viernes, 8 de febrero de 2013

Del papel al celuloide: "La pianista"



En el principio fue la novela

Bueno, no, vamos a empezar por la novelista. Elfriede Jelinek es austriaca, escribe, claro, en alemán, y precisamente en una clase de alemán oí yo hablar de ella por primera vez. El profe nos contó cuatro cositas sobre su obra (ha escrito novelas y piezas de teatro y también tiene prestigiosas traducciones) y acabó casi diciendo que no la leyéramos y que "bueno, yo ya os he avisado". Entonces, yo, que soy una retorcida, pensé: "Uy, uy, uy... Si el profe dice que no la leamos, va a ser que mola". Y anduve bastante acertada.

¿Qué más os puedo contar de Elfriede Jelinek? Pues que tiene 67 años, fue militante comunista y también enemiga acérrima de Jörg Haider, el antiguo líder filonazi del Partido de la Libertad de Austria, que suele ser corrosiva en las críticas sociales que construye en sus escritos y que, por tal razón, cada vez que publica algo, se monta un escándalo al menos en Austria. ¡Ah! Se me olvidaba: y que en 2004 le concedieron el Nobel de Literatura.

Vamos ahora con la novela. Su título original es Die Klavierspielerin y, por presentarla de manera muy muy simple, os diré que trata de una profesora de piano, Erika, de unos cuarenta años, que vive con su madre. La madre es un monstruo de dominación que quiere exprimir todo de su hija: es posesiva, asfixiante, la obligó de niña a tocar el piano, controla su vida laboral y su intimidad, le impide tener vida social, cuenta con su dinero como si fuera propio... Erika, claro, acaba tarada, tiene episodios violentos con su progenitora, le da por la autoagresión y el voyeurismo y se enreda en otra relación destructiva con un alumno, Walter.

Walter es un chaval deportista, guaperas, ligón y atrevido. Empieza a tontear con Erika y al principio ella le ignora, pero acaba obsesionándose y, loca de celos, llega a agredir a las chicas que flirtean con él. Al final, tienen un par de extraños revolcones, pero, cuando Erika coge confianza y le pide escenificar sus fantasías masoquistas, el pobre chaval huye asustado.

Pasan más cosas, todas igual de turbias, pero no os las voy a contar.

No es La pianista la única novela de Jelinek que trata de hijas y madres: también habla de estos asuntos y de su lado más negro en Die Ausgesperrten (Los excluidos) y en Clara S, donde cuenta la historia de la esposa de Schumann. Jelinek ha declarado alguna vez que esto tiene relación con su biografía, pues su propia madre era "despótica, paranoica y castradora" y, al parecer, la obligaba a estudiar música e idiomas. Además, como Erika, siempre vivió con ella, hasta que murió con 97 años.

La pianista se publicó en 1983. Como os he dicho de otras obras de Jelinek, levantó polémica; se habló de "pornografía exclusivamente femenina", en la que profundizó en su siguiente obra: Deseo.


Haneke se mete en camisa de once varas

En 2001 Michael Haneke (en la foto) llevó La pianista al cine. Aquí tengo que detenerme un momentito y confesaros (como si pudiera disimularlo) mi rendida admiración por Haneke. Me gusta prácticamente todo lo suyo, pero, por destacar algo, destacaré Caché y La cinta blanca. Me gusta Haneke, ya os lo he dicho muchas veces, porque su cine me golpea, me sacude, me conmociona intelectual y hasta físicamente. Actualmente en las salas podéis ver su último film, Amor.

Haneke se mete en camisa de once varas porque se mete en una historia escrita por una mujer y que trata de la relación entre dos mujeres. Solo un hombre con su brillantez y su talento se atreve con algo así, también porque es el tipo de historia que maneja genialmente: La pianista es, como otras pelis (¿todas?, ¿casi todas?) de Haneke desasosegante y desestructurada: está una todo el rato pensando que algo horrible va a suceder y la situación de la señorita Erika, claro, es ideal para esas atmósferas cargadísimas que se mantienen continuamente a puntito de estallar.

La historia es, además, desestructurada, porque no se le ve el hilo: Haneke lo oculta a propósito para desorientarnos, para desconcertarnos. Como creador se reserva el derecho a abrir puertas (argumentales) y no cerrarlas, o a tapiar con cemento, de repente, otras. ¿Por qué? Porque sí, porque es su peli y hace lo que quiere.

