lunes, 23 de diciembre de 2013

Cómo robar un millón y ... ser encantadora.



Un famoso coleccionista de arte parisino es en realidad el orgulloso autor de las muchas obras de arte que posee y que firma como Van Gogh, Cezanne o cualquier otro.

Su único problema son los escrúpulos de su hija que insiste - quién sabe por qué - en que abandone tan lucrativo negocio.

Su posesión más célebre, valorada en un millón de dólares es una escultura realizada por su padre, tomando a su madre como modelo, pero que el mundo conoce y admira como "La Venus de Cellini"

Nunca ha intentado vender la estatua porque sabe que los métodos que existen para detectar fraudes en escultura son muy precisos, pero no tiene problemas en cederla para una exposición temporal en un importante museo.

Lo que no tiene en cuenta es que el museo va a contratar un seguro que exige el examen técnico de un experto.

El París más elegante, Audrey Hepburn, Peter O'Toole y por supuesto la dirección de William Wyler son los principales atractivos de esta agradable comedia con robo de guante blanco de por medio.

Los alicientes para (volver) a ver "Cómo robar un millón y ..." hoy en día son muchos, además de los ya mencionados, como ver en los títulos de crédito a un tal Johnny Williams y darse cuenta de que antes de perder el diminutivo y conocer a Spielberg, todas sus bandas sonoras ni eran tan grandilocuentes, ni sonaban exactamente igual.

O poder recordar los 60, solo en lo estético, como los modelitos de Givenchy que luce la protagonista (a veces deliberadamente delirantes, como el velo que lleva cuando decide convertirse en una delincuente, pero delincuente glamurosa, al fin y al cabo). Pero tranquilos, con una narración clásica que nos ahorra el uso del zoom o cualquier otro horror "moderno" de dicha década.

Y sobre todo, disfrutar de una comedia romántica en la que no aparecen bodas, ni apuestas, ni escatología,  ni protagonistas que - supuestamente - son tan graciosos como cómicos que tenemos que olvidarnos de sus evidentes carencias como actores.

Decir que Audrey Hepburn está encantadora, graciosa, adorable y que despierta la empatía de prácticamente la totalidad del público femenino, es una obviedad que a nadie sorprende hoy en día, pero merece la pena descubrir uno de sus títulos que se aparta de lo más manido de su filmografía.

Peter O'Toole probablemente sea una sorpresa para el público que hoy en día casi no le conoce, o lo recuerda como un hombre maduro consumido por los excesos de su ... em.... procelosa vida. Verle aquí como un joven y atractivo galán ("alto, moreno y con ojos azules" como le describe la protagonista), sumamente gracioso, llama la atención y nos hace sentir pena por los muchos años en los que estuvo perdido para el cine.

Poco se puede decir de Eli Wallach que no se haya dicho hasta ahora, pero si aún hay quién no le reconozca por el nombre, solo tiene que ver su cara para recordar cien títulos, o mejor dicho, para no recordarlas porque es uno de esos actores profesionales ante todo, expertos en completar cualquier reparto sin hacer ruido y sin que muchos recuerden su nombre, y no se hayan dado cuenta de que era una pieza fundamental para esa película.

Por cierto, lo de "cien títulos" no es una forma de hablar, en su haber tiene la friolera de 166 títulos.

Tan impresionante es su carrera que ha sido uno de los poquísimos actores a los que se ha entrevistado en la revista Dirigido Por, en la que se incluyen entrevistas y reportajes sobre directores mayoritariamente y otros trabadores del cine ocasionalmente (compositores, productores, guionistas) pero en su historias solo se han entrevistado a unos dos actores (no he podido confirmar este número).

Desgraciadamente su memoria fallaba y algunos de los títulos y datos que proporcionaban tuvieron que ser corregidos por la revista. Lo que no había olvidado era un encantador detalle de su compañera de rodaje Audrey Hepburn: en una de las escenas, él la besa apasionadamente. Al rodar esta escena, se hacía evidente que él era más bajo que su compañera, así que ella decidió quitarse los zapatos para equilibrar las alturas.

Completan el reparto un maduro - y bastante irreconocible - Charles Boyer y Hugh Griffith, casi obligado en los papeles excéntricos de los 50 y 60, en parte gracias a su peculiar aspecto físico (sobre todo, capilar).

¿Y el argumento? Una encantadora mezcla de comedia, romance y un elaborado plan de robo que os recomiendo para amenizar estas "fechas tan señaladas" cuando llega el momento delicado de decidir cómo contentar a padres, suegros, abuelas que dicen "ya nos han fastidiado la cena" cuando alguien se quita la ropa, niños con zambomba y adultos agotados.

Y así, esperando que este París lleno de hoteles de lujo, palacetes llenos de obras de arte (falsas) y mujeres vestidas de alta costura os hagan más llevaderos estos días, Zinéfilaz os desea una Feliz Navidad .. y que se os haga leve.

Loque

7 comentarios:

deWitt dijo...

Una comedia deliciosa, repleta de ironía y con unas interpretaciones estupendas, por no hablar de la dirección del gran Wyler que aunque no se prodigó en la comedia está claro que podría haberlo hecho sin problemas.

Feliz navidad chicas!

Manderly dijo...

No es de mis favoritas. En principio no soy mucho de Peter O'Toole que nunca me ha gustado demasiado. Quizás éste sea el motivo de que la película no me guste.
Audrey está encantadora y adorable, como siempre, eso sí.

¡Feliz Navidad!

loquemeahorro dijo...

deWit: ¿Verdad? W. Wyler lo hacía todo y todo lo hacía bien. No sé por qué algunos se creen que va a ser una película pesada, pero todo lo contrario.

Feliz navidad a ti también!!

Manderly: Pues para mí siempre ha sido un shock verle en esta película en la que está guapo y divertido, y compararle con la imagen que tengo de él, eternamente resacoso.

¡Feliz Navidad!!

TRoyaNa dijo...

Loque,
una comedia que siempre es bueno tener a mano,porque Audrey es Audrey y este tipo de papeles le van como anillo al dedo.
¡Feliz Navidad!

loquemeahorro dijo...

Troyana: Gran verdad, era un género para el que parecía haber nacido, como en Charada, con ese aspecto de mujer súper cosmopolita y vestida de firma, pero a la que curiosamente no odias en absoluto.

Feliz Navidad!!!

LU dijo...

Maravillosa Audrey, incluso como delincuente, jajaja

Feliz resaca navideña!!!!

Biquiños

loquemeahorro dijo...

Bueno, es que era una delincuente muy poco delincuente, la pobre.

Ya lo dice un diálogo
- Pero me está proponiendo que robemos una estatua que es suya!
- Claro, no creerá que voy a robar algo que no sea mío
- No claro, qué tonterías digo.