viernes, 26 de mayo de 2023

"Live Action" o las "Dead Ideas" (*)

Ya he dicho más de una vez entre mis amistades, que los últimos diez años nos están regalando un periodo de aburrimiento terrible en lo que se refiere a la originalidad del cine más comercial, y todo lo que es la clásica industria del entretenimiento que se extiende a través de la televisión. Vemos una y otra vez remakes, adaptaciones de lo mismo, precuelas continuaciones (¡esos Fast & Furious que llevan 22 años en marcha y no se quedan sin gasolina!), y en un ejemplo de apogeo máximo, el género de "superhéroes" ya sea en la pequeña o gran pantalla, que está quemado especialmente desde los últimos tres años.

Nota "pureta": poned más gente en el cartel,
que va a parecer un video de No me pises que llevo chanclas

Pero hoy no quiero hablar de esto, y aunque me voy a centrar en Disney, una de las grandes industrias que vive de esto, especialmente gracias a sus universo de Marvel (que incluso se podría extender al de Star Wars), mi punto de mira se centra en los llamados "live action" que pueblan su catálogo de "streaming" y que nos venden en sus últimos estrenos cinematográficos (siendo el último La Sirenita, que se estrena hoy en España).

Disney, que hace unos años parecía Sauron y había conseguido acaparar bajo su poder a Lucasfilm o Marvel (Pixar siempre fue algo suya), parecía prosperar con estas nuevas divisiones de productos, pero hacía tiempo que no resaltaba tanto con sus clásicos animados. De hecho, la por entonces independiente Pixar (creativamente hablando), siempre iba por delante, excepto cuando apareció la omnipresente Frozen (aunque Enredados ya apuntaba alto). No sé sabía muy bien el motivo, pero la animación más "moderna", y también el ataque Dreamworks, entre otros, parecía impactar a esos clásicos de "ayer y hoy" y no recibían tan buena taquilla (aunque su calidad fuera más que correcta con casos como "Hermano Oso", por ejemplo).

Hermano Oso, una joyita incomprendida por algunos en su día

Supongo que fue entonces cuando alguien pensó que las películas familiares de "carne y hueso" de Disney seguían teniendo éxito, y había que volver a los clásicos de otra manera, y esa forma era el "live action", o volver a hacer una película animada pero con escenarios, personas y animales reales. Quizá se pensó en el éxito que fue 101 Dálmatas con Glen Close en los 90, y se le dieron las "llaves del reino" en 2010 a la Alicia en el País de las Maravillas y a Tim Burton, con una película que resultó decepcionante, tanto como adaptación, como versión del clásico de Disney e incluso como producto "burtoniano", aunque curiosamente tendría una continuación dirigida por James Bobin. Pese a esto, la taquilla funcionó y en 2014 Angelina Jolie recoge el testigo con Maléfica. Esta vez, no sólo era volver a contar el cuento o la película, también habiá que darle un nuevo aire. Y Maléfica lo consiguió, con la posmoderna costumbre de "justificar" al villano a través de una historia trágica e injusta (algo que ya resulta hasta "cansino" más que sorprendente).

La "Maléfica" Angelina en todo su esplendor.

Durante un periodo de nueve años, Disney nos ha traído más de 15 películas de una calidad ciertamente dudosa, pese a los grandes nombres en la dirección o en su elenco. Films que han tenido la suerte de llegar a la gran pantalla o, suponemos que por los resultados de los tests con público, han ido directamente al streaming de la compañía del ratón Mickey. Curiosamente, se han visto envueltas en la polémica, debido a la gran base de fans del film animado original, o del cuento en el que se basan, y de unas elecciones de cambio de historia verdaderamente controvertidas, especialmente los últimos años, debido a las políticas internas de Hollywood y de esta compañía en particular (por ejemplo, la aparición de "niñas perdidas" en Peter y Wendy (porque no podía ser Peter Pan solamente),para que hubiera diversidad, creando el problema de que las "niñas" resultan tan tontas como los "niños" y por tanto, también se caían de sus cunas).

Ahora se me viene a la cabeza, otra adaptación de "Peter Pan", la de 2003 de P.J. Hogan. Éste es un ejemplo de "live action" hecho con cariño y destreza, que convive a la perfección con la obra literaria e incluso con la adaptación de Disney. Es un film que funciona, cosa que parece que no ocurre con estos "live action", que o bien resultan irrelevantes, o de una controversia machacona, forzada y extenuante.

