viernes, 2 de noviembre de 2018

Quién lo impide


Por pura casualidad me enteré de la proyección en Tabacalera (un centro cultural en San Sebastián) del proyecto de Jonás Trueba Quién lo impide. Algo había oído sobre ello, sin saber muy bien en qué consistía. De hecho, alguien me comentó que era una película que solo se iba a proyectar una vez en Madrid, creo que en Matadero (qué nombres tienen nuestros centros culturales…) y pensé “pues vaya negocio” a la vez que me daba rabia no verlo, ya sabéis como el cometa que no pasará hasta dentro de 10000 años y, si no lo ves hoy, has perdido tu oportunidad para siempre (aunque los cometas te chupen un pie). Total, que fui expectante pero sin saber a qué iba. No había visto con anterioridad nada de este director, hijo de Fernando Trueba, pese a que ha rodado varios largos: Todas las canciones hablan de mí, Los ilusos, Los exiliados románticos y La reconquista, que concursó en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián en 2016.
Solo somos
Este es un proyecto curioso que, por lo visto, parte del rodaje de La reconquista, donde actuaron dos adolescentes 
–Pablo Hoyos y Candela Recio—que son parte importante de Quién lo impide. Consta de cuatro piezas: Solo somos, Principiantes, Tú también lo has vivido y Si vamos 28, volvemos 28 que giran en torno a la adolescencia. Aunque se pueden ver de forma independiente, Trueba las considera una película, con un formato distinto, pero una película.
Todo esto lo fuimos averiguando según pasaba el día. Al principio no sabíamos si teníamos entrada para una de las cuatro o para todas y yo, que había trabajado la noche anterior, pensé que como mucho vería una (confiando en no dormirme).
Principiantes
Pues las vi las cuatro, no hice siesta y me pareció algo fascinante. Tengo que aclarar que no soy muy amiga de las películas de adolescentes. He visto muchas en el Festival y siempre se drogan, se suicidan, tienen graves problemas de identidad sexual o lo que sea que consigue que mi lado madre acabe profundamente angustiado. De hecho, no soy muy amiga de la adolescencia. Me parece una edad en la que solo se entienden entre ellos y recuerdo la mía como un período duro, triste, lleno de inseguridades y miedos. Vamos, que no iba muy bien predispuesta hacia el tema, pero Jonás Trueba y esa maravilla de chicos y chicas que forman parte de Quién lo impide cambiaron del todo mis posiciones sobre el género y sobre la edad. Aquí no hay dramas horribles, todo es muy cotidiano, aunque, por supuesto, hay sufrimiento y risas, inseguridades, dudas, bullyng, enamoramientos, amistades… Todo ese magma que forma parte del descubrimiento de la vida que, pese a que puede ser doloroso, es fascinante.
Tú también lo has vivido
Conocimos a los protagonistas en la primera parte: Solo somos que nos muestra a un grupo de chicos y chicas que se plantean ideas para representar su mundo. Otros muchos participan, opinan, dan ideas y nos demuestran qué equivocados estamos si pensamos que la edad del pavo atonta a los jóvenes. Os aseguro que me parecieron mucho más lúcidos que la mayoría de adultos.
La segunda pieza, Principiantes, (aunque el orden es indiferente) gira en torno a Candela y Pablo, los que participaron en La reconquista y son el origen de este proyecto. Son dos historias independientes que tienen como protagonista a uno de ellos y como mirada externa al otro. Dudas existenciales y amor, grandes temas de esa edad. Hay que decir que, además, los chicos actúan fenomenal.
En tercer lugar, vimos Tú también lo has vivido.  El formato es de documental, adolescentes que van comentando sus experiencias, pensamientos y deseos en diversos campos. Como un caleidoscopio vemos las mil facetas de la adolescencia. Ellos se quejan, y con razón, de que los metemos a todos en un mismo saco, que creemos que la adolescencia uniformiza y está claro que no: unos tienen inquietudes políticas, otros no; unos son religiosos, otros ateos; unos tienen pareja, a otros les parece demasiado pronto, y así vamos viendo personas tan distintas como la van a ser luego, en la vida adulta.
Si vamos 28 volvemos 28
Por último, Si vamos 28 volvemos 28 nos muestra un viaje de fin de curso que, sin necesidad de grandes historias, habla de todo lo que es importante: las relaciones sociales, la timidez, el aislamiento, el amor, los diferentes roles que juegan los adultos en su trato con adolescentes, la solidaridad, la crueldad…
La verdad es que fue toda una experiencia. Cuando terminó tuvimos un coloquio con el director y un grupo de los protagonistas. Daban ganas de ver mucho más, de charlar con ellos durante horas, de discutir sobre la adolescencia, de enterarse de más acerca de cómo se ven y cómo nos ven. A la vez que es una maravilla, es una pena que sea un formato tan especial que va a hacer difícil que mucho público disfrute de esta joya, pero, si tenéis ocasión, no os la perdáis.
Laura Balagué

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