El sacerdote (1978)
Simón Andreu vestido para oficiar.
Película española de Eloy de la Iglesia rodada durante la explosión de libertad de la no tan modélica transición quizá demasiado escandalosa para la época, aunque estaban en pleno destape, con escenas innecesariamente eróticas y desnudos sin venir a cuento sólo para sacudirse de encima tantos años de represión sexual (Entre otras represiones).
Obsesión erótica del cura (Esperanza Roy y José Manuel Cervino)
Precisamente de esto va este drama con tintes de comedia. El padre Miguel (Simón Andreu) es un sacerdote en la treintena que empieza a obsesionarse con el sexo. Ve erotismo en todas partes y siente una atracción vertiginosa. Su historia transcurre en la segunda mitad de los años 60 en esa España franquista a la que le cuesta aceptar los cambios que el concilio vaticano II ha traído para los católicos. El padre Miguel aún viste con sotana mientras curas jóvenes y entusiastas como el padre Luis (Emilio Gutiérrez Caba) representa a la iglesia moderna de los curas obreros de izquierda a punto de empaparse de la telología de la liberación.
¿La última cena en la casa cural?
El padre Miguel se siente obsesionado por una atractiva mujer y devota creyente, Irene (Espranza Roy), que le cuenta en el confesionario sus dudas acerca del diferente uso que hace del matrimonio con su esposo porque la iglesia le prohibe los anticonceptivos. El deseo de la carne martiriza al sacerdote que no duda en usar cilicios para autoflagelarse y reprimir ese deseo carnal prohibido por la iglesia. En la casa parroquial donde vive conviven varios sacerdotes, quizá demasiado caricaturizados, que representan las disyuntivas de la iglesia en aquel momento postconciliar. Tenemos al cura nacionalcatólico, al cura izquierdista, al cura que quiere casarse y colgará los hábitos, y al terriblemente confundido (Andreu).
Mortificación y cilicio para combatir la tentación, amén.
El padre Miguel acaba por iniciarse en los placeres de la carne y finalmente acaba por consumar el acto sexual con Irene. Confuso ante sus demonios internos acaba ingresando en un centro de salud mental después de un brote por el que se acaba automutilando.
Priest (Sacerdote) (1994)
Linus Roache vestido con ropa talar.
Esta cinta británica de Antonia Bird nos cuenta la historia del joven padre Greg (Linus Roache) que llega a una parroquia de un barrio obrero de Liverpool, donde viven católicos irlandeses y escoceses. El párroco del lugar es el padre Thomas (Tom Wilkinson), un sacerdote de ideas izquierdistas que pasó años de su juventud trabajando en esa Latinoamérica fervorosa de la teología de la liberación (Vuelve a salir el tema, como veis). Le padre Thomas no tiene pelos en la lengua y sus homilías son bastante políticas cosa que al estirado del padre Greg no le parece demasiado bien. El tema de la castidad vuelve a salir en esta cinta cuando el padre Greg descubre que el padre Thomas y Maria (Cathy Tyson), la asistenta del hogar, viven en pareja. Greg se entera por boca de Maria que si Thomas no ha colgado los hábitos ha sido por decisión de ella, ya que, a pesar de vivir como un matrimonio, el padre Thomas mantiene una vocación intacta.
En la casa sacerdotal el padre Thomas y Maria son una sólida pareja.
El padre Greg tiene otras inclinaciones, una noche se adentra en un pub de ambiente gay donde conoce a Graham (Robert Carlyle) con el que se acuesta. Los problemas del padre Greg se multiplican. Por un lado es incapaz de asumir su debilidad carnal y por otro se enfrenta a una atormentada persona que revela un secreto de confesión el cual no sabe cómo arreglar. El padre Greg trata de una manera horrible a Graham para luego ir a buscarlo. Mientras están reconciliándose dentro de un automóvil los detiene la policía y entonces la mayoría de su comunidad religiosa lo rechaza.
Decidir entre voto de castidad y deseo natural es complicado.
