viernes, 26 de febrero de 2021

La lengua de las mariposas, 1999

Moncho es un niño muy inteligente y despierto que tiene miedo a ir al colegio porque ha oído que los maestros pegan. Así  se nos presenta el inicio de la película “la lengua de las mariposas”, dirigida por José Luis Cuerda en 1999. La peli está basada en tres relatos recogidos en el libro “¿Qué me quieres, amor?” ( En gallego original “¿Que me queres, amor?)” del escritor  Manuel Rivas. No es la primera vez que se llevan los relatos de Rivas al cine ya que de su obra “o lapis do carpinteiro” (El lápiz del carpintero”)Antón Reixa rodó una película ambientada en el mismo difícil período histórico que la peli de Cuerda.

Cartel de la peli. La fuerza dramática de la última escena cargada en la foto del niño.

Moncho aprende pronto que el maestro es un hombre bondadoso y justo que enseña con ilusión a sus alumnos. Moncho, ávido de aprendizaje, se empapa de todo lo que les enseña este buen maestro, personaje encarnado por Fernando Fernán Gómez. Maestro y discípulo se hacen grandes amigos en aquél curso del año 1936 en esa Galicia rural donde las orquestas amenizaban las fiestas de los pueblos.  


Escuela rural donde este maestro no pega reglazos.

La película es encantadora tanto por las historias como por el paisaje. Cuerda repite historias rodadas en Galicia, como hiciera doce años antes con “el bosque animado”, donde filma relatos de Wenceslao Fernández Flórez.


Imagen de la última escena de la peli. El padre de Moncho obligado a traicionar sus ideas, disfraza su congoja de ira.


Decía que la película es encantadora hasta que deja de serlo cuando se desencadena el odio más feroz de unos violentos que no desean ni paz, ni igualdad, ni justicia y reprimen con saña y crueldad a unos enemigos declarados por unos glopistas el aciago verano de 1936. Lo peor de todo es que en Galicia ni siquiera hubo guerra, aunque represaliados, sí.

Moncho comparte cuarto con su hermano Andrés, que entra en la orquesta azul y está intentando tocar "en el mundo".

José Luis Cuerda era capaz de hacer películas serias, aunque siempre con cierto toque de humor, y películas fetiche como “amanece, que no espoco”, auténtica antología del humor absurdo de la que ya dejé constancia eneste blog. 

Gran escena dramática.


También participó en la producción y en el equipo artístico de la ópera prima de Alejandro Amenábar, “tesis”, donde hace de profesor de Ángela (Ana Torrent), cosa que aprovecho para retomar y es que si hay una mirada infantil en el cine español esta es la de Ana Torrent en “el espíritu de la colmena”, seguido de cerca por la mirada de Moncho (Manuel Lozano).

Un hombre bueno y justo que no entiende por qué es maltratado.


Si alguien aún no ha visto aún esta peli, se la recomiendo, sobre todo si es fan de las pelis que hablan sobre la escuela. Y porque esta peli es todo un homenaje a los maestros y maestras rurales que llevaron la cultura básica a tanta gente humilde, a pesar de las contrariedades del poder y de los tiempos.

viernes, 19 de febrero de 2021

Rifkin's Festival


Un poco lo mismo de siempre, pero algo peor

Decía Laura Balagué hace unos meses, poco después de su estreno, que Rifkin’s Festival (en adelante, RF) es una peli para incondicionales de Allen y sí, estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo y precisamente eso  quiero decir con este subtítulo un poco más malvado: que no encontraremos en este film nada o casi nada que no haya hecho Allen en otros anteriores; por ejemplo: artistas extravagantes y misóginos, amores platónicos o no tan platónicos con muchachas jóvenes y hermosas a las que la vida no trata tan bien como se merecen, bajezas morales de supuestas élites culturales, reflexiones ligeras pero punzantes sobre la vida, el amor y la muerte…

Coincido con Carlos Martínez, crítico de laverdad.es, en que RF no llega a la altura de la mejor de sus últimas películas, Wonder Wheel, de 2017 (la cual tampoco alcanza ni de lejos su última cumbre, que para mí fue sin duda Blue Jasmine), pero es mejor, sin duda, que Tarde de lluvia en Nueva York y, en general, que el resto de las recientes.

