viernes, 19 de julio de 2019

Euphoria






Cuando parece que todo está ya inventado, de repente aparece una serie que te descuadra por completo y te deja en shock.


Es lo que me ha pasado con "Euphoria" (2019) una serie estadounidense de los codirectores Sam Levison (su creador) y Augustine Frizzell.





Seguramente a estas alturas ya habréis oído hablar la de ella. Yo la descubrí por una imagen que compartió algún famoso del mundo del cine en su Instagram ( no consigo recordar quien) y que me pareció enigmática: dos chicas adolescentes yacían en una cama en actitud amistosa-amorosa. Una de ellas,  una chica transexual, muy pálida, rubia, extremadamente delgada ( Hunter Schafer)la otra  negra, con el pelo largo y rizado( Zendaya).









"Euphoria" es la adaptación americana de la serie homónima israelí, aunque aquí su creador ha volcado parte de su experiencia personal en el hilo argumental. Levinson, ha admitido que consumía todo tipo de drogas en el instituto y ésa justamente es la actitud que muestra Rue (Zendaya), una de las protagonistas principales de la serie, una joven que vuelve a clase tras haberse pasado el verano en una clínica de desintoxicación, aunque realmente no tiene intención alguna de dejar las drogas.



"Euphoria" gira en torno a las vidas de varios adolescentes que se intentan abrir paso en un mundo hostil donde se muestran especialmente vulnerables frente a la violencia, las drogas o el sexo.


Según un artículo de El País:

"
Euphoria lo pone todo patas arriba, hasta el punto de que, si se es un espectador de cierta edad, hay que hacer un esfuerzo empático más que considerable para entenderla y si se tiene la edad de sus protagonistas, casi mejor callarse cuando alguien de cierta edad pregunta si todo eso realmente está pasando en los colegios, en las redes sociales, en apps de citas, en los hoteles baratos, en todos esos sitios en los que es mejor correr las cortinas, ya sean reales o metafóricas. Para algunos espectadores, los que se quejan del exceso de drogas, penes (más de 30 se avistan en los primeros cuatro capítulos) y soluciones estéticamente agresivas en el rodaje de esta serie -si aún cree que como La Diligencia, nada, olvídese de esto-, parece más fácil aceptar un producto en el que una mujer da a luz a tres dragones y un tipo con un corte de pelo horrible resucita muertos que uno situado en la actualidad en el que los adolescentes hacen cosas que poco tiene que ver con las que hacían ellos de adolescentes"


Por momentos esta serie, su lenguaje audiovisual, me ha recordado al cine de Xavier Dolan y de Gus Van Sant. Esos planos a cámara lenta o la erupción de la música en una escena apoderándose de todo , a modo de video-clip, y como no, los flash-backs tipo relámpagos que nos trasladan rápidamente al recuerdo instantáneo del personaje que ocupa la pantalla. Todos estos recursos y como no, la adolescencia de nuevo, como protagonista.

Si hay alguien que no ha visto la serie, que postergue la lectura de esta reseña aquí, porque ahondaré en algunos aspectos de los personajes principales.








Si hay algo que me ha fascinado de "Euphoria" a parte del retrato psicológico de los personajes y su intensa y a veces límite visión de los jóvenes en esta sociedad que de alguna manera les da la espalda y supone una amenaza constante y casi siempre extrema, es una historia de amor que emerge en mitad de la hostilidad y el lodo, a   modo de flor de lis en mitad de la podredumbre, sin 
    etiquetas,sin previo aviso, sin manual de instrucción: la de Jules y Rue.

     Ellas son el principal motivo por el que me enganché a "Euphoria".





Jules (interpretado por la modelo y activista trans Hunter Schafer ) está sencillamente maravillosa. Su personaje, su evolución ,su historia de amor con Zelaya, nos hace creer  que los supuestamente diferentes, aquí se alían a quienes como dice el artículo del País, merecen la pena, y salen airosos de un mundo super-plagado de odio y de exclusión.

Y Rue ( inmensa Zelaya) deja atrás definitivamente su etapa de chica Disney para dejarnos el personaje resiliente por excelencia, salvado literalmente por AMOR, como la última e inesperada tabla de salvación de una adicta a las drogas a la que por fin, le mueve algo más en la vida, para elegir saltar al otro lado, al lado más luminoso por el que nunca antes de conocer a Jules, se había sentido atraída.


