viernes, 7 de mayo de 2021

La nueva ola española de época

La Templanza, disponible en Prime Video

La llegada de las plataformas digitales nos ha sumido en una llegada sin precedentes de nuevo material audiovisual constante y en enormes cantidades. Como decía Scorcesse, hay una obsesión por la creación de contenido, y yo ya digo a nivel personal, que todas las semanas veamos anunciada la "serie o película de la década o el siglo", que cambia tan pronto como se pasa del domingo al lunes. Como el que va a un restaurante de comida rápida, recibimos de seguido un nuevo plato en forma de novedad semanal, que puede venir de cualquier parte del mundo, pero nos preguntamos si lo que empezamos a "comer" se convertirá en algo más para devorar rápidamente, dejar de lado, o degustar con ganas.

Porque todos los días sale algo nuevo, algo aparentemente "imperdible", pero que a las 2 o 3 semanas puede quedar mortecino y frío en una esquina de nuestra "lista de pendientes".

A raíz de esto, la aparición de plataformas hispanas, y el éxito internacional de productos que en principio eran locales, como "La Casa de Papel", los productores de "contenido" han visto un filón en el producto nacional, y desde "Antidisturbios" a las chicas de "Sky Rojo", cada día sale algo nuevo. De este nuevo "filón" se ha recuperado un producto típicamente español, las "series de época".

Antidisturbios, producto actual de Movistar

Las series de época estaban basadas en las ya famosas "radio novelas" cuando no existía televisión, o en las colecciones populares de clásicos o biografías que pulularon desde antes del Franquismo, y que luego supusieron uno de los valores seguros de los primeros años de la dictadura en el mercado cultural y librero. Cuando llega Televisión Española, el paso natural era trasladar esto a la pantalla, y es cuando nacen los espacios de "Estudio 1" y "Novela". Fueron años y años de biografías, teatro, historias originales y también clásicos, que provocaron gran conmoción en el público del momento, como por ejemplo con la adaptación del Conde de Montecristo de 1968 (disponible en el Archivo de TVE).

El Conde de Montecristo, Pepe Martín, que generó una legión de fanáticas entorno al actor

El aspecto acartonado de las adaptaciones, y el cambio de la técnica, así como el fin de la dictadura, dieron lugar a una menor cantidad de productos, pero los pocos que habían se centraban en la adaptación de clásicos nacionales, con lujo y detalle, así como aspecto cinematográfico. Es ahí cuando llegan las grandes series clásicas españolas como "Fortunada y Jacinta", "Ramon y Cajal", "Los Pazos de Ulloa" o "La Regenta", que gozan de un gran éxito de crítica y público. Las series espaañolas se intercalan con producto de fuera, series de éxito en el extranjero como "Poldark" o "Raíces".

Fortunata y Jacinta, producto de gran calidad de los primeros 80

Es ahí cuando llegan los años 90, y TVE dejó de ser un jugador solitario en las pantallas de los espectadores. La llegada de las cadenas privadas empieza a generar un modelo te televisión diferente, más basado en los shows de espectáculo, la telerrealidad, el famoseo y lo morboso. Es completamente natural, que todos los participantes de la parrilla televisiva prefieren hacer programas que salen más baratos y fáciles de producir, que reportan mejores audiencias que se ven llamadas por el vértigo de un contenido que llama a los instintos básicos y primarios, a la vez que se recogen cuantiosos beneficios publicitarios. Estos hechos no suceden sólo en nuestro país, y cada día hay menos series de época, pues si hacen falta alguan, siempre se puede poner alguna supuesta "superproducción" que se resume en hechos biblicos cuando se acerca la Semana Santa, para llamar a la audiencia más tradicional, y sólo como reemplazo de la programacuión habitual.

Es una época bastante pobre y vacía. Las series sólo se podrán ver en canales muy específicos de la parrilla de pago digital, y se estrenarán de tapadillo, como por ejemplo el éxito de "Orgullo y Prejuicio" a finales de los 90 en Canal Estilo. Otro canal de esa época, el glorioso Album TV, recuperará series antiguas pero de éxito como "Retorno a Brideshead". Es un momento de penurias y en los años venideros, sólo los DVDs y las ediciones domésticas, recuperarán estos seriales o se atreverán a incluir supuestas novedades, que con suerte, sólo iban a canales autonómicos en fin de semana (caso de "Norte y Sur" o "Ana de Tejas Verdes").