 

Dos por el precio de uno

En casi todas las pelis de Allen hay un personaje que identificamos (o creemos identificar) con el propio Allen. A veces no es solo un personaje, sino dos; o tres, como pasa en Hanna y sus hermanas. En Rifkin’s Festival tenemos algo parecido:  Allen se desdobla en dos personajes masculinos. Y me surge la duda: ¿alguna vez ha sido Allen un personaje femenino? Diría que sí, pero tendría que investigarlo con un poquito más de tiempo y calma y lo guardo para otro artículo.

Volviendo a los personajes masculinos, se desdobla Allen, como digo, en, por un lado, un laureado director, intérprete musical que se quita importancia a sí mismo y dice amar la subcultura, cuando lo que ama de verdad son las mujeres y, por otro, en el inconformista, anhedonio que ve que su esposa se pirra por un presunto don perfecto y no puede hacer nada para evitarlo.

Este segundo adora el cine europeo “culto” y el otro, en cambio, lo desprecia.

Uno tiende hacia mujeres mayores y otro, hacia jóvenes, un poco para compensar esos dos yoes, para equilibrarlos.

De los dos, es más protagonista el viejo cascarrabias Morty, al que en otros filmes habría encarnado el mismísimo Allen. Aquí no. Aquí lo encarna otro actor y eso le roba cierta gracia al conjunto.

 

El corazón partío once again

Como apuntaba antes, en RF no solo se desdobla Allen en dos personajes diferentes, sino que se divide también en dos en su actitud crítica y sus sentimientos hacia el cine europeo, pues lo parodia y lo homenajea a la vez. Parodia y homenajea a la vez, con distintos grados (unas veces es más burla cariñosa y otras, más declaración de amor incondicional) a Bergman, Buñuel, Fellini, Godard y Truffaut. Y mete en el saco de sus parodias-homenajes al mismísimo Orson Welles, que, aunque no era rigurosamente europeo, sí quería serlo y casi lo consiguió.

Como digo, no trata igual a todo este cine europeo: hace parodias más descacharranres (esos primeros planos descarnados en blanco y negro, esos rostros tan serios que recitan insustancialidades) y otras más sentimentales y no puede ocultar, por ejemplo, su devoción por Truffaut.

 

San Sebastián tiene cosas…

Sí, como dice la canción popular, “San Sebastián tiene cosas que no tiene el mundo entero”. Así y todo, Allen no alcanza a amar la ciudad. Se le nota. Lo intenta, pero no lo consigue y solo se refiere a ella con los tópicos más manidos que te puedas imaginar: es preciosa y se come muy bien.

Es evidente que Donostia no le hace vibrar, no le fluye la admiración, como le sucede cuando habla de París o de Manhattan. Y tampoco le importa que se dé cuenta todo el mundo de que estos periplos suyos europeos son totalmente alimenticios, meros intercmabios comerciales a los que muestra simplemente un poco de gratitud. Y ya. Ni siquiera diría yo que se esmera sacando el mejor partido a la ciudad. No. Ni siquiera eso.

Lo dejó claro en la rueda de prensa con la que presentó la película. Allen participó desde Nueva York mediante videollamada, declaró literalmente estar encantado de encontrarse en Manhattan y añadió que lo mejor de la película es que le había permitido pasar unos agradables días de vacaciones con su familia.

Porque de Allen se pueden decir muchas cosas, pero que sea pelota, complaciente y bienqueda no.

 

Ficha técnica (www.filmaffinity.com):

Título original  Rifkin's Festival

Año  2020

Duración  92 min.

País  Estados Unidos

Dirección  Woody Allen

Guion Woody Allen

Música  Stephane Wrembel

Fotografía  Vittorio Storaro

Reparto  Wallace ShawnGina GershonElena AnayaLouis GarrelChristoph WaltzSergi LópezRichard KindNathalie PozaDouglas McGrathSteve GuttenbergEnrique ArceTammy BlanchardDamian ChapaGeorgina AmorósYan TualBobby SlaytonAndrea TrepatBen TempleLuz CipriotaKarina KolokolchykovaElena SanzCarmen SaltaManu FullolaIsabel García LorcaKen AppledornRick ZingaleGodeliv Van den BrandtNatalia DicentaStephanie FigueiraNick DevlinYuri D. BrownJohn Sehil

 

Es un artículo de Noemí Pastor

sábado, 13 de febrero de 2021

WE ARE WHO WE ARE



 Me llega esta maravillosa serie de HBO a través de la recomendación de varios amigos que siempre están muy al día en series y son todo un referente para mi.

"We are who we are" es una coprodución italoestadounidense del 2020 y cuenta solo con 8 episodios.

