viernes, 19 de enero de 2024

Chicas malas y peores

En esa moda del reciclaje continuo en el que vivimos, hemos visto llegar un nuevo género del remake, precuela o secuala, en su versión musical. El avispamiento de los productores les lleva de la película original, al musical de teatro, y en un nuevo paso e invención, a la vuelta a la película pero en su versión cantada, porque si dos cosas tienen éxito (la primera película y su spin-off teatrero), la combinación de ambas debería estar abocada a un triunfo por la llegada del público de ambos medios, y por tanto, a un nuevo rédito económico.

Así, hemos visto como el clásico Matilda saltaba del libro de Roadl Dahl, a la película de éxito de los 90, y de ahí al West End y Broadway en 2010, para finalmente ser producida en un formato híbrido por parte de Netflix, aunque el éxito no fue como los anteriores.

De igual manera, hoy hablamos del musical de Paramount de "Chicas Malas" (Mean Girls),  que se ha estrenado de forma tan discreta como reservada fue también su llegada a través de un trailer que anticipaba más un remake para la Generación Z del clásico firmado por Tina Fey (que también guioniza aquí), y en la que no se sospechaba que pudiera haber canciones....aunque la película de 2004 tenía su musical desde 2017 (como muchas otras películas de éxito como Una Rubia Muy Legal).

Así que lo primero que llama la atención es que la película no diga lo que es realmente, que ignore lo que debería aportar al universo de las "Chicas Malas" o "Plásicas", y por tanto, esconda su verdadera esencia, porque ¿qué otra cosa aporta esta nueva "versión"? Sinceramente, poco más aporta aparte de las canciones, porque aunque sigue conservando cierto nivel de crítica a la época del instituto, aunque de forma muy descafeinada en comparación con la original, no da nada nuevo al espectador (a no ser que el espectador no haya visto jamás le película protagonizada por Lindsay Lohan y Rachel McAdams).

Las nuevas Chicas Malas tienen un barniz de Generación Z frente a la original Millenial, que ni siquiera es realmente bien aprovechado. Porque aunque actualiza en temas de inclusión o diversidad (los personajes son de diferentes razas, y ya no hay que esconder las preferencias sexuales), hay escenas que son verdaderas copias plano por plano, y cuando se producen ligeras modificaciones, tampoco se aprovecha el momento para hacer una crítica al adolescente de 2024 o el mundo que lo rodea actualmente. Es por tanto, claramente artificial en ese sentido. Creo, sin llegar a equivocarme, que el primer film, el de 2004 es una de las mejores representaciones de su generación en el género de cine de adolescentes (y sobretodo del universo femenino). Pocas veces se consiguen este tipo de clásicos, y pienso que como Clueless (de 1995), ha podido salir de su "momento histórico", y son películas tan bien contadas y actuadas, que pueden ser vistas 20 o 30 años por una adolescente actual, y sentir que han sido escritas también para ella.

Respecto a la parte musical, da la sensación de que parece una puesta de escena más de teatro o televisión, que un verdadero film para la pantalla grande. Hay una continua sensación de agobio, porque casi todo sucede en el instituto, y no hay espectacularidad alguna en las escenas de baile, por mucho que se mueva la cámara para dar sensación de dinamismo. Y las canciones, pues tampoco es que resulten espectaculares (quizá se salva Sexy, interpretada por Avantika o Someone Gets Hurt por Renée Rapp), y el cast actual haga todo lo posible por hacer lo mejor que pueden. Sobre el elenco, es otro caso más de actores/cantantes que hacen lo que pueden con el material que tienen, y no lo hacen mal, pero acaban palideciendo con respecto a los del film de 2004 (además de Lohan o McAddams, estaban Lizzy Caplan o Amanda Seyfried entre otros, que bordaban su papel).

Quizá, si no conoces otra cosa, el film te puede llegar a gustar y resultar entretenido, pero para el que ha visto (o adora la original y la ve cada 3 de octubre), puede serle difícil (a no ser que se sea "Feymaniaco" ;)). Además de lo dicho anteriormente, se nota mucho lo poco que se han aprovechado a los actores (clama al Cielo lo de John Hamm), la suavización de las tramas (desaparición de los chistes políticamente poco correctos en la actualidad como el de "África", por ejemplo), rebaja de personajes (hay algunos que son poco más que un cliché, como los chicos, si es que no desaparecen (los padres)). Y como en todo producto de nuestros tiempos, se produce una "suavización" de los villanos, dando a entender que las Plásticas también tienen su corazón, y no que son sólo unas "víboras", algo que la original nunca se permitía, lo que también influía en las motivaciones de la protagonista: la Cady de 2004 se unía a la venganza de los marginales no sólo por estar despechada en lo amoroso, también había una relación de "amor-odio" con Regina Georges, la gran arpía del cine adolescente del siglo XXI, que era tan "bruja" como "atrayente", y que era magníficamente interpretada por McAdams. El querer que no haya una "villana", que también sea una "víctima", de igual modo impacta en el significado de la película, porque el acto de "redención" tanto de la protagonista, como de su némesis, quedan ninguneados con esta "humanización".

Con esto ya concluyo y quiero sólo decir, que hay que estar muy seguro de poder crear algo original cuando se pasa al género músical un film que es un auténico clásico, y ni las referencias, ni los guiños o los cameos, pueden "levantarlo", si no hay algo más, aparte de la clara intención de aprovechar la nostalgia de la generación anterior y la novedad de la siguiente.

¡Nos vemos en el cine, perdedores!

Carmen R


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