Sin embargo, aunque todo presagie lo contrario, la película no es tan dura como la novela, supongo que porque hay cosas que se soportan mejor sobre el papel que en imágenes. En la película la madre no es tan bruja y Erika no es tan victimilla. Entre ambas (vedlas abrazaditas en la foto) hay una relación más compleja, una relación enfermiza de dependencia mutua con episodios de gran desconcierto y crueldad.


Escenitas

Sí respeta Haneke, en cambio, la escena final, de la que no os voy a decir nada por darle a esto un poco de intriga. La respeta y la recrea magníficamente, de forma sobria y descarnada y con un toque absurdo. Es una de esas escenas que te hacen pensar: No puede estar sucediendo lo que está sucediendo. Pero, sí, amigas, sí sucede.

Y, hablando de escenitas, hay otra en La pianista, de automutilación sexual, probablemente la más famosa de todo el film, que ha dado para mucho hablar y mucho escribir. Pero fíjate que hoy no tengo ganas de entrar en este asunto. Igual lo dejo para llenar otro día un post entero.


Isabelle Huppert y el chaval

No se me ocurre otra Erika mejor que Isabelle Huppert: esa inexpresividad expresiva suya, ese hieratismo y ese punto antipático le van fenomenal al personaje.

Para interpretar a Walter también fue un acierto contar con Benoît Magimel. Da la casualidad de que tanto Huppert como Magimel son habituales de otro director que me gusta mucho, Claude Chabrol, y que Magimel debutó en el cine con catorce añitos en una película que también es de mis favoritas, La vida es un largo río tranquilo, de Etienne Chatiliez. O sea, que todo queda en casa y en mi mitoteca particular.

La madre de Erika es Annie Girardot, una vaca sagrada de la interpretación en Francia. He leído en la Wikipedia que primero le ofrecieron el papel a Jeanne Moreau.


Popurrí final

De remate, se me ha ocurrido hacer, como en las verbenas de los pueblos, un popurrí de cosas cogidas de aquí y de allá sobre La pianista. Veamos.

Es un film terrible, brutal, perturbador; pero muy de verdad, muy sincero; como una bofetada, como un golpe en los ojos que te deja la sensación de haber visto algo extraordinario que se te queda grabado en el espíritu y te hace preguntarte por las fronteras de lo indecente y lo obsceno. Tiene cosas que no a todo el mundo le gusta contemplar, pero la lección de cine que recibes a cambio merece mucho la pena.

¿Os han entrado ganas de verla? ¿Sí? Pues misión cumplida.

Se despide hasta la próxima vuestra amiga


Noemí Pastor

21 comentarios:

TRoyaNa dijo...

Noemí,
hace tiempo que vi "La pianista" y me gustó mucho.La suelo mencionar como excepción en las películas que sí me convencieron o más me llegaron de Haneke,pues en su trayectoria cinematográfica,únicamente ésta y "Funny Games" consiguieron de algún modo,captar mi interés y perturbarme.
Esto es lo que solía decir hasta que Haneke dirigió "Amor" película con la que creo nos ha convencido a todos de manera casi unánime,o casi.

Pero vayamos a "La Pianista". Estoy contigo en que a Huppert el papel le va como anillo al dedo...su personaje tiene un carácter muy complicado,lleno de angustia,ira,rechazo,represión.....da la sensación de que su vida nunca ha sido suya.El peso de la figura de la madre se vislumbra cargado de emociones ambivalentes,pero es evidente que algo en su cabeza no funciona cuando el espectad@r es testigo de esos arranques de auto-lesión,por ejemplo....o las relaciones en las que se involucra,que también hablan sobre cómo es la protagonista.
Te confieso que hubo escenas en las que tuve que apartar la mirada,pero es una de esas películas que te dejan pensando,de las que van creciendo en tu cabeza.
Hemos reflexionado en otras ocasiones sobre lo fructíferas que han sido en el cine las complejas relaciones entre madres e hijas,más cuando las madres han jugado ese papel tiránico,déspota,castrador hasta límites insospechados.
"La pianista" viene a engrosar esa lista y hoy tu reseña me ha despertado las ganas de revisarla.
Bsts

Maribel dijo...

Vi la película y me pareció bastante desasosegante, no me importaría leer la novela para profundizar en la historia. Al principio encontré algunos paralelismos con “Black Swan” porque se trata de dos artistas que viven bajo el dominio de madres dominantes. Pero Erika en “La pianista” ya no es tan joven y la historia va por otros tortuosos derroteros.

