse así: qué es capaz de hacer un animal manso y tranquilo cuando le causan un dolor inmenso.

Pues nada, os dejo con esa intriga y, para terminar, os cuento que otros puntos fuertes de esta película son la ambientación y la atmósfera desasosegantes y un final magistral. Es dificilísimo rematar bien los relatos; tristemente no es frecuente que el final esté a la altura del resto de lo narrado. Animales nocturnos lo consigue. Tiene un final nada espectacular, nada explosivo, pero sí narrativamente acertado, amargo y coherente con toda la dureza del film.

Disfrutadla, si podéis.

Noemí Pastor