Su director,que es italiano esLuca Guadagnino  y el argumento gira en torno al paso a la mayoría de edad de dos jóvenes estadounidenses que viven en una base militar en Italia.

Era de obligado cumplimiento seguir la trayectoria de este director después de ver "Call me by your name" que dirigió en 2018 y que en su día recibió significativas nominaciones, entre ellas óscar a la mejor película y Bafta al mejor director.

Con estos antecedentes llego a "We are who we are" interpretada entre otros por Jack Dylan Grazer, Jordan Kristine Seamon, Alice Braga y Chloë Sevigny.

La serie que es un ejercicio de CINE (así con mayúsculas) en mi opinión magistral  y en sólo 8 episodios aborda temas tan trascendentes como el paso de la adolescencia a la juventud, la búsqueda de la identidad , la amistad y el amor, con la fuerza arrolladora que conlleva cuando lo vives a los 18 años.

Aún sin haber visto toda la filmografía de Guadagnino, me doy cuenta que hay dos cosas que cuida al máximo:

1)- Los impactantes y complejos retratos psicológicos de los protagonistas

2)- el potente lenguaje audiovisual que utiliza en las escenas.

He de decir que este último signo de identidad me ha recordado a otros directores como Gus Van Sant (Elephant ) y Xavier Dolan (Laurence Anyways ), y más recientemente a Sam Levison (su creador) y Augustin Frizzell, los codirectores de la fantástica serie "Euphoria ".


En relación al punto 1, aquí en "We are who we are", los personajes protagonistas son:

Jack Dylan Grazer que interpreta a Fraser un chico tímido e introvertido que se muda de Nueva York a una base militar en el Véneto con sus madres : Sarah ( Chloë Sevigny) y Maggie (Alice Braga) que están en el ejército de los EEUU.


 - Jordan Kristine Seamón encarna a Caitlin, que ya lleva en la base militar varios años y habla italiano.Su hermano mayor es Danny (Spence Moore II).

Caitlin tiene una relación estrecha con su padre Richard (Kid Cudi) y no se comunica bien con su madre Jenny ( Faith Alabi).

A partir de aquí ahondaré algo más en los personajes ,quien no quiera detalles, sobre todo, si no ha visto la miniserie, igual prefiere postergar la lectura de la reseña aquí.

Quien avisa, no es spoiler;)



Fraser y Caitlin (poco a poco Harper) son el eje central de "We are who we are". Ellos no lo saben pero en el momento en que se sus vidas se cruzan, un hilo al principio invisible se tiende entre elllos.


Caitlin además es como el alma mater de su círculo de amig@s y así poco a poco vamos conociendo a Britney ( Francesca Scorsese), Craig ( Corey Knight), Sam (Ben Taylor), que es el novio de Caitlin y hermano de Craig, Enrico (Sebastiano Pigazzi) que está enamorado de Britney y Valentina (Beatrice Barichella).

A la manera de l@s actrices y actores famosos que se han puesto a grabar breves videos de recomendación sobre las series que recientemente se han estrenado, os daré mis propias razones para ver la serie:

1- que la serie no sigue un hilo narrativo lineal, nos muestra la vida bajo la mirada de cada uno de los personajes, cómo si la cámara se dedicara a observar, como si el espectador se encontrara en situación de mirar el mundo y lo que acontece con los ojos de Fraser o de Harper, principalmente.


2- que la amistad ( devenga o no en amor) nos puede cambiar la vida de manera radical, porque es como un microcosmos donde se nos permite expresar nuestra identidad sin cortapisas ni tabús.

3- que hoy en día en pleno siglo XXI ,ni siquiera en una base militar norteamericana , en una institución como el ejército, en relación a la identidad sexual, no hay nada obvio.




Y
así Fraser ,es un joven neoyorquino queer hijo de la coronel Sarah (Chloë Sevigny) y su esposa de origen brasileño Maggie (Alice Braga)y a Caitlin (Harper) hija de un soldado afroamericano seguidor de Trump y de su mujer de origen nigeriano. Ya da igual la orientación sexual, en este microuniverso diverso y variopinto, porque el director parece más interesado en los matices de esa compleja construcción de la propia identidad.