Pero aquí no acaban los alicientes para ver "Euphoria" porque hay una galería de personajes a cual de todos, más interesante.

Aquí tenéis por ejemplo al "doctor macizo" de Anatomía de Grey, representando los peores valores de la sociedad americana. En "Euphoria" es Cal Jacobs (Eric Dane) un triunfador empresario dueño de media ciudad al que le ha ido bien en todo, con su familia y en los negocios. Lástima que esa perfecta imagen esté completamente rota de puertas para adentro debido a su oscuro secreto que tiene mucho que ver con sus preferencias sexuales y que le obliga a llevar una doble vida que en el fondo le atormenta.



Nate Jacobs (Jacob Elordi) , hijo de Cal Jacobs, otro triunfador que sale con la chica más sexy del instituto, deportista y musculado, con su padre como modelo de referencia . Igual hasta se parecen más de lo que ellos mismos imaginan. El hijo del «Doctor Macizo» ha crecido aprendiendo a controlar su ira y su carácter competitivo. Tiene que ser el mejor en todo y está dispuesto a cualquier cosa para ello.


Maddy Pérez, (Alexa Demie) novia de Nate Jacobs, dependiente y con aparente autoconfianza en sí misma. Impulsiva y con mucho afán de protagonismo. Mantiene una relación de tira y afloja con Nate, lo que viene a ser una relación tóxica, y por tanto, no saben estar ni juntos ni separados. 
Ella se reafirma en una fachada de femme fatale adolescente, sin importarle un poco la aprobación social de la poderosa familia de Nate.




Barbie Ferreira, interpreta el personaje de Kat Fernández, una chica que se empodera a pesar de no seguir los cánones de belleza que la sociedad impone, entre ellos, los de la delgadez extrema. Ella, con sus curvas, experimenta una auténtica revolución personal y sexual y decide ACEPTARSE Y PISAR FUERTE, en un sistema social donde se odia por sistema a las GORDAS.



Sidney Sweeney es Cassie, una chica exuberante, desinhibida y en el fondo también insegura. Se reafirma sexualmente, coquetea con las drogas y está pillada de Chris McKay ( Algee Smith).

La serie "Euphoria" es posible que no guste a los espectadores más conservadores. La imagen que se transmite de los adolescentes no es ni cándida ni convencional. Hay desnudez hay uso y abuso de las drogas, diversas identidades sexuales y escena de sexo semi-explícito y sobre todo, bastante violencia por doquier, empezando por el lenguaje obsceno y soez.


Pero "Euphoria" tiene algo que atrapa, no sé si la música, el magnífico reparto o la crítica voraz hacia una sociedad que es todo apariencias y también violenta y explota la adolescencia.


Es también el retrato de una adolescencia diversa en la que no hay barreras ni distinciones por los encorsetados cánones de belleza estandarizados o el status social y clasista que clasifica y segrega.

Aquí como dice el artículo de El País, los que merecen la pena tarde o temprano se alían y se enfrentan a los que juegan sucio, las gordas se alían a las sex-symbol, se empoderan, triunfan, las adolescentes trans no son tratadas diferentes por su identidad sexual, las adolescentes con problemas con las drogas se redimen a través del amor.....y así hasta el infinito y mucho más......porque al final es la empatía y la amistad o la sororidad la que impera y quienes violentan, explotan, amenazan ,o agreden sea de la forma que sea, terminan por sentirse aislados, por mucho que socialmente se les vea perfectamente acompañados.

Euphoria es  sin duda un soplo de aire fresco que nos sacude y que nos resulta estimulante incluso o también con toda la controversia que despierta entre sus detractores.

Os dejo con la escena que definitivamente me enganchó a la serie, atención a la súbita ascensión de la música en la escena y cómo hace un barrido de memoria por todos los momentos que previamente  les llevaron hasta ese momento a las protagonistas.
(la escena está en inglés, pero el lenguaje corporal, las miradas, el juego de planos y la música se bastan para emocionar al espectad@r......)










Feliz fin de semana

Troyana


viernes, 12 de julio de 2019

Folletín heroico

Cualquiera que sea un poco aficionado al mundo de los tebeos, sabrá que en su mayoría, su distribución es similar a la de un folletín del siglo XIX. Semana tras semanas, los protagonistas se enfrentan a diferentes peligros, crecen sus dificultades y cierran un ciclo de cómics. Los fans, al igual que aquellos caballeros y damas victorianos, esperan su ración semanal de aventuras, y a veces se compran un libro que recoja toda la historia.

