sábado, 23 de junio de 2018

Hacer comedia de la tragedia (La Vaquilla)


Esta semana traigo a nuestro rincón zinéfilo una de las películas con la que más disfruté en mi adolescencia. La primera vez que la vi, nos la echaron en el instituto y me quedé maravillada con las chuscas peripecias de un grupo de soldados infiltrados entre el enemigo. Se atrevía a burlarse de una cosa tan seria y con tan poca gracia como fue la guerra civil española. Por primera vez se hacía de una tragedia una comedia. Cosa de García Berlanga, que encima fue alistado en la leva del biberón por la República en los estertores de esa barbaridad bélica. Berlanga, y Azcona, fueron capaces de sacar una comedia de algo tan luctuoso por primera vez, luego ya vendrían otras comedias como "Biba la banda", un par de años después.


Cartel de la peli.


Cuando hablo de la película "La vaquilla", yo no sé por qué muchos la confunden con el personaje principal de la película de subgénero delictivo y rateril "Perros Callejeros" de J.A. de la Loma que llevaba el desafortunado apodo de "el Vaquilla", nacido para cosas oficiales como Juan José Moreno Cuenca. Pero no, yo hablo de la famosa película que el maestro de maestros y austrohúngaro por vocación, Luis Garcia Berlanga, rodara hace ya treinta años en el hermoso pueblo zaragozano de Sos del Rey Católico. El pueblo se llama de esta manera porque allá vio la primera luz de su vida el rey Fernando II de Aragón y V de Castilla por matrimonio y luego viudedad, y por pasarse por el forro de las gónadas la sucesión de su hija, y por cargarse la libertad del reino de Navarra, etc, etc. Por cierto, eso de "los reyes católicos" ¿Es que el resto no lo eran?.

Escultura de Berlanga en Sos, donde se rodó La Vaquilla
Ya me he liado, como es costumbre. Volviendo sobre el tema de la película berlanguiana en cuestión, es una ácida sátira de lo que fue la guerra civil. Cuenta la historia de un heterodoxo grupo de hambrientos soldados republicanos que acuden a un pueblo de la retaguardia en zona nacional para robar la vaquilla que es parte de los festejos y así tener algo que comer en las trincheras. 


El quinteto liándola en el pueblo

El guión, siempre al alimón con el gran Rafael Azcona, narra los momentos más chuscos de esta "original " expedición formada por un teniente por derecho político, gran amante de su oficio de peluquero (José Sacristán), un brigada, militar de oficio(Alfredo Landa), un cura rebotado (Carles Velat), un torero con miedo(Santiago Ramos) y un chico natural del pueblo en fiestas cuya máxima obsesión es ver a su novia (Guillermo Montesinos). Como en todas las pelis de Berlanga, la trama es un"arco berlaguiano". Se parte de una mala situación, se aspira a mejorar, y al final se acaba igual o peor que al principio.

Plano-secuencia berlanguiano. Tres escenas a la vez.

Las peripecias del dispar grupo comienzan en unas trincheras aburridas, la inestimable ayuda de un intendente homosexual que les ayuda a cruzar las líneas, encontronazos con la plana mayor franquista, la iglesia represora, la aristocracia más rancia, y la familia política del soldado natural del pueblo. La escena final es simbológica. La vaquilla, que es el origen de la peripecia, la cual quieren robar para dar de comer a sus tropas e impedir la fiesta al enemigo, acaba muerta porque ninguno de los dos bandos sabe muy bien qué hacer con ella. Los buitres planean sobre el cadáver mientras suena "la hija de Juan Simón".  Deja claro su mensaje.




El hecho real del trueque entre los bandos atrincherados ya se había rodado veintidós años antes gracias a una peli de Pedro Lazaga, habitual de las comedias de la época con Landa, López Vázquez, Gracita Morales, Aparicio, etc, etc, llamada "Posición avanzada", rodada en pleno franquismo de los tecnócratas del Opus. Algunos detalles de la peli la hacen recordar viendo las descacharrantes escenas de los cinco republicanos infiltrados en las tropas enemigas.



