Ah, id pinchando, si os agrada la música, en los enlaces que son las letras de color azul.
Dirigiendo.
Morricone hubiera preferido ser médico o ajedrecista, pero su padre, trompetista, se empeñó en que si él se ganaba la vida con aquél instrumento, su retoño debía dedicarse a lo mismo. Y Morricone entró en el conservatorio más por su padre que por propia convicción. En esto de poner música a las películas se dedicó más adelante, hacia finales de los años cincuenta, dedicándose al cine de su país, hasta que un día Sergio Leone lo convenció, después de mucho darle la lata, para que compusiera las melodías de "Por un puñado de dólares" (1964)
Morricone y Leone, del spaghetti western al mundo entero.
La casualidad quiso que el día que se vieron por fin para hablar de ello se reconocieran como los dos críos que habían ido al mismo colegio y jugado a las orillas del Tíber. Aunque Leone pretendía que Morricone imitara la música de western auténtico como las del compositor ruso Tiomkin, se tuvo que dar por vencido y aceptar las partituras del gran Ennio. Por cierto, Morricone firmó esta peli con el seudónimo de Dan Savio y Leone, a su vez, con el de Bob Robertson. Cosas de parecer menos italianos de lo que eran, claro.
Leone y Morricone, compañeros de colegio.
Después de la primera peli, la trilogía del dólar se completó con "la muerte tenía un precio" (1965) y "el bueno, el feo y el malo" (1966). Un par de años después volvió a colaborar con Leone en "hasta que llegó su hora", pero esta vez su héroe silencioso no era Clint Eastwood sino Charles Bronson y el malo no era Lee van Cleef, sino Henry Fonda. En esta película, cada personaje tenía su tonada, así cada vez que "Cheyenne" (Jason Robards) aparecía en escena, sonaba el sincopado banjo que le representaba, cosa que también ocurría cada vez que Jill (Claudia Cardinale) entraba en escena.
Cheyenne (Jason Robards) tiene su melodía propia.
Pero no sólo hizo pelis del oeste con sabor mediterráneo que impactaron hasta en los EEUU, sobre todo porque con ellas se dio a conocer el duro Clint Eastwood, hasta entonces, mero confidente de la mula Francis. La música original de estas originales pelis llevaron a Morricone a ser un compositor de fama para el cine, aunque el óscar se le resistió, a pesar de haber sido nominado con auténticas obras maestras como la banda sonora de La Misión (1986) de Roland Joffé o Los intocables de Elliot Ness (1987) de Brian de Palma.
Gabriel's oboe (La misión), una composición exquisita.
Pero no todo es musicar cine para los americanos. Afortunadamente Morricone es italiano, algo que beneficia al cine europeo al regalarnos cosas como esa memorable banda sonora de ese film tan del gusto de los amantes del séptimo arte que es "Cinema paradiso " (1988) de Giuseppe Tornatore.
Óscar tarantiniano, niano, niano, naaaá.
Y, sin embargo, no fue hasta después de ganar un óscar honorífico por su vasta producción musical, hito acontecido en 2006, cuando lo ganó, por derecho propio, con un western, cómo no. Una cinta de ese mitómano fervoroso que es Quentin Tarantino. Con "los odiosos ocho", Morricone ganó su óscar en 2015.
Morricone ha compuesto centenares de partituras para centenares de pelis y series de televisión. Morricone sigue componiendo, aunque el año pasado diera una gira mundial para colgar la batuta. Morricone se ha ganado, por derecho, ser parte inmortal y fundamental de la historia del cine.
Juli Gan.
2 comentarios:
Creo que es el único compositor de bandas sonoras del que conozco el nombre. Bueno, y Alberto Iglesiasque siempre gana el Goya.
Y que es vecino tuyo. Solía venir por la biblioteca de la escuela municipal de música, donde estaba el viejo campo de Atotxa.
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