Sí, hoy toca hablar de los Vengadores y Marvel

Como ya se supo desde la época de Dumas, Conan Doyle o Galdós, los folletines eran un buen negocio, pues los editores de los capítulos se aseguraban ventas y consumo habitual entre su clientela, lo que implicaba unas ganancias fijas. 
Replicar este comportamiento en otras esferas fuera del mundo editorial, ha sido un objetivo del mercado radiofónico y audiovisual durante décadas. Desde las radionovelas o culebrones, que se basan en la nostalgia o cariño del público, hasta la simple explotación de personajes.

El Conde de Montecristo, ésta es una mala adaptación, pero imaginad el libro
El mundo del cómic, como he dicho, nunca fue ajeno a este formato, y desde la llegada del Superman de Donner, y su éxito, se decidieron generar secuelas. Algo que se repitió con los Batmans que inició Burton. La aventura de la editorial DC a través de Warner, había generado un éxito considerable, y creación de sagas. El modelo, una vez superados los problemas técnicos y de falta de presupuesto, fue imitado por Marvel, a través de diferentes productoras cinematográficas, con los X-Men del ahora repudiado Singer, o el icónico Spider-Man de Raimi, que se tradujeron en una recaudación de taquilla generalmente estupenda y en la implantación del género de superhéroes a lo largo de lo que llevamos de siglo.

 Uno de los grandes momentos (de los muchos) de Spider-Man 2

Pero Marvel quería más. Como ese villano que quiere dominar el mundo, quería no ser un socio más del film, quería llevar la voz cantante. Y es cuando el proyecto más grande y la operación empresarial más importante en el mundo del cine de los últimos años aparece: el universo MCU.

La editorial había vendido los derechos de sus joyas de la corona a otros estudios como Fox o Sony, y ¿qué personajes podía usar si quería hacer su propia aventura cinematográfica? Más bien pocos, desconocidos, ignorados o denostados. Pero era el momento de apostar fuerte, y si el personaje no era muy popular, si el presupuesto se limitaba debido a que se iba en efectos especiales, ¿qué hacer? El productor Kevin Feige lo tuvo claro: escoger al actor adecuado. Y dicho intérprete era conocido, pero había pasado por su propio infierno particular y no estaba en lo más alto de Hollywood, todo lo contrario, le pasaba como a Tony Stark, había caído a los infiernos: era Robert Downey Jr.

Él es Iron-Man. Acierto total de casting para este personaje

La llegada de Iron-Man y la planificación de la conocida Fase 1, es, vuelo a repetir, una de las operaciones de planificación empresarial más importantes de comienzos de nuestro siglo XXI en el mundo del espectáculo, y una copia de lo ya realizado en los tebeos. No, no se trataba de hacer una saga, se iba a hacer a hacer un universo. Escoger personajes “menores” de la editorial Marvel, darles un comienzo, ver la respuesta y unirlos en una película, al igual que con los cómics. Cada película actuaría de entrega de ese folletín que se implicaba en esa Fase. Era cuestión de dar a conocer al público dichos personajes, darles una aventura para que tuvieran una base, soltar pequeñas gotas de las historias en papel, pero también de las otras películas que saldrían, y acabar con un gran evento o fin de fase.

 Marvel mezcla y remezcla. Una vez que estás en su universo, puedes aparecer donde sea

El dinero empezó a llegar en cantidades industriales. Disney apareció. Las películas explotaron globalmente a todos, porque en general, si te gusta el género, siempre hemos querido héroes, independientemente de donde vengamos. Todos los films siguen un patrón parecido: héroe con problemas que aprende algo en su film, con gotitas de humor, una violencia ligera, un romance blanco para toda la familia, actor poco conocido o con papeles previos que lo cancelarían como el protagonista (el caso de los tres Chris: Evans y su Antorcha Humana, Pratt antes de su transformación física, Hemsworth y su origen desconocido), aparición de secundarios de lujo pero de capa caída/o en  (pre)jubilación (Robert Redford, Anthony Hopkins…), y Samuel L. Jackson para unirlos a todos.

