Por pura casualidad me enteré de la proyección en Tabacalera
(un centro cultural en San Sebastián) del proyecto de Jonás Trueba Quién lo impide. Algo había oído sobre
ello, sin saber muy bien en qué consistía. De hecho, alguien me comentó que era
una película que solo se iba a proyectar una vez en Madrid, creo que en
Matadero (qué nombres tienen nuestros centros culturales…) y pensé “pues vaya
negocio” a la vez que me daba rabia no verlo, ya sabéis como el cometa que no
pasará hasta dentro de 10000 años y, si no lo ves hoy, has perdido tu
oportunidad para siempre (aunque los cometas te chupen un pie). Total, que fui
expectante pero sin saber a qué iba. No había visto con anterioridad nada de
este director, hijo de Fernando Trueba, pese a que ha rodado varios largos: Todas las canciones hablan de mí, Los ilusos,
Los exiliados románticos y La reconquista, que concursó en la
Sección Oficial del Festival de San Sebastián en 2016.
Solo somos |
Este es un proyecto curioso que, por lo visto, parte del
rodaje de La reconquista, donde
actuaron dos adolescentes
–Pablo Hoyos y Candela Recio—que son parte importante de Quién lo impide. Consta de cuatro piezas: Solo somos, Principiantes, Tú también lo has vivido y Si vamos 28, volvemos 28 que giran en torno a la adolescencia. Aunque se pueden ver de forma independiente, Trueba las considera una película, con un formato distinto, pero una película.
–Pablo Hoyos y Candela Recio—que son parte importante de Quién lo impide. Consta de cuatro piezas: Solo somos, Principiantes, Tú también lo has vivido y Si vamos 28, volvemos 28 que giran en torno a la adolescencia. Aunque se pueden ver de forma independiente, Trueba las considera una película, con un formato distinto, pero una película.
Todo esto lo fuimos averiguando según pasaba el día. Al
principio no sabíamos si teníamos entrada para una de las cuatro o para todas y
yo, que había trabajado la noche anterior, pensé que como mucho vería una
(confiando en no dormirme).
Pues las vi las cuatro, no hice siesta y me pareció
algo fascinante. Tengo que aclarar que no soy muy amiga de las películas de
adolescentes. He visto muchas en el Festival y siempre se drogan, se suicidan,
tienen graves problemas de identidad sexual o lo que sea que consigue que mi
lado madre acabe profundamente angustiado. De hecho, no soy muy amiga de la
adolescencia. Me parece una edad en la que solo se entienden entre ellos y
recuerdo la mía como un período duro, triste, lleno de inseguridades y miedos.
Vamos, que no iba muy bien predispuesta hacia el tema, pero Jonás Trueba y esa
maravilla de chicos y chicas que forman parte de Quién lo impide cambiaron del todo mis posiciones sobre el género y
sobre la edad. Aquí no hay dramas horribles, todo es muy cotidiano, aunque, por
supuesto, hay sufrimiento y risas, inseguridades, dudas, bullyng,
enamoramientos, amistades… Todo ese magma que forma parte del descubrimiento de
la vida que, pese a que puede ser doloroso, es fascinante.
Principiantes |
Tú también lo has vivido |
Conocimos a los protagonistas en la primera parte: Solo somos que nos muestra a un grupo de
chicos y chicas que se plantean ideas para representar su mundo. Otros muchos
participan, opinan, dan ideas y nos demuestran qué equivocados estamos si
pensamos que la edad del pavo atonta a los jóvenes. Os aseguro que me
parecieron mucho más lúcidos que la mayoría de adultos.
La segunda pieza, Principiantes,
(aunque el orden es indiferente) gira en torno a Candela y Pablo, los que
participaron en La reconquista y son
el origen de este proyecto. Son dos historias independientes que tienen como
protagonista a uno de ellos y como mirada externa al otro. Dudas existenciales
y amor, grandes temas de esa edad. Hay que decir que, además, los chicos actúan
fenomenal.
En tercer lugar, vimos Tú
también lo has vivido. El formato es
de documental, adolescentes que van comentando sus experiencias, pensamientos y
deseos en diversos campos. Como un caleidoscopio vemos las mil facetas de la
adolescencia. Ellos se quejan, y con razón, de que los metemos a todos en un
mismo saco, que creemos que la adolescencia uniformiza y está claro que no:
unos tienen inquietudes políticas, otros no; unos son religiosos, otros ateos;
unos tienen pareja, a otros les parece demasiado pronto, y así vamos viendo
personas tan distintas como la van a ser luego, en la vida adulta.
Si vamos 28 volvemos 28 |
Por último, Si vamos
28 volvemos 28 nos muestra un viaje de fin de curso que, sin necesidad de
grandes historias, habla de todo lo que es importante: las relaciones sociales,
la timidez, el aislamiento, el amor, los diferentes roles que juegan los
adultos en su trato con adolescentes, la solidaridad, la crueldad…
La verdad es que fue toda una experiencia. Cuando terminó
tuvimos un coloquio con el director y un grupo de los protagonistas. Daban
ganas de ver mucho más, de charlar con ellos durante horas, de discutir sobre
la adolescencia, de enterarse de más acerca de cómo se ven y cómo nos ven. A la
vez que es una maravilla, es una pena que sea un formato tan especial que va a
hacer difícil que mucho público disfrute de esta joya, pero, si tenéis ocasión,
no os la perdáis.
Laura Balagué
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