El padre Thomas insiste en apoyarle pero el obispo (Rio Fanning) demuestra una nula caridad cristiana y lo envía a otra parroquia rural muy lejos junto a un viejo sacerdote que sólo habla en latín y lo vigila con desconfianza. Un buen día, el padre Thomas aparece por el nuevo destino del padre Greg y lo anima a que de una misa con él en su antigua parroquia de Liverpool, porque el padre Greg es homosexual pero tiene claro que quiere seguir con su vocación sacerdotal y no piensa colgar la sotana. Esa noche gastan una broma muy merecida al viejo cuervo que habla en latín y que desprecia tanto a Greg.
Concelebrando la eucaristía.
La escena final se desarrolla durante la misa concelebrada de Thomas y Greg. Muchos de los feligreses no aceptan al padre Greg y marchan furibundos, como si ellos pudieran tirar piedras libres de pecado. Después, durante la eucaristía, sólo alguien muy especial se acerca a recibir la comunión de la mano del padre Greg, y esa es la persona que confesó su terrible secreto de víctima frente a él. Ambos lloran abrazados.
Escena dramática.
Dos películas con el mismo título que cuentan las vicisitudes de dos sacerdotes católicos que se enfrentan a sus deseos interiores y sus dudas de fe. Dos películas que distan dieciséis años la una de la otra. La peli española nos muestra el aire represivo del tardofranquismo y la inglesa el aire represivo de las comunidades religiosas cerriles. Ambas se plantean el tema del celibato y su idoneidad según los tiempos que corren. En ambas cintas se habla del conflicto de la vocación y su incompatibilidad normativa con la vida marital. Mientras en la cinta española el padre Miguel acaba renunciando a todo, tanto al sexo como a la vocación, en la cinta británica la vocación sacerdotal del protagonista sigue indemne.
Ambos curas, con la hostia en la mano.
Estas dos cintas reflejan, con tres lustros de diferencia, varios aspectos similares dentro del sacerdocio de una religión concreta en dos países europeos. Las dos tratan el tema del celibato, en ambas el celibato se cuestiona con la diferencia de que la película de Eloy de la Iglesia trata el tema en la época de los cambios conciliares y la de Antonia Bird es algo que ya está bien asumido. También queda en un segundo plano el poder de la ideología política dentro del seno de la iglesia. El izquierdismo, el progresismo y la lucha obrera van de la mano de las ideas del padre Luis y del padre Thomas, mientras el conservadurismo y la detentación del poder están representadas por el padre Manuel y el obispo de Liverpool.
El confesionario tiene su peso en ambas pelis.
Ambas pelis, claro está, se centran en la transformación de dos sacerdotes desde una integridad, casi podríamos decir pureza, hasta la crisis de fe suscitada por la tentación de la carne. Para ambos protagonistas el ceder a las pasiones trastoca el ideal impuesto por sus votos. En el caso del padre Miguel, su obsesión le hace tomar una drástica decisión que, sin embargo, el padre Greg lleva de una manera mucho más tranquila. Greg, además, elige seguir en el sacerdocio, aunque ambos rechazan a la persona por la que sienten deseo.
Confesionario preconciliar con mantilla y todo.
La peli de Eloy de la Iglesia, quizá demasiado provocadora para la época, esbozara personajes demasiado estereotipados y su dramatismo fuera exagerado, pero así era el cine de este autor. La película de Antonia Bird, en cambio, es una película bastante suave que quizá nos deja a falta de un final mucho más explicativo. Ambos films, en definitiva, tratan el tema de ser sacerdote y la dificultad de cumplir unas normas anquilosadas en el medievo en pleno siglo XX dentro de sociedades europeas, una donde el catolicismo era la religión mayoritaria, y en el momento de la peli, religión de Estado, y la otra en un país democático y algo más moderno donde el catolicismo es una religión minoritaria y la presión social no es tan fuerte, aunque la homofobia supere la barrera religiosa.
Con la bendición urbi et orbe de Juli Gan.
2 comentarios:
Subgénero bizarro e inquietante donde los haya, este de pelis de curas.
Que soy Noemí. No me he dado cuenta y he publicado como Zinéfilaz. Saludos.
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