 No sé si una de las variables de la fórmula es llamarse Chris

En fin, que gracias esta fórmula, ya llevamos más de 20 películas y tres fases o folletines, unidos entre sí. Y con esta prueba de paciencia para el seguimiento del culebrón MCU. En algunos casos, las películas sobresalían, quizá especialmente a los directores o guionistas, saliéndose de esa media que quería controlar el estudio. Ejemplos así son el gran film de acción y thriller que es Capitán América: El Soldado de Invierno (un personaje que no imaginamos que haría el arco que hizo), Thor: Ragnarok (su directork Taika Waititi, nos devolvió los films de héroes más coloridos y divertidos), o Guardianes de la Galaxia (sin ser personajes conocidos, James Gunn puso un poco más de mala uva de la habitual, y nostalgia, que encandiló).

 El comienzo ideal cuando quieres ser el Indiana Jones espacial

Como espectadores, se llega a un nivel, para algunos, en los que se abandona o se ve sólo las de aquellos héroes que gustan, y ahí estaba yo, viendo Endgame y preguntándome cómo la película que era la culminación de otras veinte, llena de guiños a esas pelis, homenajes o continuaciones de cosas que sucedieron ya hace 10 años, podrían ser seguidas por un público normal, no fan, no comiquero. ¿Estaba funcionando la película si no se tenían referencias previas? ¿Se podía disfrutar de la misma? ¿Se puede leer el capítulo final de un folletín sin haber leído el resto? ¡Si había guiños a series como Agente Carter que no todo el mundo había visto! Sí, porque Marvel también, visto el éxito alcanzado, extendió su producción al canal ABC con Agente Carter y Agentes de Shield, para un público familiar, y se lanzó de lleno a uno relativamente más adulto con las historias neoyorkinas de Daredevil, Jessica Jones o Luke Cage en Netflix (estos no se incorporaron al film por no confundiar al público no fan).

Hay que ver todo el vídeo: la escena original (Soldado de Invierno) y el guiño (Endgame)

Pues en eso estaba yo al ver esta película, pensando en esa culminación de más de 20 películas. Una operación a largo plazo, que es el sueño de cualquier productor cinematográfico y que se seguirá extendiendo, mientras el público lo acepte y no se canse de ello. ¿Qué entendería acerca de Vengadores: Endgame un espectador que la viera por primera vez sin saber nada de lo anterior? Supongo que se adaptaría, incluso ayudado con el cambio del tono del film respecto al a aventura precedente (de acción algo seria superheróica, a una aventura con humor y viajes en el tiempo). Pero está claro que estaría leyendo un número más de un folletín, que podría disfrutar si es de su gusto, aunque perdería el hilo argumental de las  tramas que convergen ahí. Es entonces cuando caes en que además de la lectura referencial que le darán los fans más acérrimos del mundo de las viñetas, habrá una segunda lectura de la cultura popular que ha seguido este culebrón a lo largo de los años, y otra para el espectador ocasional.

Un montón de gente. Un montón de historias y una gran idea

No es la primera vez que una película se interpreta en diferentes capas según las experiencias del espectador,  y el ejemplo más claro es ver una adaptación juvenil de Shakespeare, pues estará el erudito y amante del dramaturgo inglés y el otro espectador, que desconozca, quizá, su obra o persona. Igualmente aquí, habrá varias capas, y en todas ellas, los productores sacarán beneficio. Me pregunto, eso sí, cómo se verán dentro de 50 años, como una colección clásica de buen cine o sólo como un ejercicio inteligente de mercadeo hollywoodiense. Ahí está también la cuestión.

Carmen R.

viernes, 5 de julio de 2019

El lobo de Wall Street

Que quede claro desde el principio: El  lobo de Wall Street es una de las mejores noticias cinematográficas, uno de los mejores regalos, una de las mejores sorpresas que he recibido en las salas en los últimos años. 

En el momento de su estreno fue recibida con reacciones extremas: o aplausos entregados o críticas destructivas y feroces. Yo ya lo he dicho: estoy del lado de los fans y la disfruto como si me tomara un verdadero caramelo picante y sabroso que me durara tres buenas horas, aunque (en esto sí coincido con sus detractores) podría durar algo menos y no perdería su gracia.


Scorsese se propuso hacer una parodia y le salió una peli muy entrenetida y divertida, pero que no quiere ser cómica, porque lo que nos narra una voz en off como la de Uno de los nuestros no tiene maldita la gracia; sería más bien una comedia negra y tremendamente cínica, amarga, epustuflante (se queda una perpleja ante semejante catálogo de estulticia humana), excesiva, esperpéntica y de lo más vándalo y macarra tras Jo qué noche.