Orgullo y Prejuicio, un ejemplo de serie atemporal

La serie de época se considera un programa para la siesta, un culebrón de más o menos bajo presupuesto. Y sólo sobrevive en el siglo XXI, como series interminables tipo "El Secreto de Puente Viejo" o "Amar en Tiempos Revueltos", así como miniseries muy concretas, de ciertos periodos tumultuosos y basadas en obras de éxito literario como "La Señora" o "El Tiempo entre Costuras", que gozan del favor del público.

Llegados hoy a una época en la que las plataformas digitales se pelean por la audiencia, se crea un modelo mixto en un país como el nuestro, donde el consumo televisivo está muy marcado por la edad de la audiencia. Así, se produce mezclando a un canal de televisión en abierto, y a la vez, a un canal digital. Alentados por los best sellers "históricos" y "románticos", o por el éxito de las series citadas antes o aquellas que sin ser adaptaciones de libros, tenían sabor a "culebrón" más serio como "Las Chicas del Cable", "Velvet" o "Grand Hotel" (que incluso tienen éxito en el extranjero), algunos productores se han lanzado a un "revival" de las series de época, diversificando el producto.

Grand Hotel, "culebrón" de gran presupuesto y éxito fuera de España

Así podríamos encontrar dos tipos diferenciados: la de aventuras-histórica y las románticas clásicas (no autoexcluyentes), y en el último año, nos han llegado "El Cid", "Hernán", "Inés del Alma Mía" (entre las primeras) o las adaptaciones de "La Cocinera de Castamar" y "La Templanza". Todas tienen los ingredientes para llamar al público, incluso a nivel mundial, y todas han supuesto un resurgir de las grandes miniseries de antaño, lo cual indica que hay una audicencia para las mismas.

Ahora bien, ya cada una, según los gustos y los conocimientos que se tengan de la época en que se desarrollan, o la historia que cuentan, podrá caer mejor o peor al espectador. En mi caso concreto, he disfrutado bastante con "La Templanza", basada en la novela de María Dueñas (que aún no he leído), especialmente más que por la historia, por actuaciones concretas de algunos actores y por lo cuidado de la presentación y vestuarios. Porque nos guste o no la historia, si al menos está bien realizada, con seriedad, yo creo que algo nos puede atraer. Y hacía mucho tiempo, salvo en las producciones más caras que habíamos visto recientemente, que el cuidado por el detalle, especialmente en el vestuario, no surgía, y en esta serie, con una producción más cercana a las series de "alta calidad" inglesas, y unos vestuarios muy reales, se cumple. Otra cosa es la historia, que ya lo dejo al gusto de cada uno.

Hernán, producción de ambos lados del Atlántico amparada en Amazon

Añado también que en un país donde se rueda una gran cantidad de productos de éxito como "Juego de Tronos" o "The Crown", no hay falta de escenarios. Y si faltan, y si la historia sucede en América, estoy segura de que también se pueden encontrar lugares.

Abierto este camino de "period drama" hispano, sólo espero un poco de valentía por parte de los productores. No hay motivos para avergonzarse de una serie de época española en comparación con otra extranjera, y hay historias más que suficientes en nuestra literatura y en la historia, como para arriesgarse. Y parece se seguirán arriesgando de momento con el anuncio de la nueva miniserie de Magallanes y Elcano.

Deseando más productos bien hechos, aquí me quedo soñando por las adaptaciones que nunca me llegan, como Valancy Stirling de L.M. Montgomery, o la española "Memorias de un Solterón" y todo el universo de Marineda creado por Emilia Pardo Bazán (estamos este año en su aniversario, y podría darse el milagro).

Carmen R.


2 comentarios:

Juli Gan dijo...

El otro día estaba escribiendo un comentario en este artículo y se me borró de un plumazo. Me dio tanta rabia. Las series de época me dan cierta aprensión, sobre todo esas que echan para pasar la tarde que veo rara vez por hacer compañía a alguna anciana aficionada. Me parece tan artificial que lleven esas vestimentas de época pero que su forma de expresarse sea tan "millennial". Por otro lado, es inevitable usar expresiones y visiones modernas de cosas pasadas. Es una especie de revisionismo. Ese "cuéntame" o esa "patria" haciendo pasar por realidades cosas que no lo son...

Carmen dijo...

¡Ay Juli! Sí que da rabia cuando estas cosas se borran. Es cierto que no hay nada más horrible que estas adaptaciones "pasadas" por el filtro del momento, que se asemejan a un viejo culebrón y quedan así de artificiosas o revisionistas. Sí, si son así, yo tampoco las aguanto.