4- que  algunas personas nos enamoramos de almas (esto no lo dejó muy claro Xavier Dolan en Laurence Anyways) y da igual que si la  oruga se transforma en mariposa  en ese camino que aquí va de la adolescencia a la juventud porque como decía el Principito lo que hace que ames a la rosa es el tiempo que pasaste con ella." El tiempo que perdiste con tu rosa es lo que la hace tan importante"



5) el desenlace porque aunque tal vez resulte para algunos incluso convencional,   recuerda aquella frase la  película francesa Pickpocket

"para llegar hasta ti, qué camino más extraño he tenido que seguir"

Féliz fin de semana ,


Troyana


viernes, 5 de febrero de 2021

Tres samurais

Se dicen que las fiestas y vacaciones son momentos para descansar, y para ello, no hay nada mejor que volver a ver a una saga favorita, de entre las tantas que hay. Yo hice esto durante las Navidades, y pude ver más de una, con mayor o menor fortuna al volver a verla, o descubrirla por primera vez. Y una de las que disfruté con más cariño fue la Trilogía del Samurai de Yôji Yamada.

Hacía muchos años que no había visto estas películas, que no tienen personajes comunes. Al igual que en la Trilogía del Dólar de Sergio Leone, hay temas comunes, pero no se repiten los personajes. En este caso, veremos samurais de poca "relevancia", en los últimos años del Japón más tradicional, en el periodo Edo, y cómo se verán obligados en un momento de sus vidas, a una lucha que no buscan pero en la que se verán abocados, a la vez, que coincide un momento de sus vidas en las que su corazón también debe tomar decisiones inesperadas, y la personalidad del pueblo japonés, el honor y el clasismo tienen mucha influencia. Todas están basadas en relatos de Shûei Fujisawa.

Yôji Yamada comenzó en el cine a finales de los años 50 y firmó su primera película en 1961, con Nikai No Tanin, habiendo escrito 130 películas y dirigido 90, en sus casi 90 años de vida. Ganador de varios premios, en occidente la irrupción de la primera película de la Trilogía del Samurai, le hizo ganador del Óscar a Mejor Película de Habla No Inglesa en su 76 edición. Hablemos ahora de estos films. Son también conocidos sus films Kâbê (Nuestra madre), Una Familia de Tokio, La Casa del Tejado Rojo o las películas de Tora-San.

El Ocaso del Samurai - 2002

Protagonizada por Hiroyuki Sanada, este film cuenta la vida de un samurai de bajo rango, viudo, con dos hijas y una madre dependiente, que quiere lo mejor para su familia, pero que no cuenta con recursos. Su vida tranquila y pobre, en la que sufre las burlas de sus compañeros de trabajo, se ve cambiada, cuando llega Tomoe, una antigua amiga de la infancia que ha divorciado. El protagonista, se verá imbuído en un conflicto sobre lo que desea su corazón, y lo que puede hacer, mientras que recibe órdendes para asesinar a otro samurai caído en desgracia.

La Espada Oculta - 2004

En este caso, el papel del samurai recae en el actor Masatoshi Nagase, que interpreta a Munezo Katagiri, un samurai con una posición modesta, que vive feliz con su hermana, su madre y una joven criada, Kie. Al pasar el tiempo, y quedánsose Munezo solo, decide ayudar a Kie, que se casó y vive maltratada. Esto provoca las murmuraciones, a la vez, que otra circunstania, la caída de un amigo en desgracia, lo obligan a tomar decisiones duras para él.

Amor y Honor - 2006

Dos años después, se cierra la trilogía. En este caso, el protagonista es un casado, interpretado por Tayuka Kimura, que vive con felicidad junto a su mujer. Como samurai menor, se dedica a ser catador, pero una alimento mal hecho, hará que se quede ciego, y su felicidad, que era modesta pero plena, desaparezca, creando un conflicto son su esposa.


Como podemos ver, todas la historias, están interpretadas por samurais que no se dedican a grandes y épicas batallas, como pensaríamos al evocar el cine japonés, pero eso no los aleja de unas batallas finales en las que desembocan todas las películas, y motivadas, más allá de por la sed de venganza, o el orgullo del guerrero, por la obligación o el concepto del honor. La motivación de estos hombres, es siempre el amor a sus "mujeres" y su familia, en un concepto muy diferente a los miembros del Shogun a los que tienen que "sufrir", y que les imponen tareas, en principio tediosas, y luego terribles.

Los films, aunque tranquilos, y calmados, poseen una belleza excepcional, y una atracción hipnótica para aquellos que gusten de las buenas historias contadas con lujo de detalles, pero de forma poco evidente. Son de una estética delicada, dulce y profunda, en la que aunque nos podamos estar alejados por el tiempo y la cultura, podemos navegar y disfrutar.

Si queréis ver una buena historia universal, sobre el amor y el honor, no os perdáis la Trilogía dle Samurai.


Carmen R