viernes, 13 de abril de 2018

¿BAILAMOS?

Fred y Ginger en acción

En mi infancia no veíamos mucho la tele. Había pocas horas al día, si  las películas tenían rombos no se podían ver y si eran tarde por la noche, tampoco. Eso sí, yo veía todo lo que me dejaban: Los Chipiritifáuticos, las novelas (¡qué grande El conde de Montecristo!), Estudio I, zarzuelas y todas las pelis posibles.  Creo que me gustaban todas. Las de vaqueros, las de romanos, las de humor, las de amor y las musicales. Ya sabéis que el mundo se divide en gente a la que le gustan los musicales y gente que los odia. Ahí no cabe término medio. Yo soy del primer grupo, y ya lo era de niña. A mí no me parecía absurdo que en medio de una conversación empezaran a cantar o bailar. En la televisión de aquellos años ponían muchísimas. También recuerdo ese género tan pintoresco que era el musical acuático, con Esther Williams a la cabeza. Creo que habré visto diez veces Escuela de sirenas. Pero mis favoritos, sin duda, eran Fred Astaire y Ginger Rogers. Pienso en Estados Unidos en esa época, en medio de la Gran Depresión, quizás eso influyó en que se hicieran tantas películas de evasión, de “amor y lujo”, con toques de humor sin ninguna acidez. El cine siempre ha sido un buen lugar donde refugiarse cuando las cosas están muy feas. He estado también mirando escenas de baile en youtube de otras películas que recordaba como “Check to chek “ de Sombrero de copa o “El continental” de La alegre divorciada.
El famoso musical acuático
No había vuelto a ver ninguna de sus películas desde aquellos lejanos años y últimamente me picó la curiosidad ¿qué me parecerían ahora? Como ha sido una ocurrencia muy de última hora, no me ha dado tiempo a localizar muchas y solo he vuelto a ver Amanda y Ritmo loco. Lo primero que me ha sorprendido es lo viejas, reviejas que son estas películas, quiero decir que ya eran muy viejas cuando las vimos, ¡de los años 30! No sé cómo no nos parecían rancias ya entonces… Pero como he dicho, nosotros no le hacíamos ascos a nada. Tengo que reconocer que las he mirado con buenos ojos, teniendo en consideración que tienen 80 años y que es casi como ver “obreros saliendo de la fábrica”. Por supuesto, lo esencial de la trama es el baile y eso ha envejecido bien. Me siguen fascinando los números musicales. Los argumentos son muy ingenuos, casi un pretexto para darles ocasión de bailar. Un cierto enredo en “chico conoce chica” que, por supuesto, acabará bien.
Amanda (atención al vestido)

Las dos que he conseguido volver a ver son del mismo director, Mark Sandrich, que también dirigió a la pareja en otras tres ocasiones. Las tramas son muy simples. En Amanda, Ralph Bellamy está enamorado de Ginger Rogers pero ella tiene un  total rechazo al matrimonio , por eso le pide a su amigo Fred Astaire ,que es un famoso psicoanalista, que intente curarla para que acceda a casarse con él. Por supuesto, ella se enamora de Fred Astaire y tras varios enredos y bailes, acaban juntos. En Ritmo loco, Fred Astaire encarna a un bailarín clásico (Petrov) que está aburrido del ballet y quiere bailar claqué. Ginger Rogers es una famosa bailarina de music-hall de la que Petrov está enamorado pese a no conocerla en persona.  
Ritmo loco
De nuevo enredos y bailes y final feliz. Como dato curioso, he leído que en ninguna película se besan, pese a ser siempre pareja. De los dos, el mejor bailarín era Fred Astaire según todos los entendidos. Comenzó a bailar muy joven con su hermana Adele. Su primera prueba para el cine debió resultar un desastre, el informe decía algo así “no sabe actuar, no sabe cantar, tiene entradas. Baila un poco”. Gran visión de futuro el que escribió el informe. Para decir que Fred Astaire baila un poco hay que poner el listón muy alto. O ser un tarugo (me inclino por la segunda opción). Dicen que en la pareja él aportaba estilo y elegancia y ella sensualidad. Fred Astaire tuvo otras parejas, algunas incluso mejores bailarinas (de nuevo según los entendidos) ,como Paulette Goddard,
,  Rita Hayworth  o Eleanor Powell, pero la pareja formada con Ginger Rogers tuvo una química especial que cautivó al público. Pese al cierto temor con que las he visto, he vuelto a disfrutar con estas películas. No sé si es la nostalgia o lo buenos qué son los números musicales, pero siguen valiendo la pena.
Laura Balagué (Mona Jacinta)

2 comentarios:

OR² dijo...

Es curioso que gustándome tanto el baile, no he visto una sola película de Fred Astaire, habré visto uno que otro corto musical cuando mucho y actuaciones especiales.
Pero voy a buscar esas películas que mencionas.
¿De Gene Kelly cual recomiendas?
Un saludo afectuoso :D

Mona Jacinta dijo...

De Fred Astaire y Ginger Rogers no creo que sean estas las mejores, son las que he podido conseguir. De hecho, diría que "En alas de la danza" o "Sombrero de copa " son mejores. De Gene Kelly yo elegiría "Cantando bajo la lluvia" o "Un día en Nueva York".