Ed Wood es
el tierno biopic de Ed Wood, considerado, también con enorme ternura, el
peor director de cine de todos los
tiempos. Ese título le otorgó, al menos, el libro The Golden Turkey Awards, publicado en 1980, solo dos años después
de la muerte de Wood, por los críticos de cine Michael y Harry Medved.
Tim Burton estrenó Ed Wood en 1994, a partir de un guion
escrito por Larry Karaszewski y Scott Alexander, especialistas en biopics de
personajes «peculiares» (Man on the Moon,
El escándalo de Larry Flint). Este
guion estaba, a su vez, basado en la
biografía Nightmare of Ecstasy, de Rudolph Grey.
Acreditada ya para
entonces su querencia por el friquismo, Burton consigue en esta película el
tono adecuado, emotivo pero no ñoño, para hacernos querer a rabiar a este personaje al
que trata con humor pero sin crueldad y del que hace sátira pero no escarnio.
En realidad, Burton se
apiada mucho de Wood; cuenta su vida durante los rodajes de sus primeras
películas y nos ahorra sus peores años, cuando continuaba escribiendo algo y
filmando poco, pero todo lo que ganaba se lo gastaba en bebida, cuando no pudo
pagar el alquiler y tuvo que mudarse a la casa de un amigo y vender su máquina de escribir para conseguir alcohol. Wood murió
a los 54 años, enfermo por la bebida y totalmente arruinado.
Tragedias aparte, si tengo que elegir lo mejor de esta película,
elijo, sin duda, a Martin Landau en el papel del legendario Bela Lugosi. Landau está sencillamente sublime. Podría incluso decirse que Ed Wood es
también el mejor trabajo como actor de Johnny Depp, cuando todavía se lavaba el
pelo, nos caía bien y no se había echado a perder en mierdas como los piratas
del Caribe o la abominable Enemigos públicos, por no citar asuntos bastante
más preocupantes de su vida personal.
Voy más lejos y me atrevo a decir que Ed
Wood, que no se comió nada en la taquilla en su estreno en los USA, es,
para mí, la mejor película de Tim Burton y que una de sus mejores bazas, además
de las interpretaciones, es la tremendamente patética y conmovedora relación
entre Wood y Bela Lugosi. Wood idolatraba a Lugosi y Lugosi, en su sobrecogedor
desamparo, se dejaba cuidar y proteger por Wood. Dicen que Tim Burton reflejó
en este vínculo la relación que él mismo mantuvo con Vicent Price
y que la elección del blanco y negro para esta película fue un homenaje
personal de Burton a Lugosi, al que nadie nunca había visto en el cine en
color.
De hecho, el empeño de Burton por filmar Ed
Wood en blanco y negro le acarreó graves problemas a la hora de encontrar
productor. En esto se debió de sentir Burton muy cercano al bueno de Wood.
Aunque el presupuesto del biopic no era muy elevado (18 millones de dólares,
cien veces más de lo que costaron todas las películas de Wood juntas), pocos
estudios se animaron a asumir el riesgo del blanco y negro, hasta que
finalmente Burton consiguió la confianza de Touchstone.
La alegre cuadrilla galáctica de Ed Wood
Ed Wood
es la historia de un perdedor que a ratos nos saca de quicio y a ratos nos
llena de ternura; en ocasiones nos hará reír y en ocasiones nos conmoverá su patetismo.
Además, quienes nos deslumbramos con los outsider y lo trash, no podemos
permanecer impasibles ante su cuadrilla galáctica de amigos y compañeros tremendamente fieles:
además del decadente Lugosi, el excéntrico
y (para su época) peligrosamente antisocial Bunny Breckinridge, el poco atinado
adivino Criswell, la presentadora de televisión Vampira y el luchador Thor Johnson.
Wood es un bicho raro al que no entedemos,
pero que nos fascina. Es un personaje como el escribidor de Vargas Llosa, que
desciende a lo más bajo (ya he contado que, tras su muerte, fue considerado el peor director de todos los tiempos, gracias a la
dirección desastrosa de películas como Glen o Glenda y Plan 9
del espacio exterior)
y se alza a lo más alto (actualmente es valorado como director de culto y se le
considera el precursor del cine bizarro y del subgénero Z).
Es un hombre que
ama el cine por encima de todas las cosas y ese amor lo ciega hasta el punto de
incapacitarlo para ver su flagrante falta de talento. Produce cosas mediocres,
pero está hecho de la misma pasta de los genios. De hecho, en la escena en que
se encuentra con un genio “oficial” como Orson Welles, este se nos aparece
mucho más necio, más engreído, más pavo en su seriedad tontuna. Nos quedamos
con Wood de largo.
2 comentarios:
Es, con Eduardo Manostijeras, lo mejor de Tim Burton.
Saludos.
Yo prefiero esta.
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