¿Y por qué quiso Scorsese hacerla así? Pues porque quizás no haya otra manera de relatar cómo fueron aquellos años (¿solo aquellos?) en que la suerte de miles de personas estaba en manos de unos auténticos tarados analfabetos que no tenían ni idea finanzas ni de nada y que hasta su edad madura se comportaron como adolescentes salidos y descerebrados:
 
«A Robbie Feinberg le llevó cinco años terminar la secundaria. Alden Kupferberg ni siquiera se graduó. Chester Ming era un chino depravado, pero logró graduarse gracias al arte del chamtzui. El más listo era Nicky Koskoff: fue a la escuela de Derecho».
El lobo contiene léxico grosero, quintales de mal gusto, sexo degradante, escenas efectistas, personajes grotescos, extravagancia a chorros, sí, pero insisto: ¿hay un modo más eficaz de narrar la construcción de un imperio económico con cocaína, masturbación y prostitutas en las bases y el dinero y nada más que el dinero en el horizonte?

No comulgo,como digo, con quienes no ven tras esta sátira excesiva un discurso crítico. No creo que la ausencia de moralina equivalga a aceptación ni a complacencia. Yo veo ese discurso crítico; le quito el voluntariamente exagerado envoltorio de la parodia y lo veo, lo sigo y lo compro claramente, sobre todo cuando acompaño a casa en su viaje en metro al agente del FBI que retiró de la circulación al lobo y que, sumados todos los sueldos de su carrera funcionarial, jamás alcanzará los ingresos de un solo día de la era de esplendor de Jordan Belfort.
 

El lobo es la tercera peli de Scorsese centrada en un individuo inmoral y en su entorno, su carrera hacia el éxito, sus días de gloria y su caída a los infiernos.  Las dos anteriores fueron, como todo el mundo sabe, Uno de los nuestros y Casino. En El lobo Scorsese nos ofrece una revisión actualizada de sus viejos clásicos, pero con otro, muy otro, tono y con otros ingredientes que suponen grandes aciertos.

Precisamente uno de esos aciertos de Scorsese fue convertir en protagonista a otro tipo dedelicuente que se separa bastante del gángster tradicional. El tal Jordan Belfort fue y es uno de esos tipos deleznables, estilo Trump o Berlusconi, al que la mitad de la población (me refiero a los hombres) detesta y envidia a partes iguales. De ahí el hecho de que muchos críticos vean en El lobo una cierta apología de determinado modo de vida y no una sátira crítica: los Ferraris y las rubias despampanantes convenientemente operadas ejercen una atracción demasiado fuerte; ¿quién no querría una vida así?
 

Pero no. Jordan Belfort encarna la peor versión del sueño americano: puedes ser pobre y carecer de formación, pero si eres lo suficientemente miserable, podrás ganar mucho mucho dinero y ser ese patán que siempre has querido ser. Belfort no es un hombre, como se ha escrito, al que la codicia hace olvidar sus principios; no; es un hombre que no ha tenido principios jamás.
 

Y termino ya citando brevemente otros tres grandes aciertos de esta peli. El primero, que Scorsese sabe inspirarse, además de en sus propios clásicos y en otros fimes consagrados como Wall Street, de Oliver Stone, en pelis no tan conocidas como Boiler Room o Margin Call

El segundo, que reúne a colaboradores de auténtico lujo, como Matthew McConaughey (¿alquien ha conseguido olvidar su escenita?), Spike Jonze, Jean Dujardin, Joanna Lumley, Jon Favreau, Rob Reiner y el propio Jordan Belfort.


Y, el tercero, hablando de escenitas, además de la de McConaughey, no puedo resistirme a nombrar otras impagables como la de los lemmons (solo por esta DiCaprio ya merece tres óscars seguidos) o la de la tormenta en el Mediterráneo.


Os dejo, como casi siempre, con la ficha técnica. Recibid un abrazo de vuestra amiga

Noemí Pastor







Ficha técnica (filmaffinity.com)
Título original
The Wolf of Wall Street
Año
Duración
179 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Guion
Terence Winter (Libro: Jordan Belfort)
Fotografía
Rodrigo Prieto
Reparto
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Productora
Paramount Pictures / Red Granite Pictures / Appian Way. Productor: Martin Scorsese