viernes, 1 de marzo de 2019

¿El tamaño importa?

Hace unos pocos días se han entregado los premios de la Academia, los famosos "Óscar". Son el colofón de la temporada, detrás de los Baftas, los Césares, los Goyas, los Osos o los Globos de Oro, y no voy a hacer una reflexión sobre los ganadores, los nominados o aquellos que ni siquiera aparecieron en algunas de las categorías. Para mí, esa época de levantarse temprano el día después o seguirlos hasta largas horas de la noche, ha finalizado, pues ya se ve que no estoy de acuerdo, o bien, las películas corresponden más a un esquema de negocio que a una creación artística o de entretenimiento, lo cual es normal porque es un negocio, pero ¿dónde está la inteligencia?

Diréis habrá excepciones, y no las niego, pero cuando no se recompensa la provocación o el arte, cuando lo que cuenta es la diversidad o la historia para hacer el film sobre la trama del mismo, vamos mal. Y lamentablemente, vemos que así ocurre.

Spiderman Into the Spiderverse. Ganadora del Oscar al mejor film de animación y entretenimiento inteligente

Parece que Hollywood se ha convertido en una fábrica de éxitos y si los presupuestos desorbitados no se casan con recaudaciones a la par, se ha fracasado. Y ¿dónde quedan las historias pequeñas o que no recaudan tanto?

Últimamente me lo pregunto bastante. Voy al cine, y hasta me sorprendo cuando no he ido a ver un film de superhéroes, que no nos engañemos, suelo disfrutar. Y la cartelera, al menos en cine comercial y no de autor, se vuelve repetitiva y monótona, sin riesgos. En ese momento, es cuando te das cuenta de que las plataformas digitales están adelantando al cine clásico, y Hollywood y algunos otros aún no lo quieren reconocer.

¿Dónde se ha ido Scorcesse o Woody Allen? Pues a Netflix y a Primevideo (el servicio de Amazon). ¿Dónde se encuentran películas independientes y arriesgadas? Pues también en plataformas digitales, que las lanzan a la par en VOD y algunas pantallas de televisión, como en el caso de Roma, The Catcher was a Spy o Velvet Buzzsaw. Y añadamos algunas películas que sería muy difícil estrenar según el circuito clásico de distribución como Dumplin, aunque lo merezcan.

Dumplin es un producto muy de Netflix, pero que supera al clásico film actual de adolescentes

¿Podemos considerar cine lo que se nos emiten en nuestra casa a traves de un servicio en demanda? A veces puede ser considerado arriesgado, cuando al igual que películas, también hay series o documentales, o películas de corte de Antena 3, ya sea de Navidad o de adolescentes. Pero ignorando esta parte, ¿no son igual de válidas las películas que se estrenan en esta plataforma? Hay dirección, actuación, medios técnicos y una historia, muchas veces más sólida que lo que podemos ver en los cines. ¿No debería así reconocerse este talento?

Entiendo que hay espectáculos que piden a gritos una pantalla grande, y de hecho, aún recuerdo el escalofrío que sentí en el comienzo de The Dark Knight cuando comenzaban las vistas aéreas de los tejados de Gotham, según van saliendo los secuaces del Joker, en aquella pantalla gigante, en un cine IMAX, una gozada técnica. Es como mínimo que por cosas así, que considero que un buen cine debe estar abierto, para hacerte disfrutar con la mejor imagen y sonido.

La escena inicial. Sí, la escena que muestra cómo debe comenzar un film


Actualmente, nos encontramos en un periodo de transición, como ya ocurrió con el VHS, el DVD o el Bluray, con paso evolutivo ha sido el Video en Demanda, pero con la diferencia de que cualquier film puede ser estrenado sin necesidad de pasar por el cine. Y es el momento de plantearse qué vamos a hacer, o ver qué sistema o modelo prevalecerá. Para mí, se debe premiar y reconocer cualquier tipo de historia que realmente lo merezca, independientemente de su formato, pero la pantalla de cine clásico, esa experiencia de Cinema Paradiso, debe seguir existiendo, no sólo porque haya películas que resulten mejor de ver en ese formato que en nuestro salón, si no para seguir pidiendo grandes historias con las que llenar esas pantallas, no sólo un cálculo de inversión, algo que nos emocione, que conviertan la experiencia de ir al cine en un placer.

¿Cuál es vuestra opinión?

La experiencia cinematográfica

Carmen

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