Muerto Chabrol creo que Huppert puede encontrar buenos vehículos para su talento con Haneke si sigue colaborando con él.

Saludos

Noemí Pastor dijo...

Hola, TROYANA. Me has dejado pensando sobre las madres en el cine y veo que eso da también para tesis doctorales. Estaba pensando en Marisa Paredes en "Tacones lejanos" y en la madre de "Dos hombres y medio". Y luego están todas esas innumerables versiones de la pietà, con el hijo muerto en brazos. Un pozo inagotable para el psicoanálisis. Besos.

Noemí Pastor dijo...

Hola, MARIBEL. A mí Haneke se me hace tan duro, que todavía no he reunido fuerzas para ver "Amor". Luego siempre merece la pena el mal rato pasado, pero me lo tengo que pensar.
Y sí, Haneke y Huppert juntos echan chispas. Saludos.

Manderly dijo...

No he leído la novela, pero como todas (o la mayoría) de las novelas seguro que es muy superior a la película que por cierto que ha gustado mucho. No todas las películas de Haneke me gustan especilamente pero La pianista, sí (también Amor). Cuenta con una Isabelle Huppert inmensa en un papel muy difícil. ¡Gran actriz!
Saludos.

LU dijo...

Pues aquí otra fan rendida al desasosegante Haneke. Y mira qué me lo hace pasar mal el muy…. Será masoquismo, vaya usted a saber.

También pondría en lo más alto de la filmografía que he visto, Cache y La cinta blanca. Como hace poco he visto Amor, creo que también la subiría a lo alto de ese podio porque tardé semanas en recuperarme (lo dicho, masoquismo).

No he leído ningún libro de esta escritora, pero tomo nota porque creo que me puede gustar. Mira la que ha liado esa profe de alemán, sería tal vez una treta para provocar?

Excelente entrada

Biquiños de carnavales

Noemí Pastor dijo...

Hola, MANDERLY. Coincidimos en que Huppert es una monstrua. A menudo me pregunto cómo puede hacerlo tan bien siendo tan hierática. Y tan antipática. Estoy pensando en algún personaje suyo tierno y cariñoso y así, de memoria, no me sale ninguno. Besos de domingo carnavalero.

Noemí Pastor dijo...

Hola, LU. Lo que pasa es que el sufrimiento Este sufrimiento, no todos los sufrimientos), al final, merece la pena. Si no, ¿de qué?
Bueno, y si lees a Jelinek y no te gusta, recuerda que la culpa es de mi profe de alemán. Si te gusta, en cambio, es gracias a mí.
Feliz domingo carnavalero.

Bargalloneta dijo...

Dios, Noemí!!!
Hoy me has tocado la fibra más sensible que tengo.... solo tengo una y tu vas y la tocas....
Todas sabeis de mi debilidad por Haneke... totalmente de acuerdo con todas y cada una de las palabras que dices de él!!! es uno de los mejores directores que hay actualmente.... sus golpes en el estomago son ya épicos!
La pianista.... buuuuff. la vi (tengo la suerte de poder decir y fardar un poco!!...) en el Festival de San Sebastian en pase de periodistas y solo decirte que tuvieron que parar la cinta unos minutos porque hubo un periodista que se desmayó en la "famosa escena de la automutilación"!!!lo que lees....
Me prometí a mi misma que después de la visión de la película no la volveria a ver nunca más... me pareció una obra maestra por supuesto pero me dejó tan mal el cuerpo que dije que No. nunca mais!!!
Haneke me apasiona, esas escenas en las que te dice.... "venga ahora decide tu lo que tienes que hacer y pensar, espabilate!!" me tienen fascinada, tal y como deciis tu i Lu será puro masoquismo.
Ya te digo que No voy a leer el libro ni voy a volver a ver la pelicula... siempre ha sido una cinta que no he recomendado a depende que tipo de gente porque no es apta para todos los publicos...
pero aunque te diga todo esto ... me fascinó!!! me entiendes????

Genial la entrada!
besos

Noemí Pastor dijo...