También es curioso que tanto Lazaga como Berlanga, para purgar su pasado, fueron miembros de la División Azul pasándolas canutas en Rusia en plena juventud.


Guerra chapucera y toros, retrato español.

Berlanga dió muchas vueltas a esta historia. La quiso hacer en los cincuenta, pero hacer humor de un hecho tan serio no parecía bien ni a rojos ni a azules, que ya es curioso, pues en este punto estaban de acuerdo. Cuando acudía al extranjero con alguna peli tipo "Bienvenido míster Marshall" o "el verdugo", Berlanga aprovechaba para hablar con exiliados, que torcían el gesto con reprobación ante la idea de hacer una sátira. El humor, como alguien dijo una vez es igual a tragedia más tiempo. Así que Berlanga tuvo que esperar muchos años para llevar a cabo esta filmación. Tanto que la historia evolucionó. Al principio iba a narrar la historia de un pueblo en pleno frente, dividido en dos, por medio de una franja blanca que delimitaba las dos Españas. Quizá os suene al pueblo "fregatriz" Villaarriba y Villaabajo, donde aprovechó la idea original del primer boceto de la vaquilla. Aunque cosas como las del intercambio de tabaco por papel de fumar son absolutamente ciertas.


Secundarios de lujo. Agustín González, comandante fascista; Amalia de la Torre, condesa trastornada; Adolfo Marsillach, marqués y Fernando Sancho, el alcalde fascista. La idea de Berlanga era contar con Luis Escobar (marqués de Leguineche en la escopeta nacional), pero no pudo ser.

Una de las especialidades de Berlanga era hacer secuencias corales donde los actores, diseminados por todo el cuadro, van desarrollando sus cometidos, como por ejemplo, la escena de la barbería en la que, mientras Landa espera ser inyectado por Luis Ciges, por cierto, también divisionario en Rusia en su mocedad, Sacristán se desvive por recordar su profesión de barbero afeitando a un Agustín González que resulta ser el comandante franquista.


Violeta Cela interpreta un mínimo personaje de la novia de Guillermo Montesinos. Una chica con carácter que elige al alférez fascista(Juanjo Puigcorbé) aunque se nota que aún quiere al pobre perdedor.

Como decía más arriba, las películas más exitosas de Berlanga solían contar con varios aspectos similares: Una, es que en todas ellas aparece la palabra fetiche "austrohúngaro", dos, que no hay un protagonismo individual pues suele estar repartido entre un puñado de actores y tres, que siempre se da el llamado "arco berlanguiano". Esto no es otra cosa que, partiendo de una situación un tanto incómoda, se toma una oportunidad de prosperar, que finalmente se trunca, acabando igual o peor que al comienzo.

Magistral resumen de la peli en 30 segundos:




La Vaquilla fue una película exitosa sobre la guerra civil antes de que este lamentable pasado inundara la literatura, el cine y la televisión. Puede que su éxito fomentara la aparición de otras obras versadas sobre el tema.


Juli Gan

2 comentarios:

ricard dijo...

Esta película no sólo es divertida, no sólo es uno de los mejores títulos de Berlanga; es -o lo fue en su momento- necesaria.

Saludos.

Teo Calderón dijo...

Los resortes habituales y el estilo característico del cine de Berlanga están presentes (también sus tics) en esta película de multitudinario reparto. Sin embargo, por una fallida conjunción de los elementos manejados, en mi opinión el invento no funcionó con la deseable precisión, quedando muy por debajo de sus mejores logros.
Como sabemos, se trata de un viejo y querido proyecto del autor de “PLÁCIDO”, tardíamente llevado a cabo por causas ajenas a su voluntad. Y es lo que tiene cuando el puchero lleva demasiado tiempo sobre la chapa de la cocina a fuego lento, que parte de las alubias acaban quedando adheridas al fondo del cacharro y lo que finalmente se ha podido aprovechar ya no tiene el sabor deseable.