Isaacs y Sumpter en la maravillosa versión de 2003 del clásico de Barrie

Si los cambios creados para generar originalidad en sus propuestas no son aceptados por el público (que obviamente, debe tener espíritu crítico), y no se nos aporta nada nuevo que sea realmente reseñable en la historia, ¿para que nos sirven estos "live action"? ¿para qué querer poner las historias en "carne y hueso cuando al final están llenos de CGI, pantallas de Chroma y ordenador? ¿No sería mejor gastar esos presupuestos en nuevas ideas que generen "nuevos clásicos"? ¿en adaptaciones de cuentos que nunca se han realizado?

Realmente, no me salen las cuentas, pero si una película animada tiene una gran base de seguidores que la adoran porque representa su infancia, más que originalidad de forma forzada, hay que aportar un homenaje cariñoso y respetuoso al original. Así será como ganarás a ese público que sabes que la va a ver siempre (no sólo porque sea el nuevo estreno de Disney, aunque hay gente para todo). Si haces otra cosa, será como volver a un restaurante al que te llevaban de pequeña y que te sirvan tu plato favorito de forma que no reconoces, y peor aún, que te resulta imposible de digerir. La decepción será mayúsucula y cambiar la sensación será realmente muy difícil, por mucho que nos quieran obligar a comer una y otra vez. Y ese hartazgo es el que me produce ver nuevas versiones de Disney, que lo único que demuestran es que "las ideas están muertas".

Carmen R

(*): "película en vivo" o las "ideas muertas".

viernes, 19 de mayo de 2023

Caballos lentos


CABALLOS LENTOS Esta serie británica dirigida por James Hawes y Jeremy Lovering es una fiel adaptación de las maravillosas novelas de Mick Herron, que representan una renovación del género de espías. Recogen la tradición de las magníficas historias de John Le Carré –por cierto, mencionan a Smiley en un capítulo de la serie– con nuevas tramas acordes a los conflictos y medios actuales. En la jerga británica del contraespionaje, los caballos lentos son agentes del MI5 que por algún motivo están medio apartados. A veces, por un fallo imperdonable en alguna operación, otras, por algún vicio incompatible con su labor de espías (alcoholismo, etc...). En lugar de despedirlos los destierran a la Ciénaga, que es la oficina más cutre que en el mundo ha existido, gobernada por Jackson Lamb (Gary Oldman) un agente veterano repulsivo en todas sus facetas, incluida la voz en la versión doblada al español. La contraposición a la Ciénaga es el mundo triunfador que encarna la agente Diana Taverner, “segunda mesa”, interpretada magistralmente por Kristin Scott Thomas, y su ultramoderno y bien equipado edificio en Regent´s Park. La rivalidad Taverner contra Lamb se repite en el siguiente escalón de la jerarquía entre James Web (Freddie Fox), un triunfador que recuerda un poco a Draco Malfoy, y el agente reprobado River Cartwright (Jack Lowden). Los dos son brillantes cachorros de la alta sociedad en el comienzo de sus prometedoras carreras, pero, a raíz de un incidente que los involucra a ambos, Carwright acaba castigado a la Ciénaga mientras Web sigue su camino ascendente hacia el éxito. River Cartwright es el protagonista de la serie. Debe su nombre a la etapa hippie de su madre, en constante rebeldía contra su propio padre: una leyenda del espionaje. El joven Cartwright adora a su abuelo y se ve a sí mismo siguiendo sus pasos y convirtiéndose en un gran agente, por lo que no se resigna cuando lo apartan y a lo largo de la saga hace todo lo posible para recuperar su estatus. En la primera temporada, basada en la novela CABALLOS LENTOS, la acción arranca con el secuestro de un estudiante musulmán a manos de un grupo británico de ultraderecha xenófobo e islamófobo. Aunque la misión de los caballos lentos es no hacer absolutamente nada, se ven involucrados de lleno en el caso y no tendrán otra opción que recuperar sus antiguas habilidades para el espionaje. La trama es compleja, ágil, inteligente y tiene giros sorprendentes. En la segunda temporada, basada en la novela LEONES MUERTOS, se resucitan fantasmas enterrados de la guerra fría, con más peso para los agentes veteranos y las viejas historias de la lucha contra la KGB en los tiempos del telón de acero. Se despiertan las “cigarras”, no revelo qué o quiénes son. Se descubren destellos el pasado brillante de Lamb y de la, en apariencia, anodina agente Catherine Standish (Saskia Reeves). Standish recuerda a aquellas humildes mujeres oficinistas a las que recurría Smiley cuando necesitaba recordar un nombre o una fecha, porque, en realidad, eran auténticas computadoras humanas con todos los datos en su cabeza. Esta segunda temporada es tan buena como la primera o mejor, ya que añade esa vuelta a los escenarios clásicos del espionaje con una trama completamente actual. Por último, elogiar también que cada temporada se base en una novela: se nota que son historias completas de principio a fin, y no esos añadidos para estirar el número de temporadas que suelen resultar tan decepcionantes. La tercera, basada en el libro TIGRES DE VERDAD ya está lista, pero no se ha emitido. Esperamos impacientes. Almudena Fernández Ostolaza