Hola, BARGA. Te entiendo perfectamente, porque a mí me sucede lo mismo y todavía no he reunido suficientes fuerzas para ir a ver "Amor".
La anécdota del periodista que se desmayó en San Sebastián la leí en su momento en una publicación del Festival. No sé, no sé. Opino que los hombres tienen un miedo a las mutilaciones sexuales que no sé si es atávico o folclórico o las dos cosas. Me gustaría ller algo sobre ello, porque a la vez me intriga y me da un poco de risa. Ahora no sé si me entiendes tú.
Petons.

naná dijo...

te diré que conocí a la jelinek cuando ganó el nóbel, porque mi mejor amigo estaba como loco por leerla, así que nos fuimos de librerías y compramos dos libros de ella, la pianista y deseo... cada uno se llevo un libro a casa y nos prometimos intercambiarlos en el próximo café... los leí casi seguidos, y los dos me hicieron el mismo daño... porque mira que hace daño esta mujer escribiendo... y mira que debo ser un poco masoca porque me encanta leerla...
el caso es que años después, hicieron un ciclo de haneke en la filmo, y este mismo amigo me dijo que teníamos que ir a ver la peli... yo no tenía claro si quería verla o sino... recordaba la devastación que me dejó de recuerdo el libro... y no tenía claro que semejante historia se pudiera adaptar al cine, pero me dejé convencer... fui... sufrí... y descubrí que sí... que hay genios capaces de adaptar historias que juraríamos inadaptables...

y todo este rollo autobiográfico es para decirte que me ha encantado tu post... que me has removido recuerdos... y que ha sido un placer leerte...
besos!!

Noemí Pastor dijo...

Hola, NANÁ. Me alegro de que te haya gustado. No sé si será masoquisto o qué, pero yo a veces me harto de complacencia y autocomplacencia y me gusta que me suelten un bofetón (intelectual, claro), que me sacudan un poco. Eso inquieta y remueve cosas turbias, pero espabila, refresca un poco el cerebro y se agradece. Besos.

koolauleproso dijo...

Adoro a Elfriede Jelinek. Adoro a Michael Hanrke. Soy raro, quizás un poco masoquista. ¿Qué se le va a hacer?

koolauleproso dijo...

Cine y literatura son dos artes diferentes. Aquí, tanto la novela como la película son extraordinarias. Quizás porque Haneke es el mejor adaptador posible para Jelinek

Sandra Sánchez dijo...

Noemí, a ver, he visto la película que me gustó mucho y luego he leído la novela. Me pasa muy pocas veces, pero esta vez me pasó: me gustó más la película, para mí una adaptación perfecta. Es lo primero que leía de Jelinek y la verdad es que no me han quedado ganas de leer más, no por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta...no es un estilo que me atraiga demasiado.
Una película y una novela durísimas.
Muy buena reseña y muy interesante los datos de Jelinek.
Te dejo el enlace a mi reseña por si te interesa echarle un vistazo o pudiera interesar a alguien.
Saludos!!

http://peliculasdesordenadas.blogspot.com.es/2012/07/la-pianista-la-pianiste-2001.html

Juli Gan dijo...

Ostras, yo sufrí viendo la pianista. Y estoy de acuerdo, Isabelle Huppert es la actriz que mejor iba con el personale. ¡Qué personaje!

Noemí Pastor dijo...

Hola, K. Estoy de acuerdo en que comparar valorativamente novelas y cine, aunque sean la misma historia, es un ejercicio vano. Por eso yo no valoro. Y es cierto que no se me ocurre mejor adaptador para Jelinek que Haneke. Saludos.

Noemí Pastor dijo...

Hola, PULGACROFT. Ayer por la tarde, tras leer tu comentario, estuve yo pensando en adaptaciones cinematográficas que superan a la novela y se me ocurrieron unas cuantas, pero, como no las apunté ahora solo recuerdo las de Hitchcock, que decía que las buenas películas salen de novelas mediocres. "Rebeca", por ejemplo, es una novela no muy allá y, sin embargo, un peliculón.
Gracias por el enlace a tu reseña. Muy interesante.

Noemí Pastor dijo...

Hola, JULI. Pues parece que todo el mundo sufrió. Ya es mérito, hacer sufrir a tanta gente y que te lo agradezcan. Huppert es una monstrua. No sé nada de su vida privada, pero me imagino que no tiene: solo vive en sus personajes. Tonterías mías. Besos.

Sandra Sánchez dijo...

Noemí, gracias a ti por leerla.
Quizás salgan mejores películas de novelas mediocres (porque la idea puede ser muy buena) que hacerlas de grandes novelas (donde todo es bueno).
Qué grande Hitchcock !! jeje....
;)

Noemí Pastor dijo...

Hola otra vez, PULGACROFT. Es que una gran novela es difícilmente igualable y superable. Es mejor atreverse con las maluchas. Saludos.