sábado, 13 de mayo de 2023

CLOSE


Hoy os traigo una auténtica joya belga. Se trata de "Close" una película  del año 2022 .

Nos cuenta la historia de Léo y Remi, dos adolescentes de 13 años que son amigos íntimos hasta que sucede algo completamente inesperado que les separará de manera irremediable.

El director es Lukas Dhont y en el reparto encontramos a Eden Dambrine ,Gustav de Waele, Émilie Dequenne, Léa Drucker, Igor van Dessel, kevin Janssens y Marc Weiss. 

Os enumero algunas de las razones por las cuales no podéis dejar de ver esta auténtica maravilla:

-  Desde un punto de vista social, aborda temas tan actuales y candentes como el bullying y la homofobia, dos problemas que se agravan en las sociedades no sólo de los países en vías de desarrollo, también en los países supuestamente más "desarrollados " al menos económicamente, donde además se fomenta el odio hacia la diversidad sexual desde los partidos políticos de tinte ultraderechista.

- desde una óptica estética: la luz, la cámara, la belleza de las secuencias al aire libre, hay planos que parecen auténticas pinturas al óleo.

- desde el ángulo de la interpretación: las miradas, la complicidad de los dos actores  protagonistas es tan honesta y auténtica , tan natural, que da la sensación de que no están actuando, su credibilidad es asombrosa.



- Desde un punto de vista ético, en la película se ve reflejado en mi opinión, lo mejor y lo peor del ser humano, la capacidad que tenemos de amar, de compartir, de estrechar vínculos de amistad que van más allá de toda razón o condicionamiento con una entrega incondicional que si cabe es más pura en la adolescencia porque todavía no tiene un pesado lastre consciente de frustraciones o experiencias limitantes. Por otra parte, el ser humano es una especie necia capaz de dañar a sus semejantes con crueldad no siempre con motivos que le sirvan de pretexto, a veces solo por diversión o por miedo a lo que es o parece diferente.


- Por añadidura, desde el punto de vista psicosocial, todos los estereotipos de género están aquí reflejados y apuntan en este caso a la masculinidad, como estandarte de dureza, de impermeabilidad , de asociar la expresión de las emociones con la debilidad, toda idea que se aleje del control o la autoimpuesta fortaleza resulta desechable y es ahí donde la sociedad una vez más castra y condiciona al ser humano de su libertad de ser y sentir, más allá de las exigencias marcadas por un guion forzoso y forzado.

Estamos ante una película tremendamente bella, desgarradora y sensible, que nos remueve por dentro y no nos deja indiferentes. Ojalá sirva para generar reflexión sobre la necesidad de construir una sociedad más diversa y plural donde todos seamos capaces de convivir sin acosar al diferente sea por la razón que sea. La diversidad siempre conlleva enriquecimiento y el cine a veces, también puede convertirse en un medio agitador de conciencias.

Si no la habéis visto, buscadla. Me encantaría compartir impresiones con vosotr@s. 

Buen fin de semana,

Troyana


viernes, 5 de mayo de 2023

Perdida (Gone Girl)


Esta entrada de Zinéfilaz es para mí un tanto excepcional, porque trata de una película que no me gusta. Pues no. No me gusta Perdida, no. Para empezar, no me gusta su director, no me gusta David Fincher, no me gusta la sobrevaloradísima El club de la lucha, no aguanto Seven, no soporto ni unos pocos minutos de El curioso caso de Benjamin Button y me rechina muchísimo The Game. Por el contrario, salvo de la quema Zodiac y La red social y del resto de sus pelis apenas me acuerdo.

Os cuento primero, a modo de anécdota, que Perdida es la película de Fincher que más ha recaudado en taquilla y que la crítica tampoco la acogió mal y, antes de seguir, debo decir que lo que no me gusta de Perdida no es tanto lo fílmico, sino más bien lo narrativo; es decir, su guion, firmado por Gillian Flynn, autora también de la novela homónima, Perdida, que, para cuando se filmó la peli, ya era un éxito de ventas, al menos en los Estados Unidos.

 Otra novela de Flynn, Sharp Objects (Heridas abiertas) también pasó del papel al film, convertida en serie, pero en esta Flynn no trabajó de guionista.

¿Por qué no me gusta Perdida? Pues porque tiene un guion exagerado, con ciertos toquecitos gore, con una protagonista pérfida con motivaciones poco claras (¿tan grave es lo que le ha hecho su esposo como para montarle semejante numerito?), un marido que resulta más retorcido que ella y que la engaña como a una colegiala, unos padres medio psicópatas que crean una hija ideal e imaginaria y obligan a la real a estar a su inalcanzable altura… Ni la novela ni el guion soportan dignamente tanto retorcimiento.

Peeeeeero. La peli mejora notablemente todo eso. ¿Cómo lo hace? Pues con una ambientación fascinante, unos escenarios fotografiados de manera hipnótica, que te dejan los ojos pegados a la pantalla y una banda sonora del todo eficaz firmada por Trent Reznor  y Atticus Ross.

A fin de cuentas, lo que me gusta de Perdida es lo mismo que me gustó de la serie Sharp Objects que os he nombrado antes: la ambientación, la América profunda (en Perdida, Misuri, tanto en la realidad como en la ficción, ya que en parte se rodó allí), esos centros de las pequeñas ciudades tan desangelados, con periferias también desangeladas en una época de crisis brutal en la que cierran los antaño rutilantes megacentros comerciales; esas urbanizaciones con césped perfecto y casoplones ideales del estilo Love it or list it; esa brecha profundísima entre los norteamericanos de ciudad grande y los de poblaciones pequeñas, con sus tremendas consecuencias políticas.

Como veis, he dicho unas cuantas cosas que me atraen de Perdida y que, al igual que me sucede con The Game, hacen que me quede pegada a la pantalla cada vez que me las encuentro en la tele. De hecho, tengo pensado dedicarle a The Game una próxima entrada en Zinéfilaz.

Perdida tiene, además, un par de actores secundarios bastante notables: me refiero a la pareja de policías de pueblo interpretada por Kim Dickens y Patrick Fugit, jefa y subordinado respectivamente. Estos dos personajes cobran en la peli bastante más importancia de la que tienen en la novela y se me antojan deudores de la gran Marge Gunderson, de Fargo. Puede que sean una copia (o un homenaje), pero son una buena copia y para copiar bien también hace falta cierto talento.

Otro aspecto que resuelve mejor la película que la novela es la duplicidad de narradores. A ver cómo me explico sin destripar demasiado (aunque posiblemente todo el mundo conozca mejor que yo tanto la novela como el film) y sin entrar en detalles aburridos. En la novela se intercalan de una manera algo inusual en narrativa dos relatos contradictorios: uno, el que nos va desgranando Amy, la protagonista, en su diario; y otro, el desmentido de su esposo a casi todo lo que ella deja escrito. Al final, todos mienten, pero esa es otra historia.

Y esto en la peli se resuelve muy bien, al recurrir a un relato cinematográfico más convencional y a otro con la voz en off de Amy para darnos su versión.

 Bueno, he empezado diciendo que no me gustaba
Perdida
, pero al final va a resultar que sí me gustaba, ¿no?

Os saluda cariñosamente vuestra amiga

 

Noemí Pastor